La Crisis de la Restauración Española (1917-1923): Inestabilidad, Conflictividad Social y el Desastre de Annual

El Colapso del Sistema Liberal Parlamentario en España (1917-1923)

La crisis del Estado liberal y del régimen parlamentario de la España de la Restauración se enmarca dentro del proceso general de la crisis del Estado liberal de la Europa de entreguerras. Esta crisis culminó en 1917 con la descomposición de los partidos dinásticos. Esto dificultó la formación de gobiernos con mayorías parlamentarias y acentuó la inestabilidad política.

La crisis era, sobre todo, el exponente de la imposibilidad de un sistema liberal de base oligárquica de evolucionar hacia la democratización. Los planes de reforma quedaron postergados ante los crecientes problemas como la cuestión catalanista, la conflictividad social, el problema de Marruecos y el debate de las responsabilidades por el Desastre de Annual.

5.1. La Inestabilidad Política: Gobierno y Oposición

Los años de 1917 y 1918 abrieron una breve etapa llamada de los gobiernos de concentración, en los que participaron las distintas facciones que componían tanto el Partido Conservador como el Liberal, e incluso los regionalistas de la Lliga. Eran gobiernos débiles que, con frecuencia, recurrieron a medidas excepcionales, como el cierre de las Cortes.

La Oposición Fragmentada

  • El Partido Socialista (PSOE) experimentó una división a raíz del triunfo de la Revolución Bolchevique en Rusia y la fundación de la III Internacional (1919). Una minoría radical, favorable al ingreso en la Internacional Comunista, fundó en 1921 el Partido Comunista de España (PCE).
  • Los republicanos acusaron una fuerte debilidad, debido a sus divisiones internas. Las dos corrientes más destacadas del republicanismo, los radicales y los reformistas, fueron incapaces de movilizar a las masas, evolucionando hacia el conservadurismo social y perdiendo apoyos electorales.
  • Los nacionalismos catalán y vasco emprendieron una campaña para reclamar la autonomía. Las divisiones alcanzaron también a estos partidos. Lluís Companys fundó el Sindicato Unió de Rabassaires y Francesc Macià formó Estat Català, un partido claramente independentista.

5.2. Conflictividad Social y Expansión del Movimiento Obrero

La crisis, agudizada por la recesión económica de la posguerra y el influjo de la Revolución Rusa de 1917, favoreció un gran crecimiento de los sindicatos y contribuyó a radicalizar las posturas de las clases trabajadoras.

También proliferaron las organizaciones de empresarios. Ante el crecimiento de los sindicatos, el agravamiento económico por la crisis de la posguerra y la ofensiva obrera, los patronos cambiaron de actitud y adoptaron una línea dura, dispuestos a eliminar los sindicatos mediante el despido y el cierre de fábricas.

El Trienio Bolchevique (1918-1921)

En Andalucía, los campesinos, que secularmente denunciaban el anacrónico sistema de propiedad latifundista, e inmersos en unas miserables condiciones de vida que se agravaron con la guerra, intensificaron sus movilizaciones a partir de 1918, dando lugar al llamado Trienio Bolchevique (1918-1921). Muchos municipios andaluces y extremeños llegaron a estar controlados por los comités de huelga y se procedió a la ocupación y repartición de tierras. El gobierno actuó con dureza.

La Huelga de la Canadiense y el Pistolerismo

Simultáneamente a la conflictividad campesina, se produjo la de los obreros de la minería y la industria. Pero el momento culminante de la conflictividad social se alcanzó en Barcelona en 1919, con la Huelga de la Canadiense, como se conocía popularmente a la compañía que suministraba electricidad a la ciudad. A pesar de la oposición de la empresa y de las autoridades militares, el gobierno forzó la negociación. Pese a todo, el conflicto, laboral en su origen, derivó en una auténtica guerra social, en la que se impusieron los sectores violentos, declarándose la huelga general.

La patronal respondió con el cierre de empresas y la contratación de bandas de pistoleros, con el objeto de eliminar el anarcosindicalismo. Los actos terroristas y la violencia en las calles, fruto del sangriento enfrentamiento entre pistoleros (pistolerismo) de uno y otro bando, sumieron la ciudad en una espiral de violencia durante los años 1919-1921. Se impuso la represión militar y el terrorismo policial mediante la aplicación de la Ley de Fugas, por la que los sindicalistas detenidos eran asesinados alegando que intentaban escapar. Entre los asesinatos más destacados están el del dirigente anarcosindicalista moderado Salvador Seguí y el del presidente del gobierno Eduardo Dato.

5.3. El Desastre de Annual

Fue en Marruecos, en el verano de 1921, donde se produjo la crisis más grave. Durante la Primera Guerra Mundial se interrumpieron las operaciones coloniales en Marruecos; la zona del protectorado español se mantuvo tranquila, gracias a los pactos con los indígenas. Pero al acabar la guerra, Francia retomó con ímpetu su política colonial y amenazó con reducir la presencia española en la zona. El gobierno decidió considerar la ocupación efectiva del territorio.

El nuevo alto comisario, el general Dámaso Berenguer, inició la ocupación y ordenó al general Silvestre, comandante en jefe de Melilla, que detuviera la ofensiva de los indígenas en la zona del Rif. Pero el impaciente general Silvestre prosiguió un avance precipitado sobre el corazón del Rif, con el objeto de ocupar la bahía de Alhucemas, penetrando en un terreno de difícil acceso. Abd-El-Krim encabezó una rebelión generalizada de los rifeños y organizó el cerco de las tropas españolas en Annual.

Silvestre dio la orden de retirada y, en medio del caos por la desorientación de los mandos y el amotinamiento de las tropas indígenas, se produjo la desbandada de los españoles hacia Melilla. Este desastre militar fue el detonante final. El general Miguel Primo de Rivera encabezó un golpe de Estado, por el que se imponía una dictadura militar como solución para la crisis del régimen.

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