La Dictadura Franquista: Aspectos Sociales, Políticos y Económicos
La Dictadura Franquista, que abarcó un periodo significativo de la historia de España, se caracterizó por una aparente contradicción: un notable desarrollo económico y una profunda modernización social, coexistiendo con un férreo inmovilismo político.
El Desarrollo Económico: El Desarrollismo
En 1959, la entrada de los Tecnócratas en el gobierno marcó un punto de inflexión, transformando el modelo económico del régimen. Este cambio se implementó a través de dos estrategias fundamentales:
- El Plan de Estabilización de 1959, cuyos objetivos principales eran recortar el gasto público y liberalizar las importaciones y las inversiones extranjeras.
- Los Planes de Desarrollo, implementados en tres fases entre 1964 y 1975. Estos planes buscaban mejorar la estructura empresarial y reducir los desequilibrios regionales mediante la creación de polos de desarrollo en las regiones menos industrializadas.
Estas políticas dieron lugar al fenómeno conocido como Desarrollismo, caracterizado por un rápido crecimiento industrial, una modernización de la agricultura y un significativo aumento del sector servicios, especialmente el turístico. Este auge fue impulsado por el boom económico europeo y mundial, lo que permitió que la balanza de pagos se tornara positiva gracias al turismo, las inversiones extranjeras y las remesas de los emigrantes. Tanto el Producto Interior Bruto (PIB) como la renta per cápita aumentaron considerablemente. Sin embargo, este desarrollo también presentó puntos débiles y desequilibrios.
En Canarias, por ejemplo, se produjo una transición acelerada de una sociedad agraria a una terciaria. En 1972, nació el Régimen Económico y Fiscal (REF), que actualizaba los puertos francos y dotaba a las islas de una hacienda propia, buscando impulsar su desarrollo específico.
La Modernización Social: Cambios Profundos
El rápido salto de una economía agrícola a una industrial, impulsado por el desarrollismo económico y la creciente apertura al exterior, generó transformaciones demográficas, sociales y mentales que, paradójicamente, socavaron el objetivo de la dictadura de mantener a la sociedad despolitizada y sumisa.
Cambios Demográficos:
- Un fuerte crecimiento de la población, manifestado en un baby boom posbélico retrasado que se produjo en los años 60 y se sostuvo hasta mediados de los 70.
- Un masivo éxodo rural desde las zonas agrícolas hacia las áreas industriales y turísticas. En Canarias, una parte importante de esta emigración tuvo como destino Europa Occidental. La emigración exterior contribuyó a reducir el paro y a generar divisas en forma de remesas, mientras que el éxodo rural provocó un aumento de la población en las zonas receptoras. En contrapartida, ambas migraciones acentuaron los desequilibrios regionales y, en el caso de las interiores, causaron un crecimiento urbano acelerado y, a menudo, mal planificado.
Cambios Sociales y Mentales:
- Transformación de la estructura de la población activa: disminución del sector primario y aumento significativo del secundario y terciario. Se produjo una creciente incorporación de la mujer al mundo laboral y cambios en su papel social.
- Aumento del nivel de vida: la sociedad española se incorporó progresivamente a la sociedad de consumo y experimentó un proceso de secularización. Las formas de vida se fueron asemejando a las europeas, lo que trajo consigo una nueva mentalidad. La renta per cápita se multiplicó por seis.
- Emergencia de nuevos focos de oposición: El acceso de las clases medias a la universidad la convirtió en un importante foco de oposición al régimen, en paralelo a la ya existente oposición obrera.
El Inmovilismo Político y la Búsqueda de Continuidad
Entre 1959 y 1967, el régimen intentó una modernización controlada. Los Tecnócratas, apoyados por Carrero Blanco (mano derecha de Franco) y por jóvenes falangistas, impulsaron una serie de reformas:
- Creación del Tribunal de Orden Público (TOP): la represión política pasó de los consejos de guerra militares a los tribunales civiles, lo que, en teoría, suavizó las penas.
- Promulgación de diversas leyes: la Ley de Prensa (1966), la Ley de Representación Familiar (1966), la Ley de Libertad Religiosa (1967) y la Ley de Seguridad Social (1967).
- Aprobación de la Ley Orgánica del Estado (1967): su objetivo era asegurar el futuro del régimen en forma de monarquía franquista, además de separar los cargos de Jefe de Estado y de Presidente del Gobierno.
- Promulgación de la Ley de Sucesión (1947, pero su aplicación se consolidó en este periodo): aseguraba la sucesión de Franco y, supuestamente, la continuidad del franquismo.
En la política exterior, destacó el intento de ingreso en la Comunidad Económica Europea (CEE).
Freno a la Modernización y Aumento de la Oposición (1969-1973)
Entre 1969 y 1973, el proceso de modernización se frenó. El incremento de la oposición interna y externa acentuó el enfrentamiento entre los sectores aperturistas e inmovilistas del régimen. Los inmovilistas, posteriormente conocidos como el Búnker, lograron frenar las reformas y endurecer la represión. Un ejemplo notorio fue el Consejo de Guerra de Burgos en 1970 contra miembros de ETA, que solicitó seis penas de muerte, generando una fuerte condena internacional.
El año 1973 fue clave para el régimen: se produjo el Proceso 1001 (contra dirigentes de CC.OO.), se inició una grave crisis económica mundial, y se materializó la separación entre la Jefatura del Estado y la Presidencia del Gobierno. En diciembre, Carrero Blanco, figura clave para la continuidad del régimen, murió en un atentado perpetrado por ETA, marcando el inicio de la crisis final de la dictadura.
La Oposición al Régimen: Diversificación y Crecimiento
La oposición al franquismo se caracterizó por un crecimiento significativo de la oposición social y una mayor conflictividad. Dentro del movimiento obrero, cobró fuerza Comisiones Obreras (CC.OO.). También surgieron sindicatos católicos como la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC) y la Unión Sindical Obrera (USO). En Canarias, el sindicalismo más combativo fue el de los estibadores de Las Palmas. Otros focos importantes de oposición fueron la Universidad y una parte de la Iglesia Católica. Asimismo, surgieron movimientos vecinales, y una oposición minoritaria incluso dentro de la justicia y el ejército, como la Unión Militar Democrática (UMD).
La creciente oposición social impulsó la renovación de la oposición política. La oposición democrática, por el momento, estaba desunida y se articulaba en torno a varias corrientes:
- El centroderecha, partidario de una reforma gradual del régimen.
- La izquierda, partidaria de la ruptura democrática, con el Partido Comunista de España (PCE) y el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) como principales referentes, a menudo enfrentados.
- En Cataluña, nació un partido de centro, Convergencia Democrática de Cataluña.
- En el País Vasco, surgió ETA como escisión del Partido Nacionalista Vasco (PNV).
- En Canarias, nació el movimiento independentista Movimiento Canarias Libre, al que le seguiría, más tarde, el Movimiento por la Autodeterminación e Independencia del Archipiélago Canario (MPAIAC).
La Crisis Final de la Dictadura (1973-1975)
La crisis final de la dictadura comenzó con el asesinato de Carrero Blanco en diciembre de 1973. A esta crisis política se sumaron el empeoramiento de la salud de Franco, el aumento de la conflictividad social y las acciones terroristas, así como una grave crisis económica mundial.
Intentos de Apertura y Fracaso
Dentro del franquismo, aumentó el enfrentamiento entre el Búnker (inmovilistas) y los aperturistas (partidarios de una democratización progresiva). El nuevo presidente del Gobierno, Carlos Arias Navarro, optó por una solución de compromiso entre ambos sectores, conocida como el «Espíritu del 12 de Febrero». Esta propuesta planteaba una apertura basada en:
- Una nueva ley municipal.
- Una reforma sindical en el mismo sentido.
- Una reforma de las Cortes.
- Y, sobre todo, una nueva ley de asociaciones políticas.
Sin embargo, tras varios sucesos y la creciente presión de los inmovilistas, Arias Navarro abandonó las reformas y buscó el apoyo del sector más conservador del régimen.
Factores Externos e Internos de la Crisis
La crisis económica mundial de 1973, derivada de la crisis del petróleo, afectó gravemente las bases del desarrollo económico anterior, exacerbando las tensiones sociales.
Al mismo tiempo, crecían las protestas obreras y universitarias, y la oposición política comenzó su unificación. La primera en unirse fue la oposición catalana. En 1974, se creó la Junta Democrática de España. Y en 1975, la Plataforma de Convergencia Democrática. Ambas organizaciones pedían un gobierno provisional que diera paso a una democracia. A la muerte de Franco, ambas se unieron en la llamada Platajunta, que finalmente acabó apoyando la vía reformista del gobierno de transición.
También aumentaron las acciones violentas. El gobierno, en respuesta, incrementó la represión, primero con la ejecución del anarquista Salvador Puig Antich en 1974, y, tras la promulgación de la ley antiterrorista, con la ejecución de cinco miembros del Frente Revolucionario Antifascista y Patriota (FRAP) y de ETA en septiembre de 1975, lo que generó una fuerte condena internacional.
El Conflicto del Sáhara Occidental
A todos estos problemas se sumó el conflicto del Sáhara Occidental, cuya descolonización España había ido retrasando. Al tiempo que crecían tanto el sentimiento nacionalista saharaui como las apetencias territoriales de los países vecinos (Marruecos y Mauritania), y mientras la ONU discutía el futuro del Sáhara, el rey marroquí Hassan II, aprovechando la delicada situación española, organizó una invasión pacífica del territorio, la llamada Marcha Verde, en noviembre de 1975. Se firmaron los Acuerdos de Madrid, por los que España cedió el Sáhara a Marruecos y Mauritania, dando lugar a un conflicto territorial y político aún no resuelto.