La Segunda República Española (1931-1933): Constitución, Reformas y Desafíos Iniciales

La Segunda República Española (1931-1939): Sistema de Partidos y Constitución de 1931

Al proclamarse la Segunda República el 14 de abril de 1931, se constituyó el gobierno provisional, formado por el Comité del Pacto de San Sebastián. Este no era un gobierno revolucionario; la mayoría de sus miembros eran hombres de clase media que pretendían modernizar el país por la vía democrática y legal. Por primera vez, se establecía en España un sistema verdaderamente democrático.

A partir del 15 de abril, el nuevo Gobierno actuó mediante el recurso del decreto-ley para resolver algunos de los problemas más urgentes. Básicamente, se actuó en dos direcciones:

  • Manuel Azaña dirigió la reforma del ejército para modernizarlo y crear una milicia profesional políticamente neutral. Disolvió la Academia Militar General de Zaragoza, dirigida por el general Franco. Las reformas de Azaña irritaron a amplios sectores del ejército.
  • Largo Caballero se encargó de las reformas laborales urgentes, como un anticipo de la posterior reforma agraria, con el fin de dotar a los trabajadores de mejores condiciones de vida y laborales.

Los Primeros Desafíos de la República

Al iniciarse la Segunda República, los nacionalistas catalanes proclamaron el Estado Catalán. Niceto Alcalá Zamora les ofreció un pacto en el que se reconocía la formación de un Gobierno Provisional de la Generalitat, a cuyo frente se situó Francesc Macià.

El segundo problema fue la agitación anticlerical, como consecuencia de una Pastoral del cardenal Segura. El Gobierno actuó con pasividad ante los incidentes en la calle y decretó la expulsión de España del cardenal Segura. Por otro lado, el Ministro de Hacienda, el socialista Indalecio Prieto, se quejó desde el principio de la actitud de algunos financieros que evadieron capitales.

La Constitución de 1931: Pilares de la Nueva República

Se convocaron elecciones generales para el 28 de junio de 1931, que otorgaron un claro triunfo a las candidaturas de centro-izquierda. Se eligió como Presidente del Congreso de los Diputados al socialista Julián Besteiro.

Para elaborar la nueva Constitución (con 125 artículos), se creó una comisión presidida por Jiménez de Asúa, y fue aprobada en diciembre de 1931. Sus características principales eran:

  1. Se establecía la soberanía nacional, donde todos los poderes emanaban del pueblo. Se configuraba la división de poderes: en el ejecutivo, el Presidente de la República nombraba al Presidente del Gobierno; el legislativo recaía en las Cortes unicamerales (Congreso de los Diputados), para cuya elección se implantó el sufragio universal (incluyendo por vez primera el voto femenino); y el poder judicial residía en el Tribunal Supremo y un Tribunal de Garantías Constitucionales.
  2. La estructura del Estado configuraba un Estado integral.
  3. La relación Iglesia-Estado quedó regulada al declararse España una República laica. El principal debate se centró en los artículos 26 y 27, que abordaban la cuestión religiosa.
  4. La aprobación de esos artículos provocó la dimisión de Niceto Alcalá Zamora, con lo que Manuel Azaña tuvo que ocupar la Presidencia del Gobierno, además del Ministerio de Guerra. Sin embargo, tras la aprobación de la Constitución en diciembre de 1931, Alcalá Zamora fue elegido Presidente de la República y Azaña se hizo cargo del Gobierno.

Las Reformas del Bienio Republicano-Socialista (1931-1933)

Además de la citada reforma del Ejército, el Gobierno dirigido por Manuel Azaña impulsó varias reformas clave:

La Reforma Agraria

Tras los decretos del Gobierno Provisional, el Gobierno de Azaña aprobó en 1932 la Ley de Reforma Agraria con el objetivo de eliminar el latifundismo y crear una masa de pequeños propietarios que permitieran la modernización de las explotaciones, el incremento de la producción y una mejora de las condiciones de vida del campesinado.

La ley establecía la expropiación, sin indemnización, de las tierras de los Grandes de España. Asimismo, preveía la expropiación con indemnización de los grandes latifundios no cultivados directamente por sus propietarios, las tierras deficientemente cultivadas y las no regadas en zonas de regadío. Su aplicación se encargó al Instituto de Reforma Agraria (IRA).

Sin embargo, la división de opiniones entre los partidos, la oposición radical de los afectados por las expropiaciones y de los partidos conservadores, la falta de presupuesto para pagar las indemnizaciones, así como el excesivo entramado burocrático del IRA, provocaron una ineficaz e insuficiente aplicación de la reforma, lo que generó el descontento y las movilizaciones entre el campesinado.

La Relación Iglesia-Estado

Los artículos 26 y 27 de la Constitución de 1931 establecieron una nueva relación Iglesia-Estado, que incluía: libertad de culto, matrimonio civil y divorcio. Esto significó una oposición radical de la Iglesia a la República. Diversos grupos de la derecha católica formaron la CEDA (Confederación Española de Derechas Autónomas), dirigida por José María Gil Robles.

La Reforma Educativa

Fue desarrollada, entre otros, por Marcelino Domingo, del Partido Radical Socialista. Los logros de la reforma fueron:

  • La construcción de miles de escuelas.
  • La creación de 7.000 plazas de maestros.
  • La supresión de la formación religiosa en las escuelas.

También debe destacarse la creación del Patronato de las Misiones Pedagógicas.

Oposición y Fin del Bienio Reformista

El Gobierno de Azaña contó pronto con la oposición de los partidos conservadores. En agosto de 1932, el General Sanjurjo dirigió una sublevación militar (la “Sanjurjada”), instigada por carlistas y algunos latifundistas afectados por las expropiaciones. La sublevación fue dominada por el Gobierno, y Sanjurjo fue condenado a muerte por el delito de rebelión militar, pero se le conmutó la pena por la cadena perpetua.

También la izquierda se opuso al gobierno republicano-socialista, al considerar insuficientes las reformas. La CNT-FAI y la UGT se radicalizaron; la agitación social creciente durante 1931 desembocó en huelgas. Sucesos como los de Castilblanco, donde, durante la huelga revolucionaria convocada por la CNT, se masacró a varios campesinos, aumentaron la tensión.

El descrédito del Gobierno y la indignación de la opinión pública hicieron que el Presidente de la República, Niceto Alcalá Zamora, retirase la confianza al Gobierno de Azaña y convocase nuevas elecciones generales el 19 de noviembre de 1933.

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