Transformaciones Económicas y Cambios Sociales en la España del Siglo XIX
Transformaciones Económicas
El liberalismo económico está basado en la ley de la oferta y la demanda. La iniciativa privada es el elemento principal de la economía y la sociedad. Era necesaria libertad económica e igualdad de oportunidades, pero hubo dificultades para su plena implantación. Se inició el librecambismo (con hitos como la Ley de Ferrocarriles de 1855), pero los cambios de orientación económica retrasaron la industrialización en España. En la Restauración se sentaron las bases de transformaciones económicas más sólidas.
La Desamortización
La desamortización consistió en la expropiación por parte del Estado de bienes pertenecientes a instituciones (Iglesia, municipios) o a la nobleza (abolición de señoríos y supresión de mayorazgos), para luego ser puestos en subasta pública. Este proceso, con precedentes en el siglo XVIII (Godoy) y principios del XIX (Cortes de Cádiz), se intensificó a partir del siglo XIX, destacando las desamortizaciones de Mendizábal y Madoz.
Desamortización de Mendizábal (1836-1851)
Para asegurar la continuidad de Isabel II y ganar la guerra carlista, se debía obtener financiación. Mendizábal recurrió a la venta de los bienes del clero regular y secular como fuente de financiación rápida (1836-1837).
Desamortización de Madoz (1855-1924)
Se publicó la Ley de Desamortización General. Los ayuntamientos pusieron en venta los bienes de propiedad colectiva (bienes de propios y comunes). El objetivo era obtener recursos para la industrialización del país, especialmente para la expansión del ferrocarril. Se beneficiaron principalmente quienes disponían de capital.
Resultados de la Desamortización
La desamortización no sirvió para un reparto equitativo de tierras entre los campesinos pobres. La agricultura, en conjunto, salió favorecida por la puesta en cultivo de nuevas tierras, pero como resultado, surgió un proletariado agrícola. Se dieron también mejoras en el transporte y en la comunicación. Predominaron los latifundios en el centro y sur de España, y los minifundios en el norte.
Peculiaridades de la Incorporación de España a la Revolución Industrial
La Industria Textil
Cataluña, con un mercado protegido por aranceles, fue el principal foco. La burguesía catalana introdujo el algodón, la máquina de vapor y el sistema fabril. La producción aumentó y los precios disminuyeron. Los gobiernos dictaron leyes proteccionistas para favorecerla. Otros focos textiles importantes fueron Madrid y Málaga. En Cataluña evolucionó positivamente, favorecida por la ley de relaciones comerciales (1882), introduciéndose fábricas avanzadas.
La Siderurgia
La industria se centró en el hierro y el acero. Se desarrolló primero en Andalucía (1830-1850), posteriormente en Asturias (a partir de 1860) y finalmente en Vizcaya (a partir de 1880). Se introdujo el sistema Bessemer. Destacó la familia Ybarra en Vizcaya.
Modernización de las Infraestructuras
El Ferrocarril
Su expansión fue fundamental para el crecimiento económico. Su desarrollo se vio aplazado por el atraso técnico y la falta de capital. La Ley de Ferrocarriles (1855) fomentó la ampliación de la red. Las exportaciones nacionales y el sector industrial (especialmente la siderurgia) se vieron favorecidos.
Minería Vasca
Tuvo lugar un importante desarrollo minero-siderúrgico, debido a las innovaciones técnicas (como el sistema Bessemer) que hicieron aumentar la producción de hierro. En 1902 se creó la empresa Altos Hornos de Vizcaya.
La agricultura (basada en la trilogía mediterránea: trigo, vid y olivo) tuvo un crecimiento escaso en general. Aumentó la demanda de vid española por las plagas de la vid francesas a finales de siglo. El comercio exterior se dirigió principalmente hacia Gran Bretaña, Francia y Cuba. En la última década del siglo XIX se produjo una crisis económica general.
Transformaciones Sociales
El Crecimiento Demográfico
El crecimiento demográfico se debió más a los avances médicos e higiénicos que a las transformaciones económicas, aunque las tasas de natalidad y mortalidad seguían siendo elevadas. El crecimiento fue mayor en la periferia industrial y menor en el interior agrario, dando lugar a una desigual distribución demográfica. Se recuperaron las capitales de provincia como centros de población.
Las Migraciones en el Siglo XIX
La emigración interna (del campo a la ciudad) aumentó desde mediados de siglo (1850), dirigiendo flujos hacia Madrid, Barcelona, Valencia y Bilbao. La emigración externa (hacia América, principalmente Cuba y Argentina) también se generalizó a mediados de siglo.
De la Sociedad Estamental a la Sociedad de Clases
Este cambio se produjo tras la muerte de Fernando VII y el establecimiento del Estado liberal. El liberalismo consideraba a todos los ciudadanos iguales en derechos ante la ley (igualdad jurídica), aunque la desigualdad económica persistió. El mérito y el esfuerzo se convirtieron en los nuevos criterios de ascenso social, en teoría. La nueva sociedad de clases se estructuraba principalmente en torno a la riqueza y distinguía varios grupos:
La Aristocracia
La nobleza mantuvo su relevancia social y se asoció a la alta burguesía, conservando gran parte de su poder económico y político, especialmente por la posesión de tierras.
La Iglesia
Había perdido gran parte de su poder económico tras la desamortización. Pasó a depender económicamente del Estado a través del presupuesto de culto y clero.
El Ejército
La victoria en la guerra civil (carlista) les proporcionó un fuerte sentimiento de cuerpo y desconfianza hacia los políticos civiles. Muchos de sus miembros defendían una monarquía constitucional fuerte. Tuvieron una participación destacada en los gobiernos hasta 1868.
La Burguesía
Apoyó a Isabel II en la guerra civil (carlista) y se consolidó como la clase dominante, especialmente la alta burguesía (financiera, industrial, comercial y agraria). Parte de la alta burguesía recibió títulos nobiliarios.
Las Masas Populares: Campesinos y Proletarios
Constituían la inmensa mayoría de la población. Se dividían principalmente en dos grandes grupos: el rural (campesinos, jornaleros) y el urbano (proletariado industrial, artesanos, empleados de servicios). La población activa seguía siendo mayoritariamente agrícola. Los obreros industriales representaban un porcentaje reducido (alrededor del 4%) a mediados de siglo.
Evolución de la Sociedad (Último Tercio del Siglo XIX)
Se dio un lento crecimiento demográfico (lastrado por epidemias y malas cosechas). Se produjo un creciente proceso de urbanización (debido a la migración del campo a la ciudad), con nuevos planes urbanísticos (los ensanches) en ciudades como Madrid y Barcelona. La migración a América también mantuvo su importancia. La estructura social seguía marcada por una profunda desigualdad económica y de oportunidades. La Ley electoral censitaria (vigente hasta 1890) limitaba el número de electores a los más ricos. La clase alta estaba compuesta por la aristocracia terrateniente, la alta burguesía (agraria, comercial, financiera), altos funcionarios y profesionales liberales. La clase baja, mayoritaria, tenía un peso abrumador en la España rural (jornaleros) y crecía en las ciudades (obreros industriales).
Movimiento Obrero en España
El movimiento obrero organizado comenzó a tomar forma en España, especialmente en las zonas industrializadas. En las ciudades, se formaron barrios obreros, a menudo en condiciones precarias.
Durante el Reinado de Isabel II
Se prohibieron las asociaciones obreras, lo que forzó su actividad a la clandestinidad. Durante el Bienio Progresista (1854-1856) experimentó un notable desarrollo, con la creación de sociedades de socorro mutuo y las primeras huelgas.
Durante el Sexenio Democrático (1868-1874)
Con la llegada de Giuseppe Fanelli, miembro de la Asociación Internacional de Trabajadores (AIT), se fundaron secciones de la Internacional en Madrid y Barcelona, introduciendo las ideas anarquistas y socialistas. Las autoridades lucharon contra la AIT. Durante la Primera República (1873-1874) se plantearon algunas concesiones en cuanto a jornada laboral y salarios. El general Serrano disolvió la AIT en España en 1874.
Durante la Restauración (1874-1902)
Aunque se creó la Comisión de Reformas Sociales para estudiar la situación obrera, el movimiento organizado enfrentó periodos de represión y clandestinidad, alternados con fases de legalización parcial. Surgieron las dos grandes corrientes ideológicas:
Anarquismo
Basado en las ideas de Mijaíl Bakunin y Piotr Kropotkin. Defendían la colectivización total de los medios de producción y la acción directa, incluyendo la huelga general revolucionaria y, en algunos casos, el terrorismo (acción directa violenta). En 1887 se legalizó la Asociación Internacional de Trabajadores (AIT) en España, lo que permitió la reorganización anarquista. Sin embargo, la Federación de Trabajadores de la Región Española (FTRE), principal organización anarquista, se disolvió en 1888 debido a discrepancias internas y represión.
Socialismo
Basado en las ideas de Karl Marx. Defendían la abolición de las clases sociales, la transformación de la propiedad privada en colectiva, la conquista del poder político por la clase obrera y la mejora de sus condiciones de vida a través de la lucha política y sindical. El Partido Socialista Obrero Español (PSOE), fundado en 1879 por Pablo Iglesias, y su sindicato, la Unión General de Trabajadores (UGT), fundado en 1888 en Barcelona, fueron sus principales organizaciones. A diferencia del anarquismo, el socialismo tuvo una implantación más lenta en España. A finales de siglo, consiguieron su primera representación en las Cortes.