Transición Española: Constitución de 1978 y Autonomía Vasca

La Transición Política Española: Constitución de 1978 y Estatuto Vasco

La Transición (1975-1982) es el proceso por el que España pasó de una dictadura a una democracia. Comenzó con la muerte de Franco y la proclamación de Juan Carlos I como rey de España; y finalizó con la victoria electoral del PSOE en octubre de 1982. Se estableció sin ruptura con la dictadura, que fue desmantelada desde las propias instituciones franquistas. El cambio fue pacífico y resultado de un pacto entre fuerzas políticas franquistas (el rey y los aperturistas) y la oposición democrática (liberales y la izquierda). Se opusieron los inmovilistas (el búnker) y la extrema izquierda. Todo ello no podría haberse realizado sin la masiva movilización popular, que presionó a favor de los cambios. Paralelamente, la crisis mundial del petróleo (1973) dejaba ver sus consecuencias. El tema, basado en dicha Transición con sus numerosos gobiernos, se centrará en torno a la Constitución de 1978 y al Estatuto de Autonomía Vasco de un año posterior.

El Gobierno de Arias Navarro (1975-1976)

Daremos comienzo con el Gobierno de Arias Navarro. Al morir el dictador, Juan Carlos I fue proclamado rey de España, de mente aperturista y dispuesto al cambio. Decidió descomponer el régimen legalmente, por lo que mantuvo en su puesto a Arias Navarro. Este último era incapaz de realizar la reforma política que tanto se ansiaba (tenía detrás al sector inmovilista). Mientras, la agitación social se agudizaba con huelgas y manifestaciones, duramente reprimidas por la policía. Como ejemplo, tenemos lo que sucedió en Vitoria y Montejurra (Navarra). Por otra parte, la oposición democrática se alió en la Platajunta o Coordinación Democrática. Pedía amnistía para los presos políticos, la legalización de todos los partidos, libertades y derechos, la autonomía, etc. Finalmente, bajo tanta presión, Arias Navarro dimitió. El monarca colocó en su lugar a Torcuato Fernández Miranda como presidente de las Cortes y en el Gobierno al joven Adolfo Suárez, quien, a pesar de haber colaborado con el cuerpo falangista, era totalmente aperturista y decidido al cambio hacia la democracia. Era el apto para ese cargo; su facilidad de palabra y poder de convicción le dieron muchos puntos.

El Gobierno de Adolfo Suárez (1976-1979)

He aquí el comienzo de una nueva fase: el Gobierno de Adolfo Suárez (1976-1977). Concedió una limitada amnistía y aprobó la Ley para la Reforma Política, ideada por Miranda, pieza clave para pasar legalmente de la dictadura a la democracia. Esta proponía la elaboración de unas nuevas Cortes bicamerales, elegidas en su mayor parte por sufragio universal. Esta Ley fue aprobada por las Cortes franquistas y, a posteriori, en referéndum con un 94,1% de votos a favor, lo que sorprendió al ala conservadora franquista, que no contaba con esta postura del pueblo, inclinada hacia la reforma. Paralelamente, el terrorismo de ETA, GRAPO y la extrema derecha cometía atentados. Famoso fue el caso del asesinato de 5 abogados laboralistas, aliados con el PCE, por la extrema derecha. El pueblo se echó a la calle apoyando al PCE. Suárez, mientras, mantenía conversaciones con la oposición: PSOE (Felipe González) y PCE (Santiago Carrillo). Legalizó estos partidos a cambio de que renunciaran a ciertos valores extremistas. Provocó el enfado de miembros franquistas que dimitieron. En junio de 1977, se celebraron las elecciones, dándole la victoria a la UCD (alianza de partidos socialdemócratas, reformistas franquistas…). Le siguieron el PSOE, el PCE, AP y los nacionalismos, que lograron un escaño. Por otra parte, Don Juan de Borbón, padre del rey, en mayo había cedido sus derechos dinásticos a su hijo, asegurándose así la legitimidad que le faltaba. Por fin, se estableció la democracia.

Comenzó la segunda fase del Gobierno de Suárez. Como consecuencia de la crisis económica que atravesaba España, debido a la crisis mundial del petróleo, se firmaron los Pactos de la Moncloa entre el Gobierno, los principales partidos, sindicatos y empresarios, con el fin de sacar al país de su situación. Además, se configuraron 13 preautonomías, entre ellas las de Cataluña, País Vasco y Galicia, que más urgencia presentaban.

La Constitución Española de 1978

También se elaboró la tan aclamada Constitución de 1978. Fue fruto de un consenso entre casi todos los partidos políticos, lo que la hizo especial y diferente al resto. Redactaron el anteproyecto la comisión formada por representantes de la UCD (Gabriel Cisneros, Miguel Herrero y Rodríguez Miñón), el PSOE (Gregorio Peces Barba), el PCE (Jordi Solé i Turá), Alianza Popular (Manuel Fraga) y los nacionalismos (Miquel Roca). Fue aprobada en las Cortes y, posteriormente, en referéndum por un 88% a favor. Es extensa; consta de 189 artículos, divididos en títulos y disposiciones. Define a España como “Estado social y democrático de Derecho”. Reconoce la soberanía popular y establece la forma de Estado: monarquía parlamentaria. El monarca es el Jefe de Estado y apenas tiene poder. También establece la división de poderes y las Cortes bicamerales, cuyos miembros serán elegidos por el pueblo. Concede el derecho de autonomía a las regiones, sean o no territorio histórico, con amplias competencias e instituciones propias; así como establece el derecho de las lenguas regionales a ser cooficiales, prevaleciendo siempre el castellano como lengua oficial. Respecto a la cuestión religiosa, el Estado no es confesional, pero mantiene relaciones de apoyo con la Iglesia. Reconoce una amplia gama de derechos y libertades individuales (de expresión, de reunión, de huelga, de ideología…) y de carácter social y económico (derecho al trabajo, a la Seguridad Social, a la propiedad privada…).

El Desarrollo Autonómico y el Estatuto de Gernika

Una vez aprobada la Constitución, se convocaron nuevas elecciones para 1979, en las que ganó la UCD, sin lograr la mayoría absoluta. Durante este nuevo período se desarrollaron las autonomías. Se implantaron dos vías: una vía rápida, para las regiones que tuviesen derechos históricos (Cataluña, País Vasco y Galicia), y otra vía lenta, para el resto, exceptuando a Navarra. Se aprobaron los Estatutos, entre ellos el Estatuto de Autonomía del País Vasco, también denominado Estatuto de Gernika (norma institucional básica del territorio vasco). Lo que lo hace peculiar es que la autonomía vasca se fundamenta en la foralidad histórica, poseyendo una gestión administrativa diferente: los Conciertos Económicos. Estos son cupos que establece el Gobierno Vasco y el central en modo de impuestos; se creó tras la abolición foral en 1876. Otra característica que hay que resaltar es su organización interna: debido a la existencia de territorios históricos, cuyas competencias están reguladas por la Ley de Territorios Históricos, el País Vasco o Euskadi quedaba dividido en Álava, Bizkaia y Gipuzkoa, dejando la puerta abierta a Navarra. Cada territorio obtendría instituciones propias: las Juntas Generales elegidas por sufragio, y las Diputaciones Forales. Aparte, tendrán otras competencias conjuntas, de las que se encargará el Gobierno Vasco: en Educación, Justicia, Defensa (la Ertzaintza)… Se establece la ikurriña como bandera oficial y el euskera como idioma cooficial. También se regulan los poderes: el Parlamento Vasco (poder legislativo), el Gobierno Vasco (poder ejecutivo, con el lehendakari al frente) y el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco (poder judicial). También posee Hacienda autónoma, regulada por los ya citados Conciertos Económicos. Por último, se establece el procedimiento a seguir si se quisiera modificar el propio Estatuto.

El Final de la Transición (1979-1982)

Volviendo al Gobierno central. Empezaban a surgir roces entre sus componentes, que se iban dividiendo entre el PSOE y el PCE. La UCD llegó a tal crisis que, en 1981, Adolfo Suárez presentó su dimisión. En su sustitución, se nombró a Leopoldo Calvo-Sotelo. Mientras se votaba en el Parlamento al nuevo presidente, se produjo el 23 de febrero el intento de golpe de Estado del coronel Tejero, apoyado por Milans del Bosch entre otros. La falta de apoyo militar y la firme postura del rey en contra de dicho golpe frustraron la operación. Se aprobó la Ley del Divorcio y el Estatuto de los Trabajadores. España ingresó en la OTAN. La UCD alcanzó su máxima degradación; en las elecciones de 1982, el PSOE ganó por mayoría absoluta, dando fin a la etapa de la Transición.

Conclusión

En conclusión, España se convirtió en una democracia, con su aclamada Constitución, vigente hoy en día, que proporcionó la estabilidad necesaria para sacar adelante el país. Además, abrió un amplio abanico de derechos y libertades, tan ansiados por el pueblo. Hay que destacar de todo el proceso el afán de consenso, sin el cual no hubiera sido posible llegar a la situación actual.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *