Tercera guerra carlista resumen

TEMA 1.- EL CARLISMO


 Fernando VII no había tenido descendencia en sus tres primeros matrimonios. En 1829 contrajo matrimonio con su sobrina, María Cristina, que a los pocos meses quedó embarazada, planteándose así el problema sucesorio.

  Fernando quiso asegurar la descendencia en su futuro hijo o hija. En Marzo de 1830 publicó una Pragmática Sanción que eliminaba la Ley Sálica (introducida por Felipe V) restablecía la línea sucesoria de Las Partidas favorable a la sucesión femenina. Se trataba de poner en vigor una medida que habían aprobado las Cortes de 1789, lo que no dejaba  ser polémico dados los años transcurridos. El hermano del rey, don Carlos, consideró que la medida era ilegal y atentaba contra sus derechos sucesorios y sus partidarios, los carlistas, protestaron.

  En Octubre nacíó la princesa Isabel y el conflicto quedó abierto. Frente a los carlistas se formó un sector de absolutistas moderados, con apoyos liberales, partidarios de introducir ciertas reformas, que se apoyó en la reina y pasaron a defender los derechos de la princesa.

  En Septiembre de 1832 se desencadenaron los Sucesos de La Granja, cuando las intrigas palaciegas, ante el rey agonizante, consiguieron Fernando VII revocara la Pragmática. Pero sorprendentemente el rey se recuperó y volvíó a ponerla en vigor. Sustituyó a los principales ministros carlistas y puso al frente del gobierno a Cea Bermúdez, al mismo tiempo la reina María Cristina era autorizada a presidir el consejo de ministros.

  En Abril, don Carlos abandonó la Corte y se trasladó a Portugal, antes de que su hermano le comunicara oficialmente el destierro.

  El 29 de Septiembre moría Fernando VII y se iniciaba la regencia de María Cristina. El 1 de Octubre, don Carlos exigíó desde Portugal sus derechos dinásticos a través del Manifiesto de Abrantes. El día 3 era proclamado rey en algunas ciudades.Y surgían partidas (guerrillas) carlistas pos todo el país.

  El carlismo no fue sólo un movimiento de reivindicación dinástica, Desde el principio tuvo un fuerte contenido ideológico y de clase. En el bando carlista se alineaban los absolutistas más intransigentes. En todos sus manifiestos reclamaban, junto al “legitimismo” (es decir, la defensa del derecho sucesorio masculino) la “Alianza entre al Altar y el Trono”.

  Desde el punto de vista social, en al carlismo militaba una parte de la nobleza y miembros ultraconservadores de la administración y del ejército. A ellos se uníó la mayor parte del bajo clero y una parte importante del campesinado reacio a cualquier sistema fiscal reformado, también una parte del artesanado que temía por el hundimiento de sus talleres frente a la gran industria.

  Desde el punto de vista territorial, el carlismo triunfó en las zonas rurales, espacialmente en el norte, en el País Vasco, Cataluña y el Maestrazgo Aragónés y valenciano. En cambio, apenas tuvo apoyos en las ciudades y en el sur.

  Una de las razones de ese arraigo fue la defensa de los Fueros. Se trataba de los privilegios que la población vasca y Navarra había mantenido desde la Edad Media y que los Borbones habían respetado por su apoyo en la Guerra de Sucesión. Básicamente consistía en la exención fiscal y del servicio militar, así como en un derecho civil diferente respecto al de Castilla. Asociados al Antiguo Régimen, se convirtieron en banderín de enganche para vascos y navarros, pero también para catalanes y valencianos, que esperaban recuperar sus leyes y privilegios perdidos por los Decretos de Nueva Planta. Acabó convirtiéndose en la principal reivindicación de los carlistas.


.- 1ª guerra carlista (1833-1839).


  El bando cristino, en torno a la regente María Cristina y su hija Isabel, tuvo el respaldo de los sectores moderados y reformistas del absolutismo, y de los liberales, que veían en él la única posibilidad de transformar el país. También tuvo el apoyo de la mayor parte de los generales y del ejército, funcionarios y altas jerarquías de la Iglesia. A ellos se sumaron la burguésía de negocios, intelectuales, profesionales, clases medias urbanas, etc.

  Los inicios de la guerra fueron favorables a los carlistas. Pero en 1835 fracasaron en el sitio de Bilbao,  donde murió su mejor estratega, el general
Zumalacárregui. En los

Años siguientes, los carlistas intentaron romper su aislamiento mediante varias expediciones hacia el sur, pero no encontraron respaldo entre la población. En el verano de 1837 estuvieron a punto de tomar Madrid, pero el asalto acabó por fracasar.

  A partir de ahí pasaron a la defensiva y el agotamiento llevó al general Maroto a iniciar conversaciones con el general cristino Espartero, que terminaron en Agosto de 1839 con el Pacto de Vergara. A cambio de la rendición los cristinos reconocieron los  grados y empleos de los vencidos El acuerdo significó la renuncia de Navarra a su condición de reino a cambio de una promesa de autonomía, que se concretó en una ley de 1841. En ella se reconocía a la Diputación Foral la administración de los impuestos y una serie de competencias administrativas.

  Un núcleo carlista, dirigido por el general Cabrera, resistíó hasta la toma de Morella por las tropas de Espartero en Mayo de 1840.


.- 2ª guerra carlista (1846-1849).

  El Acuerdo de Vergara no terminó con el carlismo. A su muerte, don Carlos transmitíó sus derechos a su hijo, Carlos VI, iniciándose así una dinastía paralela que mantuvo viva la reivindicación.

  En 1846 se intentó pactar la boda del nuevo pretendiente con Isabel II. Pero el fracaso de las negociaciones llevó a los carlistas a iniciar la 2ª guerra o “Guerra dels Matiners”. Se inició con la incursión de varias partidas en el Pirineo catalán, que consiguieron mantener en jaque al ejército gubernamental. Pero fracasaron en su intento de extenderla más allá de Cataluña y finalmente fueron vencidos.


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