La Revolución de Mayo: Del Virreinato del Río de la Plata a la Primera Junta

Las Invasiones Inglesas y sus Consecuencias

Las invasiones inglesas pusieron en evidencia la fragilidad del origen colonial. El comportamiento sumiso de las autoridades españolas frente a los invasores y la falta de fuerzas militares mostraron las dificultades de la Corona Española para controlar el Río de la Plata. Las autoridades locales, al defender la ciudad, adquirieron prestigio ante la sociedad, mientras que la autoridad virreinal, representada por Sobremonte, quedó totalmente desprestigiada. Su destitución por una junta de guerra constituyó un hecho inédito en la América española.

La militarización de la ciudad mediante la formación de milicias favoreció a los criollos, quienes adquirieron poder militar y capacidad de decisión antes reservadas a los peninsulares. Para el sostenimiento de los cuerpos militares, se dispuso parte del dinero que iba a España. La experiencia del libre comercio aumentó los reclamos a favor de este sistema y el rechazo al monopolio español.

El Virreinato de Liniers y la Infanta Carlota

Con el inicio de la invasión napoleónica a España, la gestión de Liniers se dificultó, siendo acusado por el cabildo de querer entregar el virreinato a Napoleón. La infanta Carlota Joaquina reclamó su derecho a gobernar los dominios españoles en América, dando lugar a la formación de dos grupos políticos:

  • El Partido de la Independencia, integrado por criollos dispuestos a aceptar una monarquía encabezada por Carlota Joaquina.
  • El grupo encabezado por Alzaga, integrado por una mayoría de peninsulares y pocos criollos, que pretendía formar una junta bajo control español.

En 1809, un recambio de autoridades en el cabildo produjo una asonada contra Liniers. A los pocos días, las autoridades españolas juraron fidelidad a la Junta Central de Sevilla y las milicias españolas que participaron de la asonada fueron disueltas, aumentando así el poder de las milicias criollas.

Tiempos de Revolución: El Último Virrey y el Proclama de Cisneros

El Último Virrey del Río de la Plata

Liniers fue reemplazado por Cisneros con el objetivo de reconstituir el poder español. Cisneros concedió mayor poder al cabildo, disolvió las milicias criollas y restituyó las españolas. Debió enfrentar reclamos que produjeron levantamientos en el Alto Perú, a los que respondió con represión.

Mariano Moreno redactó la Representación de los Hacendados, pidiendo libertad de comercio para aumentar la recaudación y el tráfico comercial, y expuso la conveniencia de dedicarse a la ganadería para la exportación. Cisneros dictó un reglamento provisorio que permitía el comercio al por mayor con los ingleses, pero el monopolio español sobre el comercio minorista interno continuó.

El Proclama de Cisneros

Cisneros emitió una proclama pidiendo lealtad a las autoridades españolas y al rey Fernando VII. Instaba a no tomar decisiones sin consultar con las otras ciudades del Virreinato y los demás virreinatos de América. De este modo, Cisneros pretendía ganar tiempo en espera de los acontecimientos de España.

El Cabildo Abierto del 22 de Mayo y la Contrarrevolución

El Cabildo Abierto del 22 de Mayo

Integrantes del Partido de la Independencia y jefes de las milicias criollas no aceptaron la propuesta del virrey y exigieron la convocatoria a un Cabildo Abierto. Inicialmente, Cisneros y el Cabildo se negaron, pero ante la falta de apoyo a las milicias y el descontento popular, concedieron el permiso y convocaron a los vecinos.

El debate se centró en si el virrey debía continuar en el mando. El obispo Benito Lúe, representante de la posición conservadora, sostuvo que mientras hubiera un representante del rey en América, este tenía derecho a ejercer el gobierno por sobre los americanos. Castelli replicó que, con el rey prisionero de Napoleón, la soberanía había vuelto al pueblo y los americanos podían formar juntas como los españoles. Manuel Villota defendió la permanencia de Cisneros hasta conocer la decisión de todos los pueblos del virreinato. José Paso se opuso a la posición de la «hermana mayor». La votación final resultó en la destitución de Cisneros y la delegación del mando en el Cabildo.

La Contrarrevolución del Cabildo

El cabildo realizó una maniobra a favor de los sectores conservadores. Conformó la Junta del 24 de mayo, integrada por cuatro vocales (dos españoles y dos criollos) y presidida por Cisneros. De esta manera, el destituido virrey recuperaba el poder político y la comandancia de las milicias.

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