La Cuestión Social y la II Internacional
La Segunda Internacional surge en un contexto de:
- Creación de partidos de base obrera.
- Reivindicaciones políticas (como el sufragio universal) y sociales (como mayor intervención del Estado en el mundo laboral).
- Necesidad de intercambiar experiencias y coordinar la acción internacional del movimiento obrero.
Se funda en 1889, coincidiendo con la Exposición Universal de París y la conmemoración del centenario de la Toma de la Bastilla. En ese momento se celebran dos congresos:
- Uno convocado por los sindicatos británicos (TUC), de carácter más moderado.
- Otro impulsado por los partidos marxistas francés y alemán, con orientación revolucionaria.
Entre los acuerdos más importantes del congreso marxista destacan:
- Celebrar cada 1º de mayo manifestaciones obreras para reivindicar la jornada laboral de 8 horas, en memoria de los hechos de Chicago (1886).
- Restablecer la Internacional, aunque Marx y Engels se opusieron inicialmente a revivirla.
- Composición: una federación de partidos obreros nacionales, entre cuyos miembros destacaron Liebknecht, Pablo Iglesias (España), Guesde (Francia), entre otros.
En cuanto a su actuación, la Segunda Internacional:
- Reclamó reformas laborales y rechazó la colaboración con partidos burgueses, lo que limitó su capacidad de influir en cambios legales.
- En algunos países como Alemania, sí se lograron leyes sociales importantes sobre accidentes, enfermedad, vejez e invalidez.
- También se abordó el papel de la mujer dentro del movimiento obrero.
Sin embargo, la Segunda Internacional tuvo varios problemas internos:
- Ruptura con los anarquistas, que fueron excluidos en el Congreso de Londres (1898).
- Enfrentamientos entre marxistas ortodoxos y reformistas, como Bernstein (revisión del marxismo), que se hicieron visibles en el Congreso de Ámsterdam (1904).
- División entre radicales (que exigían sumisión de los sindicatos a la Internacional) y moderados (que defendían la autonomía sindical).
- Tensiones por temas como el colonialismo, la Primera Guerra Mundial, y, finalmente, la Revolución Rusa, que marcó su declive.
La Tercera Internacional (Komintern)
El papel de la Revolución Rusa (1917) tuvo una incidencia decisiva. Lenin pudo conquistar el poder con el apoyo de los campesinos. La efervescencia revolucionaria se centró en Rusia y en el resto de Europa. Los bolcheviques llevaron a cabo su proyecto de una internacional que favorecía una política revolucionaria.
Surgimiento de la III Internacional
Su surgimiento se debió a:
- La Conferencia de Berna, que convocó a los socialistas revolucionarios.
- La Conferencia Internacional Comunista (Moscú, 1919).
- El II Congreso (Moscú, 1920), en el que se aprueban las 21 condiciones de adhesión.
- La excesiva instrumentalización de la Internacional por parte de los líderes soviéticos.
- La escisión trotskista en 1938 con la IV Internacional.
Constitución de la III Internacional (Acuerdos de Moscú, 1919)
- Restablecimiento inmediato y universal de la dictadura del proletariado para la resolución definitiva del sistema capitalista.
- Suprimir la propiedad privada de los medios de producción y transferirla al estado proletario.
- La Internacional Comunista se fundaría como una autoridad centralizada.
- Aprobar el texto de un nuevo manifiesto comunista.
- Los partidos comunistas nacionales debían quedar sometidos a la autoridad y control de la Internacional.
- La revolución proletaria liberaría las fuerzas productivas.
Desaparición de la III Internacional
- Postura oficial: disolución motivada por la imposibilidad de dirigir el movimiento obrero de cada nación desde un centro internacional.
- Postura de los historiadores: la excesiva instrumentalización que la URSS hizo de ella al ponerla al servicio de su política exterior.
El Mundo Laboral bajo el Franquismo
El régimen franquista estableció su modelo laboral en 1938 con el Fuero del Trabajo, su primera base legal.
Cambios importantes:
- Sustitución de Jurados Mixtos por Magistraturas de Trabajo (favorecían a empresarios).
- Promulgación de la Ley de Contratos de Trabajo en 1944 (recuperaba el contrato laboral, con fuerte intervención estatal).
- Creación de Reglamentos de Trabajo por el Ministerio de Trabajo para regular todos los aspectos laborales.
- Restricciones para mujeres casadas (obligadas a dejar el empleo al casarse).
El modelo sindical se basaba en la Organización Sindical Española (OSE), el «Sindicato Vertical». Era:
- Único, obligatorio y controlado por el Estado.
- De ideología falangista.
- Agrupaba a empresarios y trabajadores del mismo sector («vertical»).
- Muy jerárquico y burocrático (cargos nombrados por Delegado Nacional).
- Poca participación de los trabajadores (limitada a enlaces sindicales o jurados de empresa seleccionados por autoridades).
Aunque los empresarios tenían cierto poder, el Estado controlaba las condiciones laborales.
El sistema presentaba varios problemas:
- No se adaptaba bien a diferencias regionales o industriales.
- Resultaba demasiado rígido, especialmente con el desarrollo económico en los 60.
Uno de los aspectos más criticados fue la represión del sindicalismo libre. Estaban prohibidos sindicatos independientes como la UGT o la CNT, y la oposición obrera clandestina (como Comisiones Obreras o la HOAC) sufría persecuciones.
Este modelo se mantuvo hasta la Transición Democrática, siendo sustituido por un sistema basado en la libertad sindical y la negociación colectiva.
El Estado de Bienestar
Después de la crisis de los años 30, nace el Estado de Bienestar gracias a las ideas de Keynes. Él proponía que el Estado interviniera en la economía, pero sin quitarle libertad a las empresas.
Sus ideas principales eran:
- Bajar los tipos de interés para animar la inversión.
- Subir los sueldos de las clases bajas para que consumieran más.
- Proteger el comercio para mantener el empleo.
Este modelo se basaba en el pleno empleo, el acuerdo entre trabajadores y empresarios, y en repartir mejor la riqueza gracias a salarios altos que venían del aumento de la productividad. También se desarrollaron servicios sociales como educación, sanidad y viviendas protegidas.
De ahí salen tres características básicas del Estado de Bienestar:
- Luchar contra el paro.
- Ofrecer servicios públicos para todos.
- Asegurar un nivel de vida digno.
Este sistema se aplicó sobre todo en Europa, donde se necesitaba cooperación entre la sociedad y los gobiernos después de las guerras.
Pero también tuvo problemas:
- El Estado se endeudó.
- Hubo inflación.
- Mucha gente perdió el sentido del esfuerzo en el trabajo.
A partir de los años 70, el modelo tuvo que cambiar. Aparecieron nuevos retos:
- La economía se volvió global.
- Se perdieron empleos por la tecnología.
- Se privatizaron muchos servicios.
- Aumentó la pobreza.
- La población envejeció.
- La familia tradicional perdió fuerza.
- Aparecieron muchas críticas al sistema.
Desde entonces, el Estado de Bienestar está en transformación. Su futuro dependerá de si es capaz de adaptarse a todos estos cambios económicos y sociales.
El Sindicalismo ante los Problemas Económicos
Desde la crisis económica de 1973, el sistema capitalista ha entrado en una etapa de dificultades. Esta situación ha influido mucho en las relaciones laborales.
Uno de los fenómenos más importantes fue la estanflación (inflación sin crecimiento ni empleo), iniciada con la crisis del petróleo de 1973. Esto llevó a:
- Subida de costes de producción y precios.
- Menos producción y más paro.
- Medidas como cierres de fábricas, jubilaciones anticipadas, contratos temporales y recortes laborales.
A esta situación se sumaron otros problemas:
- El avance tecnológico eliminó empleos en industria y servicios.
- Empresas trasladaron producción a países con sueldos bajos (reducción salarial).
- Gobiernos redujeron o eliminaron ayudas sociales en crisis.
- La caída del bloque socialista y la división obrera frenaron el cambio sistémico.
En este nuevo escenario, los sindicatos han perdido fuerza. Hay menos afiliados, menos confianza, debido a varias razones:
- Cambio en el mundo laboral (menos obreros industriales, más trabajadores precarios, inmigrantes, jóvenes, autónomos que no se afilian).
- División del colectivo de trabajadores (jóvenes/mayores, parados/empleados, funcionarios/no funcionarios).
- Crecimiento de una cultura individualista y pérdida de solidaridad.
- Desprestigio sindical (percibidos como alejados, dependientes del Estado).
- La privatización del sector público (más precariedad, limitación del derecho a sindicarse).
- La defensa empresarial de la «flexibilidad laboral».
Con la globalización, se ha perdido la negociación colectiva centralizada, predominando las negociaciones empresa por empresa, centradas en sueldos, lo que debilita a los sindicatos tradicionales.
Para responder a esta crisis, han surgido organizaciones como la Confederación Sindical Internacional (CSI) y la Federación Europea de Sindicatos (CES), que intentan adaptarse al nuevo contexto global. Sin embargo, el sindicalismo sigue teniendo dificultades para frenar la pérdida de derechos laborales.
Finalmente, están surgiendo nuevas formas de organización colectiva, más pequeñas y especializadas, como sindicatos elitistas (ej. SEPLA).
La Incorporación de la Mujer al Mercado Laboral
La incorporación de la mujer al trabajo asalariado en España ha seguido un camino distinto al de otros países. Durante el siglo XIX, las mujeres españolas se incorporaron muy tarde al proceso productivo. No fue hasta los años 60 del siglo XX cuando empezó a crecer su participación en el mundo laboral, y desde los años 80 su presencia se hizo ya generalizada.
Esta incorporación masiva se debió a varios factores:
- El feminismo, que empezó a tener influencia en España a partir de mediados de los 60, influyendo especialmente en mujeres con estudios o universitarias.
- Los cambios demográficos: aumentó el número de mujeres, vivían más años y bajaron las tasas de matrimonio y natalidad, lo que les dio más libertad y tiempo para trabajar fuera de casa.
- La expansión de la educación: más mujeres accedieron a estudios superiores, mejorando su formación y oportunidades laborales.
- Los cambios legales, que eliminaron muchas normas discriminatorias en el trabajo y en la vida civil.
- Una transformación social en la percepción de la mujer: trabajar fuera del hogar se volvió común y aceptado.
A pesar de todos estos avances, desde los años 90 las mujeres siguen enfrentando varios problemas laborales:
- Suelen cobrar menos que los hombres.
- Tienen más dificultades para ascender a puestos importantes.
- Sufren mayor precariedad (contratos temporales o a tiempo parcial).
- El desempleo entre mujeres es más alto.
- Existen formas de discriminación más sutiles o estructurales.