Introducción
En 1874 se restauró la monarquía borbónica en la persona del rey Alfonso XII. Su promotor, Antonio Cánovas del Castillo, organizó un sistema político fundamentado en una monarquía parlamentaria, conservadora y oligárquica, que aspiraba a mantener el orden social y económico existente. La vida política se basaba en un sistema bipartidista que garantizaba la alternancia pacífica en el poder de conservadores y liberales, gracias al caciquismo y el fraude electoral. La pérdida de las últimas colonias inició una etapa de crisis y de progresiva desintegración del sistema.
El Sistema Político de la Restauración
En diciembre de 1874, el futuro rey Alfonso XII hizo público el Manifiesto de Sandhurst en el que se ponía a disposición de los españoles. Cánovas pretendía una vuelta pacífica a la monarquía; sin embargo, el pronunciamiento militar de Martínez Campos en Sagunto aceleró la proclamación de Alfonso XII como nuevo rey.
Fundamentos del Nuevo Sistema Político
La restauración de la monarquía fue promovida por políticos conservadores que confiaban en la monarquía para garantizar la estabilidad y defendían el orden social y la propiedad. El nuevo régimen fue diseñado por Antonio Cánovas del Castillo. Su objetivo era superar los problemas de la monarquía de Isabel II (intervencionismo del ejército o enfrentamientos políticos) e iniciar una nueva etapa que se fundamentaba en:
- Una constitución moderada.
- Creación de un sistema bipartidista (conservadores y liberales) siguiendo el modelo inglés, en el que ambos partidos se alternasen pacíficamente en el poder (turno dinástico).
La estabilidad del régimen se vio favorecida por:
- Fin de la tercera guerra carlista en 1876, debido a la intervención del ejército que forzó la rendición de los carlistas en Cataluña, Aragón, Valencia, País Vasco y Navarra. Como consecuencia, se abolieron los regímenes forales y estos territorios quedaron sujetos al pago de impuestos y al servicio militar comunes al resto del Estado. Sin embargo, en el País Vasco se estipuló un sistema de conciertos económicos que le otorgaba cierta autonomía.
- Intervención en Cuba: la Guerra de los Diez Años (1868-1878) terminó con la firma de la Paz de Zanjón que incluía la abolición de la esclavitud y reformas políticas y económicas por las que Cuba tendría representantes en las Cortes españolas. Sin embargo, el incumplimiento de estas reformas provocó otro conflicto (Guerra Chiquita, 1879).
Constitución de 1876
De carácter conservador, vigente hasta 1931, se caracteriza por:
- Amplia declaración de derechos y libertades: imprenta, asociación y reunión, parecida a la de 1869, pero el gobernante de turno podía limitarlos o anularlos.
- Soberanía compartida entre Cortes y Rey.
- Rey con poder ejecutivo: nombraba ministros, sancionaba y promulgaba leyes y convocaba, disolvía o suspendía Cortes.
- El poder legislativo recaía en unas Cortes bicamerales: Congreso (electivo) y Senado (con carácter elitista y conservador, los senadores tenían un alto nivel de fortuna y habían desempeñado cargos políticos).
- El tipo de sufragio quedaba a decisión del gobierno; los conservadores establecieron un sufragio censitario, mientras que el gobierno liberal aprobó el sufragio universal masculino en 1890.
- Confesionalidad del Estado: el catolicismo era la religión oficial del Estado, se prohibía la manifestación pública de otro culto, pero se reconocía la libertad de culto individual.
- Centralización del Estado: ayuntamientos y diputaciones quedaban bajo control del gobierno.
Bipartidismo y Turno Pacífico
Cánovas ideó un sistema bipartidista en el que dos partidos (Conservadores y Liberales) se turnasen en el gobierno sin tener que recurrir al apoyo del ejército en forma de pronunciamiento o golpe de Estado, como había sucedido en tiempos de Isabel II. El turno pacífico consistía en el siguiente procedimiento:
- Los dos partidos del sistema se relevaban en el poder de forma pacífica, concediéndose plazos razonables de gobierno.
- El partido en la oposición aceptaba los cambios de cierta importancia realizados por el partido en el poder y se comprometía a mantenerlos cuando le correspondiese gobernar.
- Cuando el partido en el poder estaba desgastado, pactaba con el otro y con el rey el cambio de gobierno.
- El rey mandaba formar gobierno al nuevo partido y convocaba nuevas elecciones que, debidamente manipuladas, proporcionaban la mayoría necesaria al partido que empezaba a gobernar.
- El partido saliente se convertía en oposición hasta que llegase su nuevo turno.
Los Partidos Políticos
Los Partidos Dinásticos
Partido Conservador | Partido Liberal |
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Líder: Antonio Cánovas del Castillo | Líder: Práxedes Sagasta |
Dirigentes: Antiguos moderados y unionistas | Dirigentes: Antiguos progresistas, demócratas y republicanos moderados |
Ideología: Sufragio censitario, inmovilismo social, Estado confesional | Ideología: Sufragio universal, reformismo social, sociedad laica |
Bases sociales: Aristocracia, alta burguesía y jerarquía eclesiástica | Bases sociales: Mediana burguesía y clases medias |
Las Fuerzas Políticas al Margen del Sistema
La Restauración marginó de la actividad política a amplios sectores de la sociedad, lo que dio lugar a una creciente oposición política. Las fuerzas políticas al margen del sistema eran:
- Republicanos: en los primeros años de la Restauración sufrieron una fuerte represión. A pesar de sus divisiones internas, los partidos republicanos compartían cuatro puntos básicos:
- República como forma de gobierno.
- Reformas para favorecer a los grupos sociales más desfavorecidos.
- Fe en el progreso científico y educativo.
- Defensa de la laicidad.
- Ultracatólicos: el clero se fue alejando del carlismo y apostó por integrarse en el sistema canovista, como demuestra la incorporación del grupo Unión Católica al Partido Conservador.
- Socialistas: en los primeros años de la Restauración, el movimiento obrero sufrió un retroceso debido a la ilegalización de las asociaciones obreras y la internacional. Sin embargo, en 1887 la ley de asociaciones volvió a legalizar las asociaciones obreras. En este contexto surge el PSOE (1879), liderado por Pablo Iglesias, cuyas aspiraciones eran la emancipación de los trabajadores y la transformación de la propiedad individual en social. El crecimiento del socialismo español a partir de 1890 se vio favorecido por la moderación de su actuación y la huelga solo para casos excepcionales: la implantación del sufragio universal masculino aumentó sus expectativas electorales.
El Auge de los Nacionalismos
La tendencia centralizadora y unitaria de los gobiernos de la Restauración impulsó el surgimiento de organizaciones a favor de un modelo de Estado descentralizado:
- Cataluña: el siglo XIX coincidió con la aparición de una importante burguesía industrial y un renacimiento de la cultura catalana (Renaixença) que pretendía la recuperación de la lengua y las señas de identidad catalanas. El catalanismo cultural dio paso a la actividad política que reivindicaba un mayor autogobierno para Cataluña. Las dos vertientes ideológicas del catalanismo político eran una de carácter republicano y federal, y otra de carácter conservador y tradicionalista que se impuso sobre la anterior. La crisis del sistema de la Restauración acrecentó el interés de la burguesía catalana por tener su propia representación al margen de los partidos dinásticos, así se creó la Liga Regionalista, fundada por Prat de la Riba y Francesc Cambó, de carácter conservador que aspiraba a la autonomía catalana, apoyado por las clases medias y altas y que se convirtió a principios del siglo XX en el principal partido de Cataluña.
- País Vasco: la abolición de los Fueros en 1876 provocó una reacción de defensa de las instituciones suprimidas y de la lengua y cultura vascas. A diferencia de lo ocurrido en Cataluña, el nacionalismo vasco se basó en la lengua, en la singularidad de la etnia vasca y en el rechazo hacia costumbres llegadas de fuera. La figura más destacada del nacionalismo vasco fue Sabino Arana, que fundó el Partido Nacionalista Vasco (PNV), impregnado de un sentimiento católico y de defensa de la lengua y las costumbres vascas (carácter carlista).
- Galicia: a mediados de siglo, un grupo de intelectuales y literatos querían convertir la lengua gallega en una lengua literaria (Rosalía de Castro). A finales del siglo, el galleguismo fue adquiriendo un carácter político.
- Valencia: el movimiento valencianista también surgió como una reivindicación de la lengua y cultura propia; el máximo representante fue Blasco Ibáñez.
El Funcionamiento del Sistema
Falseamiento Electoral y Caciquismo
Para que el sistema funcionase, los dos partidos debían alternarse pacíficamente en el poder. Teóricamente, esta alternancia debía producirse según los resultados electorales, pero la realidad era que el resultado electoral estaba preconcebido; para ello se recurría al falseamiento electoral. Este sistema pudo mantenerse durante más de veinte años gracias a la corrupción electoral y al caciquismo. Para asegurarse el triunfo electoral se seguían los siguientes pasos:
- El rey nombraba un nuevo jefe de Gobierno y se disolvían las Cortes.
- El nuevo gobierno convocaba elecciones. El proceso comenzaba con el “encasillado”, en el que el ministro de Gobernación rellenaba las casillas correspondientes a los distritos electorales con el nombre de los candidatos que el gobierno tenía previsto que saliesen elegidos.
- Los gobernadores civiles de cada provincia eran informados por el ministro de Gobernación de los resultados que “debían” salir en sus provincias. Éstos, a su vez, informaban a los alcaldes y caciques.
- Los caciques amañaban las elecciones, consiguiendo así los resultados esperados.
El caciquismo fue un fenómeno que se dio en toda España, pero se desarrolló especialmente en Andalucía, Galicia y Castilla. Los caciques son personas notables con influencia económica (daban puestos de trabajo u obtenían licencias administrativas) y social. Al conjunto de trampas electorales se le conoce como pucherazo, que consistía en cambiar antes del recuento la urna verdadera por otra con los votos deseados; o falsificaban el censo, incluyendo a personas muertas o impidiendo votar a las vivas, compraban votos o amenazaban al electorado.
El Desarrollo del Turno de Partidos
Entre 1876 y 1898, el turno funcionó con regularidad; seis elecciones fueron ganadas por los conservadores y cuatro por los liberales. Tras la muerte de Alfonso XII (1885), y ante el temor de que el sistema se desestabilizase, conservadores y liberales firmaron un acuerdo: Pacto de El Pardo, cuya finalidad era dar apoyo a la regencia de Mª Cristina de Habsburgo y garantizar la continuidad de la monarquía. En la última década del siglo se mantuvo el turno pacífico de partidos, pero tras el asesinato de Cánovas en 1897 y debido al personalismo de los partidos, éstos se deterioraron, pues dependían de la personalidad de sus líderes.