La Restauración Borbónica en España: Sistema Político y Sociedad (1874-1902)

Introducción

Tras el pronunciamiento de Martínez Campos en Sagunto en 1874, se puso fin a la experiencia democrática del **Sexenio Democrático** (1868-1874), que fracasó debido a la fuerte inestabilidad interna y la disgregación de sus apoyos políticos y sociales. El retorno de la monarquía borbónica, en la persona de **Alfonso XII**, tuvo como principal artífice a **Cánovas del Castillo**, quien estableció el llamado **sistema canovista**, caracterizado por la alternancia en el poder de los **partidos dinásticos**, que utilizaban para ello el **falseamiento electoral** a través del **caciquismo**.

Fuera de este sistema político, considerado poco democrático, quedaron diversas fuerzas políticas (republicanos, nacionalistas, socialistas, tradicionalistas) cuya influencia sería cada vez mayor, especialmente tras la **crisis de 1898**.

Bases del Sistema Canovista

Características de los Partidos Dinásticos

Los **partidos dinásticos** fueron aquellos leales a la Corona, que formaron gobierno de forma pactada y se turnaron en el poder mediante los mecanismos propios de un sistema parlamentario. El resto de las formaciones políticas quedó excluido del juego político.

El **Partido Conservador**, liderado por **Antonio Cánovas del Castillo**, era heredero del moderantismo, el unionismo y parte del progresismo de la época de Isabel II. Estaba formado principalmente por la **burguesía latifundista y financiera**, la **aristocracia** y las **jerarquías eclesiásticas**. Sus miembros eran autoritarios y defensores del orden y los valores establecidos.

El **Partido Liberal**, liderado por **Práxedes Mateo Sagasta**, aglutinaba a progresistas y a algunos republicanos y demócratas moderados. Contó con el respaldo de los **profesionales liberales**, la **burguesía industrial y comercial**, los **funcionarios** y sectores de la **aristocracia terrateniente**. Ideológicamente, estaban más preocupados por las **reformas sociales** y la **educación**.

Bipartidismo o «Turnismo»

Para superar la inestabilidad política, se establecieron una serie de principios políticos o **»verdades madre»**, como la **monarquía borbónica**, la **libertad**, la **propiedad** y el **gobierno conjunto del rey y las Cortes**. Estos principios debían ser aceptados por todos los participantes políticos del régimen y no eran discutibles. Se estableció el **carácter civil del régimen** frente al intervencionismo militar. Se creó un régimen basado en el **bipartidismo** (Partido Conservador y Partido Liberal) y el **turnismo político** entre los dos partidos del régimen. Este turnismo se basaba, a su vez, en la existencia del **fraude electoral** y el **caciquismo**.

El Fraude Electoral y el Caciquismo

El **fraude electoral y el caciquismo** fueron pilares del sistema político que basaba su funcionamiento en el **turno pacífico** de los dos partidos dinásticos leales a la Corona, quienes pactaban el acceso al Gobierno sin recurrir a los pronunciamientos militares. Para garantizar el turno, se recurría al **fraude electoral**. Mediante los **caciques locales**, los partidos se garantizaban la obtención de la mayoría necesaria para gobernar, al margen del electorado. Para ello, recurrían a la **compra de votos** o a la **coacción**. El mecanismo del turno se basaba en que, periódicamente y de manera pactada, el rey encargaba la formación de un nuevo Gobierno al partido al que le tocaba. Se acordaba previamente la distribución de los escaños y la lista de diputados que deberían salir elegidos, llamada **encasillado**. Los caciques locales eran los encargados de ejecutar el acuerdo, y para ello se manipulaban los censos (incluyendo electores fallecidos), se coaccionaba el voto y se introducían papeletas en las urnas, lo que se conoce como **»pucherazo»**.

Este sistema político se plasmó en la aprobación de la **Constitución de 1876**, lo suficientemente flexible como para que pudiera adaptarse a los programas de los dos partidos integrantes del sistema, y en la organización de un sistema bipartidista, siguiendo el modelo de la **monarquía parlamentaria británica**.

La Constitución de 1876

La **Constitución de 1876** establecía la **soberanía compartida** entre las Cortes y la Corona. La Corona era inviolable y al rey le correspondían el poder ejecutivo, mediante el nombramiento del presidente de gobierno, y la iniciativa legislativa, con derecho de veto sobre el Parlamento. Las Cortes eran **bicamerales** (Congreso de los Diputados y Senado). También se reconocían los **derechos y libertades individuales**, pero el Gobierno podía suspenderlos en circunstancias excepcionales. Reconocía el **catolicismo como religión oficial**, pero admitía la tolerancia hacia las demás religiones. Respecto al procedimiento electoral y el tipo de sufragio, el texto constitucional no se pronunció. La Constitución se adaptaba a las diferentes tendencias políticas liberales, que eran las únicas que formaron parte del juego político de la Restauración, y dejaron fuera del sistema a republicanos, carlistas y nacionalistas.

Reinado de Alfonso XII (1875-1885)

El reinado de **Alfonso XII** (1875-1885) se caracterizó por la **no interferencia del monarca en la actividad política**, lo que contribuyó a la estabilidad gubernamental.

El **Partido Conservador** (1875-1881) fue el que llevó a cabo la labor de **pacificación militar** y la redacción de la **Constitución de 1876**. Además, implementó medidas restrictivas que afectaban a la **libertad de cátedra**, la **libertad de expresión** y el **derecho de voto**, junto con la aplicación de medidas económicas y laborales, y actuó con dureza hacia la oposición política contraria al sistema. La **centralización administrativa** se hizo patente en la abolición de los fueros vascos, la escasa autonomía del poder local y la redacción del Código de Comercio y del Código Civil.

Entre 1881 y 1883, el **Partido Liberal de Sagasta** estuvo en el poder, iniciándose el **turnismo** de los dos partidos dinásticos. El nuevo gobierno restableció las **libertades de cátedra y de expresión**. También se formó una comisión de reformas sociales para estudiar la situación de las clases trabajadoras.

La **política internacional** durante el reinado de Alfonso XII fue muy prudente. Se produjo un cierto acercamiento a Alemania, pero no impidió que en 1885 estallara el **conflicto de las Carolinas**, islas del Pacífico invadidas por los alemanes. La mediación de la Santa Sede permitió una solución pacífica en la que se reconocían los derechos españoles sobre las islas y la libertad de Alemania para crear bases comerciales en ellas. Por último, el Partido Liberal concretó la firma de **acuerdos librecambistas** con Francia y Reino Unido.

Regencia de María Cristina (1885-1902)

A la muerte de Alfonso XII por tuberculosis, su segunda esposa, **María Cristina de Habsburgo**, asumió la **Regencia** (1885-1902), con el apoyo de los partidos dinásticos. Estos firmaron el **Pacto de El Pardo**.

El Pacto de El Pardo

A punto de morir Alfonso XII, y antes del nacimiento del futuro Alfonso XIII, **Cánovas del Castillo** y **Práxedes Mateo Sagasta** firmaron el **Pacto de El Pardo** el 24 de noviembre de 1885. Su propósito era proporcionar estabilidad al régimen ante el entonces más que probable fallecimiento del monarca. El régimen de la Restauración se encontraba amenazado por los carlistas, la guerra de Cuba y la presión del movimiento obrero. En este pacto se concretó la continuidad de la **alternancia de gobierno** sin sobresaltos entre ambos partidos. Cánovas se comprometió a dimitir como jefe de gobierno y a ceder el poder a los liberales de Sagasta a cambio de que acataran la Constitución de 1876, respetaran las leyes elaboradas por cada partido y apoyaran a la futura reina regente, María Cristina de Habsburgo.

La regente dio el poder a los **liberales** (1885-1890), quienes llevaron a cabo la **liberalización del régimen**, desarrollaron el programa de reformas más avanzado del período y consolidaron el sistema. Entre las reformas destacamos: la aprobación de la **Ley de Asociaciones**, la instauración de los **juicios con jurado** y la **abolición de la esclavitud en Cuba**. También se aprobó el **sufragio universal masculino**. Los liberales se opusieron a la autonomía de Cuba, al reconocimiento de los particularismos regionales y a la reforma militar, que pretendía implantar el servicio militar obligatorio y los ascensos por méritos.

La vuelta de los **conservadores** (1890-1893) al poder supuso el retorno a una **política económica proteccionista** y se prestó escasa atención a los problemas sociales.

En política exterior, se mantuvieron las mismas directrices que en el reinado de Alfonso XII.

Oposición al Sistema de la Restauración

El sistema político de la Restauración apartó de los centros de poder a las **formaciones políticas no dinásticas**. Reprimió y marginó a **carlistas** y **republicanos**, que fueron considerados “enemigos del Estado”. También fueron excluidos los **regionalistas** y las **organizaciones obreras**, contrarias al orden liberal y capitalista.

Además, la oposición fue débil e incapaz de contrarrestar la indiferencia política de la mayoría de la población. Tanto la **división interna** de carlistas y republicanos como el tardío despertar de las fuerzas nacionalistas explican en parte este hecho.

Los Carlistas

La **Tercera Guerra Carlista** tuvo lugar entre los años 1872 y 1876. Se inició con el levantamiento en armas de los partidarios de **Carlos VII** contra la monarquía constitucional de Amadeo I. No obstante, la guerra se prolongó durante la República y el reinado de Alfonso XII. Esta guerra civil se desarrolló sobre todo en las **Provincias Vascongadas, Navarra y Cataluña**. Para las provincias vascongadas y Navarra, el final de esta guerra supuso la definitiva desaparición de parte de los **fueros**.

El fin del gobierno foral en el País Vasco hizo que el gobierno de Antonio Cánovas pactara el llamado **Primer Concierto Económico Vasco**, en el que se seguía dando cierta libertad económica a esta región. Estos cambios políticos dieron lugar a un gran **crecimiento económico e industrial del País Vasco**, que se convirtió en una de las regiones más avanzadas e industrializadas del país. La victoria legitimó aún más el gobierno de la Restauración, que se vio reforzado con la promulgación de la Constitución de 1876. El **carlismo como amenaza militar desapareció definitivamente** después de casi medio siglo de luchas intermitentes.

Los carlistas se dividieron en dos tendencias: los **integristas** (que exaltaban los valores del catolicismo y su influencia en todos los ámbitos de la vida pública) y los **tradicionalistas** (que evolucionaron hacia posiciones regionalistas).

Los Republicanos

Los republicanos fueron duramente reprimidos y no consiguieron recuperarse del fracaso de la **Primera República**. Se distinguen diferentes corrientes doctrinales:

  • Los **Federalistas**, liderados por **Pi i Margall**, que se inclinaron hacia posiciones socializantes, teniendo eco en sectores urbanos catalanes.
  • Los **Unionistas**, liderados por **Salmerón**, partidarios de la unidad territorial y política del Estado.
  • Los **Radicales**, dirigidos desde el exilio por **Ruiz Zorrilla**, partidarios de la lucha armada.
  • Los **Posibilistas**, liderados por **Castelar**, quienes finalmente se integraron en el Partido Liberal.

Regionalismo y Nacionalismo

Durante la regencia de María Cristina, surgieron diversos movimientos **regionalistas y nacionalistas** en Cataluña, País Vasco y Galicia. En Valencia y Andalucía no se desarrollaron hasta principios del siglo XX. El **regionalismo** es un movimiento que reivindica el reconocimiento de la identidad diferencial de una región, ya sea cultural, económica, administrativa o política. La transición al **nacionalismo** se produce cuando este movimiento acentúa su dimensión política y reivindica el autogobierno.

El nacimiento de estos movimientos se debió a distintos factores como las características históricas, culturales, sociales y económicas de las regiones. Todos defendían el **particularismo lingüístico, cultural, institucional e histórico**. Los partidos nacionalistas se presentaron como los únicos capaces de regenerar el país e impulsar un desarrollo económico y cultural.

Entre las figuras destacadas de los diferentes regionalismos encontramos a **Valentí Almirall** en Cataluña, **Sabino Arana** en el País Vasco y **Rosalía de Castro** y **Manuel Murguía** en Galicia.

El Nacionalismo Catalán

El **nacionalismo catalán** inicialmente participaba de un doble sentimiento colectivo: español y catalán. Evolucionó principalmente con dos tendencias: el **republicanismo federal catalán**, que reclamaba la soberanía para Cataluña, representado por **Valentí Almirall**; y el de orientación **tradicionalista y burguesa**, con intelectuales como **Prat de la Riba** y la **Lliga Regionalista**.

El Nacionalismo Vasco

El **nacionalismo vasco** surgió de dos hechos clave: las **guerras carlistas**, que acabaron con la abolición de los fueros, y la **industrialización**, que provocó la llegada de inmigrantes de otras provincias españolas y la rápida transformación de la sociedad vasca tradicional. La cuestión foral fue uno de los ejes de confrontación entre el Estado liberal y las provincias vascas, ya que sus líderes procedían del carlismo. **Sabino Arana** fundó el **Partido Nacionalista Vasco (PNV)**, de ideología clerical y tradicionalista, que reivindicó la raza, la lengua y las costumbres con un carácter xenófobo y racista.

El Regionalismo Gallego

El **regionalismo gallego** tuvo poca implantación, aunque su actividad política no comenzó hasta el siglo XX. Tuvo una tendencia **liberal-democrática** (representada por **Manuel Murguía**) y otra **tradicionalista** (representada por **Alfredo Brañas**).

Movimiento Obrero

La lenta y tardía industrialización española generó un incipiente **proletariado industrial** que, junto a las masas de jornaleros agrarios, sufrió la explotación de empresarios en las fábricas y terratenientes en el campo. En 1879, **Pablo Iglesias** fundó el **Partido Socialista Obrero Español (PSOE)** como partido de clase que defendía los derechos del proletariado. A partir de 1883, el PSOE combinó el ideario revolucionario marxista con medidas más prácticas. Seguidamente, se fundó su sindicato, la **Unión General de Trabajadores (UGT)**. Predominó en Madrid, Vizcaya, Barcelona y Valencia.

El **anarquismo** fue la ideología obrera más influyente en la Restauración. Fue introducido durante el Sexenio Democrático por el italiano **Giuseppe Fanelli**, discípulo de Bakunin. Su sindicato fue la **Confederación Nacional del Trabajo (CNT)**. La acción terrorista de un sector del anarquismo, con atentados contra miembros del gobierno, el ejército, la burguesía o la Iglesia, hizo que fuese duramente reprimido. La organización **La Mano Negra** sembró el terror en la década de 1880. Andalucía y Barcelona fueron los principales centros del anarquismo español.

Conclusión

La incapacidad del **sistema canovista** para transformarse en un sistema verdaderamente democrático y el impacto de la **crisis de 1898** implicaron, a corto plazo, un crecimiento de las opciones políticas situadas al margen del turnismo pacífico. Frente a ello, las bases sociales del canovismo (clases altas y parte de las clases medias) intentaron seguir manteniendo su predominio político y social con ayuda del Ejército, lo que explica la **Dictadura de Primo de Rivera (1923-1930)**. Su caída supondría también la de la Monarquía, proclamándose en 1931 la **Segunda República**, un nuevo intento de establecer un régimen político democrático en España.

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