Unificación de Alemania entre 1864-1871

Las revoluciones de 1830 y ´48:


Estas revoluciones se llamaron atlánticas porque tuvieron su epicentro en París y se extendieron por toda la Europa central. La rapidez de su difusión, hasta casi simultanearse en lugares muy distantes, aterrorizó a los gobernantes y afirmó la creencia en las conspiraciones de las sociedades secretas.De todas formas, las Revoluciones del `30 y del `48 fueron diferentes, pues las primeras fueron de carácter liberal y las segundas democrático.Las Revoluciones del `30 establecieron una Monarquía Constitucional en Francia (la monarquía de Julio o de Luis Felipe de Orleans) y en Bélgica, que se independizó de Holanda y se establecíó al fin como un estado-nacional. Polonia, por el contrario, volvíó a ser sacrificada a Rusia para salvar a Bélgica. Estas revoluciones trajeron la edad de oro de la burguésía, quien logró el poder político y el reconocimiento social como siempre había deseado, todo ello apoyado por el progreso de la industrialización.Pero la prosperidad burguesa se apoyaba en la proletarización de los obreros, desamparados legalmente, pues el liberalismo económico impedía los sindicatos y la intervención del Estado en la economía.Semejante situación social explica en 1848, el estallido en París una revolución con un fuerte contenido social que proclamó la II República, el sufragio universal masculino y la soberanía popular. Fue en ese escenario revolucionario cuando Marx y Engels publicaron El Manifiesto comunista. Pero la Revolución del `48 en París no fue en absoluto una revolución marxista, y en ella sólo puede destacarse la presencia de algunos socialistas utópicos. Francia era en su conjunto una nacíón conservadora, al contrario de la ciudad de París. Eso explica que el Presidente de la nueva República, elegido por sufragio universal masculino, fuera Luis Napoleón Bonaparte, un personaje del que entonces, sólo se conocía que era sobrino de Napoleón y que llevaba su nombre. Luis Napoleón emprendíó un giro conservador y mediante un Golpe de Estado acabó restaurando la dinastía napoleónica y proclamándose Napoleón III, emperador de los franceses
Desde París, la Revolución del `48 se extendíó rápidamente por toda Europa central. Sin embargo, en estos países la Revolución tuvo fundamentalmente, un componente nacionalista y no tanto social. A pesar de todo, la Revolución fracasó tan rápidamente como había triunfado por dos motivos fundamentales:

Las minorías étnicas que existían en todas partes y que no deseaban formar parte de un estado, cuya razón de ser era conformar políticamente un grupo nacional al que ellas no pertenecían. Se estaba haciendo realidad la profecía de Metternich: la guerra de todos contra todos.

Los hombres que hicieron posible la revolución eran hombres de ideas, pero no se apoyaban en intereses económicos reales.

Consecuencias de la Revolución del ‘48

En Francia, Napoleón III establecía el llamado II Imperio francés. En 1870, su humillante derrota frente a Prusia provocaría las unificaciones de Alemania e Italia y él se vería forzado a la abdicación y al exilio. Pero en los veinte años de su gobierno, Napoleón III convirtió a Francia en el eje diplomático de Europa sin recurrir a la guerra como su gran tío, pues aceptó el equilibrio establecido. Promovíó el desarrollo de la agricultura y de la industria, generando una clase media abundante; con su gran urbanista, el Barón Haussmann transformó el París histórico en la bella ciudad monumental que hoy conocemos, e invirtió en obras públicas, entre las que debemos destacar la realización del Canal de Suez. Políticamente actuó de manera dictatorial, lo que fomentó la oposición contra su gobierno a partir de 1860.Tras el fracaso de la Revolución del `48, en Europa se restauraron los gobiernos anteriores que, sin embargo, otorgaron concesiones para no ser barridos por una nueva revolución. El ejemplo más claro es el Imperio austro-húngaro que establece un área de mercado común eliminando las fronteras interiores, para hacer olvidar los sentimientos nacionalistas con el disfrute de un mayor bienestar.

Las unificaciones de Italia y de Alemania El nacimiento de la idea nacionalista:

Italia y Alemania habían estado fragmentadas en múltiples estados desde la Edad Media.

Desde la época de Carlos V, los príncipes alemanes se habían opuesto al emperador a través de la religión (guerras entre católicos y protestantes) evitando así, la cohesión política. Con la Paz de Westfalia en 1648, los príncipes lograron definitivamente la soberanía sobre sus estados y finalmente, en 1806, Napoleón I le puso fin al Imperio. En cuanto a Italia, sus estados siempre habían dependido de otras potencias: de España hasta el Siglo XVIII, y de Austria desde ese momento.Tras las conquistas napoleónicas nacíó un fuerte sentimiento nacional en Italia y Alemania, amparado por el Romanticismo y los hombres de cultura. Beethoven, los hermanos Grimm, Goethe y los filósofos Herder, Fichte y Hegel, defendieron la existencia de un pueblo alemán con espíritu propio que se manifiesta a través de la lengua, la historia, la cultura y sus tradiciones, y que encontraría su madurez histórica cuando construyera un estado-nacional. Del mismo modo, en Italia surgíó un movimiento cultural, Il Risorgimiento, del que formaron parte músicos, como Verdi, y literatos, como Leopardi. Todos ellos hablaron de la grandeza de la historia y de la cultura italiana, manifestada muy especialmente en la antigüedad romana y luego en el Renacimiento y en el Barroco. Italia, por lo tanto, estaba llamada a convertirse en un estado-nacional


La lección de 1848:

El fracaso de 1848 permitíó que Italia y Alemania aprendieran de sus errores:

Italia necesitaba el apoyo de una potencia extranjera para vencer a Austria. Esa potencia sería la Francia de Napoleón III. Además, la unificación no podría traerla una república ni la Iglesia, sino El Piamonte, el único reino constitucional con una dinastía italiana.

La única Alemania posible sería la aglutinada por Prusia (la pequeña Alemania), étnicamente más homogénea que la Gran Alemania que nacería del multirracial Imperio austriaco.

Era necesario crear entre los alemanes un interés económico que favoreciera la unidad. Ese interés lo gestiónó Prusia con el Zollverein, que además dejaba a un lado a Austria. Ésta por su parte, se despegó del nacionalismo germánico, pues vio en él un problema para conservar su Imperio.


Las unificaciones de Italia y de Alemania


La unificación de Italia y de Alemania se produce simultáneamente, tras un largo proceso que ocupa la década de los `60. Tuvo una gran importancia la actitud de Napoleón III, pues favorecíó al Piamonte y a Prusia para debilitar a Austria, a la que consideraba su rival. Esto a la larga, significó la ruina del emperador francés, pues su verdadera enemiga no era Austria, sino Prusia, mucho más cohesionada étnicamente. Por otro lado, las unificaciones fueron posibles gracias a que los reyes de Prusia y Piamonte contaron con dos Ministros excepcionales en su servicio: Bismarck y Cavour.Francia ayudó al Piamonte a recuperar Lombardía a cambio de la recuperación de la Saboyá francesa. Los italianos de los ducados centrales expulsaron a sus soberanos Habsburgo y se unieron al Piamonte. Así nacíó el Reino de la Alta Italia con capital en Turín. En ese momento intervino Garibaldi, un revolucionario ROMántico que con sus Mil Camisas Rojas levantó al Reino de Nápoles con el apoyo secreto de Cavour.El rey de la Alta Italia, Víctor Manuel II salíó al encuentro de Garibaldi, quien lo reconocíó como monarca. Así, el 13 de Marzo de 1863, el Primer Parlamento Nacional reunido en Turín proclamaba a Víctor Manuel II como rey de Italia. Faltaba incorporar los territorios de Venecia y de los estados Pontificios. Mientras tanto, en Alemania se aliaban Austria y Prusia para ocupar los estados Ducados Daneses de Schleswig y Holstein, de población germánica. En la Guerra de los Ducados Dinamarca fue derrotada y Schleswig pasó a Prusia y Holstein a Austria. Seguidamente, en la Guerra austro-prusiana Prusia derrotó a Austria y le arrebató el Ducado de Holstein. Como resultado quedó unida toda la Alemania protestante, la Alemania del norte, e Italia recuperaba Venecia al haber ayudado a Prusia. Era el año 1866.En 1870, Bismarck estaba decidido a una guerra contra Francia para generar en los alemanes del sur católico un sentimiento nacionalista.La guerra fue motivada por el veto de Napoleón III a que un príncipe alemán ocupase el trono de España tras el destronamiento de Isabel II. Francia perdíó la Batalla del Sedán de la Guerra Franco-prusiana.Ante la terrible humillación francesa, Napoleón III abdicaba y se exiliaba en Inglaterra.

En Francia surgía la III República que perduraría hasta la II Guerra Mundial y que sería responsable de una gran transformación del Estado francés, desde entonces un Estado laico. Pero en el momento de nacer, la III República hubo de enfrentarse a un ensayo anarquista o tal vez comunista en la capital, la Comuna de París, mientras que en el Salón de los Espejos de Versalles, para mayor humillación, Bismarck proclamaba el II Reich alemán y al rey de Prusia, Emperador Guillermo I.Francia debía además, ceder a Alemania las regiones del Rin, Alsacia y Lorena, y pagar una gran cantidad en concepto de reparaciones.En ese mismo año de 1870, Italia completaba su unidad al ocupar los Estados Pontificios, territorio que hasta entonces había protegido Napoleón III, oficialmente católico.El Papa excomulgaba al Estado italiano y a su rey, iniciando así un conflicto que no acabaría hasta el 11 de Febrero de 1929, cuando en tiempos de Mussolini se firmara el Concordato de Letrán entre Italia y la Santa Sede reconociendo el Estado independiente de la ciudad del Vaticano.

Consecuencias de las unificaciones:

La creación de un poderoso estado alemán acabó con el equilibrio establecido en Viena. Ahora, Alemania era el centro de la diplomacia europea, una diplomacia herida por las viejas y las nuevas rivalidades entre las potencias:

La cuestión de Oriente que afectaba a Austria y Rusia, fundamentalmente.

Los conflictos nacionalistas en el Imperio austriaco.

El deseo de venganza delos franceses hacia los alemanes por la herida recién infligida. La pérdida de las tierras del Rin (Alsacia y Lorena) era lo que más afligía a los franceses una cuestión que no será resuelta hasta el término de la 2ª Guerra Mundial.

Las rivalidades por el reparto de África surgidas entre  Francia e Inglaterra.



La lucha por el control de los mercados y de las materias primas entre todas las potencias industrializadas con el telón de fondo de una grave depresión.Ante esta situación, Bismarck ideó unos complejos tratados internacionales,  los llamados Sistemas bismarckianos, que convertían a Alemania en el árbitro de los conflictos entre todas las potencias. La idea era favorecer la discordia entre todas ellas, especialmente con Francia, a la que Alemania pretende mantener permanentemente aislada para asegurar su debilidad. La competitividad con Gran Bretaña por la carrera colonial favorece este aislamiento.

EL NUEVO MAPA DE Europa:

Tras la caída de Napoleón, el congreso de Viena debíó reestructurar las fronteras europeas basándose en el principio del equilibrio continental. Pero conseguir ese equilibrio no era fácil pues, muchas potencias tenían los mismos intereses:

1

Rusia y Austria deseaban el dominio de los Balcanes para abrirse camino al Mediterráneo por el mar Negro.
2. Austria y Prusia deseaban el dominio del mundo germánico.
3. Todas las potencias centrales deseaban extenderse hacia el oeste.
4. Sólo Granbretaña deseaba permanecer separada del continente, pues su fuerza nacía del dominio del mar y su prioridad era asegurarse en claves de gran valor estratégico como Gibraltar o la isla de malta para que sus barcos navegaran libremente.El Imperio de los 100 días de Napoleón, permitíó que las potencias pudieran entenderse ante la necesidad de reforzar las fronteras de Francia, que se habían restablecido en la situación de 1789. Con este fin se tomaron los siguientes acuerdos:

1

Creación del reino de los Países Bajos uniendo Bélgica y Holanda bajo la soberanía del rey holandés. Los belgas, francófonos y católicos no se sintieron felices bajo la autoridad de un monarca protestante y flamenco.
2. Para reforzar la frontera de Francia con Italia, se engrandecíó el reino del Piamonte con la Saboyá francesa.
3. La frontera con Italia se refuerza aún más entregando a Austria Lombardía y Venecia, quien así logra su deseo de salir al Mediterráneo.


En el resto de Italia se reestablecieron lass formaciones políticas anteriores a Napoleón: el reino de Nápoles bajo la dinastía borbónica, los estados Pontificios y los ducados centrales de los Habsburgo. Esto significaba que Italia había quedado en su totalidad bajo el dominio de Austria, pues ella era la aliada natural de todos aquellos estados débiles.
4. La frontera con los Países Bajos también se refuerza permitiendo que Prusia alcance la línea del Rin.
5. Las ambiciones de Austria y Prusia en Alemania se compensan con la creación de la Confederación Germánica.
6. La proyección hacia el oeste de Francia y Prusia se equilibran entregándole a Rusia Finlandia y la Polonia napoleónica. No obstante sí se reconocíó la existencia de un reino polaco, cuya corona se entregó al zar.
7. Por último se decidíó mantener los Balcanes, de enorme valor estratégico en manos de un debilitado Imperio turco para evitar conflictos entre Austria y Rusia. Sin embargo la cuestión de los Balcanes, llamada la cuestión de Oriente, envenenaría las relaciones internacionales de todo el Siglo XIX hasta provocar la I Guerra Mundial.

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