La Monarquía Hispánica: De la Expansión Atlántica a la Crisis de los Austrias

El Significado de 1492: Guerra de Granada y Descubrimiento de América

La Guerra de Granada (1481 – 1492) culminó con la rendición de Granada, lo que ayudó a unificar los reinos de Castilla y Aragón. Este conflicto debilitó el poder de la nobleza, aunque esta conservó sus tierras. Con la conquista de las Islas Canarias se abrieron nuevas rutas en el Atlántico, si bien los portugueses dominaban inicialmente estas vías.

Cristóbal Colón presentó a los Reyes Católicos y al rey de Portugal su propuesta para llegar a las tierras asiáticas, siendo inicialmente rechazada por ambos. Finalmente, Isabel de Castilla aceptó el proyecto con el objetivo de evangelizar a los indígenas. A mediados de 1492, varias naves partieron y llegaron al Caribe, donde se encontraron con grandes riquezas, lo que impulsó numerosas expediciones. En la última de sus expediciones, Colón sería juzgado por corrupción y malos usos.

Este descubrimiento provocó malas relaciones con Portugal. El Papa Alejandro VI otorgó a Castilla la orden de evangelizar a los indígenas y afirmó su dominio sobre las nuevas tierras. Portugal se quejó, y en 1494 se firmó el Tratado de Tordesillas, en el que acordaron que el territorio al este de una línea imaginaria sería de Portugal y el del oeste, de Castilla.

El Imperio de los Austrias: España bajo Carlos I

Política Interior y Conflictos Europeos

Carlos I llegó a España en 1517 al frente de una vasta herencia territorial. En 1519, recibió la corona imperial como Carlos V, lo que acarreó una subida de impuestos a las Cortes castellanas para sufragar el viaje a Alemania.

La política interior estuvo marcada por la sublevación de las Comunidades de Castilla. Los comuneros se oponían a los consejeros flamencos y a Adriano de Utrecht como gobernador, defendiendo una limitación del poder real y de los impuestos. Fueron derrotados en Villalar, y sus líderes, Bravo, Padilla y Maldonado, fueron ajusticiados. Al mismo tiempo, estallaron las Germanías en Valencia y Mallorca, un movimiento de carácter antifudal. En ambos conflictos, la monarquía salió reforzada.

Los conflictos europeos reflejaron la aspiración de Carlos I de conseguir una monarquía universal-cristiana:

  • Guerras con Francia: Francisco I aspiraba al dominio italiano, lo que desembocaría en cuatro guerras franco-españolas en Italia, confirmando la hegemonía de Carlos I y la incorporación del Milanesado.
  • Lucha contra los turcos: Carlos I quiso defender la cristiandad ante el avance turco por el Mediterráneo, alternando triunfos y fracasos.
  • Conflictos religiosos: Iniciados con la Reforma Protestante de Lutero en Alemania. Aunque fueron frenados en Mühlberg, con el apoyo francés y la Paz de Augsburgo, Carlos V reconoció las dos religiones en el Imperio.

La Monarquía Hispánica de Felipe II

Gobierno, Administración y Problemas Internos

Carlos I abdicó en su hijo, Felipe II, cediendo a su hermano Fernando los territorios de Austria y los derechos imperiales. Así, al Imperio Universal de Carlos V le sucedió el hispánico de Felipe II. De él heredó los objetivos políticos: la lucha por la hegemonía y la defensa de su patrimonio territorial; y los conflictos externos con:

  • Francia: Renunció a sus intereses en Italia.
  • Imperio Turco: Ponía en peligro los dominios italianos.
  • Países Bajos e Inglaterra: Inglaterra apoyaba a los sublevados holandeses y hostigaba el comercio colonial.

Desde 1559, Felipe II no se ausentó de España, fijó la capital en Madrid y se rodeó de consejeros españoles. En el gobierno y la administración, potenció las instituciones creadas por los Reyes Católicos (los consejos, secretarios, virreyes y gobernadores) y creó las Juntas. Respetó las instituciones de cada reino, pero no evitó conflictos internos, ya que su política, basada en el poder absoluto y la defensa de la ortodoxia católica, le enfrentó a dos rebeliones: la de los moriscos en las Alpujarras y la de Aragón.

Felipe II logró la unidad peninsular al hacer valer sus derechos dinásticos tras la desaparición de Sebastián I de Portugal y la muerte del infante Enrique.

Exploración y Colonización de América

Consecuencias de los Descubrimientos

En el siglo XVI, se realizaron nuevas expediciones significativas:

  • Núñez de Balboa descubrió el océano Pacífico.
  • Magallanes y Elcano realizaron la primera vuelta al mundo.

Las Antillas sirvieron como bases para las nuevas conquistas:

  • La Conquista del Imperio Azteca, liderada por Hernán Cortés, constituyó el virreinato de Nueva España.
  • La Conquista del Imperio Inca, obra de Pizarro y Almagro, dio origen al virreinato del Perú.

Desde estos imperios, continuó la exploración y colonización. El descubrimiento y la colonización acarrearon consecuencias en España, Europa y América en distintos ámbitos:

  • Económicas: Se produjo un intenso intercambio comercial a través de la Casa de Contratación de Sevilla, llegando nuevos productos a Europa, mientras Castilla suministraba vid, aceite, ganado y trigo. La afluencia de oro y plata hizo aumentar los precios en Castilla, provocando una inflación en Europa.
  • Explotación Indígena: Se llevó a cabo a través de repartimientos, a pesar de la Ley de Burgos.
  • Políticas: La monarquía hispánica se convirtió en la primera potencia mundial, aunque se endeudó con los banqueros europeos.
  • Culturales: Se expandió la cultura europea en detrimento de la autóctona, surgiendo una mentalidad colonial.

Los Austrias del Siglo XVII: Gobierno de Validos y Crisis

La Crisis de 1640 y la Pérdida de Hegemonía

Una característica común a los últimos monarcas de la dinastía de los Austrias fue la figura de los validos. El valido era una persona del círculo del rey que asumía la máxima dirección de los asuntos políticos ante la creciente complejidad del funcionamiento del Estado y la despreocupación de los monarcas. No era un cargo institucional ni oficial, por lo que su poder residía en la confianza personal del rey. No solían pertenecer a la primera nobleza e intentaron gobernar al margen de los Consejos mediante Juntas.

El Duque de Lerma fue el primer valido de Felipe III. Intentó gobernar prescindiendo del sistema polisinodial y rodeándose de familiares y amigos en sus juntas. Llevó la Corte a Valladolid y, a pesar de la paz en Europa, no hubo reformas económicas ni políticas significativas. Durante su valimiento, se produjo la expulsión de los moriscos entre 1609 y 1614, lo que tuvo graves repercusiones, especialmente en Aragón y Valencia.

El Conde-Duque de Olivares tuvo un gran interés en gobernar la España de Felipe IV. Con el objetivo de obtener recursos para la reanudada guerra contra Francia, intentó implantar un impuesto unitario que supuso la creación de la Unión de Armas, la cual obligaba a cada reino a reclutar y mantener un ejército. Aragón y Valencia pactaron la entrega de dinero en lugar de soldados, pero Cataluña se mantuvo al margen. En Vizcaya hubo malestar por el impuesto de la sal, que iba contra sus fueros.

La mayoría de los problemas y conflictos internos del reinado de Felipe IV se materializaron en 1640, aunque sus raíces se encontraban en el intento inicial de contribución única. La nueva guerra con Francia en 1635 llevó las hostilidades a los Pirineos. Olivares pensó que esta situación podría ser una buena excusa para obligar a Cataluña a contribuir con tropas y dinero. En mayo de 1640, la rebelión de los campesinos ante la brutalidad de los tercios fue el anticipo del Corpus de Sangre en Barcelona. Los representantes del rey fueron pasados a cuchillo. Tras años de guerra, las tropas españolas pusieron fin a la secesión. En 1643, Felipe IV destituyó al Conde-Duque, quien había fracasado en todos sus frentes.

La Guerra de los Treinta Años y la Pérdida de la Hegemonía Española

El siglo XVII supuso el fin de la hegemonía española en Europa. La política exterior de Felipe III estuvo presidida por la pacificación: firmó la paz con Inglaterra (1604), la Tregua de los Doce Años con los Países Bajos (1609) y la paz con Francia tras la muerte de Enrique IV.

Sin embargo, en 1618 estalló la Guerra de los Treinta Años, entre los príncipes protestantes alemanes y el emperador católico Fernando II. La cuestión religiosa acabó siendo un pretexto, ya que lo que se jugaba era el orden internacional, y todos los conflictos se integraron en esta contienda. En el reinado de Felipe IV, expiró la Tregua de los Doce Años, favoreciendo a Suecia y los Países Bajos.

La Guerra de los Treinta Años finalizó en 1648 con la firma de la Paz de Westfalia. España reconoció la independencia de Holanda, iniciándose así la hegemonía francesa en Europa.

Factores de la Crisis Demográfica y Económica del Siglo XVII

Consecuencias de la Crisis

El siglo XVII fue un siglo de crisis generalizada en Europa. Los factores fundamentales de la crisis en España fueron:

  • Descenso Demográfico: A consecuencia de las grandes epidemias, la expulsión de los moriscos, las guerras y las crisis de subsistencias.
  • Depresión Económica: Al descenso demográfico se unió el endeudamiento de la Corona, lo que agudizó la depresión económica. Así, la producción agrícola disminuyó. La ganadería sedentaria creció frente a la trashumante, que se vio perjudicada por la disminución de exportaciones a Flandes. No se invertía en la industria y el comercio; la artesanía castellana entró en recesión. La metalurgia vasca y la industria naval también estaban en crisis. Decayó el comercio con América.

Hacia 1680, se inició una mejoría: aumentó la natalidad y se recuperó lentamente la producción y el comercio. La nobleza y el clero aumentaron su número; la primera se endeudó al disminuir sus rentas y querer mantener su nivel de vida. La burguesía intentaba ennoblecerse, y la situación de los campesinos empeoró, aumentando las revueltas y la emigración.

Crisis y Decadencia de la Monarquía Hispánica: El Reinado de Carlos II

El Problema Sucesorio

A la muerte de Felipe IV, y ante la minoría de edad de Carlos II, comenzó la Regencia de Mariana de Austria. La reina depositó su confianza en el jesuita Nithard como valido. Ya con Carlos II al frente de la Corona, la delegación del poder siguió en manos de validos como Juan José de Austria y el duque de Medinaceli.

La inestabilidad política fue en aumento, privatizándose muchas funciones, situación aprovechada por la nobleza y la Iglesia. A pesar de la decadencia política, la situación económica y demográfica mejoró en las últimas décadas del siglo. Se enfrentaron a conflictos como la revuelta de los Barretines en Cataluña, la Segunda Germania en Valencia y el Motín de los Gatos en Madrid.

Carlos II se decantó por Felipe de Borbón como heredero al trono; sin embargo, el temor de algunas potencias a un bloque hispano-francés provocó, tras la muerte del rey, la Guerra de Sucesión Española.

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