Introducción al Discurso de Juan Negrín (1937)
Este documento es un fragmento del discurso pronunciado por Juan Negrín, entonces Presidente del Gobierno de la República Española, ante la Sociedad de Naciones en Ginebra (Suiza), en septiembre de 1937.
Se trata de una fuente primaria de naturaleza política, dirigida a un público amplio, específicamente a los miembros de la Sociedad de Naciones. Su principal objetivo es denunciar y dar a conocer la intervención extranjera que se estaba produciendo en la Guerra Civil Española, apoyando activamente al bando sublevado.
Juan Negrín asumió la presidencia del Gobierno de la II República tras los “Sucesos de Mayo” de 1937, sucediendo a Largo Caballero, y mantuvo este cargo hasta el final del conflicto. Negrín era partidario de continuar la guerra en España, con la esperanza de que la inminente Segunda Guerra Mundial provocara la participación de las potencias democráticas en apoyo de la República. En mayo de 1938, hizo públicos sus “Trece Puntos”, un intento de buscar la paz y establecer una República moderada.
Ideas Clave del Discurso de Negrín
La idea principal del discurso de Negrín es la denuncia de la intervención extranjera en la Guerra Civil Española. A partir de esta premisa central, se desglosan varias ideas secundarias:
- La ayuda internacional a los sublevados comenzó desde el inicio del alzamiento, en el momento en que el golpe militar no logró un triunfo rápido.
- Ante la incapacidad del bando rebelde para vencer por sí mismo, Alemania e Italia escalaron su apoyo, pasando de la asistencia política a la ayuda militar directa con armamento.
- Portugal intervino activamente, permitiendo el uso de sus puertos y territorio para el desplazamiento de fuerzas y material.
- Para noviembre de 1936, la rebelión ya no era un asunto exclusivamente español, sino que se había transformado en un conflicto de dimensión internacional.
- La necesidad de un Acuerdo de No Intervención evidenciaba claramente que la intervención extranjera ya estaba ocurriendo.
- Negrín denunciaba una “situación de guerra” latente en Europa, con España como su campo de batalla.
- España se había convertido en el escenario de un conflicto que prefiguraba una guerra mundial.
- El Acuerdo de No Intervención atentaba contra los derechos del Gobierno legítimo de España y contra el Derecho Internacional, además de suponer una concesión a los Estados Totalitarios.
Contexto Histórico de la Intervención Extranjera
La Guerra Civil Española (17/18 de julio de 1936 – 1 de abril de 1939) es ampliamente considerada un preludio de la Segunda Guerra Mundial. Estalló en un momento de alta tensión entre las potencias fascistas y las democracias, a las que se sumaba la Unión Soviética. Los bandos ideológicos enfrentados en España coincidían en gran medida con los que se enfrentarían en el conflicto mundial.
El Comité de No Intervención y su Ineficacia
Al comienzo de la guerra, la Sociedad de Naciones, a instancias del Reino Unido, constituyó un Comité Internacional de No Intervención en septiembre de 1936, formado por veintisiete países. Sin embargo, tanto el Reino Unido como Francia optaron por una estricta neutralidad. A la larga, este comité resultó ser ineficaz para evitar la presencia internacional en la guerra, ya que su cumplimiento fue desigual.
Apoyo a los Sublevados
La Alemania de Hitler y la Italia de Mussolini brindaron una ayuda militar crucial a los sublevados, convirtiendo a España en un “banco de pruebas” para nuevas armas y tácticas militares. La colaboración incluyó:
- Italia: Aportó aviones y aproximadamente 40.000 soldados del Corpo Truppe Volontarie (CTV).
- Alemania: Suministró tanques, artillería, aviación (la famosa Legión Cóndor), especialistas en telecomunicaciones y unos 16.000 hombres.
- Portugal: El régimen de Salazar aportó 20.000 voluntarios y facilitó el paso por su territorio, lo que fue una ayuda logística significativa.
- Marruecos: Contribuyó con aproximadamente 100.000 hombres.
- Capitalistas extranjeros: Franco también contó con la colaboración de capitalistas americanos e ingleses, que proporcionaron combustible (de Texaco y Standard Oil), camiones y armas.
La ayuda internacional en las primeras semanas de la guerra fue decisiva para los sublevados, especialmente en el traslado del Ejército de África a la península (el primer puente aéreo de la historia), y continuó siendo vital a lo largo del conflicto con el suministro de munición, material de guerra y soldados.
Dificultades de la República y Apoyo Internacional
Por otro lado, la República enfrentó grandes dificultades para adquirir suministros y material bélico, debido a la política de no intervención de las democracias y al cierre de fronteras. La ayuda inicial francesa fue escasa y se interrumpió tras la firma del Pacto de No Intervención. El celo de las democracias en hacer cumplir este pacto impedía la compra de armamento al gobierno de Madrid, mientras se hacía “la vista gorda” a la ayuda que las potencias totalitarias enviaban a los sublevados.
Más tarde, a partir de noviembre de 1936, comenzó a llegar la ayuda de la Unión Soviética, que aportó técnicos, víveres y armamento, pagado con el oro del Banco de España. Sin embargo, la ayuda soviética no fue continua y tuvo muchas dificultades para llegar con regularidad a la zona republicana.
La República también contó con el apoyo de unos 35.000 voluntarios de sindicatos y partidos de izquierda extranjeros, procedentes de unos sesenta países, conocidos como las Brigadas Internacionales. Estas brigadas intervinieron en las principales batallas de la guerra, destacando su participación en las de Guadalajara y el Jarama.
En septiembre de 1937, momento en que Negrín pronunció su discurso, la Guerra Civil se encontraba en su segunda fase. Franco estaba concentrado en la conquista de la cornisa cantábrica, una de las zonas más industrializadas de España.
Conclusión: La Guerra Civil como Conflicto Internacional
El alzamiento de un grupo de militares, apoyado por una trama civil de partidos políticos y sociales conservadores, no logró un triunfo rápido ni un fracaso total, lo que derivó en una prolongada guerra civil. Tal como afirmó el Presidente de la República Manuel Azaña, sin la intervención de las potencias extranjeras, la guerra habría terminado en pocos meses debido a la escasez de materiales, y posiblemente no habría pasado de ser una rebelión más. Azaña llegó incluso a hablar de una “invasión clandestina” de la República Española por parte de potencias extranjeras, una perspectiva que el discurso de Negrín refuerza y denuncia ante la comunidad internacional.