Los Inicios de la Guerra Fría
Tras la Segunda Guerra Mundial, surgió una fuerte tensión entre EE.UU. y la URSS, antiguas aliadas con ideologías opuestas: capitalismo y democracia liberal frente a comunismo y economía planificada. En las conferencias de Yalta y Potsdam, se acordó dividir Europa en zonas de influencia, pero ambas potencias comenzaron a expandir su control, iniciando la Guerra Fría. La URSS impuso regímenes comunistas en Europa del Este (Polonia, Hungría, Checoslovaquia), mientras que EE.UU. contuvo el comunismo en Europa Occidental, incluso apoyando militarmente a Grecia. En 1947, EE.UU. lanzó la Doctrina Truman (anticomunista) y el Plan Marshall, un programa de ayuda económica para la reconstrucción europea, condicionado a excluir comunistas de los gobiernos. En respuesta, la URSS promovió la doctrina Jdanov, la Kominform (coordinación política) y el COMECON (cooperación económica socialista). La crisis de Berlín en 1948 fue el primer gran conflicto: los aliados occidentales unificaron sus zonas y crearon una nueva moneda, provocando el bloqueo soviético de Berlín Oeste. EE.UU. respondió con un puente aéreo que abasteció la ciudad hasta que la URSS levantó el bloqueo en 1949. Ese año, Alemania quedó dividida en dos estados: la RFA (occidental, capital en Bonn) y la RDA (oriental, capital en Berlín Este). Berlín se convirtió en símbolo de la Guerra Fría, y en 1961 se construyó el Muro de Berlín. La tensión también se tradujo en bloques militares: la OTAN (1949), liderada por EE.UU., y el Pacto de Varsovia (1955), liderado por la URSS. Además, se inició una carrera armamentística: EE.UU. tenía la bomba atómica desde 1945, la URSS la consiguió en 1949. Posteriormente, ambos desarrollaron armas más potentes (bomba H, misiles, submarinos nucleares), lo que instauró el llamado equilibrio del terror: la destrucción mutua asegurada evitaba un conflicto directo. Este clima de tensión, amenazas y espionaje marcó el comienzo de la Guerra Fría, una confrontación global sin guerra abierta pero con profundas consecuencias políticas, militares y sociales.
China y su Papel en la Guerra Fría
China se convirtió en un actor clave en el contexto de la Guerra Fría tras su revolución comunista. Después de la caída del imperio Qing en 1912, se proclamó la República de China, pero el país cayó en una profunda inestabilidad. Desde 1927, el Partido Nacionalista (Kuomintang) y el Partido Comunista Chino iniciaron una guerra civil. Durante la invasión japonesa, ambos bandos se unieron temporalmente, pero al terminar la Segunda Guerra Mundial, el conflicto interno se reanudó. Mao Zedong y los comunistas triunfaron y fundaron la República Popular China. Los nacionalistas, liderados por Chiang Kai-shek, se refugiaron en la isla de Taiwán, donde mantuvieron un gobierno separado, que fue reconocido por EE.UU. como el legítimo durante décadas. Con Mao al poder, China vivió una profunda transformación social y económica: se eliminó la propiedad privada y las estructuras imperiales. Se crearon cooperativas agrícolas y se reformaron aspectos sociales como la familia, el papel de la mujer y la religión. En lo económico, al principio se imitó el modelo soviético, pero luego Mao impulsó las comunas populares. En 1968, Mao impulsó la Revolución Cultural, para reforzar el control ideológico del Partido Comunista. Esto generó más conflictos internos y distanciamiento con la URSS, que no compartía la radicalización maoísta. Tras la muerte de Mao en 1976, Deng Xiaoping asumió el liderazgo e inició una apertura económica al exterior. China adoptó prácticas capitalistas, como la inversión extranjera y zonas económicas especiales, pero mantuvo el control político del Partido Comunista. Fue el inicio del modelo actual de China: economía de mercado bajo un régimen autoritario. Aunque inicialmente China se alineó con la URSS, pronto rompió relaciones con Moscú por desacuerdos ideológicos y estratégicos. Esta ruptura provocó un acercamiento entre EE.UU. y China en los años 70, como parte de la estrategia estadounidense para aislar a la URSS. Uno de los momentos más simbólicos fue la visita del presidente Richard Nixon a Pekín, lo que marcó el inicio del reconocimiento diplomático mutuo. Así, China pasó de ser un aliado comunista de la URSS a convertirse en un “tercero” entre los dos bloques, capaz de jugar un papel autónomo en la Guerra Fría y de influir en el equilibrio geopolítico global.
La Guerra Fría Fuera de Europa
Desde 1950, la Guerra Fría se extendió fuera de Europa hacia regiones descolonizadas, donde EE.UU. y la URSS intentaron evitar que los nuevos países se alinearan con el bloque contrario. Casi todas las guerras (99%) entre 1945 y 1990 ocurrieron en países menos desarrollados.
- Guerra de Corea (1950-1953): Fue el primer conflicto armado de la Guerra Fría. Corea del Norte, apoyada por la URSS, invadió Corea del Sur. La ONU (con EE.UU. al frente) intervino, pero al avanzar al norte, China respondió militarmente, obligando a retroceder a las tropas. Terminó con la Paz de Panmunjom en 1953, que restableció la frontera original y dividió las dos Coreas. Dejó más de 4 millones de muertos, muchos civiles. EE.UU. reforzó su anticomunismo, aumentó el gasto militar y su presencia global. Corea del Norte quedó destruida, y China se fortaleció políticamente.
- Guerra de Vietnam (1945-1975): Comenzó como guerra anticolonial contra Francia liderada por Ho Chi Minh, y terminó con la independencia de Vietnam en 1954. Se dividió en dos partes: comunista al norte y prooccidental al sur. EE.UU. impidió elecciones por temor al triunfo comunista y apoyó al sur con asesores, dinero y armas, pero el régimen era impopular y corrupto. En 1960 surgió el Vietcong, guerrilla del sur apoyada por el norte, China y la URSS. EE.UU. intervino con tropas y bombardeos a partir de 1965. Usaron armas químicas y se enfrentaron a una guerra de guerrillas que no supieron controlar. Las imágenes de violencia causaron protestas internacionales. Por el alto costo y la falta de resultados, en 1973 EE.UU. firmó los Acuerdos de Paz de París y se retiró. En 1975, el norte ganó y se creó la República Socialista de Vietnam. La guerra dejó entre 3,8 y 5,7 millones de muertos y un país devastado. Fue la primera guerra que perdió EE.UU., lo que causó una fuerte crisis moral y denuncias por crímenes de guerra.
Las Sociedades Comunistas
Tras la Segunda Guerra Mundial, la URSS consolidó una economía planificada sin propiedad privada, con colectivización agrícola e inversión en industria pesada y armamentística (80% del gasto). El Estado garantizaba servicios básicos, pero la agricultura era ineficiente y escaseaban bienes de consumo. Aunque se buscaba igualdad, surgió una élite privilegiada (nomenklatura), especialmente en la URSS y los países del Este, subordinados a Moscú. Stalin concentró el poder, impuso represión, fomentó el culto a su personalidad y expandió los gulags. Tras su muerte (1953), Kruschov inició la desestalinización en 1956: denunció el culto a Stalin, cerró gulags, concedió amnistías y modernizó el país (industria, agricultura, tecnología, mejora de condiciones de vida). Se relajó algo la censura (deshielo), aunque no se logró el bienestar deseado. A nivel internacional promovió la coexistencia pacífica, hasta su destitución en 1964. Con Breznev (1964–1982) volvió el inmovilismo político. En los años 70 se acentuó el estancamiento económico, con baja producción, consumo estancado y persistente ineficiencia agrícola.
Las Disidencias en el Bloque Soviético
La imposición del control soviético y de los partidos comunistas generó protestas en varios países del Este europeo, que buscaban democratizar el sistema y ganar autonomía. La URSS respondió con represión, justificando una supuesta influencia capitalista.
- 1953: Revuelta de trabajadores en Berlín Este por mejoras salariales; se extendió por la RDA.
- 1956: Obreros de Poznan (Polonia) y estudiantes en Budapest (Hungría) se alzaron en favor de reformas; la URSS aplastó violentamente la insurrección húngara, aunque se lograron pequeñas reformas económicas.
- 1968 – Primavera de Praga: Intento de establecer un “socialismo de rostro humano” en Checoslovaquia. Fue aplastado por los tanques del Pacto de Varsovia.
- Década de 1970 y 1980 (Polonia): Movilizaciones obreras dieron lugar al sindicato Solidarnosc (1980), liderado por Lech Walesa, con apoyo de la Iglesia (Juan Pablo II) y EE.UU. Tuvo gran repercusión y su influencia se extendió a los Países Bálticos.
La Distensión y sus Tensiones
Desde mediados de los años 50, la Guerra Fría vivió una etapa de distensión con la proclamación de la coexistencia pacífica por Kruschov en 1956, basada en la no agresión y respeto mutuo, postura también adoptada por EE.UU. Esto facilitó negociaciones, visitas oficiales y relaciones comerciales, además de movimientos sociales que exigían paz y denunciaban el riesgo nuclear. Se firmaron acuerdos para limitar armas nucleares en 1968 y los SALT I en 1972. No obstante, hubo tensiones importantes: en 1956, la crisis del Canal de Suez enfrentó a Egipto con Francia, Reino Unido e Israel, con la URSS amenazando represalias y EE.UU. condenando la agresión; en 1959, la revolución cubana alineó a Cuba con la URSS, provocando un bloqueo estadounidense y la crisis de los misiles de 1962, que se resolvió con la retirada de misiles soviéticos y garantías de no invasión. En 1961, la construcción del Muro de Berlín simbolizó la división y causó numerosas muertes. A finales de los 70, la distensión terminó. Con Reagan en 1980, EE.UU. promovió un fuerte rearme y la Iniciativa de Defensa Estratégica, presionando a la URSS, que no pudo sostener el esfuerzo. La URSS intensificó su intervención internacional, entrando en la guerra de Afganistán (1979–1989), mientras surgían otros focos de tensión como la revolución islámica en Irán (1979) y la revolución sandinista en Nicaragua. Además, las denuncias por violaciones a los derechos humanos en la URSS aumentaron el enfrentamiento ideológico y diplomático entre ambas potencias.
El Estancamiento Soviético y las Reformas de Gorbachov
Durante los años 70, la URSS entró en un período de estancamiento político, con un sistema burocrático y represor. Su economía sufría de baja productividad, escasez de bienes y altos gastos militares, especialmente por la guerra en Afganistán y las intervenciones en el Tercer Mundo, lo que agravó la crisis. Al mismo tiempo, creció la disidencia política y el nacionalismo en Europa del Este, donde se reclamaban libertades y se criticaba la represión soviética. En 1985, Mijaíl Gorbachov llegó al poder e impulsó reformas para salvar el socialismo:
- Perestroika: reformas económicas para aumentar la productividad, liberalizar parte de la economía y democratizar políticamente, con nuevos derechos, partidos y elecciones.
- Glasnost: mayor transparencia e información pública, especialmente tras el desastre de Chernóbil (1986), que mostró los efectos de la censura.
En política exterior, Gorbachov promovió la reducción de la carrera armamentista, la no intervención y la paz. Sin embargo, sus reformas enfrentaron resistencias internas y causaron incertidumbre económica y social. Estas transformaciones avivaron el nacionalismo y las demandas de libertad en Europa del Este. En Polonia, el sindicato Solidarność, con apoyo de la Iglesia, logró importantes avances en 1989-1990. También surgieron elecciones y gobiernos reformistas en Hungría, Checoslovaquia y Bulgaria, mientras en Rumania la transición fue violenta, con la ejecución de Ceaucescu. En Berlín, la presión ciudadana llevó a la caída del Muro en 1989, símbolo del fin del comunismo y de la Guerra Fría, y abrió paso a la reunificación alemana. Las reformas de Gorbachov también provocaron el colapso del poder soviético. La economía siguió deteriorándose y surgieron movimientos independentistas en varias repúblicas. En 1991 se intentó firmar un nuevo Tratado de la Unión, pero varios países, especialmente los bálticos y caucásicos, rechazaron continuar en la URSS. En Rusia, Boris Yeltsin fue elegido presidente en 1990 y lideró reformas que profundizaron la crisis del sistema. En agosto de 1991, un golpe de Estado fallido del Partido Comunista aceleró la caída del régimen. Gorbachov disolvió el partido y quedó políticamente aislado. Durante 1991, todas las repúblicas soviéticas declararon su independencia y formaron la Comunidad de Estados Independientes (CEI). En diciembre, Gorbachov renunció y la URSS dejó de existir oficialmente.
Las Causas de la Descolonización
Tras la Segunda Guerra Mundial, se aceleró la descolonización, es decir, la independencia de los territorios coloniales en Asia y África. Este proceso tuvo tres causas principales:
- Impacto de la Segunda Guerra Mundial: La derrota de las potencias coloniales frente a Japón y Alemania evidenció su debilidad. Además, los movimientos nacionalistas, que ya existían, ganaron fuerza durante la guerra y sus líderes (como Gandhi, Nehru, Ho Chi Minh o Nasser) se consolidaron como referentes políticos. La defensa de la democracia y los derechos humanos también impulsó la demanda de independencia.
- Debilidad de las metrópolis europeas: Después de la guerra, las potencias coloniales estaban en crisis económica. Mantener los imperios coloniales era muy costoso y poco rentable. Además, crecieron las críticas al colonialismo por su carácter racista, injusto y opresivo, tanto desde dentro como desde fuera de Europa (intelectuales, Iglesia, movimientos sociales…).
- Contexto internacional favorable: Tanto EE. UU. como la URSS apoyaban la descolonización, por motivos ideológicos y estratégicos dentro del marco de la Guerra Fría. También la ONU defendió el derecho de autodeterminación de los pueblos colonizados, sirviendo como altavoz internacional para sus reivindicaciones.
Vías de Descolonización
• Negociada (Reino Unido): A través del diálogo, aunque a veces hubo tensiones o conflictos (como en India). Permitió mantener vínculos con las excolonias mediante la Commonwealth.
• Lucha armada (Francia, Bélgica, Holanda, Portugal): Al negarse a conceder la independencia, surgieron guerras violentas que deterioraron las relaciones con los nuevos países tras la independencia.
Descolonización en Asia
Tras la Segunda Guerra Mundial, Asia fue el primer escenario de la descolonización en tres focos principales: India, Indochina y Oriente Próximo. Los movimientos nacionalistas y el debilitamiento de las potencias coloniales facilitaron la independencia de varios territorios. En India, el movimiento independentista liderado por el Partido del Congreso y Mahatma Gandhi promovió la no violencia y la desobediencia civil, buscando la independencia total. La Liga Musulmana exigía un estado separado para musulmanes, lo que llevó en 1947 a la partición en India (mayoría hindú) y Pakistán (mayoría musulmana), provocando migraciones masivas y violencia sectaria. Gandhi fue asesinado en 1948. En 1971, Pakistán Oriental se independizó como Bangladesh. India se estableció como república democrática y Pakistán como república islámica. En Indochina francesa (Vietnam, Laos, Camboya), Ho Chi Minh proclamó en 1945 la independencia de Vietnam del Norte, pero Francia se resistió, desatando una guerra que terminó en 1954 con la derrota francesa en Dien Bien Phu. La conferencia de Ginebra acordó la independencia de Laos y Camboya y dividió Vietnam en norte comunista y sur prooccidental, sentando las bases para la Guerra de Vietnam. Tras el Holocausto, muchos judíos europeos buscaron un refugio en Palestina, mayoritariamente árabe pero con inmigración judía. En 1947, la ONU propuso dividir Palestina en dos estados; los judíos aceptaron y en 1948 Ben Gurión proclamó Israel, con apoyo de EE.UU. y la URSS. Los países árabes y palestinos rechazaron la partición, iniciando un conflicto duradero. La primera guerra árabe-israelí (1948-49) terminó con victoria israelí y expansión territorial, dejando a palestinos en Gaza y Cisjordania. Israel ganó tres guerras más (1956, 1967, 1973), consolidándose como potencia regional y aliado de EE.UU. La ocupación y situación palestina provocaron dos Intifadas (1987, 2000). En 1988, los palestinos proclamaron su Estado, sin reconocimiento israelí. Los Acuerdos de Oslo (1993) intentaron avanzar hacia un Estado palestino, sin éxito. El conflicto persiste, agravado por la radicalización palestina (como Hamás) y la política expansionista israelí, siendo uno de los más graves y prolongados del mundo actual.
Conferencia de Bandung y el Movimiento de Países No Alineados
En 1955, la Conferencia de Bandung reunió a 29 países de Asia y África recientemente descolonizados, que buscaban mantenerse neutrales frente a EE.UU. y la URSS durante la Guerra Fría. Defendieron la soberanía, los derechos humanos, la igualdad entre pueblos, el desarme y la lucha contra la pobreza. Esta conferencia inspiró el Movimiento de Países No Alineados, formalizado en 1961, que representaba al llamado Tercer Mundo. Durante los años 70, el movimiento creció y abordó temas como el apartheid, el sionismo, el desarrollo económico y el neocolonialismo. Sin embargo, desde los años 80 perdió fuerza por conflictos internos y el fin de los bloques tras la Guerra Fría, aunque sigue existiendo.
Descolonización en África
La descolonización de África se intensificó tras la derrota francesa en Vietnam (1954) y tuvo tres grandes etapas.
- Independencia del Magreb (1954-1960): Egipto y Libia se independizaron en 1945. Marruecos y Túnez lograron su independencia en 1956, gracias a negociaciones con Francia. En Túnez se instauró una república y en Marruecos volvió el sultán Mohammed V como rey. El caso más difícil fue Argelia, donde el Frente de Liberación Nacional (FLN) inició una guerra contra Francia en 1954. Fue un conflicto muy violento con fuerte represión y terrorismo. En 1962 Argelia consiguió la independencia y se proclamó una república socialista bajo Ben Bella, derrocado en 1965.
- África subsahariana (1957-1960): En las colonias británicas, la independencia fue mayoritariamente pacífica, aunque hubo conflictos étnicos. Ghana fue la primera en independizarse (1957), seguida por Nigeria, Sierra Leona, Tanzania y Uganda. Kenia fue la excepción, con una sangrienta represión contra la revuelta de los mau-mau, antes de lograr su independencia en 1963. Francia intentó mantener el control mediante una “Comunidad Francesa”, pero fracasó. En 1960, la mayoría de sus colonias (como Senegal, Guinea, Malí o Costa de Marfil) se independizaron. El Congo belga se independizó también en 1960, pero Bélgica y EE.UU. sabotearon el gobierno democrático de Lumumba, lo asesinaron y apoyaron una dictadura militar que provocó décadas de guerra y pobreza.
- Independencias tardías (1960-1975): Las colonias portuguesas (Angola, Mozambique y Guinea-Bissau) consiguieron la independencia tras guerras largas contra la dictadura portuguesa, que cayó tras la Revolución de los Claveles en 1974. Namibia, bajo control sudafricano, logró su independencia entre 1989 y 1990.
- Sudáfrica y el fin del apartheid (1960-1994): Sudáfrica impuso un sistema de segregación racial (apartheid) desde 1948. La población negra, liderada por Nelson Mandela y el Congreso Nacional Africano, luchó por sus derechos. Tras décadas de represión, presión internacional y el fin de la Guerra Fría, el apartheid fue abolido. En 1994 se celebraron las primeras elecciones democráticas y Mandela fue elegido presidente. Aunque hubo avances, las desigualdades raciales aún persisten.
Aunque muchos países lograron la independencia política, esta no fue suficiente para alcanzar el desarrollo, ya que arrastraban graves problemas económicos, sociales y políticos heredados del colonialismo.
El Tercer Mundo: Diversidad y Pobreza
El término Tercer Mundo apareció en 1952 para referirse a los países descolonizados que buscaban protagonismo propio frente a los bloques capitalista y comunista. Con el tiempo, se asoció con pobreza y subdesarrollo, frente al mundo desarrollado. Estos países, especialmente en África y Asia, sufrieron una economía débil, centrada en la agricultura, con escasa industrialización y recursos mal aprovechados. A nivel social, enfrentaban paro, analfabetismo, desnutrición, mala sanidad y un rápido crecimiento demográfico que provocó éxodo rural, megaciudades superpobladas y emigración hacia Occidente. Sin embargo, no todos evolucionaron igual: China e India crecieron con reformas; algunos países petroleros (Irán, Libia, Irak…) mejoraron gracias a sus recursos; y los dragones asiáticos (Corea del Sur, Taiwán, Hong Kong y Singapur) se industrializaron exportando productos baratos y apostando por la tecnología.
El Neocolonialismo
Tras la independencia, muchos países quedaron bajo formas de dependencia económica y política impuestas por antiguas metrópolis o multinacionales. Esto se llama neocolonialismo. Los países desarrollados decidían qué producir (materias primas, alimentos, energía), dominaban el comercio mundial y generaban un intercambio desigual: el Tercer Mundo exportaba barato e importaba caro, lo que provocaba déficits y obligaba a pedir préstamos, creando una deuda creciente y dependencia financiera.
Los Condicionantes Políticos
Muchos Estados descolonizados fueron inestables políticamente. Occidente intervenía en sus gobiernos o impulsaba golpes de Estado, muchas veces con élites locales. Algunos regímenes democráticos se volvieron autoritarios, usando la violencia y la corrupción. Se sumaron conflictos étnicos y religiosos, guerras internas y el impacto de la Guerra Fría, donde las grandes potencias usaban estos países como campo de influencia y negocio militar. Desde los 80, ante el fracaso del desarrollo, surgieron regímenes islámicos (como en Irán), que proponían una sociedad teocrática basada en el fundamentalismo religioso, rechazando toda influencia occidental y denunciando la corrupción y el abuso de poder.