La Monarquía Hispánica: Consolidación del Estado Moderno bajo Reyes Católicos, Carlos V y Felipe II

Introducción: La Forja de la Monarquía Hispánica

El reinado de Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón, conocidos como los Reyes Católicos, marcó un periodo de profundas transformaciones en la península ibérica. Fue una época rica en acontecimientos singulares y de gran trascendencia, con fechas precisas que definieron el rumbo de lo que sería la Monarquía Hispánica. Desde la proclamación de la reina Isabel en Segovia hasta el decreto de expulsión de los judíos, la conquista de Granada o la partida de Colón, cada suceso contribuyó a modificar aspectos fundamentales de la existencia de España como pueblo.

Para ello, los Reyes Católicos trazaron las líneas maestras de una nueva organización de los reinos. Prueba de ello fue la creación de instituciones clave como la Santa Hermandad y la figura de los corregidores, la permanencia del Consejo Real y la anulación de la influencia política de la nobleza. Así fue como se sentaron las bases para la consagración del Estado Moderno en España.

El Reinado de los Reyes Católicos: Pilares del Estado Moderno

La Creación del Estado Moderno

La consolidación del Estado Moderno durante el reinado de los Reyes Católicos se fundamentó en varios factores clave:

  • Sometimiento de la Nobleza, Clero y Burguesía

    • Nobleza: Fue atraída a la Corte, donde resultaba más fácil de controlar, perdiendo parte de su poder político tradicional.
    • Clero: Fernando el Católico logró someterlo a través de un acuerdo con el Papa. Además, el rey se convirtió en Maestre de todas las órdenes militares, lo que le otorgó un control significativo sobre sus vastos recursos y territorios.
    • Burguesía: Fue controlada mediante la figura del corregidor, representante real en los municipios.

    Para acabar con los desórdenes públicos y el bandolerismo, se creó la Santa Hermandad, una especie de policía rural eficaz en el mantenimiento del orden.

  • Una Nueva Organización del Estado

    Se crearon nuevos organismos de poder que centralizaron la administración:

    • El Consejo Real: Asesoraba directamente al monarca en asuntos de gobierno.
    • Las Audiencias y Chancillerías: Eran las principales instituciones judiciales, con los reyes como jueces supremos.
    • Un Ejército Permanente: Se crearon los famosos Tercios, que dominarían media Europa en el siglo XVI y se harían célebres en Italia bajo el mando del Gran Capitán.

    Las Cortes, por su parte, perdieron parte de su protagonismo al dejar de convocarse con regularidad, excepto para aprobar nuevos impuestos. En la Corona de Aragón, se creó la figura del Virrey para representar al monarca en cada uno de sus reinos.

  • El Proceso de Unidad Territorial

    A finales de la Edad Media, la península ibérica estaba dividida en cinco reinos principales: Castilla, Aragón, Navarra, Portugal y Granada. Los Reyes Católicos llevaron a cabo la unificación de la mayoría de ellos, con la excepción de Portugal.

    • Unión Dinástica: La unión entre Castilla y Aragón fue la consecuencia del matrimonio de Isabel y Fernando. Cada reino conservó sus propias leyes, instituciones y monarcas, unidos únicamente en cuanto a política exterior.
    • Conquista de Granada: La definitiva unificación territorial peninsular se produjo tras la conquista del Reino Nazarí de Granada en 1492.
    • Anexión de Navarra: Fernando el Católico anexionó Navarra a la Corona de Castilla en 1512.
  • La Uniformidad Religiosa

    En los reinos medievales coexistían tres religiones: musulmanes, judíos y cristianos. Los Reyes Católicos buscaron la uniformidad religiosa como pilar de la unidad nacional:

    • Creación de la Inquisición (1478): Su objetivo principal no era perseguir a musulmanes o judíos, sino a los falsos conversos al cristianismo.
    • Decreto de Expulsión de los Judíos (1492): Una medida que tendría graves consecuencias económicas y sociales para la península.
    • Conversión o Expulsión de los Mudéjares: Los mudéjares (musulmanes en territorios cristianos) tuvieron que convertirse al cristianismo (pasando a ser moriscos) o emigrar. Los moriscos serían expulsados definitivamente en 1609.
  • La Expansión Territorial y Política Exterior

    El objetivo fundamental de la política exterior de los Reyes Católicos era aislar a Francia, su gran rival. Los principales aspectos de esta política fueron:

    • Política Matrimonial: La utilización estratégica de las bodas reales permitió a España integrarse en Europa y establecer relaciones diplomáticas permanentes con los principales vecinos de Francia.
      • Su hija Juana, heredera tras la muerte de la princesa Isabel y de su hijo Juan, se casó con Felipe el Hermoso, hijo de María de Borgoña y Maximiliano I de Austria, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico. El hijo de esta unión sería Carlos I.
      • Su hija Catalina fue prometida con Enrique VIII de Inglaterra para asegurar una alianza frente a Francia, aunque el rey inglés se separaría de ella posteriormente.
      • Sus hijas Isabel y María fueron prometidas con Manuel I el Afortunado de Portugal, buscando la unidad peninsular.
    • Intervención en Italia: Fernando el Católico envió al Gran Capitán a Italia para asegurar los intereses aragoneses.
    • Conquista de Navarra: Fernando organizó una campaña dirigida por el Duque de Alba que en 1512 tomó Navarra sin encontrar apenas resistencia.
    • Ocupación Definitiva de las Islas Canarias: Completando la incorporación de este archipiélago a la Corona de Castilla.
    • Intervención en el Norte de África: Fernando intentó frenar el avance del Imperio Otomano en el Mediterráneo. La lucha contra los turcos continuaría con Carlos I y Felipe II.
    • Política Atlántica: En el Atlántico, los Reyes Católicos encontraron otra zona de expansión, evitando el cierre de las rutas comerciales impuestas por los otomanos en el Mediterráneo oriental. Esto incluyó el apoyo al proyecto de Cristóbal Colón.

Conclusión del Reinado de los Reyes Católicos

El reinado de los Reyes Católicos sentó las bases institucionales y legislativas para la construcción del Estado Moderno en los territorios de la Monarquía Hispánica, marcando el inicio de una nueva era para España.

La Monarquía Hispánica bajo Carlos V y Felipe II: Desafíos y Consolidación

Introducción: Un Imperio Global y sus Retos

La política exterior de Carlos V estuvo marcada por la idea de conseguir la unidad religiosa en Europa y defender el cristianismo frente a las amenazas de los protestantes y del Imperio Otomano. Carlos I reunió en su persona una enorme herencia a la que se añadió en 1519 el Sacro Imperio Romano Germánico. Sin embargo, se enfrentó a la oposición de los príncipes alemanes, quienes, para escapar de la autoridad del emperador, se convirtieron al protestantismo. Además, el avance otomano amenazaba a Europa a las puertas de Viena.

Felipe II heredó los complejos problemas de su padre: la defensa del catolicismo en Europa y la lucha contra los otomanos en el Mediterráneo. Su política exterior estuvo condicionada tanto por la amplitud de su Imperio, tras la incorporación de Portugal y sus colonias, como por la tradicional rivalidad de la Monarquía Española con el resto de las potencias europeas.

La Política Exterior de Carlos V

La política exterior de Carlos V tuvo tres aspectos fundamentales:

  • La Rivalidad con Francia

    Carlos V y Francisco I de Francia chocaron pronto por sus aspiraciones coincidentes en Italia, especialmente por el control del Ducado de Milán, fundamental para el emperador. Las guerras franco-habsbúrgicas fueron constantes. Tras la derrota de Pavía en 1525, donde cayó prisionero el rey francés Francisco I, se firmó el Tratado de Madrid, por el cual el rey francés se comprometió a renunciar a cualquier derecho sobre la península italiana. Sin embargo, las luchas se reanudaron tanto en Italia como en los Países Bajos, llegando el Papa a apoyar a Francia, lo que provocó que en 1527 las tropas imperiales saquearan Roma. La derrota francesa concluyó con el Papa coronando solemnemente a Carlos I como emperador.

  • La Guerra en Alemania: Reforma Protestante

    Carlos V se enfrentó a Martín Lutero y a muchos príncipes alemanes que vieron en la Reforma la ocasión para independizarse del emperador. Los príncipes protestantes alemanes, con el apoyo de Francia, se enfrentaron a Carlos V y, aunque fueron derrotados militarmente en la Batalla de Mühlberg (1547), el conflicto no se resolvió. Finalmente, en 1555, se llegó a la Paz de Augsburgo, por la que se concedió a los príncipes alemanes la libertad religiosa bajo el principio «cuius regio, eius religio» (la religión del príncipe es la del territorio).

  • La Guerra contra los Otomanos

    El Imperio Otomano se convirtió en una gran potencia en el Mediterráneo oriental y aspiraba a extender su dominio por Centroeuropa. Carlos I consiguió conquistar Túnez en 1535 y detuvo el avance otomano a las puertas de Viena en 1529 y 1532.

La Política Exterior de Felipe II

Los aspectos más significativos de la política exterior de Felipe II fueron:

  • La Unidad Ibérica: Anexión de Portugal

    Tras la muerte del rey de Portugal sin descendencia directa, Felipe II, como tío del fallecido y descendiente directo del rey Manuel I de Portugal por línea femenina, reclamó su derecho al trono. Felipe II decidió la invasión de Portugal, que encargó al Duque de Alba. Las tropas castellanas llegaron a Lisboa sin encontrar apenas resistencia, y las Cortes portuguesas lo proclamaron rey en 1581. Con esta anexión, los vastos territorios de Portugal en África, Asia y América pasaron a formar parte del Imperio de Felipe II, un imperio «donde el sol no se ponía».

  • La Rivalidad con Francia

    El apoyo francés a los rebeldes flamencos y la rivalidad en Italia fueron los motivos de sus guerras con el país vecino. El primer episodio bélico significativo fue la victoria de San Quintín en 1557 sobre Francia, en conmemoración de la cual Felipe II mandó construir el Monasterio de El Escorial.

  • Lucha contra el Imperio Otomano

    La Batalla de Lepanto, librada en las costas de Grecia en 1571, fue un éxito personal de Don Juan de Austria y detuvo, de momento, el avance turco en el Mediterráneo occidental, aunque el interés otomano se centró posteriormente en la parte oriental del Mediterráneo.

  • La Rebelión de los Países Bajos

    Para reprimir la rebelión protestante y nacionalista en los Países Bajos, el rey mandó a sus mejores generales, como el Duque de Alba y Don Juan de Austria. La rebelión no fue completamente controlada, y Felipe II acabó designando a su hija Isabel Clara Eugenia como gobernadora con derecho a sucesión. El conflicto se prolongó hasta el siglo XVII, culminando en la independencia de las Provincias Unidas.

  • La Rivalidad con Inglaterra

    Tras la muerte de su esposa inglesa, María I Tudor, las relaciones con Inglaterra se hicieron cada vez más hostiles. Inglaterra, bajo Isabel I, apoyaba a los protestantes de los Países Bajos y fomentaba la piratería contra las posesiones españolas en América y contra los barcos españoles. Felipe II inició la lucha con Isabel I para defender los intereses de María Estuardo, reina católica de Escocia. Este acontecimiento le decidió a enviar la famosa Armada Invencible en 1588, una expedición que, a pesar de su fracaso, alimentaría la Leyenda Negra.

Conclusión: El Legado de los Austrias Mayores

La constante presión militar y la defensa de la cristiandad en Europa tuvieron un impacto significativo en la economía española. La pobreza que afectó a España a partir del final del siglo XVI estuvo directamente relacionada con su ambiciosa política exterior y su papel como defensora del catolicismo. Durante los reinados de Carlos V y Felipe II, apenas hubo un respiro en el inmenso esfuerzo militar y económico de la Monarquía Hispánica.

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