La Democracia Amenazada: Escalada Terrorista y Golpe de Estado
Los primeros pasos hacia la democracia se vieron amenazados por la acción del terrorismo y el secular golpismo militar, además del recrudecimiento de la crisis económica que supuso el desgaste de la UCD.
El Terrorismo y la Desestabilización
A partir de 1977, ETA intensificó su actividad criminal con el objetivo de que el Gobierno aceptara la independencia del País Vasco. Su acción se vio complementada por la actividad pseudopolítica de HB (Herri Batasuna), una coalición electoral surgida en 1978 que obtuvo más del 15 % de los votos. Al terrorismo de ETA hay que sumar el de otros grupos de extrema izquierda como el FRAP (Frente Revolucionario Antifascista y Patriótico) y el GRAPO (Grupos de Resistencia Antifascista Primero de Octubre), que llevaron a cabo varios atentados contra las fuerzas de orden público. El objetivo de todos estos grupos terroristas era socavar la credibilidad de la democracia y provocar la actitud golpista de las FF.AA., contra las que iban dirigidos los atentados.
Crisis Política y la Dimisión de Suárez
En marzo de 1979 se convocaron las segundas elecciones generales de la democracia, y la UCD logró nuevamente el triunfo electoral. Pero en las elecciones municipales celebradas al mes siguiente triunfaron las izquierdas; así, el PSOE y el PCE pactaron en las principales ciudades. Desde el principio, el Gobierno de Suárez estuvo sometido a un duro desgaste, pues al conceder la autonomía por la vía rápida –art. 151 de la Constitución– a las CC.AA. históricas –Cataluña, País Vasco y Galicia– surgieron recelos entre las demás regiones. Así, Andalucía se pronunció en referéndum a favor de su homologación a los nacionalismos históricos. El PSOE ejerció una dura oposición, que culminó con la presentación de una moción de censura que no prosperó, mientras Suárez hubo de enfrentarse a la desintegración de su propio partido, ya que su liderazgo era cada vez más contestado por los llamados «barones» de la UCD. Ante tales hechos, Suárez dimitió en enero de 1981, sucediéndole Calvo Sotelo, quien en febrero fue sometido a la sesión de investidura. En ella manifestó su espíritu liberal, la candidatura de España para ingresar en la OTAN, las negociaciones para la adhesión a la CEE y los objetivos de lucha contra el paro y la reconversión industrial.
El Intento de Golpe de Estado del 23F
Como obtuvo siete votos menos de los necesarios, se convocó una nueva sesión a celebrar el 23 de febrero. Durante esta, veinte guardias civiles al mando del teniente coronel Tejero irrumpieron en el hemiciclo, obligando por la fuerza a los diputados a permanecer en sus escaños. Los golpistas los tuvieron secuestrados a la espera de que el golpe militar triunfara en otras capitanías generales, pero tan solo en Valencia el general Milans del Bosch logró sacar algunos tanques a las calles. Por su parte, otro de los cabecillas del golpe de Estado, el exjefe de la Casa del Rey, el general Alfonso Armada, mantuvo una actitud vacilante, lo que contribuiría al fracaso de una intentona que llevaba fraguándose desde hacía tres años en la conocida como «Operación Galaxia».
El encierro de los diputados duró algo más de 14 horas, a pesar de que a la 1 de la madrugada la televisión retransmitió un mensaje del Rey en el que se mostraba a favor del mantenimiento del orden constitucional, tras haberse comunicado con los capitanes generales de las distintas regiones militares del país. Fue crucial la lealtad mostrada por el capitán general de la región militar de Madrid, Quintana Lacaci, pues se hallaba al frente de la División Acorazada Brunete, la principal unidad militar de las FF.AA.
Gobierno de Calvo Sotelo y el Fin de la Transición
Dos días después se reanudó la sesión de investidura y esta vez Calvo Sotelo logró convertirse en presidente del Gobierno. Pero la crisis interna de la UCD continuó y la escalada terrorista creció vertiginosamente –hasta tres atentados en un mismo día–, aunque se dieron pasos importantes para la adhesión de España a la CEE y se efectuó el ingreso del país en la OTAN –frente a la oposición del PSOE, que prometió un referéndum cuando llegara al Gobierno–. Pasado el ecuador de 1982, Calvo Sotelo disolvió las Cortes y convocó elecciones generales anticipadas que dieron un triunfo aplastante al PSOE. La UCD se presentaba como un partido prácticamente desintegrado y con un líder que ofrecía una imagen de otra época.
El Cierre de la Transición Democrática
En definitiva, tres razones permiten afirmar que las elecciones generales celebradas en octubre de 1982 constituyen el final de la Transición:
- Desde el punto de vista institucional, esta concluyó en 1978 con la promulgación de la Constitución.
- La Transición ya estaba concluida en el sentido de que en adelante no hubo un peligro real de involución, y el número de desafectos hacia la democracia se redujo muy considerablemente.
- En octubre de 1982 se produjo un auténtico terremoto electoral –los socialistas obtuvieron 202 diputados, muy por encima de la mayoría absoluta– que abrió una época nueva que iba a durar mucho tiempo.