Resumen del régimen franquista

El franquismo se caracterizó por su ideología conservadora y antidemocrática que se manifestó en la subordinación del Estado a la moral católica, en la ausencia de libertades de expresión, de manifestación, etc. Y en la adulación de Franco, que recibíó títulos como «Caudillo de España» o «Generalísimo de los ejércitos».

El régimen dictatorial implantado por Franco, tras la guerra civil, tuvo las siguientes carácterísticas:

No existía una Constitución, sino que el Estado se rigió por un conjunto de leyes dispersas, las Leyes Fundamentales, que reconocían escasos derechos y libertades a la población. Había un único sindicato, la Organización Sindical, tambiédenominad«sindicato vertical», porque agrupaba a patronos y trabajadores distribuidos por sectores económicos o corporaciones. Había un partido único, la Falange o Movimiento Nacional, que además gestionaba la Organización Sindical. Su jefe era Franco y en él se habían integrado todas las fuerzas políticas que habían apoyado la sublevación contra la Segunda República. Franco controló todos los poderes: era jefe del Estado, jefe del gobierno, jefe del Movimiento y jefe de los ejércitos.

El Régimen fue, pues, una mezcla de dictadura militar, Estado totalitario o fascista y monarquía absoluta sin rey.

El Régimen se caracterizó por la concentración de todos los poderes en la figura de Franco.
Su retrato (con uniforme militar o de Falange) presidía todas las dependencias de los edificios públicos y el grito “Franco, Franco, Franco” estaba presente en todo acto público.

La legitimación del Régimen  se lo va a dar la Iglesia reconociendo lo de “Caudillo por la gracia de Dios, a cambio de lo cual recibirá el control de la vida privada y la educación.

El Régimen se cimentó sobre los esquemas, difundidos ya durante la Guerra Civil, y que obedecían a tres fundamentos claves:

Anticomunismo, Nacionalcatolicismo y Tradicionalismo

El anticomunismo, En los años 50, al ser admitida España en las organizaciones internacionales, se centró la

propaganda contra los comunistas, moderando su ataque contra los estados parlamentarios, pero el franquismo siempre presentó al sistema parlamentario como un régimen débil, frente a su democracia orgánica. Su nacionalcatolicismo,
El dominio de la Iglesia sobre la vida social española fue total: actos religiosos públicos (misas y fiestas eclesiásticas) podían más que el control del Régimen o de Falange.El Tradicionalismo,pero sobre todo arraigado en valores militares, “la unidad de la patria”, buscaban en el pasado la justificación de esa unidad, haciendo  referencias constantes al Imperio, a la Reconquista, a los Reyes Católicos, a los conquistadores, etc.

La Posguerra

Tras la Guerra Civil, la vida española se caracterizó por la división entre vencedores y vencidos, la represión política, el exilio de miles de personas, las privaciones y el aislamiento internacional.

Los años cuarenta, conocidos como “la posguerra”, presentan tres rasgos fundamentalesEl autoritarismo político.
El sistema político se caracterizó por el predominio de Falange en los órganos de gobierno y por una orientación fascista. El régimen ejercíó una durísima política represiva que supuso el encarcelamiento de 250.000 personas, de las que se ejecutó a unas 30.000. La autarquía económica
Para la reconstrucción se puso como objetivo la autarquía, siguiendo el ejemplo del fascismo italiano. Esta política fue incapaz de reactivar la economía;  fueron años de hambre y la escasez de productos de primera necesidad llevó al gobierno a practicar el racionamiento. Esta medida creó un mercado negro de alimentos y medicinas vendidos a precios muy elevados al que se conocíó con el nombre de estraperlo.El aislamiento internacional.
Hasta 1942 el Estado franquista apoyó a las potencias del Eje en la Segunda Guerra Mundial, pero no se implicó directamente en la guerra. La única excepción fue el envío de la División Azul (18.000 voluntarios que lucharon a favor de Alemania en el frente soviético). En 1943, el avance de los aliados indujo a Franco a declararse neutral.

           Entre 1939 y 1951 se toman una serie de medidas económicas cuyo objetivo era la autosuficiencia económica, lo que se denomina autarquía, basadas en el aislamiento exterior y en la intervención generalizada del Estado en la economía.

Los dos grandes ejes de la autarquía fueron:

  • Reglamentación de las relaciones económicas con el exterior, por lo que tanto las exportaciones como las importaciones eran totalmente intervenidas.  Se regula el cambio de la peseta, establecíéndose por encima de su valor en el mercado lo que encarecerá los productos importados.

intervencionismo en el interior, sustituyendo el mercado (oferta y demanda) por la fijación arbitraria de los precios.

Las consecuencias  producidas por esta política económica se sufrieron a corto y a largo plazo.
A corto plazo, produjo hambre y miseria para muchos españoles, el desabastecimiento de alimentos al fijarse los precios por debajo de la oferta y la demanda, racionamiento y la aparición del mercado negro.

A largo plazo, produjo el bloqueo del crecimiento económico.


En los años 40, debido a la guerra, la política económica de Franco y el aislamiento internacional, en España escaseaban los alimentos. El gobierno decidíó controlar la distribución de las mercancías, asignando a cada persona cierta cantidad de los productos básicos más escasos: azúcar, arroz, aceite, pan, judías…, que había que recoger con la Cartilla de Racionamiento. Estas cartillas se establecieron el 14 de Mayo de 1939 y se suprimieron en 1952.

Bases sociales del Régimen

 La larga pervivencia de la dictadura fue posible por el apoyo de importantes grupos sociales:El ejército se encargó de la seguridad del Estado y fue el principal pilar del régimen. Numerosos militares ocuparon cargos políticos importantes. La Iglesia católica consideró que el régimen franquista estaba inspirado por las doctrinas cristianas y que defendía los privilegios eclesiásticos. La Iglesia además contó con un amplio apoyo económico estatal y con la restauración gratuita de parte de sus propiedades.Los falangistas, defensores de un régimen fascista, perdieron influencia tras la derrota del Eje en 1945, en favor de los grupos católicos, primero de Acción Católica y, después, del Opus Dei. Los monárquicos (carlistas y borbónicos) apoyaron inicialmente a Franco. Pero los seguidores de don Juan de Borbón se distanciaron por el rechazo de Franco a restaurar la monarquía.

También fueron partidarios del régimen franquista una parte considerable de las clases medias, una parte mayoritaria de la burguésía (grandes empresarios y financieros), los grandes terratenientes y las élites financieras del país.

La organización del nuevo Estado

En lo referente a la organización del nuevo estado franquista, habría que decir que el Régimense basará en la promulgación de una serie de Leyes Fundamentales, que fueron apareciendo a lo largo de los primeros treinta años de la dictadura.Las Cortes, definidas como “Órgano Superior de participación del pueblo español en las tareas del Estado”, no tenía nada que ver con una representación democrática. Todos los representantes, llamados procuradores, eran designados por el poder. A este sistema se le denominó Democracia orgánica.

 Así se organizó el nuevo Estado, cuyas bases políticas y doctrinales fueron denominadas Movimiento Nacional.
En ellas se basaron los diferentes gobiernos establecidos entre 1939 y 1959:

Los gobiernos azules (1939-1945)


Llamados así por la preponderancia es este período del ejército y de la falange. Es en esta fecha cuando se crea el Alto Estado Mayor y se llevan a cabo una serie de medidas como la ley de protección de la industria.

El gobierno autárquico (1945-1951)


El cambio de gobierno se produce a raíz de la finalización de la II Guerra Mundial cuando España tendrá que gestionar su autarquía ante el aislamiento político, al que la condenan los países aliados, por la relación que con las potencias del Eje había tenido. Así, queda fuera del Plan Marshall, se retiran los embajadores…Lo que Franco verá como una conspiración contra el país. España no ingresa en la ONU, los embajadores se retiran y la frontera francesa permanece cerrada desde 1946 hasta 1948.

El gobierno bisagra (1951-1957)


 Franco ve la posibilidad de salir de su aislamiento declarando su anticomunismo y buscando acuerdos diplomáticos con otros países como los establecidos con EEUU en 1953, por los que España recibe fuertes ayudas económicas a cambio del establecimiento de bases militares norteamericanas en nuestro país. Es durante este período cuando se produce el nombramiento de Carrero Blanco como Ministro de la Presidencia.

Sin embargo, persistieron los problemas económicos, aunque ya no fuesen años de hambre como los de la posguerra.

La política internacional

Pocos meses después de acabar la Guerra Civil estalla la II Guerra Mundial (sept., 1939), lo que va a determinar prácticamente las relaciones internacionales del Régimen en su primera etapa.  En 1939, Franco sabía que el país no estaba en condiciones de participar en una nueva guerra, por lo que se adopta la neutralidad ante el conflicto europeo.

Hasta 1941, las potencias del Eje (Alemania, Italia, Japón) sondean las posibilidades de que España entre en la guerra. Franco se entrevista con Hitler (Hendaya) en 1940 y con Mussolini (Bordiguera) en 1941. El ministro de Asuntos Exteriores, Serrano Suñer, era partidario de la entrada en la guerra, pero Franco exige grandes compensaciones económicas y territoriales que parecen excesivas a Hitler, por lo que España se declara no beligerante, estableciendo una alianza con las potencias de Eje pero sin compromiso efectivo de entrada en la guerra. España ocupa la ciudad de Tánger y envía un cuerpo de voluntarios, la División Azul, al frente de Rusia.

Al finalizar la guerra (1945) comenzarán los peores momentos para el Régimen de Franco, el aislamiento del exterior. España no será admitida en la ONU, y en la Conferencia de Postdam (EEUU, Gran Bretaña, URSS) se propone el derribo del régimen franquista por medios pacíficos y se produce la retirada de los embajadores extranjeros. A esto hay que unirle la oposición al régimen, en el exterior, llevada a cabo a través del Manifiesto de Lausana por D. Juan de Borbón, defendiendo una restauración monárquica y un aumento de la guerrilla en el interior.

Finalmente, en 1947, se produce el fin del aislamiento como consecuencia del enfrentamiento entre las democracias occidentales y la URSS (Guerra fría). España y su régimen, manifiestamente opuesto al marxismo, comienza a interesar a EEUU y a Gran Bretaña, a pesar de que no ser admitida en la OTAN ni recibir ayudas del Plan Marshall.  Los primeros intentos de apertura se producen a comienzos de los años 50 en el que el estrangulamiento económico y el agotamiento del sistema autárquico eran insostenibles.

El interés de EEUU por España nace a raíz de su política de contención de la URSS, por lo que se acerca a España  convirtiéndola en un aliado occidental en la lucha contra el comunismo. España empieza a ser admitida en organismos internacionales (FAO, UNESCO), producíéndose así  el fin del aislamiento, con lo que  vuelven los embajadores y, en 1955, España ingresa en la ONU.Esta nueva situación provoca una reorientación política y económica del Régimen.



La situación económica sigue siendo negativa a pesar de las ayudas americanas, por lo que surgen los primeros conflictos sociales: huelgas, disturbios en medios laborales y en la Universidad… En 1957 entran miembros del Opus Dei en el gobierno, lo que supone un giro importante en el Régimen, que sin abandonar sus bases dictatoriales, cambia su política económica abandonando la autarquía. El nuevo gobierno llevo a cabo una serie de medidas liberalizadoras encaminadas a implantar el llamado Plan de Estabilización que perseguía dominar la alta  inflación y abrir definitivamente la economía española al exterior, así como eliminar los excesivos controles que el estado ejercía sobre la economía y fomentar la iniciativa privada; Se devaluó la peseta para favorecer las exportaciones intentando equilibrar la balanza de pagos. A pesar de la necesidad de todos estos ajustes, las consecuencias directas fueron  paro, reducción de salarios y  protestas sociales entre otras.

 Acabada la guerra, la represión contra los enemigos del Régimen fue absoluta: varias decenas de miles ejecutados, casi trescientos mil encarcelados. Además, se llevó a cabo una depuración, para eliminar cualquier rastro de la República. Se controlaron todos los archivos de los sindicatos, casas del pueblo y partidos políticos, y, sobre todo, se controló al personal de la Administración, al que se le exigía una adhesión inquebrantable al Régimen. Fueron expedientados y sancionados, con la pérdida de puesto, miles de maestros y profesores.

Parte de los vencidos buscaron la salvación en el exilio. Algo más de cuatrocientas mil personal abandonaron España. La mayoría huyó a Francia, y más tarde, con el inicio de la II Guerra Mundial, se dispersaron hacia América latina, principalmente a México. Otros acabaron en los campos de concentración nazis o fueron repatriados por los alemanes. En Francia murieron Manuel Azaña, Largo Caballero, Antonio Machado.

Con el exilio España perdíó un capital humano inmenso. Esto repercutirá en el retraso económico y cultural del país. Paralelamente, los exiliados harán una gran aportación intelectual y científica a los países que les acogieron.

En un primer momento todos pusieron las esperanzas en la victoria aliada en La II Guerra Mundial, confiando que las democracias vencedoras acabarían con la dictadura y se empezaron a recomponer algunos partidos políticos como el PCE que intentó reconstruir su militancia clandestina en el interior e inició la táctica de guerrillas o maquis. También los Monárquicos mostraron su rechazo al Régimen, a pesar de que lo apoyaron durante la Guerra Civil, al ver que Franco no tenía intensiones de devolver el poder a la monarquía.

 Pero con el fin del aislamientoy la entrada de España en la ONU, acabaron las esperanzas de la oposición desde el exterior. A partir de los años 50, la propaganda, el aumento del bienestar y las nuevas generaciones hicieron que los sectores obreros y campesinos adoptaran una actitud de acomodamiento y de apoliticismo.

A partir de 1956 se hizo evidente que la oposición se iba a basar en la lucha interna y que sólo el PCE conservaba conexión y autoridad desde el exterior para influir en la lucha clandestina llevada a cabo en el interior del país

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