LA SEGUNDA REPÚBLICA.
La 2ª República fue bien recibida entre las clases populares, pero su proclamación inspiró hostilidades entre las clases conservadoras. No obstante, los gobiernos republicanos tuvieron que enfrentarse a las fuerzas reaccionarias y a los sectores populares más radicales que dificultaron la transformación de las estructuras económicas, sociales, políticas y culturales de España. El reagrupamiento político de los conservadores posibilitó su acceso al poder en 1933. El primer gobierno fue del Partido Radical, centro-derecha (el segundo partido más votado) en vez del primero (CEDA). En octubre del 34, la izquierda convocó una huelga general que triunfó en Asturias y provocó una represión gubernamental. Los escándalos financieros del año siguiente provocaron una crisis ministerial.
Esta crisis forzó al Presidente a convocar elecciones generales en febrero de 1936, ganadas por la izquierda. Esta reanudó las reformas del bienio progresista, y desde la derecha se preparaba un golpe militar. En julio de 1936, el ejército se sublevó y se inició la Guerra Civil Española.
Proclamación de la 2ª República Española y problemas iniciales.
La 2ª República Española fue proclamada el 14 de abril de 1931 en la Puerta del Sol. Se constituyó un gobierno provisional presidido por Niceto Alcalá Zamora, e integrado por republicanos derechistas e izquierdistas, autonomistas gallegos y socialistas. Se convocaron elecciones generales para el 28 de junio de las que salieron unas Cortes constituyentes que elaborarían una nueva constitución. La República tuvo que enfrentarse a la República Catalana Independiente, proclamada el mismo 14 de abril por Francesc Macià, líder de Esquerra Republicana de Cataluña. Este puso fin a su desafío al gobierno provisional de Madrid. Por otro lado, la Iglesia se identificaba con la monarquía alfonsina y los republicanos eran anticlericales. Una carta pastoral del Primado, cardenal Segura, y otra del obispo de Vitoria, ensalzando la figura de Alfonso XIII, enrarecieron el ambiente. De parte republicana, la quema de iglesias y conventos y el anticatolicismo de la Constitución hicieron imposible el entendimiento.
Elecciones de junio de 1931: el triunfo de la izquierda.
Fueron las más democráticas de España. Los resultados dieron la mayoría a la izquierda. La derecha sumó solo 160 con el Partido Radical de Lerroux. Su objetivo era elaborar una nueva constitución.
La Constitución republicana de 1931.
Sus principales puntos fueron:
- España como una “república democrática y de trabajadores de toda clase con un régimen de libertad y justicia”.
- Una amplia declaración de derechos.
- Un Estado único.
- Propiedad privada de los medios de producción.
- Cortes unicamerales elegidas por sufragio universal masculino y femenino.
- La declaración laica del estado y prohibición a la Iglesia católica de ejercer la industria, el comercio y la enseñanza.
- Obligación del Estado de extender la cultura y la enseñanza a toda la población.
La constitución se aprobó en diciembre de 1931 y se formó el primer gobierno constitucional sin elecciones previas. Lo presidió Manuel Azaña y lo integraron ministros de izquierdas. Se nombró presidente de la República a Alcalá Zamora, miembro de la derecha republicana.
El gobierno progresista de la República llevó a cabo diferentes políticas: la religiosa, que trató de disminuir la influencia de la religión católica con el reconocimiento del matrimonio civil y el divorcio, la extinción del presupuesto de clero y culto, y la prohibición a las órdenes religiosas de ejercer la enseñanza. Por otro lado, la política educativa quería implantar un modelo educativo gratuito, laico y obligatorio. Se crearon nuevas escuelas, se mejoraron los salarios y se crearon las Misiones Pedagógicas. Asimismo, durante el bienio solo se concedió el estatuto de autonomía catalán y se creó un gobierno autonómico integrado por el Parlamento, el Consejo Ejecutivo y un Presidente.
Este gobierno también realizó reformas como la del Ejército, dirigida por Azaña. Las medidas fueron situar al frente de las capitanías a militares fieles a la República, publicar un decreto para alejar de las armas a los militares monárquicos y el cierre de escuelas militares. Además, se creó la Guardia de Asalto. Y por otro lado, la Reforma Agraria que abogaba por expropiar tierras incultas y repartirlas entre los jornaleros, pero fue un fracaso por la tardanza en aprobar la ley, en elaborar el inventario de tierras expropiables y la falta de dinero para indemnizar a los expropiados. Esto decepcionó las aspiraciones populares, mantuvo el recelo de los terratenientes y las ocupaciones ilegales de tierras por los anarquistas.
Fuerzas políticas y sociales de oposición.
El gobierno de izquierdas contó con la oposición de los anarquistas. En los sucesos de Casas Viejas, los campesinos atacaron a la Guardia Civil y la Guardia de Asalto intervino para sofocarlos. Esto provocó el descrédito del gobierno de Azaña y el fin del bienio progresista. Se produjo la conspiración militar del general Sanjurjo en Sevilla (verano de 1932), que fue condenado a prisión perpetua. La derecha estaba dividida: el grupo posibilista, encarnado por la CEDA de Gil Robles, que buscaba convertir la República en un estado conservador; en el monárquico, representado por el partido Carlista y Renovación Española de Calvo Sotelo, que pretendía acabar con la República. En el extremo estaba la Falange Española de José Antonio Primo de Rivera.
Elecciones de noviembre de 1933.
Triunfo de la derecha. En 1933 se produjo la dimisión de Azaña. Alcalá Zamora disolvió las Cortes y convocó elecciones en las que la izquierda se presentó desunida. El resultado fue la victoria de la derecha, seguida por el Partido Radical de Alejandro Lerroux.
Labor restauradora.
Los gobiernos de Lerroux y de la CEDA realizaron una política restauradora de los excesos del bienio anterior: Ley de Amnistía, Contrarreforma Agraria y proyecto de reforma constitucional.
Revolución de Asturias (octubre de 1934).
Los socialistas iniciaron una revolución popular contra los derechistas. La sublevación fracasó por el ejército y la falta de apoyo anarquista. Solo triunfó en Asturias, donde la izquierda se unió para instaurar La Revolución Socialista de los Consejos Obreros. El gobierno movilizó a las tropas norteafricanas que sofocaron la sublevación.
En Cataluña se proclamó el Estado Catalán dentro de la República Federal Española. La represión provocó muchos muertos y condenas a muerte de los máximos dirigentes, y la autonomía catalana quedó suspendida temporalmente.
La polarización política (octubre de 1934).
Calvo Sotelo fundó el Bloque Nacional para reinstaurar la monarquía con la ayuda del ejército. Dentro de este, Sanjurjo y otros oficiales crearon La Unión Militar Española para acabar con la República. La izquierda se unió en la coalición del Frente Popular para hacer frente al fascismo.
Escándalo y crisis: el final del Bienio de Derechas.
A finales de 1935, el gobierno centro-derechista de Lerroux entró en crisis y este dimitió. El Presidente de la República disolvió las Cortes y convocó elecciones.
Triunfo del Frente Popular (febrero de 1936).
El Frente Popular obtuvo la mayoría de los escaños. Las primeras medidas fueron: amnistía para los encarcelados tras la Revolución de Octubre, restauración del Estatuto de autonomía catalán, reactivación agraria y la destitución de Alcalá Zamora, relevado por Azaña. Durante la primavera, los obreros y campesinos ocupaban tierras, fábricas y organizaban huelgas y manifestaciones. La derecha buscaba apoyo en el ejército y la Falange quería realizar atentados contra miembros de la izquierda.
Conclusión.
Entre 1931 y 1936 emergieron los problemas del país: el ejército, la relación del Estado con la Iglesia, la secularización de la vida civil, el problema cultural y educativo, la cuestión agraria, el problema social, el regional… todos irrumpieron cuando la crisis del 29 azotaba las economías de todo el mundo y los totalitarismos se preparaban para enfrentarse. En nuestro país, la República, con su vocación democrática, no pudo canalizar las tensiones sociales ni eliminar los fantasmas que cada ideología veía en la contraria. Se convirtió en un campo de batalla de los extremismos y estos dirimirían sus diferencias en la guerra civil.