La España de los Reyes Católicos: Unificación y Expansión
1. Unión Dinástica: El Nacimiento de la Monarquía Hispánica
Isabel de Castilla y Fernando de Aragón se casaron en 1469, siendo herederos de sus respectivas coronas. Su matrimonio y la posterior subida al trono supusieron la creación de un nuevo Estado que se ha denominado Monarquía Hispánica. Esta entidad englobó la Corona de Castilla y la de Aragón, aunque no significó la unificación política de ambos reinos. Cada corona mantuvo sus propias instituciones de gobierno.
2. Expansión Territorial Estratégica
a) La Conquista del Reino Nazarí de Granada
La guerra se prolongó durante diez años (1482-1492) en los que la capacidad de coordinación de la Corona y un esfuerzo militar y económico sin precedentes consiguieron la capitulación de Granada el 2 de enero de 1492.
b) Recuperación de Rosellón y Cerdaña
La habilidad diplomática de Fernando consiguió la recuperación de los territorios del Rosellón y la Cerdaña, que su padre había cedido al rey de Francia.
c) Consolidación en las Islas Canarias
Ocupación definitiva de las Islas Canarias, que se había iniciado un siglo antes. En el año 1446 se completó el control del archipiélago con el dominio de Tenerife.
d) Incorporación del Reino de Navarra
El Reino de Navarra se hallaba en manos de una dinastía francesa. Fernando aprobó la declaración de guerra al rey de Francia para ocupar militarmente Navarra, que fue incorporada a la Corona Castellana en 1512, manteniendo sus propias leyes e instituciones.
3. Alianzas Matrimoniales: Diplomacia Europea
La política de alianzas pretendía aislar a Francia, que estaba enfrentada a Aragón por el dominio de Italia. Se llevó a cabo una política matrimonial con Estados periféricos a Francia. Juan y Juana se casaron con Margarita y Felipe (hijos de Maximiliano de Austria), y Catalina se casó con Enrique VIII de Inglaterra. Isabel se casó con el heredero portugués Alfonso (que murió) y después con el rey Manuel.
4. Líneas Fundamentales de la Expansión Exterior
Se sentaron las bases del vasto Imperio Español del siglo XVI. Se produjo la separación nítida entre los intereses de Castilla, volcados en el Atlántico, y los de Aragón, vinculados al Mediterráneo.
Italia: Rivalidad y Dominio
Mantuvieron con Francia una gran rivalidad por el dominio de los estados italianos. En 1494 comenzaron los enfrentamientos hispano-franceses en Italia. En 1503, Francia renunció a Nápoles en beneficio de Aragón.
Norte de África: Cruzada y Conquista
La hostilidad hacia los estados del Norte de África se debía a razones económicas, ideológicas y estratégicas. Pero, por encima de todo, permanecía vivo el espíritu de cruzada y, para muchos de los dirigentes, era un deber extender el cristianismo entre los pueblos norteafricanos. Entre 1497 y 1510, una serie de expediciones permitió la conquista de diversas plazas hasta la ciudad de Trípoli, entre ellas Melilla (1497).
América: El Descubrimiento y la Partición del Mundo
El hecho trascendental del reinado de los Reyes Católicos es el descubrimiento de América en 1492. Las nuevas tierras descubiertas por Colón fueron adjudicadas por el Papa a los Reyes Católicos como área de influencia exclusiva, cuyos límites negociaron con Portugal en el Tratado de Tordesillas en 1494. Un meridiano situado a 370 leguas de las islas de Cabo Verde separó dos zonas de influencia: la occidental para Castilla y la oriental para Portugal. La costa africana y el actual Brasil quedaron para los portugueses y el resto de América en manos castellanas.
Culturas y Pueblos en la Península Ibérica Pre-Romana
Desde el año 800 a.C. hasta el 218 a.C. (conquista romana), en la Península Ibérica convivieron distintas culturas, tanto autóctonas como pueblos colonizadores.
Culturas Autóctonas
Tartessos (Siglos IX-VI a.C.)
Los Tartessos existieron desde el siglo IX a.C. hasta el siglo VI a.C. Ocuparon la parte meridional de la península (Andalucía occidental y el sur de Portugal).
Íberos (Siglo V a.C. hasta la Romanización)
Los Íberos tienen constancia de estar plenamente desarrollados a partir del siglo V a.C. hasta la romanización en el área mediterránea y sur peninsular. Algunos de los pueblos íberos son los Turdetanos, Bastetanos o Edetanos.
Celtas (Siglo VIII a.C. hasta la Dominación Romana)
Los Celtas existieron desde el siglo VIII a.C. hasta la dominación romana. Se situaron en ambas mesetas y zonas del norte. Fundaron los Lusitanos y Vetones.
Celtíberos: Fusión Cultural
Los Celtíberos eran un pueblo formado en las zonas de contacto entre Celtas e Íberos. Formaron diferentes pueblos, como los Arévacos y Pelendones.
Pueblos Colonizadores
Fenicios (Siglos VIII-VI a.C.)
Los Fenicios perduraron entre los siglos VIII y VI a.C. y existieron por toda la costa andaluza y áreas de influencia interior.
Griegos (A partir del Siglo VI a.C.)
Los Griegos tuvieron una presencia segura a partir del siglo VI a.C., y esta finalizó con el empuje de romanos y cartagineses. Procedentes de Massalia (actual Marsella), se implantaron en Emporion (actual Ampurias).
Cartagineses (Siglos IV-III a.C.)
Los Cartagineses estuvieron entre los siglos IV y III a.C. y ocuparon antiguos enclaves fenicios y fundaron otros nuevos, como Ebusus (actual Ibiza).
Las Reformas Administrativas y Económicas Borbónicas
Para reforzar el Estado y la monarquía absoluta de los Borbones, se introdujeron cambios de carácter administrativo y económico fundamentales.
Los Secretarios de Despacho: Nueva Estructura de Gobierno
Se suprimieron todos los consejos de la época anterior, exceptuando el Consejo de Castilla, que se convirtió en el gran órgano asesor del rey. Se crearon los Secretarios de Despacho, especializados según áreas de la administración (Estado, Marina, Moneda, Justicia e Indias).
Las Provincias y la Creación de los Intendentes: Control Territorial
Los antiguos virreinatos se sustituyeron por provincias, dirigidas por un Capitán General, que tenía atribuciones militares, gobernativas y judiciales. Pero la principal novedad fue la introducción de una figura de origen francés, el intendente de provincia, que perseguía un control más efectivo del territorio y estaba encargado de supervisar la recaudación de impuestos y la justicia municipal, mantener la ley y el orden, e impulsar reformas y fomentar obras públicas.
Los Municipios: Centralización del Poder Local
Cada provincia se dividía en municipios, siguiendo el modelo castellano. El cambio fue la introducción de la figura del corregidor, lo que aseguraba el control real sobre los gobiernos locales y la pérdida de autonomía de la que habían gozado hasta entonces.
La Política Regalista: La Corona sobre la Iglesia
Los Borbones insistieron en reivindicar la autoridad de la Corona sobre la Iglesia española, lo que se denomina regalismo, que culminó con la firma de un Concordato con la Santa Sede (1753). El concordato concedía a la Corona el derecho de patronato universal: el rey presentaba al papa sus candidatos a obispos y a casi todos los cargos eclesiásticos en sus dominios.
La Única Contribución de Ensenada: Hacia una Reforma Fiscal
Los Borbones se dieron cuenta de la necesidad de reformar el sistema impositivo para sanear la economía y de que era necesario que todos los habitantes del reino contribuyeran en función de su riqueza, incluyendo a los estamentos privilegiados (nobleza y clero). Ante las dificultades para introducir el sistema fiscal castellano, se optó por establecer un impuesto único. Se trataba en todos los casos del establecimiento de una cuota fija por parte de la Administración. Ante el éxito de este sistema, se intentó extender a toda España, pero las protestas de los privilegiados impidieron su aplicación.