El Régimen de la Restauración en España: Sistema Canovista, Constitución y Prácticas Políticas (1874-1902)

Introducción

La Restauración de la monarquía borbónica en la persona de Alfonso XII se produjo mediante el pronunciamiento militar protagonizado por el general Martínez Campos en Sagunto a finales de 1874; sin embargo, el artífice del sistema político de la Restauración fue Antonio Cánovas del Castillo, que hizo firmar al príncipe Alfonso el Manifiesto de Sandhurst. Este documento, publicado en España pocos días antes del golpe militar, anticipaba la Restauración monárquica, que se produjo en enero de 1875.

Aunque la monarquía perduró hasta el año 1931, el período de la Restauración se suele dar por finalizado con la llegada de Alfonso XIII a la mayoría de edad en el año 1902.

El período se caracteriza por el regreso de la monarquía y de los Borbones, y supuso una fase de gran estabilidad política, aunque con grandes problemas de fondo. Se apoyó en la Constitución de 1876, la monarquía parlamentaria, el turno en el poder de los dos partidos dinásticos, la desmovilización militar de la política y el caciquismo.

Orígenes y Factores de la Restauración

Para comprender el origen del retorno de la dinastía borbónica al trono español hay que tener en cuenta los siguientes factores:

  • La fragilidad e incapacidad de la I República para resolver los tres conflictos bélicos: guerra colonial, cantonalista y carlista.

  • La pasividad y debilidad de toda oposición social a la Restauración.

  • La fuerza de los grupos sociales favorables a un cambio de régimen político y el regreso de los Borbones: la alta burguesía, los plantadores de Cuba, los grandes propietarios de tierra, los mandos y oficiales del Ejército y la Iglesia Católica.

El Sistema Canovista: Fundamentos y Objetivos

Antonio Cánovas del Castillo fue el creador del sistema político que funcionó, con pocas alteraciones, durante toda la época de la Restauración. Ya durante la República se había convertido en jefe de la causa alfonsina, y en 1874 redactó el Manifiesto de Sandhurst, firmado por Alfonso XII.

Cánovas deseaba recuperar la monarquía borbónica y el viejo sistema representativo liberal clásico, aunque antidemocrático, sin igualdad de derechos políticos y con sufragio restringido. Para ello, Alfonso XII reemplazaría a Isabel II y el Partido Conservador, recientemente fundado y liderado por el propio Cánovas, sustituiría al antiguo partido liberal moderado; además, era necesario terminar con las intervenciones del Ejército en la vida política.

El nuevo sistema político se articulaba en torno a dos ejes principales:

  1. El Rey y las Cortes serían las instituciones en las que se depositaban la soberanía y el poder legislativo.
  2. Los dos partidos políticos burgueses encargados de ejercer la actividad política y que debían turnarse pacíficamente en el gobierno: el Partido Conservador de Cánovas y el Partido Liberal de Sagasta.

La Constitución de 1876: Marco Legal del Sistema

Todos los cambios políticos tuvieron su formulación legal en la Constitución de 1876, que representaba el retorno, en lo fundamental, a la de 1845.

Las características más destacadas de la Constitución de 1876 son:

  1. Soberanía compartida por las Cortes con el Rey, frente al principio de soberanía nacional que reconocía la Constitución de 1869.
  2. Cortes bicamerales, con un Congreso de los Diputados elegido por sufragio restringido hasta 1890 y después por sufragio universal masculino, y un Senado compuesto por senadores por derecho propio y senadores elegidos por sufragio restringido por los mayores contribuyentes.
  3. Afirmación de la Corona como eje del Estado y ampliación de las atribuciones del Rey, que tenía potestad ejecutiva y designación de ministros, el poder legislativo compartido con las Cortes, derecho de veto sobre las leyes emanadas de estas, y la capacidad para convocar, suspender o disolver las mismas.
  4. Reconocimiento formal de los derechos y libertades individuales (aunque posteriormente quedarían limitados o aplazados).
  5. Sufragio restringido hasta que en 1890, con Sagasta como primer ministro, el sufragio universal masculino quedó restablecido definitivamente.
  6. Reconocimiento de la religión católica como la oficial del Estado.
  7. El poder judicial independiente y con unidad de códigos, al quedar suprimidos los fueros vascos.

El Turno de Partidos: Conservadores y Liberales

La estabilidad política de la Restauración se basaba en la alternancia pacífica y pactada en el poder entre dos fuerzas políticas: el Partido Conservador de Cánovas y el Partido Liberal de Sagasta. Ambos partidos eran monárquicos y defensores del modelo económico capitalista y liberal. La alternancia o turno de partidos significaba el fin del exclusivismo, característico de la etapa isabelina con los conservadores, y la eliminación del recurso al pronunciamiento militar o a la insurrección para recuperar el poder.

El turnismo fue un artificio, asentado sobre la manipulación de los resultados electorales, cuyo objetivo era impedir que otros partidos, en especial las fuerzas políticas obreras y republicano-izquierdistas, pudieran alcanzar el poder. Así, en la práctica, el sistema parlamentario y las elecciones quedaron convertidos en una pura ficción, ya que el electorado no decidía la composición de las Cortes. El rey nombraba un Jefe de Gobierno que recibía el decreto de disolución de las Cortes, convocaba nuevas elecciones y fabricaba fraudulentamente los resultados electorales deseados, de forma que la mayoría de los diputados fueran favorables al gobierno. El rey encargaba alternativamente la formación de gobierno a uno de los dos partidos, que así se relevaban y se repartían el poder de manera acordada.

El Caciquismo: Fraude Electoral y Control Social

Durante todo el período de la Restauración, el sistema representativo parlamentario se convirtió en una ficción, ya que las elecciones se manipulaban desde el Ministerio de Gobernación y a través de dos mecanismos:

  • El Encasillado: Las fuerzas políticas dinásticas negociaban y se repartían los distritos electorales, a veces teniendo en cuenta a algún político no asimilado al sistema. El ministro era el que elaboraba la lista de candidatos que debían ser elegidos (encasillado) y nombraba los diputados cuneros (ajenos a la circunscripción). Los gobernadores civiles transmitían las listas a los alcaldes y caciques, y todo el aparato administrativo se ponía a su servicio para garantizar la elección.
  • El Pucherazo: Era todo el conjunto de trampas que ayudaba a conseguir dichos resultados; era un verdadero fraude electoral.

Para asegurar los resultados deseados fue imprescindible la intervención de los llamados “caciques”, que eran individuos poderosos e influyentes dentro de la vida local (terratenientes, prestamistas, notarios, médicos…), cuya función consistió en controlar las elecciones en los pueblos y municipios rurales para fabricar los resultados fijados en el “encasillado”.

Los procedimientos que utilizaron los caciques para controlar las elecciones en su localidad, con el apoyo en todo momento de la Guardia Civil y de los jueces, eran variados:

  • Utilizar la violencia y las amenazas sobre los votantes.

  • Realizar trampas el día de las votaciones (pucherazo).

  • Intercambiar votos por favores (la regla del cacique era: “Para los enemigos, la ley; para los amigos, el favor”).

Los únicos distritos electorales libres de manipulaciones por parte de los caciques fueron los grandes núcleos urbanos e industriales.

La corrupción no era un fenómeno nuevo ni exclusivo de la Restauración; lo novedoso era que los políticos conservadores y liberales pactaran la manera de llevarla a la práctica.

Evolución Política y Gobiernos (1875-1902)

La Primera Etapa Conservadora (1875-1880)

Entre 1875 y 1880, el partido de Cánovas asumió las funciones de gobierno. Sus actuaciones más importantes fueron:

  1. Poner término a los conflictos bélicos: guerras colonial y carlista.

  2. Aprobación de medidas centralizadoras como la ley de 1876 que abolía los fueros vascos y el nombramiento por el rey de los alcaldes de localidades de más de 30.000 habitantes.

  3. Establecimiento de un nuevo arancel aduanero en 1877 para que los productos españoles pudieran competir con los que venían del extranjero.

  4. Ley electoral de 1878 que fijaba el sufragio restringido y limitaba el derecho a voto.

  5. Disposiciones legislativas para limitar los derechos individuales que reconocía la Constitución de 1876: libertad de cátedra, de asociación, de expresión y prensa, para someter y acallar a la oposición política demócrata, socialista, anarquista, republicana o carlista.

El Gobierno Liberal y la Regencia de María Cristina (década de 1880)

Durante la década de 1880, el Partido Liberal ocupó el gobierno, con la excepción del bienio 1884-1885 en que gobernaron los conservadores. El rey Alfonso XII murió en noviembre de 1885, y su esposa, María Cristina de Habsburgo, embarazada del futuro Alfonso XIII, asumió la regencia hasta la mayoría de edad de su hijo. Durante esta década, los liberales llevaron a cabo una serie de actuaciones:

  1. Ampliación en 1887 de las libertades de cátedra, asociación y prensa, suprimiendo la censura.

  2. Establecimiento del sufragio universal masculino en 1890.

Continuidad del Turnismo y Desafíos Finiseculares (década de 1890)

Durante la década de 1890 se continuó con el turno de partidos, con Sagasta y Cánovas, hasta el asesinato de este último, quien fue sustituido por Francisco Silvela. Fue la época de los proyectos y propuestas de reforma fracasados por la resistencia de las clases dominantes.

Conclusión: Balance del Sistema Canovista

El panorama político del fin de siglo español contempló el resurgimiento del republicanismo, logrando diputados en distritos electorales de grandes ciudades donde era más complicado el fraude electoral. En cambio, durante este período no hubo representantes de fuerzas proletarias en las Cortes debido al fraude electoral y al abstencionismo de los anarquistas. Fue también el momento en el que empezaron a tomar fuerza los nacionalismos y regionalismos.

La aplicación práctica del sistema canovista entre 1875 y 1902 demostró que bajo la apariencia de las instituciones parlamentarias se ocultaba el verdadero poder de los oligarcas y caciques locales; así pues, la realidad política estaba muy lejos de lo que la Constitución de 1876 reflejaba.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *