Contexto: La Restauración Borbónica en España
El Fin de la Primera República y el Ascenso de Alfonso XII
Tras la República del 74, la idea de la vuelta de la monarquía borbónica se reafirmaba cada vez más. El pronunciamiento del general Martínez Campos en Sagunto (29 de diciembre de 1874) puso fin a la República y preparó la Restauración monárquica en la persona de Alfonso XII, hijo de Isabel II. Pero la vuelta al trono de los Borbones estaba ya preparada gracias a los esfuerzos de Antonio Cánovas del Castillo, líder del partido alfonsino y verdadero artífice de la Restauración. El futuro rey había hecho público previamente el Manifiesto de Sandhurst (1 de diciembre de 1874), en el cual el príncipe Alfonso se comprometía a respetar los principios liberales.
Alfonso XII pronto se transformó en líder de una Restauración que se podría dividir en tres etapas:
- Una inicial, que llega hasta 1885, cuando muere Alfonso XII.
- Otra segunda, donde su esposa, la reina María Cristina de Austria, ejerce la Regencia.
- Y otra tercera, que empieza en 1902, con la mayoría de edad de Alfonso XIII.
El Sistema Político de Cánovas del Castillo
El principal hombre que llevó a cabo el sistema político de la Restauración fue Antonio Cánovas del Castillo, historiador y político liberal, gran sabedor de la historia de España, que creía en la Restauración como la superación de la inestabilidad política y social que había en España. Este hombre inició un proceso constitucional: convocando una asamblea de 39 personalidades, se encargó de redactar un proyecto de Constitución, presentado a las Cortes constituyentes, elegidas por sufragio universal, y que fue aprobado el 15 de febrero de 1876.
La Constitución de 1876
Nace así la Constitución de 1876, que recogía en sus primeros artículos los derechos individuales característicos del liberalismo, como son:
- La seguridad personal.
- La inviolabilidad del domicilio y de la correspondencia.
- La libertad de residencia, conciencia y expresión.
- Los derechos de reunión y asociación.
La soberanía estaba compartida entre el Rey y las Cortes. El Rey es inviolable, sanciona y promulga las leyes, mientras que el Gobierno es ejercido por los ministros. La confesionalidad del Estado define la religión católica como oficial, aunque el artículo 11º establece la libertad de culto. Las Cortes se estructuran en dos cámaras:
- El Congreso, formado por 1 diputado cada 50.000 habitantes.
- El Senado, integrado por miembros de nombramiento real.
Partidos Políticos y el “Turnismo”
En cuanto a los partidos políticos, eran dos los más destacados:
- El representado por Cánovas del Castillo, el Partido Liberal Conservador, que se apoyaba en las clases altas.
- El partido contrario, el Partido Liberal, formado por la burguesía industrial y las clases medias urbanas, dirigido por Sagasta.
En este nuevo sistema que se formaba, se necesitaba la confianza de las Cortes y la Corona, y además, para producirse el cambio de gobierno, se necesitaba la mayoría en las cámaras. Pero en la realidad, los partidos políticos se guiaban por el “Turnismo”; de esta forma, los partidos políticos Liberal y Conservador se cedieron periódicamente el poder por obra de acuerdo mutuo.
El Caciquismo: Corrupción Electoral
La metodología usada se realizaba de la siguiente forma: cuando se convocaban las elecciones, el ministro de la Gobernación realizaba el “encasillado”, es decir, decidía los diputados que debían ser elegidos. Mientras, el gobernador de cada provincia se ponía de acuerdo con los caciques, que manipulaban las elecciones de diferentes maneras: comprando los votos, haciendo favores populares o bien utilizando la coacción. Si estas medidas no eran suficientes, se recurría al “pucherazo” (aparecían más votos que electores). La práctica inmoral del caciquismo mediatizó la vida de la nación y propiciaba las secuelas del enchufismo, el padrinazgo y la subordinación. La corrupción se convirtió en una práctica habitual, sobre todo en Andalucía.
La Crisis de Fin de Siglo y el Panorama Internacional
España en el Contexto Europeo
Durante el periodo de Restauración en España, se mantenía en toda Europa una larga paz, llamada la «Gran Paz». Mientras que Francia vivía su Tercera República e Inglaterra la era Victoriana, España se encontraba aislada internacionalmente y tenía que luchar contra el crecimiento del poderío norteamericano.
El Inicio de la “Crisis del 98”
Debido a la remodelación del mapa colonial impuesto por las nuevas potencias industriales, España perdió gran cantidad de posesiones en América del Sur. Comienza así la “crisis del 98”.
La Guerra de Independencia Cubana y la Intervención de EE. UU.
Antecedentes y Causas del Conflicto Cubano
El Grito de Baire y el Levantamiento en Filipinas
Los acontecimientos más graves de la regencia de María Cristina estuvieron relacionados con las últimas colonias españolas: Cuba y Filipinas. El 24 de febrero de 1895, con el Grito de Baire, comenzó la segunda fase de la guerra de independencia cubana; un año más tarde se levantó Filipinas.
Factores Detonantes de la Guerra en Cuba
Las principales causas que iniciaron la Guerra de Independencia de Cuba se encuentran:
- El incumplimiento del Convenio de Zanjón (1878), por el cual el general Martínez Campos consiguió la pacificación de Cuba, que se encontraba en guerra desde hacía diez años.
- Surgió también un aumento del sentimiento patriótico cubano, apoyado por los Estados Unidos, que ante todo buscaba intereses económicos y políticos en Cuba.
- Otra de las causas que llevó a Cuba a la independencia fue la mala organización española para absorber toda la producción de Cuba (como el azúcar y el tabaco), además de no abastecer a la isla de manufacturas.
Desarrollo de la Guerra en Cuba
Estrategias y Figuras Clave
El conflicto comenzó con el levantamiento cubano, dirigido por José Martí, que sublevó la parte más antiespañola de Cuba. Cánovas decidió enviar al general Martínez Campos para negociar y detener la sublevación, pero al no conseguirlo, fue sustituido por el general Valeriano Weyler, que propuso la formación de las “trochas” para dividir la isla en tres sectores aislados, dificultando así los movimientos revolucionarios.
La Intervención Estadounidense y el Incidente del Maine
Mientras tanto, William McKinley, presidente norteamericano, protestaba por la dura actitud del general Weyler y exigió la paz en la isla. Pero los Estados Unidos no solo tendrían ese objetivo y, aprovechando la voladura del acorazado Maine, buque de guerra americano anclado en La Habana, el 20 de abril de 1898, los Estados Unidos declararon la guerra a España.
La Guerra Hispano-Estadounidense
Derrotas Españolas y Avance Norteamericano
Una vez comenzada la guerra, en España se vivieron días de un entusiasmo patriótico; se creía mucho en las posibilidades de la victoria ante una gran potencia como lo eran los Estados Unidos. Pero el ataque de los norteamericanos, con mejor situación, fue arrasador. En el Pacífico, la escuadra naval española, dirigida por el almirante Montojo, fue aniquilada. Aprovechando el desgaste artillero español, las tropas Rangers de Estados Unidos, al mando de Theodore Roosevelt, desembarcaron en Cuba y tomaron posesión de ella, atacando la escuadra española, que también fue aniquilada.
Consecuencias del Conflicto: El Desastre del 98
El Tratado de París y la Pérdida de las Colonias
La paz de este conflicto llegó en diciembre de 1898 con la firma del Tratado de París, por el que España reconocía la independencia de Cuba y cedía Puerto Rico, Filipinas y la isla de Guam a Estados Unidos. El resto de islas —las Marianas, Palaos y Carolinas— fueron vendidas a Alemania.
Impacto en España: La Generación del 98 y el Regeneracionismo
De esta forma se consumían las últimas posesiones del imperio americano español. Esto provocó un descontento general y una honda crisis de conciencia en toda la nación. Caso de la Generación del 98, grupo de escritores nacidos entre 1864 y 1875 a los que unía un fuerte sentimiento de frustración por la forma en que se habían liquidado los últimos vestigios del Imperio español. A raíz del Desastre del 98, el sistema canovista (la Restauración) entra en crisis y se considera la necesidad de “regenerar” la sociedad, la economía, la educación y el propio sistema político.