Geografía y Contexto Prehispánico de México
México, en sus extensiones históricas, comprendía prácticamente toda América del Norte. Geográficamente, México presenta una vasta meseta central rodeada por imponentes sierras:
- Sierra Madre Occidental
- Sierra Madre Oriental
Al oeste de esta meseta se encuentra el océano Pacífico y al este, el océano Atlántico. Las dos sierras principales se enlazan en el sur con la Cordillera Neovolcánica. Más al sur del país, se extiende la Sierra Madre del Sur. El altiplano mexicano tiene, según el texto original, entre 5000 y 35 000 metros de altura; si no tuviese esta altitud, el clima del trópico haría imposible la vida allí, y México podría ser un desierto, ya que en la zona del Golfo de México existen corrientes marinas cálidas. En México llueve considerablemente y es una zona con volcanes activos y propensa a terremotos. Tanto México como los EE. UU. carecen de barreras montañosas transversales que los crucen de este a oeste.
La Conquista Española y el Imperio Azteca
México fue conquistado por Hernán Cortés, oriundo de Extremadura, quien llegó como inmigrante a Cuba. En 1519, sin el permiso del gobernador de Cuba, Diego Velázquez, Cortés decidió emprender la conquista de México con una expedición naval. El texto original menciona que se enfrentó a 1 500 000 000 de indios, una cifra que requiere contextualización histórica. Cuando los españoles llegaron, se encontraron con el Imperio Azteca. Los aztecas, según esta crónica, vivían en una etapa comparable a la Edad del Bronce; desconocían las armas de fuego, la caballería y practicaban la esclavitud, incluyendo la de mujeres. Se relata que sacrificaban a los hijos de los príncipes de pueblos vecinos, lo que generaba enemistad con estos.
Cuando Cortés desembarcó en la costa del Atlántico (fundando el puerto de Veracruz), le fue entregada una indígena llamada Malintzin (Marina), quien conocía varias lenguas nativas y rápidamente aprendió el español. Marina desempeñó un papel crucial como intérprete y consejera, y el texto sugiere que organizó el espionaje a favor de los españoles, con la supuesta motivación de defender a las mujeres de los aztecas.
El Establecimiento del Virreinato de Nueva España
En 1520, se dice que Marina advirtió a Cortés, antes de una batalla decisiva (posiblemente en referencia a eventos previos o posteriores a la Noche Triste, o la Batalla de Otumba), que la destrucción del altar principal del dios de la guerra azteca podría detener el conflicto. Tras la caída de Tenochtitlán, Cortés regresó a España y presentó a Carlos V los territorios conquistados. Es un dato curioso que los aztecas utilizaban las pepitas de cacao como sistema de pago, incluso para el sustento de los príncipes.
Carlos V nombró a Cortés Capitán General y posteriormente se estableció el Virreinato de Nueva España, con Antonio de Mendoza como primer virrey. Esto atrajo a colonos españoles y se implementaron sistemas como el repartimiento de indios y la encomienda, lo que llevó a la aparición de grandes latifundios y ejidos. La sociedad colonial se estratificó, distinguiéndose principalmente:
- Nobleza (españoles peninsulares)
- Iglesia (con gran poder e influencia)
- Criollos (hijos de españoles nacidos en América)
- Los llamados «pelaos» (sectores populares y mestizos)
El texto afirma que actualmente el 70% son «pelaos», una generalización sobre la demografía contemporánea. En cuanto a costumbres, el tequila era la bebida de los ricos, el mezcal la de los «pelaos», y los indígenas consumían pulque. Los españoles promovieron el mestizaje. La estabilidad relativa se mantuvo hasta la crisis del reinado de Carlos IV. El virrey en México actuaba con la autoridad de un rey, controlando la Audiencia (poder político y civil) y teniendo influencia sobre el Cabildo (poder municipal y religioso). El virrey también comandaba directamente al ejército, que ejercía funciones políticas.
Problemas de los Últimos Virreyes
Juan Vicente de Güemes Pacheco de Padilla, 2º Conde de Revillagigedo
Asturiano, Conde de Revillagigedo. Se menciona su posible pertenencia a la masonería. Se preocupó por fomentar el comercio, mejorar las vías de comunicación y apoyar las universidades en México. Para obtener ingresos, implementó un impuesto sobre el alcohol, lo que le granjeó enemigos, incluyendo clérigos opuestos a la masonería.
Miguel José de Azanza
Hacia 1805, se dice que pertenecía a la masonería de rito francés. Durante este periodo, el poder más influyente en México era la Iglesia Católica, la cual:
- Practicaba el cobro del diezmo.
- Poseía extensos latifundios.
- Controlaba las universidades y la prensa.
La Virgen de los Remedios era una figura de devoción importante. Cuando comenzó el movimiento insurgente liderado por Miguel Hidalgo (quien, según algunas fuentes, tenía vínculos con la masonería), este adoptó la imagen de la Virgen de Guadalupe como estandarte.
Órdenes Religiosas e Ideas Ilustradas
Entre las órdenes religiosas presentes en Nueva España destacaban:
- Agustinos: El texto los relaciona con una crítica a la venta de indulgencias, usando la expresión coloquial «que al cielo se llegue por jamones» para referirse a la idea de obtener la salvación mediante pagos o bienes materiales.
- Dominicos: Históricamente asociados con la Inquisición.
Ambas órdenes poseían importantes conventos. Se menciona que, en el siglo XVI, los agustinos en sus colegios impartían enseñanzas que podrían considerarse progresistas o incluso estar en conflicto con el índice de libros prohibidos por la Iglesia. En el convento de San Agustín, figuras como Miguel Hidalgo y José María Morelos estuvieron entre los primeros en adoptar ideas de la Fisiocracia, en contraste con las posturas tradicionales del monasterio.
Hacia la Independencia: Primeros Movimientos
En 1808, tras las abdicaciones de Bayona en España, surgió en México una oposición al virrey José de Iturrigaray. Esta facción, encabezada por la Audiencia, apoyó el nombramiento de Pedro de Garibay como virrey interino (posteriormente lo sería el arzobispo Francisco Javier de Lizana y Beaumont) y creó una junta de defensa, donde estarían representados criollos, ricos y monárquicos leales a Fernando VII.
Una segunda corriente de oposición, de carácter proindependentista, estaba encabezada por Miguel Hidalgo, e incluía a otros curas, militares de bajo rango, intelectuales, indígenas y «pelaos». Esto desembocaría en una guerra civil por la independencia. En España también se formaron juntas de defensa; la Junta Suprema Central, en un momento presidida por el Conde de Floridablanca, intentó mantener el control, y posteriormente se enviarían refuerzos militares como los comandados por Félix María Calleja para combatir la insurgencia.
Miguel Hidalgo y Costilla: El Grito de Dolores
Miguel Hidalgo y Costilla era cura. Había estudiado en el Colegio de San Nicolás Obispo en Valladolid (hoy Morelia). Influenciado por la Fisiocracia, apoyó a los indígenas y a los pobres, fomentando la creación de cooperativas y el desarrollo de la agricultura y la artesanía para mejorar su calidad de vida y trabajo. Se oponía a los monopolios de la corona y la Iglesia. Se sugiere su pertenencia a sociedades literarias o de Bellas Artes que podrían haber servido de fachada para actividades masónicas. Parte del ejército realista, descontenta y mal pagada, se unió a su causa, incluyendo a los capitanes Ignacio Allende y Juan Aldama.
Los insurgentes entraron y tomaron la ciudad de Guanajuato, rica en minas de plata, con el objetivo de obtener fondos y adquirir armamento, posiblemente de los Estados Unidos. En estas ciudades mineras se producían lingotes de plata (el texto menciona un ejemplo de 2.5 kg) que se almacenaban en lugares fortificados como las alhóndigas, protegidas por el ejército. La habilidad de Hidalgo radicó en prometer a los indígenas un reparto de bienes, lo que atrajo a un gran número de seguidores. El texto original afirma que llegaron a formar un ejército de 1 000 000 de personas, aunque mal armadas y entrenadas (cifra considerada una exageración por muchos historiadores, que estiman fuerzas más cercanas a los 80,000 efectivos).
Avance y Caída de Hidalgo
Los insurgentes obtuvieron importantes victorias iniciales. El general realista Torcuato Trujillo fue derrotado por las fuerzas de Hidalgo en la Batalla del Monte de las Cruces el 30 de octubre de 1810. Sin embargo, más tarde, Félix María Calleja (entonces jefe militar, luego virrey) reorganizó las fuerzas realistas y logró una victoria decisiva en la Batalla del Puente de Calderón (enero de 1811), lo que llevó a la captura de Hidalgo y otros líderes insurgentes. Hidalgo fue procesado (degradado eclesiásticamente, juzgado por la Inquisición y luego civilmente) y finalmente ejecutado en Chihuahua.
José María Morelos y Pavón: Continuación de la Lucha
Tras la muerte de Hidalgo, surgió otro líder destacado: José María Morelos y Pavón. También era cura, había estudiado en Valladolid (Morelia) y fue lugarteniente de Hidalgo. Morelos mantuvo en jaque a las fuerzas realistas en Nueva España aproximadamente entre 1811 y 1815. Se le describe como desconfiado, no siempre compartiendo sus planes detallados con sus soldados. España controlaba el estratégico puerto de Acapulco, vital para la ruta comercial del Galeón de Manila (Nao de China), que operaba con plata almacenada allí. Morelos logró sitiar y tomar Acapulco.
Morelos continuó la estrategia de apoyar a los indígenas, pobres y otros grupos desfavorecidos. En 1813, convocó el Congreso de Anáhuac (o de Chilpancingo), donde se presentaron los Sentimientos de la Nación, un documento fundamental que proponía, entre otros puntos:
- Supresión de la esclavitud en México.
- Supresión del diezmo eclesiástico.
- Supresión de la prisión por deudas.
Posteriormente, en 1814, se promulgó la Constitución de Apatzingán, inspirada en estos ideales. Morelos fue capturado y ejecutado en San Cristóbal Ecatepec en 1815.
La Consumación de la Independencia
Hacia 1820, en España, el pronunciamiento de Riego y Quiroga reinstauró la Constitución liberal de Cádiz. Este cambio político en la metrópoli tuvo profundas repercusiones en Nueva España. El gobierno liberal español nombró a Juan O’Donojú como Jefe Político Superior de Nueva España (cargo que sustituyó al de virrey), quien adoptó una postura conciliadora hacia el movimiento independentista.
El Plan de Iguala
El Plan de Iguala fue proclamado el 24 de febrero de 1821. Fue una iniciativa de Agustín de Iturbide, un militar realista que pactó con Vicente Guerrero, uno de los últimos líderes insurgentes que resistían. Este plan establecía las llamadas «Tres Garantías»:
- Independencia: Establecimiento de México como nación soberana.
- Religión: Mantenimiento de la religión católica como única oficial.
- Unión: Igualdad entre todos los habitantes (americanos y europeos).
Proponía una monarquía constitucional parlamentaria, ofreciendo el trono a Fernando VII de España o a otro miembro de la casa de Borbón. Estas garantías se representaron en los colores de la nueva bandera del Ejército Trigarante. El gobierno español intentó oponerse a este plan.
Juan O’Donojú llegó a México en julio de 1821 y, en lugar de combatir, firmó los Tratados de Córdoba con Iturbide en agosto de ese año, reconociendo la independencia de México. Sin embargo, Iturbide, contraviniendo parte de lo pactado, se proclamó emperador de México como Agustín I en 1822, estableciendo una corte. Su imperio fue breve; fue derrocado en 1823 y, tras un exilio, fue fusilado en 1824 al intentar regresar al país. Tras la caída del imperio, se instauró la República Federal, siendo Guadalupe Victoria el primer presidente de México (a partir de 1824), quien buscó el reconocimiento internacional, incluyendo el del Reino Unido.