La Unificación Italiana: Forjando una Nación
La Unificación Italiana, también conocida como Risorgimento, fue un proceso crucial que transformó la península itálica de un mosaico de estados a una nación unificada. Este proceso se desarrolló a lo largo del siglo XIX, culminando en la creación del Reino de Italia.
Situación Territorial de Italia tras el Congreso de Viena (1815)
Tras el Congreso de Viena, la península italiana se encontraba fragmentada y bajo diversas influencias:
- Reino de Piamonte-Cerdeña: Estado independiente y reforzado estratégicamente para contener la expansión francesa. Reinaba Víctor Manuel II y su primer ministro era el conde de Cavour.
- Lombardía-Véneto: Anexionado directamente al Imperio Austríaco.
- Ducados de Parma, Módena, Lucca y Toscana: Controlados indirectamente por Austria, a menudo a través de dinastías afines.
- Estados Pontificios: Gobernados por el Papa, abarcando una vasta región central.
- Reino de las Dos Sicilias (Nápoles y Sicilia): Gobernado por la dinastía de los Borbones.
Los principales obstáculos para la unificación fueron la fuerte oposición de Austria, el Papado y los Borbones en sus respectivos territorios.
Propuestas y Movimientos hacia la Unificación
Diversas corrientes ideológicas y políticas surgieron con propuestas para lograr la unidad italiana:
- Unidad bajo el Papado: Defendida por Vincenzo Gioberti en su obra Del primado moral y civil de los italianos. Proponía una confederación de estados italianos bajo la presidencia del Papa, buscando evitar un enfrentamiento directo con la católica Austria.
- República Democrática y Unitaria: Impulsada por figuras como Giuseppe Mazzini y Giuseppe Garibaldi. Este modelo, de carácter revolucionario, fue el defendido durante la Revolución de 1848, pero quedó relegado tras su fracaso.
- Risorgimento: Un movimiento cultural y nacionalista que buscaba revitalizar y promover la historia, cultura y tradiciones italianas como base para la unidad. Destacaron intelectuales como Cesare Balbo y Massimo D’Azeglio.
- Unificación en torno al Piamonte: El modelo propuesto y liderado por el conde de Cavour, primer ministro del Reino de Piamonte-Cerdeña. Este enfoque pragmático se «apropió» de las ideas nacionalistas del Risorgimento y obtuvo el apoyo de la burguesía industrial del norte, interesada en la creación de un mercado nacional unificado. Este fue el modelo que finalmente prevaleció.
Fases del Proceso de Unificación Italiana
El camino hacia la unidad se consolidó a través de una serie de eventos clave:
- Reformas de Cavour: El conde de Cavour impulsó reformas económicas y militares en Piamonte, atrayendo el apoyo de otros líderes nacionalistas como Balbo, Garibaldi y Gioberti.
- Guerra de Crimea (1855): Piamonte apoyó a Reino Unido y Francia contra Rusia, lo que le permitió participar en las negociaciones de paz y visibilizar la “cuestión italiana” en el escenario internacional.
- Tratado Secreto de Plombières (1858): Cavour y Napoleón III de Francia acordaron que Francia apoyaría a Piamonte en una guerra contra Austria para expulsarla del norte de Italia, a cambio de los territorios de Saboya y Niza.
- Guerra de Lombardía (1859): Austria fue derrotada por las fuerzas franco-piamontesas. Francia recibió Lombardía, que posteriormente cedió a Piamonte.
- Anexiones por Plebiscito (1860): Los ducados de Parma, Módena, Lucca, Toscana y la Romaña (parte norte de los Estados Pontificios) se unieron al Reino de Piamonte mediante plebiscitos populares.
- Expedición de los “Mil Camisas Rojas” (1860): Liderada por Giuseppe Garibaldi, esta expedición ocupó Sicilia y luego avanzó hacia el norte, conquistando Nápoles. Garibaldi entregó estos territorios a Piamonte, que se unieron al reino tras plebiscitos.
- Proclamación del Reino de Italia (1861): Víctor Manuel II fue proclamado Rey de Italia, marcando un hito fundamental en la unificación.
- Guerra Austro-Prusiana (1866): Italia se alió con Prusia en su guerra contra Austria. Tras la victoria prusiana, Italia recibió el Véneto.
- Guerra Franco-Prusiana (1870): Francia retiró sus tropas de Roma para concentrarse en el conflicto con Prusia. Los italianos aprovecharon la oportunidad para ocupar Roma y proclamarla capital del Reino de Italia. El Papa Pío IX no reconoció la anexión, lo que generó la «Cuestión Romana», resuelta décadas después con los Pactos de Letrán.
El Consulado y el Imperio Napoleónico (1799-1814)
El periodo del Consulado y el Imperio Napoleónico representa una fase crucial en la historia de Francia y Europa, marcando la consolidación de muchos principios revolucionarios y la expansión de la influencia francesa bajo el liderazgo de Napoleón Bonaparte.
Ascenso al Poder y Consolidación
- Victorias Militares: Napoleón obtuvo importantes victorias en las Guerras Revolucionarias, lo que le granjeó una imagen de «salvador de la Revolución» frente a las amenazas internas y externas.
- Golpe de Estado de Brumario (1799): Ante la formación de una nueva coalición contra Francia, Napoleón dio un golpe de Estado, estableciendo un nuevo sistema político. Aunque mantenía apariencias parlamentarias, era esencialmente una dictadura que consolidó conquistas revolucionarias como la igualdad civil, la propiedad privada y la abolición del feudalismo.
- Concentración de Poder: Napoleón acaparó el poder, implementando una estricta censura y una fuerte propaganda para controlar la opinión pública.
- Pacificación Interior: Se normalizaron las relaciones con la Santa Sede a través del Concordato de 1801. El Papa reconoció la República y renunció a reclamar los bienes desamortizados a cambio del sostenimiento del clero y el reconocimiento de la libertad religiosa.
- Código Napoleónico (1804): Recopiló los principales logros revolucionarios en un código legal unificado. Este código, que expandía la versión moderada de la Revolución, fue implementado en los territorios y países invadidos, dejando un legado duradero.
Reformas y Estructura del Estado Napoleónico
Napoleón implementó una serie de reformas que sentaron las bases del Estado moderno francés:
- Sistema Educativo Centralizado: Organizó la enseñanza pública y las Universidades del Estado, promoviendo un sistema educativo unificado.
- Servicio Militar Obligatorio: Estableció la conscripción, creando un ejército nacional fuerte y numeroso.
- Igualdad Fiscal: Impuso un sistema tributario más equitativo.
- Centralización Económica: Creó el Banco de Francia como único emisor de moneda, centralizando el control económico.
- Administración Pública por Mérito: Implementó un sistema de funcionarios públicos basado en el mérito, no en el nacimiento o la riqueza.
- Nuevo Sistema Político:
- Constitución de 1799: Estableció un Ejecutivo con tres cónsules, siendo Napoleón el primero. Desde 1802, fue cónsul único y vitalicio, y desde 1804, Emperador.
- Poder Legislativo: Dividido en cuatro asambleas, con un poder real limitado.
- Poder Judicial: Suprimió los juicios por jurado y controló el sistema judicial mediante el nombramiento de sus principales cargos.
- Centralización Administrativa: Reforzó el sistema centralista con departamentos dirigidos por prefectos nombrados directamente por él.
El Imperio y su Legado
- Proclamación del Imperio (1804): Para consolidar aún más su poder y apaciguar a los monárquicos, Napoleón se proclamó Emperador. La Constitución de 1804, aunque similar a la anterior, concedía aún más poder al Emperador.
- Apariencia de Soberanía Nacional: A pesar de la concentración de poder, Napoleón intentó mantener la apariencia de respeto a la Soberanía Nacional, sometiendo la Constitución a plebiscito, aunque recortando aún más las libertades.
- Nueva Nobleza y Familia Real: Creó una nueva nobleza imperial y situó a miembros de su familia al frente de los territorios conquistados (ejemplo: José Bonaparte como Rey de España), extendiendo su influencia por toda Europa.