Reinos de taifas y dinastías norteafricanas (1031-1212)


3. La Península Ibérica en la Edad Media: Al-Ándalus


3.1 Evolución política: Conquista, Emirato y Califato de Córdoba


En el año 711 se produjo la invasión musulmana en gran parte de la Hispania visigoda crearon un Imperio extenso con capital en Damasco, en el cual la máxima autoridad era el califa, que pertenecía al clan de los omeyas durante el siglo VII. Las tropas islámicas tardaron muy poco tiempo en conquistar la península (711-715). Los musulmanes avanzaron hasta que fueron derrotados en Poitiers por los francos (en el 732). Al principio, el poder político en Al-Ándalus estaba al cargo de un valí dependiente de damasco. Dividieron el territorio en coras, le asignaron el gobierno a musulmanes, establecieron la capital en Córdoba, crearon áreas en las fronteras del territorio conquistado, llamados marcas, apenas prestaron atención a los pueblos montañeses del norte.     El clan abasí asesino a los omeyas y ocupo el califato, lo trasladó a Bagdad. Abd al-Rahman I, superviviente omeya, se fue a Al-Ándalus, se proclamó emir, independiente de Bagdad. Creó una dinastía, que duró dos siglos, sin embargo, a partir del 879, se produjeron numerosas revueltas y reivindicaciones de independencia, hubo una crisis de poder, y los emires se tuvieron que rodear de mercenarios y ganar prestigio con las aceifas. (Campañas de saqueo). El emir Abd al-Rahman III se proclamó en el 929 califa en Córdoba, restauro la unidad del estado islámico, recuperó la hegemonía islámica, promovíó el Renacimiento artístico y cultural en Córdoba y Medina Azahara. Su legado lo heredó y continuó su hijo Al-Hakam II. Cuándo éste murió, los califas mantuvieron el poder de forma simbólica.
El califato lo gobernó Almanzor, un hayib (valido) y sus hijos (976-1009) imponiendo una dinastía militar. Cuando murió Almanzor se produjo una revolución por el poder, hasta que acabo el califato en el 1031.  

3.2 La crisis del Siglo XI. Reinos de taifas e imperios norteafricanos

En el año 1031, se iniciaron los reinos de taifas (facciones) territorios más pequeños que el califato, se pueden distinguir tres fases, las primeras, segundas y terceras taifas, separadas por invasiones norteafricanas. Las taifas más importantes fueron las fronterizas, las levantinas y las de Sevilla, tenían un desarrollo cultural, artístico y científico elevado, aunque débiles militar y políticamente. Tuvieron que pagar tributos a los reinos cristianos que las amenazaban, tuvieron que aliarse con pueblos norteafricanos, que invadieron la península y conquistaron las taifas. Los almorávides llegaron en el Siglo XI, conquistaron las taifas y reunificaron al-Ándalus, aunque no contuvieron el avance cristiano y eran muy ortodoxos, y por eso su Imperio se desmoronó para dejar paso a los almohades, que llegaron en el Siglo XII, procedentes de Marruecos. Establecieron su capital en Sevilla, eran todavía más intransigentes que los almorávides, y su líder osó proclamarse califa. Sometieron a todas las taifas, aunque tampoco pudieron frenar a los cristianos, fueron derrotados en la batalla de las Navas de Tolosa (1212). Tras ellos llegaron las terceras taifas, que fueron ocupadas en el Siglo XIII por los cristianos, dejando solo Granada. Los benimerines intentaron entrar de nuevo a la península sin éxito. Solo perduró Granada, un reino que abarcaba Almería y Málaga también. Sobrevivíó hasta 1492, aun estando enfrentados con Castilla, con los benimerines, y con crisis internas. Fue un reino rico y con riqueza cultural, hasta que debido a la uníón de los Reyes Católicos y a las crisis internas, Boabdil, el último monarca de al-Ándalus, la entregó en 1492.

3.3 La organización económica y social


La economía de al-Ándalus se basaba en la agricultura, incorporaron nuevas técnicas, como acequias, para canalizar el agua, y norias para extraer el agua y regar los campos. Aumentaron los cultivos de regadío en los valles de los ríos, aumentando la productividad y población, estos cultivos estaban junto a los núcleos urbanos, que los dirigían. Algunos cultivos intensificaron su producción, y se introdujeron nuevos, se crió ganado ovino, y se revitalizo la minería. La sociedad estaba muy urbanizada, y muchas ciudades se construyeron sobre antiguas urbes romanas, se comunicaban por vías (las romanas) y por mar. Tenían una red comercial por el Mediterráneo, y otra red de puertos. Córdoba, Sevilla y Toledo fueron ciudades importantes. Las ciudades tenían zonas residenciales, calles estrechas, estaban amuralladas, tenían mezquitas, la principal era la aljama, y también un zoco (mercado) podían tener un alcázar (fortaleza), las juderías eran barrios separados para judíos, y los arrabales, los caminos a las huertas. Los núcleos urbanos tenían un representante que poseía poderes administrativos, políticos y judiciales, las otras religiones tenían sus propios dirigentes y jueces. La economía se basaba en intercambio de productos e información, y en la moneda. El estado utilizaba los excedentes e impuestos para financiar organizaciones estatales. En al-Ándalus había gran diversidad étnica y religiosa, el grupo dominante, eran los musulmanes, por orden de prestigio se distinguían, los árabes de Oriente, los bereberes del norte de África, y los cristianos convertidos al islam (muladíes). Después estaban los judíos, y los mozárabes (cristianos bajo dominio musulmán) que pagaban impuestos, y eran tolerados. Tras la caída de Granada, los musulmanes que quedaron se denominaron mudéjares, aunque por sus sublevaciones se les obligo a convertirse o marcharse.   

3.3 El legado cultural

La vida intelectual en al-Ándalus alcanzó niveles muy avanzados, se inspiraron en el modelo árabe de Oriente, los intelectuales se expresaban en árabe y se apreciaba la influencia de la cultura persa y grecorromana en su filosofía y cultura. La cultura andalusí adquiríó gran originalidad, sobretodo en la época de las taifas, además, había gran libertad intelectual, fue la etapa de oro de la cultura andalusí hasta que las invasiones cristianas y norteafricanas provocaron el exilio de los intelectuales. La cultura andalusí también repercutíó en los pueblos cristianos peninsulares y europeos, sobretodo en la literatura, la religión, las leyes, la historia, la geografía, la medicina, la filosofía y las ciencias naturales.    

3.4 La mezquita y el palacio en el arte hispano-musulmán

Los musulmanes no representaban imágenes humanas ni música en creaciones religiosas, por lo que sus mezquitas se caracterizan por un arte muy abstracto, en el cual se emplea la caligrafía, los dibujos geométricos y las filigranas, y la estilización de figuras animales. Sobretodo desarrollaron las artes decorativas y la arquitectura. Destacaron las mezquitas (Córdoba), o la de Sevilla, de la cual se conservan el patio y parte del minarete (la Giralda). Destacan en arquitectura civil, de época omeya, el palacio de Madinat al-Zahra, el palacio alcazaba de Granada, (la Alhambra) que integra lo artificial (la construcción) con lo natural (vegetación , agua) mediante patios porticados, albercas, fuentes diversas y jardines.

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