La Romanización de Hispania
Introducción a la Romanización
La Romanización es el proceso de asimilación de la Península Ibérica a la cultura romana. Todo ello llevó a la asimilación del latín, el derecho romano o el cristianismo en Hispania, siendo más profundo en el sur y el este del territorio. Aunque el Imperio Romano (753 a.C. – 476 d.C.) abarcó tres etapas, la Romanización se desarrolló principalmente durante parte de la etapa republicana y la imperial al completo.
La Administración Provincial
En primer lugar, la península se dividió en Hispania Citerior (capital en Tarraco) y Hispania Ulterior (con capital en Corduba). Al frente de cada provincia estaba un pretor.
En el año 27 a.C., Octavio estableció una nueva división provincial, dividiendo la Península Ibérica en tres provincias: Tarraconensis, Lusitania y Bética. En esta época, las provincias estaban administradas por legiones (si no estaban pacificadas) o por el Senado (si estaban pacificadas). Además, las provincias se dividieron en conventus iuridici (conventos jurídicos) para una mejor administración de la justicia.
Finalmente, Diocleciano dividió el territorio en siete provincias: Gallaecia (capital en Braga), Lusitania (capital en Emerita Augusta), Bética (capital en Corduba), Carthaginensis (capital en Cartago Nova), Tarraconensis (capital en Tarraco), Balearica (capital en Palma) y Mauritania Tingitana (capital en Tánger), esta última en el norte de África.
La Urbanización y Obras Públicas
En Hispania se crearon nuevas ciudades siguiendo el modelo romano. Eran colonias pobladas por ciudadanos romanos o italianos y, a veces, por soldados veteranos licenciados. Los encargados de impulsar estas ciudades fueron Octavio (fundador de Emerita Augusta) o Adriano, entre otros. En el caso de las ciudades ya existentes, fueron transformadas en ciudades romanas federadas, libres de impuestos y de ocupación militar, debido a su colaboración con Roma durante la conquista. Por ejemplo: Cartago Nova.
La ciudad romana presentaba un plano ortogonal, con dos ejes principales: el cardo y el decumanus. Una muralla la delimitaba y protegía. También contaban con un foro, donde se situaban la basílica, la curia, los templos y las tabernae. El extrarradio albergaba cementerios, anfiteatros, circos, entre otras construcciones.
Estructuras Económicas
La agricultura era el sector más importante de la economía, albergando al 90% de la mano de obra. Las tierras eran propiedad del Estado, aunque posteriormente se repartieron entre los habitantes, destacando entre ellos los miembros de la orden senatorial, que constituyeron grandes latifundios en Hispania.
Por otro lado, se adoptó el arado romano, el uso del trillo o el barbecho, y se mejoró el regadío. Los cultivos más destacados fueron el trigo, la vid y el olivo. Cabe destacar que las provincias más ricas fueron la Bética y la Tarraconensis.
La ganadería lanar alcanzó un gran desarrollo, siendo las lanas de Hispania muy apreciadas.
En artesanía sobresalió sobre todo el esparto de Cartagena; además, fue importante la producción de armas en Toledo, junto a los salazones y la fabricación de garum.
Las minas eran propiedad del Estado, que las explotaba directamente o las arrendaba. Destacó la producción de oro, plata, cobre o mercurio. Muy ricas fueron las minas de Las Médulas (oro) y los distritos mineros de Cartagena (plata), entre otros.
El comercio entre Hispania y el resto del Imperio se realizaba fundamentalmente a través de los puertos de Cádiz, Cartagena y Tarragona. El comercio interior transitaba por las calzadas (como la Vía Augusta y la Vía de la Plata).
Estructura Social
La sociedad romana en Hispania era desigual, no todos tenían los mismos derechos, y se dividía en distintas categorías:
Esclavos
Eran considerados como cosas, sin ningún derecho, y eran castigados. Sus condiciones de vida variaban según su trabajo. Los que trabajaban en las minas tenían una existencia muy dura; les seguían los que trabajaban en los latifundios, y por último, los empleados del servicio doméstico, que eran los que mejores condiciones tenían. Más tarde, con la expansión del cristianismo, muchos de ellos fueron manumitidos, pasando a la condición de libertos, aunque seguían conservando ciertos lazos de dependencia con respecto a sus antiguos señores.
Libres
Eran considerados personas, aunque estaban divididos en categorías desiguales.
- En primer lugar, se encontraba el orden senatorial, formado por grandes propietarios de tierras y miembros de la clase senatorial, que influían políticamente.
- Seguía el orden ecuestre, que ocupaba puestos en el ejército o en la administración imperial.
- Seguidamente, los decuriones, miembros de las oligarquías urbanas, que gobernaban los municipios.
- Y por último, estaba la plebe, formada por campesinos y artesanos. A veces se agrupaban en asociaciones de oficios denominadas collegia.
En el año 212 d.C., se produjo la promulgación de la Constitución Antoniniana (o Edicto de Caracalla), por parte del emperador Caracalla, la cual extendió la ciudadanía romana a todos los habitantes libres del Imperio.
Arte Romano en Hispania
El arte romano es heredero del griego. Destacamos:
- Puentes: como el de Alcántara.
- Calzadas: que facilitaban el desplazamiento de tropas y el comercio.
- Acueductos: como el de Segovia.
- Teatros: lugares de representación, como el de Mérida.
- Anfiteatros: dedicados a luchas de gladiadores (ej. Itálica).
- Arcos del triunfo: usados para conmemorar victorias o separar límites entre provincias (ej. Bará).
- Termas: baños públicos con secciones frías (frigidarium), templadas (tepidarium) y calientes (caldarium).
- Templos: inspirados en modelos griegos.
- Circos romanos: donde se realizaban carreras de cuadrigas.
En la escultura destacan el relieve histórico y el retrato. Otro género artístico importante fue el mosaico.
Legado Cultural
- El latín, idioma oficial del Imperio, sustituyó a la mayoría de las lenguas prerromanas, excepto al actual vasco. Además, sirvió de medio de expresión para obras de intelectuales como Séneca.
- El derecho romano regulaba la convivencia de una compleja sociedad y constituyó el instrumento que simbolizaba las relaciones entre los habitantes de Hispania y el Estado. Hoy en día, es una base sustancial del ordenamiento jurídico de muchos países.
- En cuanto a la religión, se respetaron los cultos locales, que se sincretizaron con el politeísmo romano (ej. la Triada Capitolina: Júpiter, Juno y Minerva). El cristianismo llegó desde el norte de África en el siglo II. El Edicto de Milán (Constantino, 313 d.C.) autorizó el culto público cristiano; el Edicto de Tesalónica (Teodosio, 380 d.C.) declaró al cristianismo como la única religión oficial del Imperio.
Conclusión sobre la Romanización
En definitiva, el proceso de Romanización supuso una transformación de gran importancia en la Península Ibérica, al asimilar los pueblos que en ella vivían los modos de vida del Imperio Romano. No solo se adoptaron cuestiones de índole cultural y artístico, sino que el proceso de romanización se extendió a facetas tan destacadas como la organización sociopolítica, el modelo territorial y administrativo, así como las estructuras económicas e incluso religiosas. Es, por tanto, un hecho clave para la comprensión de la Historia de España.
Castilla y Aragón en la Baja Edad Media
Introducción
El presente documento tiene por objeto analizar el proceso de conformación, expansión y estructuración sociopolítica de los reinos de Castilla y Aragón en la Baja Edad Media. En definitiva, se analizará la Reconquista del territorio peninsular a medida que se fue debilitando el poder de Al-Ándalus.
La Expansión Castellano-Leonesa
- Con Fernando III «el Santo», se aprovechó la debilidad de los reinos de taifas para dominar buena parte del valle del Guadalquivir y el reino de Murcia.
- Le sucedió su hijo, Alfonso X «el Sabio», quien culminó el dominio del valle del Guadalquivir con la conquista de Cádiz.
- Durante su reinado se produjeron las invasiones de los benimerines, que controlaban el norte de África. Sus ataques fueron repelidos y finalmente se produjo la conquista de Algeciras, permitiendo el dominio del Estrecho de Gibraltar.
- Así, la presencia musulmana se limitó al Reino Nazarí de Granada.
La Conformación de la Corona de Aragón
- Con la Batalla de Muret, en la que Pedro II encontró la muerte en 1213, se puso fin a las aspiraciones francesas de la Corona de Aragón.
- Cabe destacar la figura de Jaime I el Conquistador, quien ocupó las Islas Baleares, Castellón y Valencia.
- Tanto en Mallorca como en Valencia, decidió crear reinos autónomos integrados en la Corona de Aragón, quedando esta convertida en una serie de piezas que serían repartidas por el propio Jaime I entre sus hijos (concepción patrimonial).
- Finalmente, el avance de los reinos cristianos incrementó la rivalidad entre la Corona de Castilla y la Corona de Aragón. Por ello, se firmó el Tratado de Tudilén, que delimitaba las zonas de extensión de los reinos. Este fue revisado con la firma del Tratado de Cazorla, por el que Murcia era asignada a Castilla, y el Tratado de Almizra, que fijó los límites del Reino de Valencia.
La Repoblación de Territorios
Se realizó de distintas formas:
Marca Hispánica
El sistema dominante fue la presura, que otorgaba la propiedad de la tierra a quien la trabajase.
Aragón
En el valle del Ebro se constituyeron grandes dominios nobiliarios trabajados por los mudéjares. En Valencia y en Murcia, el sistema fue de repartimientos entre los participantes en la conquista.
Castilla
En el valle del Duero destacó el sistema de presura. Al sur del Duero se siguió la fórmula de repoblación concejil, que repartía las tierras entre campesinos libres. En los valles del Tajo y el Guadiana, la repoblación fue llevada a cabo por las órdenes militares de Calatrava y Alcántara. Por último, en el valle del Guadalquivir, la nobleza adquirió grandes posesiones mediante el repartimiento.
Expansión Territorial
Castilla
No puede entenderse la expansión de Castilla sin la de Portugal, dos coronas vecinas que rivalizaron en el océano Atlántico. La rivalidad se desencadenó en el Estrecho de Gibraltar y en las Islas Canarias, ambos territorios conquistados por Castilla. Por otro lado, Portugal controló los archipiélagos de Madeira y las Azores y estableció factorías en el norte de África.
Aragón
Tras la derrota de Pedro II en Muret, la Corona de Aragón orientó sus intereses hacia el Mediterráneo, con la incorporación de Sicilia. La campaña militar fue organizada por un ejército mercenario, los almogávares, dirigidos por Roger de Flor. Tras considerarse traicionados por los bizantinos, saquearon los ducados de Atenas y Neopatria. Finalmente, se incorporaron Cerdeña y Nápoles.
Ascenso de la Dinastía Trastámara en Castilla y Aragón
En la Baja Edad Media se impuso en los reinos peninsulares la dinastía Trastámara, siendo su ascenso el resultado de intensos conflictos nobiliarios y sucesorios.
Castilla
El ascenso de Pedro I buscó el respaldo de las ciudades para reducir el poder de la nobleza castellana. Con el apoyo del sector nobiliario, ascendería Enrique II de Trastámara. Inmediatamente se desencadenó una guerra civil, en la que Pedro contó con el apoyo de Inglaterra y Enrique con el de Francia. Finalmente, las tropas de Enrique derrotaron a las de Pedro en la Batalla de Montiel.
Aragón
La muerte de Martín I «el Humano» sin descendencia favoreció el ascenso de Fernando I de Trastámara. Esto abrió un conflicto entre Fernando y Jaime II de Urgel, resuelto en el Compromiso de Caspe. El nuevo rey encontró la oposición inicial catalana, si bien el Juramento de los Usos y Costumbres Catalanes le permitió convertirse en Conde de Barcelona. Tampoco podemos obviar el conflicto surgido en Cataluña entre la Busca y la Biga, que con el tiempo enfrentaría a la aristocracia urbana y al campesinado y grupos más humildes.
Instituciones de Gobierno
Castilla
Las Cortes eran un elemento básico para fortalecer la autoridad de los monarcas en perjuicio de la nobleza y en beneficio de las ciudades, que a cambio vieron aumentados sus privilegios con fueros. El poder real se vio reafirmado por la implantación del derecho romano y por otras instituciones como el Consejo Real.
Aragón
Se convocaban Cortes en Aragón, Valencia y Cataluña, aunque puntualmente se reunían con carácter general. Como delegación de las Cortes, en Cataluña surgió la Generalitat, y en Valencia y Aragón, las Diputaciones del Reino.
Conclusión sobre Castilla y Aragón
En conclusión, la consolidación de los reinos de Castilla y Aragón fue un proceso amparado en el reforzamiento de las instituciones políticas, unido a su vez a la expansión territorial de ambas coronas. Las luchas entre nobleza y monarquía fueron determinantes en todo este periodo, al igual que el distinto papel de las Cortes en los dos reinos.