La Revolución Francesa: De la Monarquía a la República y sus Causas Fundamentales

La Revolución Francesa: Un Cambio Radical

4. Desarrollo de Temas Clave

La Etapa Republicana en la Revolución Francesa

La etapa republicana de la Revolución Francesa se desencadenó cuando la Asamblea Nacional declaró la guerra a Austria. La contrarrevolución francesa sufrió una derrota significativa debido a la deserción de numerosos soldados al bando enemigo. Ante esta situación, las clases populares francesas, conocidas como los sans-culottes, se unieron para defender París. Invadieron el Palacio de las Tullerías, forzando al rey a abdicar y marcando el inicio de la revolución.

En el congreso resultante, los girondinos, liderados por Brissot, fueron elegidos para representar al país. Su objetivo era expandir el liberalismo y el pensamiento democrático sin generar caos, buscando castigar al rey sin llegar a ejecutarlo para evitar conflictos mayores. Sin embargo, los jacobinos discrepaban, abogando por una continuación más radical de la revolución para consolidar las ideas democráticas y liberales. La mayoría del pueblo apoyó a los jacobinos, lo que culminó en la guillotinación de Luis XVI en 1793.

A partir de 1793, la revolución quedó en manos de los jacobinos, quienes centralizaron el poder y promovieron la política del Terror. Esta fase se caracterizó por ejecuciones y medidas severas contra los contrarrevolucionarios, bajo la dirección de Robespierre. Finalmente, los opositores se aliaron contra los jacobinos, logrando la guillotinación de Robespierre y sus seguidores el 10 de octubre de 1794.

Causas de la Revolución Francesa y la Constitución de la Asamblea Nacional

Hacia 1780, diversos sectores sociales en Francia manifestaban un profundo descontento con la situación económica y social. El Tercer Estado rechazaba un sistema que lo marginaba y le imponía la mayor carga fiscal. Los campesinos vivían en condiciones precarias, trabajando tierras que no poseían y destinando sus cosechas al pago de impuestos y cargas señoriales. En las ciudades, los altos precios dificultaban la supervivencia.

La burguesía, a pesar de su enriquecimiento a través de la manufactura, el comercio y las finanzas, se sentía social y políticamente excluida. La monarquía de Luis XVI se mostraba incapaz de abordar esta realidad; la hacienda estaba en bancarrota, con los intereses de la deuda consumiendo más del 50% de los ingresos.

En 1776, los ministros del rey (Turgot, Calonne y Brienne) intentaron mejorar la situación financiera proponiendo que los privilegiados (nobleza y clero) contribuyeran con impuestos. Estos estamentos se negaron, deseando mantener e incluso aumentar sus privilegios. La nobleza exigió la convocatoria de los Estados Generales, a lo que Luis XVI accedió, convocándolos para mayo de 1789.

Se llevó a cabo un debate donde cada estado presentaba sus peticiones. El 5 de mayo de 1789, Luis XVI y Necker denegaron la demanda del Tercer Estado de reunirse conjuntamente y votar por cabeza en lugar de por estamento. Dado que el Tercer Estado representaba la mayoría de la población, constituyeron la Asamblea Nacional el 20 de junio, que posteriormente se transformó en la Asamblea Nacional Constituyente.

6. El Comercio Triangular

El capitalismo comercial, un periodo preindustrial que experimentó un auge en el siglo XIII, se vio impulsado por el comercio con territorios de ultramar. Otras potencias coloniales se sumaron a esta expansión, y Inglaterra se consolidó como la principal potencia marítima y comercial. Se crearon grandes compañías, como las de las Indias Orientales y Occidentales, con extensas flotas y monopolios de explotación, lo que requirió la ampliación de los mecanismos de crédito, como los bancos.

Una de las rutas comerciales más importantes fue el comercio triangular. Los barcos partían de Europa con productos manufacturados, que eran canjeados en África por esclavos. Estos esclavos eran vendidos en América a los dueños de plantaciones, quienes a cambio ofrecían productos coloniales como café, azúcar y tabaco, completando así el ciclo.

7. Las Bases del Antiguo Régimen

El Antiguo Régimen se estructuraba en tres estamentos: el clero, la nobleza y los plebeyos. Esta organización social se fundamentaba en la desigualdad legal, social y económica. El clero y la nobleza gozaban de privilegios y estaban exentos de impuestos, obteniendo su poder de títulos y empleos. El Tercer Estado, que representaba el 85% de la población, carecía de privilegios y soportaba la carga fiscal. El ascenso social era posible dentro de cada estamento, pero muy difícil entre plebeyos y nobles; solo la burguesía más adinerada podía ascender a la nobleza. Los terratenientes cobraban derechos señoriales.

La alta mortalidad, causada por la subalimentación, la falta de higiene y los escasos recursos médicos, resultaba en una baja esperanza de vida y un crecimiento demográfico nulo. Las crisis de subsistencia provocaban efectos catastróficos en la población.

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