La Edad Media: Características y Transición a la Modernidad
La Edad Media, que se desarrolló aproximadamente entre el 476 con la caída del Imperio Romano de Occidente y 1492 con el descubrimiento de América, fue un periodo histórico complejo que abarcó cerca de mil años y se dividió en Alta, Plena y Baja Edad Media.
Estructura Política y Social
- Política: Estuvo caracterizada por la fragmentación del poder y el surgimiento del feudalismo, un sistema jerárquico en el que reyes, nobles y clero concentraban la autoridad, mientras campesinos y siervos trabajaban la tierra.
- Religión: La Iglesia Católica fue la institución más poderosa, con gran influencia religiosa, política y económica: controlaba tierras, cobraba diezmos, organizaba la vida cultural y dictaba normas morales, además de impulsar las Cruzadas.
- Economía: Predominó la agricultura de subsistencia y el autoconsumo, aunque a partir del siglo XI se revitalizó el comercio, surgieron ferias y mercados, y las ciudades crecieron junto con los gremios artesanales, lo que permitió el ascenso de la burguesía y el origen del capitalismo.
Cultura y Crisis
En el plano cultural, los monasterios conservaron manuscritos antiguos, la escolástica intentó unir fe y razón, y las universidades se consolidaron como centros de saber, mientras que el arte románico y gótico dejó imponentes iglesias y catedrales.
Sin embargo, este periodo también enfrentó crisis graves como la Gran Hambruna (1315-1317), la Guerra de los Cien Años entre Inglaterra y Francia y la devastadora Peste Negra (1347-1351), que acabó con gran parte de la población europea y modificó las relaciones sociales y económicas.
Avances de la Baja Edad Media
A pesar de estas dificultades, la Baja Edad Media vio nacer instituciones políticas más centralizadas, el fortalecimiento de monarquías y avances técnicos como el molino de agua y la rotación trienal, además de inventos cruciales como las gafas, el papel, los relojes mecánicos y la imprenta, que revolucionó la difusión del conocimiento. Todo ello marcó una transición decisiva hacia la Edad Moderna y sentó las bases del mundo occidental.
Las Cruzadas (1095-1291): Motivaciones e Impacto
Las Cruzadas, desarrolladas entre 1095 y 1291 (con intentos menores hasta el siglo XV), fueron expediciones militares impulsadas por la Iglesia Católica para recuperar Tierra Santa del control musulmán, pero en realidad mezclaron motivos religiosos, políticos y económicos.
Contexto y Objetivos
Surgieron en un contexto de fragmentación feudal en Europa, la amenaza de los turcos selyúcidas sobre Bizancio y un fuerte fervor cristiano que veía la lucha como una peregrinación armada y penitencia capaz de otorgar indulgencias espirituales. Estas campañas ofrecieron a nobles, caballeros y campesinos la oportunidad de redención, riqueza o ascenso social, al mismo tiempo que fortalecieron temporalmente a algunas monarquías europeas.
Impacto Económico y Militar
En lo económico, abrieron rutas comerciales con Asia, introdujeron productos como especias y textiles, e impulsaron el comercio mediterráneo. En lo militar, destacaron:
- Primera Cruzada (1096-1099): Toma de Jerusalén y creación de estados cruzados.
- Tercera Cruzada (1189-1192): Con Ricardo Corazón de León y su tregua con Saladino.
- Cuarta Cruzada (1202-1204): Desviada hacia Constantinopla, debilitando gravemente al Imperio Bizantino.
Las órdenes militares —templarios, hospitalarios y teutónicos— jugaron un papel crucial, combinando funciones religiosas, asistenciales y militares, además de acumular poder económico. En conclusión, las cruzadas transformaron la política, la economía y la cultura medieval, abrieron un puente de intercambio entre Oriente y Occidente y dejaron una huella duradera en la historia europea y en sus relaciones con el mundo islámico.
El Surgimiento de la Mentalidad Moderna: Humanismo, Renacimiento y Ciencia
Las expresiones de la mentalidad moderna surgieron entre los siglos XV y XVI, en un contexto de cambios profundos en la política, la economía, la sociedad, la cultura y la ciencia.
Contexto Político y Económico
En Italia predominaban las ciudades-estado como Florencia, Venecia y Milán. En Europa occidental aparecieron monarquías centralizadas, como la hispánica bajo los Habsburgo. La economía vivió un auge gracias al comercio, la banca y las finanzas, lo que fortaleció a la burguesía y permitió el mecenazgo artístico.
Movimientos Intelectuales y Culturales
Intelectualmente, destacó el Humanismo, corriente que valoraba al ser humano, la razón y la recuperación de los textos clásicos, con énfasis en la educación cívica y la ética laica.
El Renacimiento, movimiento cultural nacido en Italia, transformó las artes, la literatura, la filosofía y la arquitectura:
- Quattrocento (Siglo XV): Inicio de la experimentación artística y el humanismo cívico con figuras como Donatello y Brunelleschi.
- Cinquecento (Siglo XVI): Esplendor del Renacimiento con Leonardo da Vinci, Rafael y Miguel Ángel.
La Revolución Científica
En el ámbito científico, comenzó a gestarse una nueva forma de pensar basada en la observación, las matemáticas y la experimentación, que desembocó en la Revolución Científica. Pensadores como Copérnico, Galileo, Kepler y Newton revolucionaron la concepción del universo, cimentando la confianza en la capacidad humana para comprender y dominar el mundo mediante la razón y apartándose de la autoridad eclesiástica. Todo este conjunto de transformaciones marcó la transición hacia la modernidad y una nueva visión del hombre y la naturaleza.
Consolidación de los Estados Monárquicos Europeos (Siglos XII-XVI)
La monarquía, entendida como la forma de gobierno en la que el poder se concentraba en una sola persona y se transmitía de manera hereditaria, se consolidó entre los siglos XII y XVI en Europa. Los reyes fortalecieron su autoridad mediante ejércitos permanentes y la creación de instituciones comunes, apoyándose en la burguesía urbana a cambio de estabilidad y protección.
Portugal y España: La Unificación Ibérica
En la península ibérica, la fragmentación inicial se transformó hasta llegar a la unificación de Castilla y Aragón con los Reyes Católicos a finales del siglo XV, dando lugar a la Monarquía Hispánica, caracterizada por la centralización del poder y la cohesión por la fe católica.
Portugal, por su parte, alcanzó su independencia en el siglo XII y se consolidó como reino, convirtiéndose en una potencia marítima y colonial en los siglos XV y XVI, destacando como pionero de la expansión ultramarina.
En ambos reinos, la estructura social era estamental, pero los reyes fortalecieron su poder frente a la nobleza al crear ejércitos propios y apoyarse en funcionarios letrados. La hegemonía del cristianismo y la expansión territorial sentaron las bases para la creación de grandes imperios.
Inglaterra y Francia: Centralización y Modelos Políticos
En Francia, tras la Guerra de los Cien Años, los reyes emprendieron la consolidación y unificación del reino, lo que derivó en la evolución hacia el absolutismo, donde el monarca concentraba poderes legislativos, ejecutivos y judiciales (como ocurrió con Francisco I).
En Inglaterra, la firma de la Magna Carta limitó parcialmente el poder real al originar el Parlamento, aunque con la llegada de la dinastía Tudor a finales del siglo XV, la monarquía se fortaleció, buscando hacer del reino una potencia europea.
De este modo, los Estados monárquicos europeos sentaron las bases del modelo moderno de gobierno centralizado: Francia se dirigió hacia el absolutismo, mientras que Inglaterra evolucionó hacia un equilibrio entre monarquía y Parlamento.
La Era de los Descubrimientos Geográficos (Siglos XIII-XVI)
Entre los siglos XIII y XVI, los descubrimientos geográficos fueron impulsados por cambios sociales, políticos y económicos:
- Motivaciones: Competencia entre potencias, difusión del cristianismo y la necesidad de nuevas rutas hacia Asia tras la caída de Constantinopla en 1453.
- Apoyos: El Renacimiento fomentó la curiosidad y las monarquías centralizadas (como Castilla-León y Portugal) financiaron expediciones.
- Avances Técnicos: La navegación y la cartografía se perfeccionaron (influenciados por el saber islámico), permitiendo viajes más seguros y precisos.
Portugal lideró las exploraciones con Bartolomé Díaz, Vasco da Gama y Cabral. España, con Cristóbal Colón en 1492, abrió el camino hacia América y creó instituciones como la Casa de Contratación para controlar el comercio ultramarino. Estos procesos transformaron la visión del mundo, ampliaron el conocimiento geográfico y sentaron las bases de la expansión europea y la globalización temprana.
La Ruptura Religiosa: Reforma Protestante y Contrarreforma
La Reforma Protestante
La Reforma Protestante del siglo XVI surgió como una reacción contra los abusos y la corrupción de la Iglesia Católica. Fue impulsada por el pensamiento crítico del Renacimiento y el deseo de los reyes de reducir la influencia papal.
Precursores como Wycliffe y Jan Hus inspiraron a Martín Lutero, quien en 1517 publicó sus 95 tesis contra las indulgencias, dando inicio al luteranismo. Pronto se extendieron otras ramas como el calvinismo y el anglicanismo de Enrique VIII. La invención de la imprenta permitió que estas ideas se difundieran rápidamente, generando la división de la cristiandad.
La Contrarreforma Católica
La Contrarreforma, encabezada por la Iglesia Católica, respondió con el Concilio de Trento (1545-1563), que prohibió indulgencias y reformó la formación del clero. Además, reforzó la ortodoxia mediante:
- La Inquisición.
- El Índice de libros prohibidos.
- El arte barroco como medio de atracción religiosa.
También surgió la Compañía de Jesús, fundada por Ignacio de Loyola, dedicada a la educación y las misiones. Este proceso rompió la unidad religiosa de Europa, pero abrió paso a una mayor diversidad de ideas y al fortalecimiento del poder de los Estados.
El Imperio Bizantino: Legado y Caída
El Imperio Bizantino surgió en el año 395 d.C., cuando el emperador Teodosio dividió el Imperio Romano en dos partes. Oriente, con capital en Constantinopla (fundada por Constantino), comprendía territorios de los Balcanes, Grecia, Asia Menor, Siria y Egipto.
Características y Esplendor
Se caracterizó por ser una monarquía teocrática, donde el emperador, llamado Basileus, era considerado representante de Dios en la Tierra. Su cultura fue una fusión de elementos romanos, griegos y orientales, con el cristianismo como religión oficial.
Durante el siglo VI, el emperador Justiniano impulsó la época más brillante del imperio: reorganizó las leyes en el Código de Justiniano, fortaleció la economía y expandió los territorios. Constantinopla se convirtió en un importante centro económico gracias a su comercio internacional y a su moneda, el besante.
Declive y Fin
A lo largo de los siglos, el imperio enfrentó constantes amenazas: primero los persas, después los árabes (siglo VII) y más tarde los turcos selyúcidas. Finalmente, en el siglo XV, los turcos otomanos conquistaron Constantinopla en 1453, lo que marcó el fin del Imperio Bizantino, el cierre de la Edad Media y el inicio de la Edad Moderna. Su legado perduró en el arte, la religión cristiana ortodoxa y la preservación de la cultura grecorromana.