Introducción a la Organización Territorial de España
El territorio español se delimita respecto a otros estados a través de sus fronteras. España limita al norte con Francia y el Principado de Andorra; al oeste, con Portugal; y al sur, con Marruecos. Internamente, España cuenta con una organización político-administrativa descentralizada, donde el poder se reparte entre divisiones territoriales con capacidad de autogobierno: comunidades autónomas, provincias y municipios.
La organización territorial de España ha experimentado numerosas variaciones a lo largo de su historia.
La Organización Territorial en la Historia de España
La Antigüedad
Hasta la conquista romana, el territorio peninsular estuvo habitado por pueblos indígenas con instituciones propias. Con la llegada del dominio romano, el territorio se dividió por primera vez en provincias (inicialmente dos, llegando a siete). Los visigodos crearon un Estado independiente y unificado con capital en Toledo. Su unidad territorial básica fue el territorium o ducado, de menor extensión que la provincia romana.
La Edad Media
La Edad Media se inicia con la invasión musulmana en el año 711. Durante este periodo, se distinguen dos conjuntos territoriales, cada uno con sus propias divisiones político-administrativas:
- Los musulmanes organizaron su territorio, Al-Ándalus, en provincias o coras. Cada cora se dividía en demarcaciones económico-administrativas menores, los iqlim.
- Los reinos cristianos, durante la Reconquista, crearon un sistema político-administrativo que es el origen de la diferenciación regional actual.
En el siglo XIII, el territorio peninsular se dividía en cinco grandes reinos:
- El Reino de Portugal
- El Reino de Castilla y León
- La Corona de Aragón
- El Reino de Navarra
- El Reino Nazarí de Granada
La Edad Moderna
Con los Reyes Católicos tuvo lugar una unificación territorial, al unirse la Corona de Castilla y la Corona de Aragón. A esta unión se sumaron Granada, Navarra, Canarias y Melilla (Portugal no se incorporó).
Con los Austrias, Portugal se unió a la Corona española hasta 1640. Tras su separación, Ceuta quedó bajo soberanía española.
Los Borbones crearon un Estado centralista siguiendo el modelo castellano (excepto Navarra y el País Vasco). Con Carlos II se inició una primera racionalización territorial. Con Carlos IV continuó este proceso y aparecieron nuevas provincias.
La Edad Contemporánea
En el siglo XIX, el ministro Javier de Burgos realizó una nueva división provincial para racionalizar la caótica organización territorial borbónica. Creó 49 provincias. En 1927, el número ascendió a 50 al dividirse Canarias en dos provincias, cada una con su propia capital, pero bajo una única administración. Esta división coincide prácticamente con la actual.
Con la I República se propuso un Estado federal organizado en regiones, pero este modelo no llegó a implementarse.
Durante la Restauración, surgieron movimientos regionalistas que reivindicaban la identidad de sus «regiones», y que más adelante se convertirían en movimientos nacionalistas (especialmente en el País Vasco y Galicia).
En el siglo XX, la Segunda República declaró a España como un Estado integral, compatible con la autonomía de los municipios y las regiones. Cataluña y el País Vasco consiguieron aprobar sus estatutos de autonomía, mientras que Galicia no lo logró debido al estallido de la Guerra Civil.
El Franquismo implantó un Estado unitario con división provincial y regional, aboliendo los estatutos vasco y catalán. Reprimió el nacionalismo e impuso una estricta centralización.
Con la llegada de la Democracia, se consolidó un Estado descentralizado.
La Organización Territorial Actual: Comunidades Autónomas y Regiones
La organización político-administrativa actual es propia de un Estado descentralizado. En España, las divisiones administrativas fueron establecidas por la Constitución de 1978 y comprenden una administración local y una administración autonómica o regional.
Administración Local
El municipio es la entidad territorial básica del Estado español, superando los ocho mil en número. Su función principal es prestar servicios a los ciudadanos. El gobierno y la administración municipal corresponden al Ayuntamiento, formado por concejales elegidos por los vecinos mediante sufragio universal, y el alcalde, elegido por los concejales.
La provincia es la entidad territorial formada por una agrupación de municipios. Actualmente, existen 50 provincias, cada una con una ciudad como capital. Su función es fomentar los intereses provinciales. El gobierno provincial corresponde a la Diputación Provincial, integrada por diputados escogidos entre los concejales y un presidente elegido por los diputados.
Administración Autonómica
La Comunidad Autónoma es una entidad territorial formada por provincias limítrofes o territorios insulares (incluyendo comunidades autónomas y ciudades autónomas).
La función de las comunidades autónomas es la de autogobernarse en los asuntos de su competencia. El gobierno autonómico está en manos del Consejo de Gobierno, integrado por un presidente y varios consejeros. La elaboración de las leyes corresponde al Parlamento Autonómico. Además, cada comunidad autónoma tiene un Tribunal Superior de Justicia y cuenta con una Delegación del Gobierno.
La condición para que varias provincias puedan constituirse en comunidad autónoma es que estas deben compartir características históricas y culturales comunes.
Las Regiones y la Cohesión Territorial
Para evitar desequilibrios territoriales y fomentar la cohesión, España desarrolla una política regional que busca reducir las disparidades y promover el desarrollo equitativo de cada provincia.
Los instrumentos utilizados para evitar estos desequilibrios y promover el desarrollo incluyen el Presupuesto General del Estado, la cooperación interterritorial y los fondos obtenidos a través del IRPF y el gasto social.