Inmovilistas y aperturistas

El desgaste político del régimen


En 1962, España solicitó negociaciones para entrar en la Comunidad Económica Europea (CEE), pero un centenar de españoles se reunieron en Munich y recomendaron la no admisión de España mientras no se restauraran las libertades. Eran dirigentes liberales de derecha, pero el régimen respondió con dureza.

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La prensa descalificó el llamado “Contubernio de Munich”, y se multiplicaron las detenciones de dirigentes de la oposición.
A pesar de todo, el régimen quiso dar una imagen más aperturista con la llegada al Gobierno, de ministros jóvenes como Manuel Fraga, López Rodó y López Bravo. Se aprobaron leyes como la de Prensa de 1966, que eliminó la censura previa.

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En 1969 el príncipe Juan Carlos fue nombrado por las Cortes sucesor de Franco. La continuidad del régimen parecía asegurada. Los cambios no acababan con la protesta obrera ni universitaria, y el régimen respondía con una represión cada vez mayor. En 1968 tras el primer asesinato de ETA, se estableció la jurisdicción militar para derechos políticos y sociales.

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La década finalizó con el Proceso de Burgos, en el que nueve miembros de ETA fueron condenados a muerte, peor las protestas, la presión internacional y el secuestro del cónsul alemán en Bilbao, hicieron que Franco cambiara las penas por la cadena perpetua.

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A partir de 1970 los Gobiernos eran más débiles. Salieron a la luz algunos casos de corrupción. El más célebre fue el caso Matosa: subvenciones ala exportación a una empresa ficticia que inculpaba a varios ministros.

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La oposición obrera y universitaria era duramente reprimida en las calles por la Brigada Social y Tribunal de Orden Público (TOP).

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El envejecimiento de Franco provocó un debate sobra la continuidad de la dictadura, y se produjo una ruptura dentro del régimen. Los llamados aperturistas querían reformar el sistema para acercarlo hacia un modelo parlamentario, y los inmovilistas se oponían al más mínimo cambio. En 1973 apareció una nueva organización armada contra el régimen, el FRAP (Frente Popular Antifacista Patriótico), que realizó su primer atentado el 1 mayo en Madrid. /La represión se acentuó, y Franco decidió separar la jefatura del Estado de la del Gobierno, nombrando como presidente al almirante Carrero Blanco, que gobernó con ministros del Opus Dei y franquistas inmovilistas./El nuevo Gobierno no tuvo tiempo de actuar. El 20 diciembre de 1973, día que se iniciaba el Proceso 2001 contra diez dirigentes de la CCOO, se esperaban manifestaciones y protestas preparadas por la oposición, pero esa misma mañana Carrero Blanco fue asesinado por ETA. Este atentado fue un golpe duro para Franco, que perdió a su hombre de confianza cuando acusaba ya síntomas de debilidad física y moral. El sustituto de Carrero fue Arias Navarro, de talante inmovilista.
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 En 1974 se produjo un fuerte enfrentamiento con la Iglesia. El presidente de la Conferencia Episcopal, el Cardenal Enrique y Tarancón (abiertamente antifranquista), hizo que aumentara la tensión entre la Iglesia y el régimen, que llegó al máximo con la homilía del obispo de Bilbao Añoveras en al que se mencionaba la personalidad diferente del País Vasco. Esto provocó una amenaza de expulsión por parte del Gobierno, y el Vaticano amenazó a su vez con la excomunión de Franco. Este ordenó a Arias que cediera, pero la ruptura era ya absoluta.

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En julio de 1974, Franco fue hospitalizado, y cedió los poderes al príncipe Juan Carlos. Aunque Franco se recuperó, su declive era evidente.

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Tras el verano de 1975 los acontecimientos se precipitaron. Varios miembros de ETA y  FRAP fueron juzgados, y doce de ellos condenados a muerte. El 27 de septiembre, cinco fueron ejecutados en medio de fuertes protestas internacionales contra la Dictadura. Franco organizó una de las grandes concentraciones en la Plaza de Oriente el 1 octubre, pero la agitación acabó por agotarle y cayó enfermo el día 13 de octubre. Murió el 20 noviembre d 1975. En su testamento político reiteraba las ideas que habían sido la esencia de su régimen desde 1939.

La oposición al régimen

La guerrilla antifranquista

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Muchos combatientes se fueron al monte después de la guerra, y hostigaron alas fuerzas del orden y al ejército. Eran pequeñas partidas dirigidas por anarquistas y comunistas. Las acciones comunistas se intensificaron a partir de 1945 organizadas por el PCE, que obligaron a utilizar muchos efectivos de la Guardia Civil y del ejército. Poco a poco fueron capturadas o exterminadas, y en 1948 el PCE renunció a la lucha guerrillera.La oposición interior:La represión desmanteló los partidos y sindicatos. Aun así el PCE, CNT y en menor medida el PSOE, organizaron algunas células de resistencia, aunque la mayoría de sus dirigentes acabaron en la cárcel o fusilados.En los años 50, surgieron protestas contra las subidas de precios y los bajos salarios, que provocaron huelgas en Barcelona, Bilao y Madrid en 1951. Tuvieron un éxito relativo, y esto fortaleció a la oposición clandestina.

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La protesta universitaria fue más importante. Entre los estudiantes se infiltraron algunos socialistas y comunistas, y profesores y alumnos que reivindicaban mayor libertas de cátedra y opinión. En 1956 hubo graves enfrentamientos entre estudiantes, que hicieron dimitir al ministro de educación. Esto demostró que había una nueva generación, dispuesta a oponerse ala Dictadura.

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En 1960 el PCE tenía una organización clandestina dentro del país. Desde 1956 se había renovado, y protagonizó la lucha contra la Dictadura. El PSOE estaba dividido. En el interior, se pensaba el colaborar con el PCE, pero los dirigentes en el exterior no estaban de acuerdo.

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