La Primera Guerra Mundial: Orígenes, Desarrollo y Consecuencias
En este contexto, una serie de crisis internacionales fue conformando dos alianzas enfrentadas. El asesinato del archiduque austriaco Francisco Fernando en Sarajevo en junio de 1914 fue el incidente que desencadenó la Primera Guerra Mundial.
El Camino hacia la Guerra: 1905-1914
Turquía quedó reducida en los Balcanes a la región en torno a Estambul. Serbia, aliada de Rusia y defensora de los derechos de los eslavos en el Imperio Austrohúngaro, se consolidó como el principal estado de la región. Austria-Hungría, alarmada por el fortalecimiento serbio, llegó a la conclusión de que solo una guerra preventiva impediría que Serbia, alentada por Rusia, encabezara un levantamiento general de los eslavos en el Imperio de los Habsburgo. Alemania estaba resuelta a apoyar a su aliado austrohúngaro en caso de conflicto.
La Alianza franco-rusa, firmada en 1893, puso fin definitivamente a los sistemas bismarckianos, es decir, al conjunto de alianzas diplomáticas diseñadas por Bismarck con el principal objetivo de mantener aislada a Francia. Rusia estaba decidida a intervenir en el caso de que Austria-Hungría atacase a Serbia. Francia, a su vez, era mucho más proclive a apoyar a Rusia.
El ambiente bélico se extendía por las diversas capitales europeas. El 28 de junio de 1914, el archiduque Francisco Fernando, sobrino del emperador y heredero al trono austrohúngaro, fue asesinado en Sarajevo (Bosnia). Un activista serbobosnio, Gavrilo Princip, miembro de la organización nacionalista serbia «La Mano Negra», fue el autor del magnicidio. Este atentado desencadenó una fatal serie de acontecimientos que desembocaron en la guerra.
Fases de la Primera Guerra Mundial
1914: La Guerra de Movimientos
En los inicios del conflicto, nadie esperaba una guerra que se extendería durante más de cuatro años.
El ataque alemán en el frente occidental siguió un viejo plan de su Estado Mayor (el Plan Schlieffen): se trataba de avanzar sobre el norte de Francia pasando por la neutral Bélgica. Tras la sorpresa inicial, las tropas francesas consiguieron frenar el avance germano en la Batalla del Marne. En adelante, el frente tendió a estabilizarse.
En el frente oriental, las tropas alemanas vencieron en la Batalla de Tannenberg, pero su victoria no fue decisiva. Mientras tanto, Austria-Hungría mostraba su impotencia ante rusos y serbios. Dos nuevas potencias entraron en guerra: Japón, al lado de la Entente, y Turquía, junto a los Imperios Centrales.
1915-1916: La Guerra de Posiciones
En 1915, el frente occidental se estabilizó. Los ejércitos se parapetaron a lo largo de miles de kilómetros de trincheras. Se inició así la guerra de trincheras.
Comenzó la guerra química: los alemanes usaron, en Bélgica, gases tóxicos. Atacaron Verdún, en el norte de Francia. La batalla se saldó con casi un millón de bajas.
En junio, los aliados contraatacaron en el río Somme. La misma carnicería sin cambios significativos en los frentes.
La superioridad naval de la Entente asfixiaba la economía germana. Como respuesta, Alemania inició la guerra submarina, en la que hundió barcos norteamericanos.
En 1915, Italia entraba en guerra junto a los aliados y se abría un nuevo frente. Mientras tanto, en el frente oriental los alemanes avanzaban y ocuparon Polonia y Lituania. En los Balcanes, la situación era favorable a los Imperios Centrales.
En torno a Turquía se abrieron dos frentes: en el Cáucaso, frente a los rusos, y en el Oriente Medio, frente a los británicos. En el primero, la población armenia fue desplazada.
1917: El Momento Clave y 1918: El Desenlace
Tras el armisticio con Rusia y la firma del Tratado de Brest-Litovsk con la Rusia bolchevique en marzo de 1918, Alemania pudo desplazar tropas al frente occidental y lanzó una serie de duras ofensivas en primavera y verano. Fue su último ataque. La llegada masiva de tropas norteamericanas permitió a la Entente organizar una contraofensiva en julio, bajo el mando del general francés Foch. Fue la ofensiva definitiva.
Hindenburg y Ludendorff, los principales jefes del ejército alemán, comunicaron al káiser Guillermo II la imposibilidad de continuar la guerra. En el otoño de 1918, los Imperios Centrales se derrumbaron. Turquía, con las tropas británicas en Anatolia, firmó el armisticio el 30 de octubre. La victoria italiana en Vittorio Veneto llevó a que Austria-Hungría, en pleno proceso de desintegración, firmara el armisticio el 3 de noviembre.
Finalmente, ante la evidencia de la derrota militar, la revolución estalló en Alemania. El káiser abdicó y huyó a Holanda, mientras se proclamaba la República el 9 de noviembre. Dos días después, el 11 de noviembre de 1918, la delegación de la nueva república alemana firmaba el armisticio en Rethondes. La mayor tragedia que la humanidad había vivido hasta aquel momento concluía. Las consecuencias fueron devastadoras: millones de muertos, heridos, inválidos; pérdidas económicas incalculables; y un profundo sentimiento de rencor, dolor y desolación.
La Revolución Rusa y el Surgimiento de la URSS
El Imperio Zarista y la Revolución de 1905
Ante la sorpresa de todo el mundo, Japón derrotó, en 1905, a la que aún se consideraba una gran potencia. Ese mismo año, una revolución fallida sacudió los cimientos del régimen zarista: la Revolución de 1905, conocida como el Domingo Sangriento.
El 22 de enero de 1905, una manifestación pacífica de trabajadores se dirigió hacia el palacio del zar para presentar una petición en la que se exponía su miseria y dificultades. La guardia imperial disparó y causó una verdadera masacre. Esta sociedad en transformación chocaba con una autocracia en la que el poder absoluto del zar se sustentaba en la todopoderosa Ojrana, la policía política. Diversos grupos clandestinos luchaban contra la monarquía rusa. Entre ellos, destacaba un pequeño grupo de marxistas revolucionarios dirigidos por Lenin. Conocidos como los bolcheviques, representaban una facción del Partido Socialdemócrata Ruso en la que confluía una visión radical del marxismo.
La Revolución de 1917
El Fin del Zarismo (Revolución de Febrero/Marzo)
El zar, que se había puesto personalmente al frente del ejército ruso y que era considerado por la población como el responsable máximo de la catástrofe de la guerra. La situación terminó por estallar en marzo de 1917.
El primer acto de la revolución: La miseria y la falta de alimentos en el duro invierno ruso desencadenaron una serie de huelgas espontáneas en las fábricas de Petrogrado. El 12 de marzo, las tropas enviadas a reprimir las protestas confraternizaron con los huelguistas.
En tres días, tres acontecimientos marcaron el fin del zarismo:
- La Duma o Parlamento ruso nombró un gobierno provisional encargado de convocar elecciones.
- En Petrogrado se constituyó un sóviet de trabajadores y soldados controlado por los partidos obreros.
- El zar abdicó en su hermano Miguel, quien rechazó el trono. La dinastía llegaba a su fin y se proclamaba la República.
Por un lado, el gobierno provisional, controlado por los liberales moderados. Este gobierno estableció las libertades políticas, pero decidió esperar a que la Asamblea Constituyente que debía elegirse abordara las cuestiones de mayor importancia. Por otro lado, los sóviets que surgieron por toda Rusia y que estaban dominados por los mencheviques y los socialistas revolucionarios.
Dos poderes se enfrentaban sin que ninguno de los dos pudiera o quisiera ejercer plenamente el poder. Rápidamente se vio que este sistema funcionaba de una manera contradictoria. Los soldados, hartos de una guerra que parecía no tener fin, empezaron a desertar. Al mismo tiempo, los campesinos ocupaban la tierra, los obreros comenzaban a tomar el control de algunas fábricas y, en medio del general desconcierto, las nacionalidades no rusas pugnaban por liberarse del dominio ruso. El Gobierno Provisional quedó en manos de Alexander Kerensky. Solo los bolcheviques parecían tener respuesta a la crisis general. Su eslogan era muy simple: «Paz, tierra y pan».
La Revolución Bolchevique (Octubre/Noviembre)
La situación excepcional de la guerra, el descrédito de las opciones más moderadas y el activismo de los bolcheviques explica cómo una minoría marxista radical consiguió hacerse con el poder en las capitales rusas en noviembre.
Tras muchas dudas por parte de los dirigentes bolcheviques, Lenin se decidió a actuar: su partido controlaba en ese momento el Sóviet de Petrogrado y Trotsky, el otro gran líder bolchevique, que dirigía el denominado Comité Militar Revolucionario, dio a la Guardia Roja la orden de asaltar el poder.
La Revolución Bolchevique del 7 de noviembre fue un éxito. El gobierno provisional fue destituido y sus miembros huyeron o fueron arrestados. Lenin se puso al frente.
Nada más llegar al poder, el nuevo ejecutivo aprobó dos decretos:
- Decreto de la Paz: en el que se proponía a todos los contendientes una inmediata paz sin anexiones ni reparaciones. Firmaron el armisticio con Alemania en diciembre de ese año.
- Decreto sobre la Tierra: estableciendo la expropiación de los terratenientes y el reparto de la tierra entre los campesinos.
Lenin trataba así de afianzar su poder. No pudo evitar, en contra de su voluntad, que se celebrasen las elecciones. La respuesta del gobierno de los Comisarios del Pueblo fue fulgurante: la Guardia Roja disolvió la Asamblea el 5 de enero de 1919.
En adelante, el gobierno de Lenin basó la legitimidad de su gobierno en los sóviets, controlados férreamente por los bolcheviques. Se trataba de justificar la dictadura comunista y presentarla como una democracia basada en los sóviets. Las demás fuerzas políticas, incluyendo a mencheviques y socialistas revolucionarios, fueron prohibidas y perseguidas.
La Guerra Civil y el Comunismo de Guerra
El establecimiento del nuevo régimen no fue una tarea sencilla. Rusia se vio envuelta en una guerra civil en la que el gobierno de Lenin tuvo que defenderse de una coalición nacional e internacional antibolchevique.
Inmediatamente después de llegar al poder, el gobierno comunista tuvo que hacer frente a un ataque militar generalizado. Tres fuerzas principales se enfrentaron al gobierno:
- El Ejército Blanco: una coalición de todos los opositores al bolchevismo.
- Fuerzas de la Entente: enviadas con la esperanza de derrocar a los comunistas.
- Fuerzas del recién creado estado polaco que se enfrentaron al nuevo estado soviético en la Guerra Ruso-Polaca.
El gobierno bolchevique tuvo que tomar medidas extraordinarias. León Trotsky se puso al frente del Ejército Rojo. En adelante, el ejército y la Checa (policía política) emprendieron la destrucción sistemática del enemigo.
Acabada la Gran Guerra, las fuerzas expedicionarias extranjeras enviadas a Rusia retornaron a sus países. En adelante, el Ejército Rojo centró todas sus energías en derrotar a un Ejército Blanco desorganizado. Finalmente, los comunistas pudieron proclamar su triunfo en la guerra civil. Al año siguiente nacía la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS).
El Nuevo Estado Soviético y la NEP
La Rusia surgida de la guerra civil era un país destrozado y hambriento. En marzo de 1921, la rebelión de los marinos de la base naval de Kronstadt, célebres por su apoyo a los bolcheviques, mostró a Lenin el alcance del descontento popular.
La guerra civil había supuesto una verdadera tragedia para un país que había sufrido anteriormente una guerra mundial y una revolución. Los efectos perniciosos del «comunismo de guerra» agravaron aún más el coste humano y económico para el nuevo estado comunista.
El «comunismo de guerra» no desapareció totalmente al concluir el conflicto civil. La crisis agrícola de 1921 alcanzó tal intensidad que hizo peligrar el apoyo de los trabajadores industriales y los habitantes de las ciudades al bolchevismo.
La respuesta de los dirigentes soviéticos consistió en una marcha atrás a favor de la economía de mercado y de la propiedad privada. En marzo de 1921 se inició la Nueva Política Económica (NEP), que se mantuvo en vigor hasta 1928.
La Sucesión de Lenin y el Ascenso de Stalin
La NEP permitió la recuperación económica del país. Lenin no pudo verlo. Tras un atentado en 1918, su salud se deterioró y murió. Su puesto se saldó con el triunfo de Stalin. Trotsky, su principal oponente, tuvo que abandonar el país.
En 1922, el diario oficial del partido Pravda publicaba una breve noticia anunciando el nombramiento de Stalin como secretario general del Partido Comunista. La ciudad de San Petersburgo o Petrogrado cambió su nombre a Leningrado.
La Dictadura de Stalin y el Estalinismo
Stalin puso a prueba la resistencia del tejido social de la Unión Soviética. Asentado en su control del aparato del Partido Comunista, lanzó al país a un proceso acelerado de industrialización y a la colectivización forzosa de la agricultura. Los sacrificios por los que tuvo que pasar la población solo se pudieron imponer mediante el establecimiento de una brutal dictadura totalitaria. Tras expulsar a Trotsky del partido, Stalin cambió abruptamente de bando: la NEP estaba superada y había que avanzar a marchas forzadas hacia una sociedad comunista industrializada.
Características del Estalinismo
Una característica específica del estalinismo es la importancia de la represión dentro del propio Partido Comunista. El Partido se convirtió en un instrumento absolutamente dócil a la voluntad del dictador mediante una serie de «purgas» que acabaron con cualquier tipo de oposición al líder.
Los datos son expresivos: en 1939, el setenta por ciento de los miembros del Comité Central del Partido en 1934 habían sido purgados. Entre los oficiales de las Fuerzas Armadas, el noventa por ciento de los generales fueron ejecutados o deportados a campos del gulag. Para asentar su poder, Stalin destruyó una gran parte de la dirección del partido, de la administración civil y del ejército, debilitando de forma significativa al país.
La represión no afectó solo a los miembros del Partido. La sociedad soviética en su conjunto sufrió las consecuencias de la dictadura.