Precedentes: La Crisis de la Restauración y el Reinado de Alfonso XIII
La crisis del sistema de la Restauración se agudizó a principios del siglo XX. En 1897, Cánovas del Castillo fue asesinado, y en 1902, Sagasta decidió retirarse de la política. Los partidos Conservador y Liberal quedaron sin líderes fuertes que llevaran las riendas, mientras el caciquismo intensificaba las luchas internas.
Ante esta situación, se decidió reconocer la mayoría de edad de Alfonso XIII a los 16 años. La actitud del joven rey, partidario de intervenir en el gobierno y en la política de ascensos del ejército, generó mayor inestabilidad.
El ejército, humillado por las derrotas de 1898, se volcó en las guerras africanas e intervino cada vez más en la política, apoyado por el monarca. Dentro del ejército, surgieron los africanistas.
Con el apoyo del rey, se aprobó la Ley de las Jurisdicciones, por la que todo ataque o crítica al ejército, a la bandera, a la unidad de la patria y al rey sería juzgado por un tribunal militar.
Durante el reinado de Alfonso XIII, el término “Regeneración” resultó decisivo para explicar la actitud de personas y grupos políticos y sociales.
Eventos Clave (1902-1923)
De 1902 a 1923 tuvieron lugar una serie de hechos decisivos:
- La labor política de los gobiernos de Antonio Maura (conservador) o José Canalejas (liberal) no pudo impedir que 1909 fuera un año crucial, marcando el destino del país.
- La cuestión de Marruecos tuvo como epicentro el Rif, la región más conflictiva del protectorado español, que comenzó a ser ocupada militarmente.
- Al mismo tiempo, estalló la Semana Trágica de Barcelona (26 de julio de 1909), consecuencia del rechazo a la Guerra de Marruecos.
- Tras este primer episodio, el asesinato de Canalejas por un anarquista en la Puerta del Sol de Madrid (1912) supuso un paso más hacia el frentismo.
- La neutralidad española en la Primera Guerra Mundial (1914-1918) aumentó las exportaciones y la inflación interior, dividiendo a la población entre aliadófilos y germanófilos.
El Agotamiento del Régimen de la Restauración (1917-1922)
El agotamiento del régimen de la Restauración se hizo evidente, demostrando su incapacidad para afrontar graves problemas crónicos del sistema, que se acentuaron entre 1917 y 1922:
- La rebelión de las Juntas Militares de Defensa, debido al descontento de los oficiales por la diferencia de salarios y la exigencia de pruebas de aptitud para conseguir ascensos. Alfonso XIII apoyó a estos oficiales y se aceptaron sus reivindicaciones.
- La Liga Regionalista de Cambó convocó a los parlamentarios catalanes a una asamblea ilegal para solicitar al Gobierno unas Cortes Constituyentes de las que saliera una nueva organización del Estado en la que Cataluña tuviera autonomía. Esta pretensión fue apoyada por diputados republicanos radicales y socialistas. La negativa de apoyo del Ejército y el temor de los catalanes desarticuló el proyecto.
- El 3 de agosto de 1917 se produjo una huelga general convocada por la UGT y la CNT, entendida por el Gobierno como una revolución obrera y reprimida por el ejército (2000 detenidos y 70 muertos).
El Gobierno conservador de Eduardo Dato fue sustituido por un par de gobiernos de concentración (conservadores y liberales), lo cual no impidió la llegada de los partidos republicanos.
Ascenso del Movimiento Obrero y Contexto Internacional
El triunfo de la Revolución bolchevique (1917) dio intensidad a las organizaciones obreras. La presión de los obreros aumentó, por lo que el gobierno concedió la jornada de trabajo de 8 horas (1919) y creó el Ministerio del Trabajo (1920). En 1920, un grupo de las Juventudes Socialistas fundó el PCE. Así, entre 1918 y 1921, el denominado “trienio bolchevique”, se vivió en España un ensayo de la revolución que derivó en la declaración del estado de guerra y la represión de los líderes comunistas.
Entre 1902 y 1931, Europa vivió grandes acontecimientos de gran importancia para la historia contemporánea española. Las tensiones sociales, políticas y territoriales del siglo XIX desembocaron en la I Guerra Mundial (1914-1918). Destaca la derivada del reparto colonial africano y el problema de Marruecos, que se intentó solucionar con la Conferencia de Algeciras (1906), de la cual heredamos el protectorado marroquí compartido con Francia, que generó más problemas que ventajas a España. En las décadas de 1920-1930, el fuerte ascenso del socialismo fue contrarrestado por los sectores conservadores con fórmulas autoritarias y favoreció el ascenso de los fascismos en Italia y Alemania. Este clima se vio agravado por la crisis económica del 29. España se vio influida por este contexto histórico, aunque contaba con un importante atraso económico y social. Políticamente, al comenzar el siglo XX, España era una monarquía liberal, aunque no democrática, a pesar de que desde 1890 había sufragio universal masculino. Seguía vigente la Constitución de 1876.
El Fin de la Monarquía y la Proclamación de la Segunda República
La difícil situación política llevó a Berenguer a dimitir. En febrero de 1931, el almirante Aznar estableció un nuevo gobierno, prometiendo elecciones y la formación de Cortes constituyentes. El 12 de abril de 1931 se celebraron elecciones municipales. Fueron entendidas por la mayoría de los españoles como un plebiscito a favor o en contra de una monarquía excesivamente identificada con la dictadura. Esto forzó la abdicación de Alfonso XIII pocas horas después y el 14 de abril de 1931 fue proclamada la Segunda República Española.
La Segunda República: Desafíos y Conflictos
La “Revolución de Octubre” de 1934
Lerroux presidió gobiernos radicales muy poco estables y no tuvo más remedio que incluir a tres ministros de la CEDA en el Gobierno. El temor a que la CEDA diera un golpe de Estado desde el poder determinó la “revolución de octubre”.
El 4 de octubre se iniciaron intentos de rebelión armada, sobre todo, en Madrid, País Vasco y Cataluña, apoyados por la Generalitat, el PCE, la CNT y la UGT, que hicieron un llamamiento a la huelga general política. El presidente de la Generalitat, Lluís Companys, proclamó el Estado Catalán dentro de la República Federal Española. En pocos días se controló la insurrección, la Generalitat fue suspendida y Companys encarcelado.
Su objetivo era alcanzar el poder por parte de los obreros, especialmente en Asturias. La revolución, dirigida por anarquistas, comunistas y socialistas, controló toda la zona minera. Los obreros tenían todo el poder, pero el gobierno mandó a la Legión (dirigida por Franco) para acabar con el levantamiento. Murieron más de 100 mineros y más de 500 fueron detenidos, entre ellos Largo Caballero, que fue condenado a cadena perpetua.
La Caída del Gobierno de Lerroux
En Cataluña, el 6 de octubre de 1934, Lluís Companys proclamó la República Catalana, declarando la independencia. El gobierno actuó y en poco tiempo esta independencia fue controlada, y todos los que habían participado fueron detenidos. Los gobiernos de derecha eran cada vez más cuestionados por la falta de reformas que el pueblo necesitaba. Los casos de corrupción acabaron con este bienio, destacando el “Estraperlo”. El Congreso pidió explicaciones sobre estos casos de corrupción y preguntó si el gobierno estaba implicado. Como sus argumentos no convencieron, Lerroux dimitió.
Tras la “revolución de octubre”, una nueva Ley Agraria deshacía las reformas anteriores, se produjo la suspensión del estatuto de autonomía a Cataluña y el bloqueo del Estatuto de Autonomía del País Vasco; se nombró al general Franco como jefe del Estado Mayor, etc. Tras breves gobiernos, ante la falta de consenso parlamentario, Alcalá Zamora disolvió las Cortes y convocó elecciones.
La Victoria del Frente Popular y el Camino a la Guerra Civil
Las elecciones del 16 de febrero de 1936 pusieron de manifiesto la profunda división de la sociedad española:
- La izquierda se presentó unida en el Frente Popular, agrupando a republicanos, socialistas y comunistas (la CNT quedó al margen, aunque después colaboró).
- La derecha concurrió ahora dividida entre el Bloque Nacional de Calvo Sotelo (que aglutinaba sectores monárquicos y tradicionalistas), la CEDA y Falange Española de José Antonio Primo de Rivera.
El Frente Popular consiguió pocos votos más que el centro-derecha (48% de los votos, obtenidos principalmente en zonas costeras y grandes ciudades), pero la Ley Electoral otorgaba el 75% de los escaños a la lista ganadora (mayoría absoluta). Alcalá Zamora encargó formar gobierno a Manuel Azaña.
Nuevo Gobierno y Programa del Frente Popular
Manuel Azaña asumió la presidencia de la República y Casares Quiroga la presidencia del gobierno. Se puso en marcha el programa del Frente Popular, que buscaba revertir lo ocurrido en el bienio anterior. Se restableció la Generalitat y se concedió una amnistía general a los presos de 1934. Se produjo una masiva ocupación de tierras por parte de los campesinos, y empezaron a crecer los conflictos y la violencia. Los generales sospechosos de poder atentar contra el gobierno (Mola en Navarra, Goded en Baleares y Franco en Canarias) fueron alejados. Casi todos los días había muertos debido a los enfrentamientos entre derecha e izquierda, desde febrero. Mola elaboró un plan que contaba con el apoyo de la derecha y había mantenido contacto con la Italia fascista y la Alemania nazi. El 13 de julio se produjo el asesinato de Calvo Sotelo, como respuesta al asesinato del teniente Castillo por la derecha.
Problemas de la República: Reacciones Antidemocráticas
La izquierda obrera tenía una postura claramente revolucionaria y la derecha se mostró contraria al sistema democrático, mientras Mola diseñaba la conspiración contra la República. Cada vez fueron más frecuentes los enfrentamientos violentos.
En este contexto, el 12 de julio fue asesinado José Castillo, socialista y Guardia de Asalto, y al día siguiente, sus compañeros, asesinaron a Calvo Sotelo, el más significativo parlamentario de la derecha. Las dos actitudes salidas de las urnas se mostraban irreconciliables, lo que llevaría a la Guerra Civil.
Conclusión
La II República significó un intento de profunda renovación política, socioeconómica y cultural. En este proyecto se unieron, en su primera etapa, distintos grupos políticos, cuyas bases estaban en las clases medias y en los sectores obreros, pero pronto fracasaron al oponerse a sus ideales reformadores tanto las corrientes revolucionarias proletarias como las fuerzas sociales más conservadoras. Además, una serie de factores históricos generales favorecieron la brevedad del nuevo régimen y el sangriento epílogo de la guerra civil, especialmente la depresión económica de 1929.
A menudo se culpa a los individuos del fracaso de la República (Azaña, Largo Caballero, Calvo Sotelo, Lerroux, etc.). Lo que parece obvio es que la República cayó por los mismos motivos que habían hundido a la Dictadura de Primo de Rivera y a la Monarquía de Alfonso XIII: la incapacidad para resolver los problemas, las decisiones por la fuerza, la falta de hábitos de organización ni de compromisos y la existencia de violentas disputas en torno al tema religioso, de tipo regionales y lucha de clases.
El trágico desenlace de la II República se explica también por la coyuntura política internacional, en la que la creciente tensión política europea influyó asimismo en la evolución de los problemas internos de la República, como prueba el posicionamiento de las distintas naciones de Europa una vez iniciada la guerra civil.
La Segunda República dejará una sensación de fracaso total. El fracaso fue definitivo al estallar la Guerra Civil.
Por otra parte, el pronunciamiento militar sentó un precedente que se iba a repetir con mucha frecuencia en los años posteriores, ya que la Dictadura fue como un retorno a la política del siglo XIX, donde el protagonismo político recayó en el ejército.