El Crac de 1929: Origen de la Gran Depresión
La primera manifestación de la crisis se inició cuando algunos inversores empezaron a poner sus acciones a la venta con la esperanza de obtener aún buenos beneficios. Las cotizaciones comenzaron a bajar, provocando un efecto en cadena. La desmesurada oferta comportó el desplome del valor de las acciones, lo cual provocó el llamado Jueves Negro (24 de octubre de 1929). El pánico se apoderó de los inversores y 13 millones de títulos fueron puestos a la venta. A partir de entonces, el deseo era vender cuanto antes para perder lo menos posible. La caída de las acciones arruinó a muchos inversores. La exigencia de los bancos de cancelar los préstamos dio lugar a un Martes Negro (29 de octubre). El camino hacia la depresión había comenzado.
La Gran Depresión: Causas y Consecuencias
Causas de la Gran Depresión
En primer lugar, hay que señalar la sobreproducción industrial, cuyas primeras muestras eran ya evidentes antes del hundimiento de la Bolsa. Diversos indicadores de la actividad industrial muestran que el ritmo de crecimiento estaba desacelerándose.
En segundo lugar, la crisis de liquidez como consecuencia del crac bursátil favoreció la expansión de la crisis. La caída de acciones generó una cadena de impagos y provocó el cierre de muchas industrias. A su vez, el deseo de vender a cualquier precio los bienes ya producidos aceleró el descenso de los precios (deflación).
En tercer lugar, la caída del consumo provocada por el paro y el convencimiento de que la situación económica iba a empeorar: por un lado, la disminución de la capacidad adquisitiva y la afectación por la crisis de liquidez; por otro, el temor a ser despedido del trabajo ante el cambio de coyuntura. A esto se sumó la caída de los precios agrarios y el endeudamiento provocado por la adquisición en años anteriores de bienes de consumo duradero.
La Crisis Bancaria e Industrial
La sobreproducción, la falta de dinero y la caída del consumo transformaron la crisis de la Bolsa en una crisis que afectó a todos los sectores de la economía. El sistema bancario, afectado debido al hundimiento bursátil, hizo que los deudores no pudieran devolver sus préstamos. El miedo a la quiebra de los bancos asustó a la población a retirar los efectivos de sus cuentas, pero estos no pudieron reponer los depósitos bancarios por falta de recursos monetarios. Todo ello desató la crisis bancaria: más de 4000 bancos quebraron y desaparecieron, millones de familias se arruinaron, y los bancos redujeron erróneamente la concesión de créditos para la industria. El pesimismo comportó una drástica reducción de las inversiones industriales porque se dudaba de que los productos pudieran encontrar comprador.
La ruina y la disminución del crédito provocaron el descenso del consumo, lo cual agravó la sobreproducción. En pocos meses, los stocks aumentaron de manera considerable e indujeron la crisis industrial. Habían desaparecido muchas empresas y la producción industrial se había reducido drásticamente.
Esa caída supuso un gran aumento del desempleo. La depresión tuvo unas graves consecuencias sociales y la pobreza se extendió. Una buena parte de la clase media perdió sus ahorros y negocios y tuvo que proletarizarse.
El desempleo agravó la demanda: millones de parados sin ingresos dejaron de consumir; los que conservaban el trabajo temían perderlo, por lo que redujeron su consumo para ahorrar en previsión de un empeoramiento. Al disminuir la demanda, descendió de nuevo la producción industrial y agraria.
Expansión Mundial de la Crisis
Mecanismos de Expansión de la Crisis
La crisis de EE. UU. en la década de 1930 arrastró a muchos países de Europa y del resto del mundo. En primer lugar, el descenso de los precios de los productos norteamericanos puso en serias dificultades a las empresas del resto del mundo, que no podían competir con ellos.
En segundo lugar, el retroceso de la demanda redujo sus importaciones, perjudicando a los países exportadores.
Y finalmente, los problemas de la banca americana comportaron un drástico descenso de sus préstamos e inversiones.
La crisis bancaria fue el primer síntoma de la recesión mundial; la situación empeoró en mayo de 1931 con la quiebra del banco Creditanstalt en Austria. Países como Hungría, Checoslovaquia, Rumanía, Polonia y Alemania se vieron gravemente afectados. Todos redujeron la producción y vieron aumentar drásticamente el desempleo. La crisis fue especialmente profunda en Alemania, que ya vivía una situación crítica. Su inflación subió, su producción industrial descendió y el desempleo afectó a multitud de trabajadores.
En el Reino Unido la situación no fue tan grave, pero la imposibilidad de mantener la libra esterlina hizo quebrar el sistema monetario internacional. El gobierno inglés tuvo que suspender la convertibilidad de la libra al oro en septiembre. De esta forma, se entró en una sucesión de devaluaciones monetarias.
Francia, parte del bloque del oro, conservó sus tipos de cambio fijos respecto a ese metal. Para contrarrestar los efectos, introdujeron obstáculos a las importaciones mediante prácticas proteccionistas.
El Hundimiento del Comercio Internacional
La causa principal fue el aumento del proteccionismo en los principales países. La adopción de tarifas fue contestada por la mayor parte de los gobiernos con más medidas proteccionistas, lo que, junto a las acciones de Estados Unidos, hundió el comercio internacional.
La caída del comercio comportó la expansión de la crisis a los países exportadores de alimentos y materias primas de América Latina y Asia. La disminución de sus ingresos les impidió devolver los préstamos. Para buscar el superávit comercial, impusieron nuevas barreras a la importación.
Caminos hacia la Recuperación Económica
La Propuesta Keynesiana
John Maynard Keynes defendió que la crisis no era pasajera y que la recuperación no surgiría espontáneamente si los gobiernos no actuaban a su favor. Argumentó que el principal problema de la economía era la falta de demanda ante la caída de la inversión. Por tanto, proponía que el Estado incrementara el gasto público en actividades como obras públicas, que empleaban a muchos trabajadores.
El gasto del Estado generaría déficit público, ya que si el Estado gastaba, aumentaba la demanda, y en una proporción mayor porque ese gasto inicial, transformado en salarios y bienes, generaría un efecto multiplicador. El Estado podría así incrementar los ingresos por impuestos y reducir el déficit público inicial.
Defendió la mejora de las condiciones salariales para aumentar la capacidad adquisitiva de la clase obrera. Argumentó que la prosperidad dependía sobre todo de la inversión, y afirmó que el papel de los capitalistas era invertir y el de los trabajadores era consumir, para así estimular la demanda.