La Restauración Borbónica: Un Nuevo Régimen Político y Económico en España (1875-1902)
El término Restauración alude al retorno al trono de la dinastía de los Borbones, quienes habían sido expulsados durante la Revolución de 1868. Este periodo histórico abarca el reinado de Alfonso XII (1875-1885) y la regencia de su viuda, María Cristina (1885-1902). La Restauración significó la vuelta a una monarquía liberal y el cierre del ciclo revolucionario iniciado en 1868. Se estableció un sistema político que pretendía un auténtico respeto a la Constitución y una alternancia pacífica del poder.
El Sistema Político de la Restauración: Los Pilares de Cánovas
Antonio Cánovas del Castillo, fundador del Partido Conservador, ideó un sistema político que se asentaba sobre cuatro pilares fundamentales:
- El Rey: Ostentaba la jefatura de las fuerzas armadas, la designación del jefe de gobierno y la disolución de las Cortes. Recibía una acumulación de funciones.
- Las Cortes: Compartían la soberanía con el Rey. El poder legislativo residía en ellas y en el monarca. Las Cortes eran bicamerales, compuestas por el Senado y el Congreso. El Senado era una cámara claramente oligárquica con tres tipos de senadores. El Congreso era elegido por sufragio censitario hasta 1890, año en que se impuso el sufragio universal masculino.
- La Constitución: Ideada por Cánovas, pretendía ser una síntesis entre las posturas conservadoras y progresistas.
- El Poder Ejecutivo: Residía en el Rey y sus ministros. Ningún mandato del Rey podía llevarse a efecto sin el refrendo de un ministro.
El Poder Judicial y los Derechos Ciudadanos
El poder judicial residía en los tribunales. Se reconocía la libertad de expresión, de imprenta y de asociación, aunque estos derechos se vieron bastante limitados en la práctica. España se configuró como un país confesional, tolerando las religiones no católicas pero sin admitir cultos públicos. La Constitución establecía un centralismo en las leyes, suprimiendo los fueros.
El Turno de Partidos y el Falseamiento Electoral
El sistema de la Restauración se enfrentó a dos graves problemas: el exclusivismo del Rey y el protagonismo del ejército a través de los pronunciamientos. Los dos partidos principales, el Conservador y el Liberal, buscaban evitar que fuerzas políticas como los republicanos, el movimiento obrero o los nacionalistas alcanzaran el poder. El sistema funcionó gracias al entendimiento entre los líderes de ambos partidos: Cánovas (conservador) y Sagasta (liberal).
El falseamiento de las elecciones era una práctica habitual para asegurar la alternancia pactada. Este falseamiento se lograba mediante la intervención del gobernador civil, que controlaba las autoridades locales y las mesas electorales, y la figura del cacique local, quien compraba votos o coaccionaba a los ciudadanos para votar según su interés.
Desarrollo Político del Periodo
- 1875-1880: Cánovas gobernó, poniendo fin a los conflictos bélicos (carlistas), aboliendo los fueros vasco-navarro (1876), estableciendo el sufragio censitario (1878) y limitando los derechos individuales.
- 1885: Muerte del Rey Alfonso XII. Su esposa, María Cristina, asumió la regencia hasta la mayoría de edad de su hijo, aún no nacido.
- Pacto del Pardo (1885): Estableció un acuerdo de «causa común» para defender el Estado frente a cualquier intento de asalto.
- 1885-1890: Periodo de gobierno de Sagasta, caracterizado por la ampliación de libertades y la implantación del sufragio universal masculino en 1890.
- 1890: Asesinato de Cánovas del Castillo por un anarquista.
Partidos y Movimientos Fuera del Sistema
Durante la Restauración, diversos grupos quedaron al margen del sistema político establecido:
- El Carlismo
- Los Republicanos
- Los Partidos y Movimientos Obreros
- Los Movimientos Nacionalistas
Finalización de Conflictos Bélicos
La Restauración también marcó el fin de importantes conflictos:
- Guerra de Cuba
- Guerra Carlista
Urbanización e Industrialización en la España de la Restauración
El desarrollo de la urbanización y la industrialización en España se produjo de forma paralela al establecimiento del Estado liberal, con un impulso significativo a partir de los años 40 del siglo XIX. La creación de carreteras y ferrocarriles buscaba favorecer un crecimiento rápido, pero la inestabilidad política inicial lastró este proceso. Fue en la década de 1880, con la estabilidad política que trajo la Restauración, cuando comenzó el despegue industrial, coincidiendo con la Segunda Revolución Industrial en Europa.
Procesos de Urbanización
Durante la Restauración, el crecimiento urbano fue lento pero constante. Canarias experimentó un notable crecimiento, impulsado por altas tasas de natalidad y un descenso de la mortalidad. La migración de campesinos a las ciudades provocó su expansión: se derribaron murallas, aparecieron ensanches y surgieron suburbios periféricos de viviendas humildes. Las comunicaciones mejoraron con la aplicación de transportes eléctricos (tren, tranvía) y el uso del petróleo (automóviles). El crecimiento urbano se concentró en la periferia y en Madrid, dando lugar a barrios obreros (con viviendas, talleres y estaciones de ferrocarril) y barrios burgueses (industrializados y con manzanas cuadrangulares).
La Industrialización: Lenta y Localizada
La industrialización española fue un proceso lento, muy localizado y carente de una planificación general. Hacia finales del siglo XIX, se distinguían tres zonas económicas principales:
- Área agraria del interior: Centrada en el cultivo de productos de consumo como cereales, que se protegía de la producción extranjera mediante el proteccionismo.
- Área periférica industrial: Concentrada en Cataluña, Vascongadas y la zona cantábrica. Producían para el mercado nacional, pero con altos costes y baja productividad, aferrándose al proteccionismo.
- Área periférica mediterránea: Especializada en productos hortofrutícolas, aceite y vinos.
La Minería
La minería experimentó un desarrollo rápido entre 1870 y 1900, con un considerable aumento en la producción de carbón ante la demanda de hulla. Sin embargo, la producción disminuyó hacia la primera década del siglo XX, obligando a importar hulla inglesa, más barata y de mejor calidad. El sector minero subsistió gracias a la política arancelaria. La producción de hierro siguió una línea similar a la del carbón, pero sin retrocesos significativos debido a su exportación a Europa. En muchos casos, los dueños de las industrias eran extranjeros, lo que limitaba el beneficio para el desarrollo local. No obstante, en Vizcaya, más del 50% de los beneficios se reinvertían en la zona.
La Industria Textil
La industria textil se concentró principalmente en Cataluña. Ya en 1860, dominaba el mercado nacional. En los primeros años del periodo, las importaciones de algodón se triplicaron gracias a la mecanización. Esta industria impulsó el desarrollo de otros sectores, como la fabricación de locomotoras y automóviles (Hispano-Suiza), así como la producción de gas y electricidad, que permitieron el uso de nuevas energías.
La Industria Siderúrgica
Desde mediados del siglo XIX, se fabricaron hierro y acero. Inicialmente, la industria predominante fue la andaluza, pero posteriormente se trasladó a Asturias. Financieros como Urquijo, Chávarri e Ibarra se unieron para constituir dos importantes empresas siderúrgicas: «Altos Hornos» y «La Vizcaya». Estas empresas crecieron hasta la crisis de 1929 y proporcionaban la mitad del acero español. La fusión de ambas dio lugar a «Altos Hornos de Vizcaya».
A finales del siglo XIX, en algunas zonas de Madrid y Barcelona ya existía alumbrado eléctrico. Sin embargo, debido al alto porcentaje de población rural y la falta de modernización del campo, España no pudo competir con otras potencias europeas en términos de desarrollo industrial general.