El Sistema Político de la Restauración Española: Cánovas y el Turno de Partidos

El Sistema Político de la Restauración: La Visión de Cánovas

El principal artífice del sistema político de la Restauración fue Antonio Cánovas del Castillo, quien procedía de las filas de la Unión Liberal y fue líder del partido Alfonsino durante el Sexenio Democrático. Cánovas dotó a la monarquía restaurada de un sistema liberal y autoritario que permitía la alternancia pacífica en el gobierno entre dos fuerzas políticas moderadas y liberales. Estas no se marginaban entre sí ni recurrían a la insurrección o al ejército para desalojarse del poder.

Otros partidos políticos, considerados antimonárquicos, antiliberales y antinacionales, quedaron excluidos del sistema, ya que los resultados electorales de los dos partidos principales se obtenían mediante manipulación y fraude. El sistema se benefició de la pacificación del país y de la promulgación de una nueva Constitución.

El Papel del Ejército y la Pacificación del País

Aunque el nuevo régimen se apoyó inicialmente en los militares para acceder al poder, el ejército quedó relegado a sus funciones propias con el final de la Tercera Guerra Carlista en 1876 y el fin de la Guerra de Cuba en 1878, lo que supuso grandes éxitos para el gobierno.

Estos conflictos provocaron la derrota de los carlistas, lo que supuso la supresión de los fueros e instituciones vascas, alimentando el nacionalismo reivindicativo posterior. El conflicto con Cuba, que rebrotaría en 1895, desembocó en la independencia de la isla y la guerra con Estados Unidos.

La Constitución de 1876: Pilar del Sistema

La Constitución de 1876 es la más duradera de la historia de España. Inspirada en la Constitución de 1845, era de carácter ideológico conservador. Sus principales características son:

  1. Soberanía compartida entre el Rey y las Cortes.
  2. Forma de gobierno: Monarquía Constitucional.
  3. División de poderes:
    • Legislativo: Cortes con el Rey.
    • Ejecutivo: Rey.
    • Judicial: Tribunales.
  4. La Corona mantenía la potestad legislativa compartida con las Cortes, el poder ejecutivo, y podía convocar, suspender y cerrar las Cortes, disponiendo además del mando de las fuerzas armadas.
  5. Cortes bicamerales con Congreso y Senado.
  6. Religión oficial del Estado: el catolicismo, permitiendo otros cultos en el ámbito privado.
  7. Prolija declaración de derechos, pero su concreción se remitía a leyes ordinarias que tendieron a restringirlos, sobre todo los derechos de imprenta, expresión, asociación y reunión.
  8. Modelo centralista.

El complemento de la Constitución fue la Ley Electoral de 1878, de carácter censitario. En 1890, con el gobierno liberal de Sagasta, se volvió al sufragio universal masculino para mayores de 22 años. Esta Constitución permaneció en vigor hasta 1931, aunque fue suspendida y vulnerada en diversas ocasiones.

El Bipartidismo y el Turno Pacífico de Partidos

El sistema político se basaba en dos grandes partidos:

  1. Partido Liberal-Conservador: Heredero de moderados y unionistas, liderado por Antonio Cánovas del Castillo.
  2. Partido Liberal-Fusionista: Formado por progresistas, unionistas y algunos republicanos, liderado por Práxedes Mateo Sagasta.

Ambos partidos coincidían en la defensa de la monarquía, la Constitución, la propiedad privada y la consolidación del Estado liberal, unitario y centralista.

En su actuación política también coincidían, si bien existían algunas diferencias: los conservadores defendían a la Iglesia y el orden social, mientras que los liberales eran reformistas, progresistas y laicos. Ambos acordaron no promulgar una ley que forzara al otro partido a abolirla cuando regresara al gobierno. La estabilidad política de esta época se basaba en la alternancia pacífica en el poder de conservadores y liberales.

Mecanismos del Turno y el Fraude Electoral

Para que este sistema funcionase, existían acuerdos entre políticos para compartir el poder y la intervención de la Corona para asegurar el compromiso. Cuando un partido sufría un desgaste político, el monarca llamaba al jefe del partido de la oposición para formar gobierno.

La alternancia fue posible gracias a un sistema electoral corrupto y manipulador que incluía la compra de votos, la falsificación de actas y el uso de prácticas coercitivas sobre el electorado, todo ello bajo la influencia económica de los caciques locales. Estos caciques controlaban determinadas circunscripciones electorales, especialmente en zonas rurales. Compraban y presionaban a los electores y a los poderes locales para asegurar una mayoría de votos en las elecciones, falseando las listas electorales, entre otras prácticas. Todas estas prácticas fraudulentas recibían el nombre de “pucherazo”.

El Ministerio de Gobernación era el encargado de controlar el proceso electoral. Se ocupaba de elaborar el “encasillado”, un acuerdo entre conservadores y liberales sobre qué cargos debían recaer en el gobierno y cuáles en la oposición.

Esta alternancia se inició en 1881, cuando el rey llamó a Sagasta. Tras la muerte de Alfonso XII en 1885, con su esposa María Cristina asumiendo la regencia, se consolidó el turno pacífico de partidos. La muerte de Cánovas en 1897 y Sagasta en 1903 no afectaron al funcionamiento del sistema.

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