España: Crisis de la Restauración, Dictadura de Primo de Rivera y el Nacimiento de la Segunda República (1902-1931)

La Crisis del Régimen de la Restauración y el Advenimiento de la Segunda República (1902-1931)

La muerte de Alfonso XII y la de Cánovas del Castillo marcaron el inicio de un período de crisis del Régimen de la Restauración, que terminaría con un golpe de Estado de Miguel Primo de Rivera en 1923. En 1930, Primo de Rivera dimitió y se exilió, tras lo que el régimen dictatorial fue incapaz de sostenerse; el 14 de abril de 1931 se proclamó la Segunda República.

Factores de la Crisis del Régimen de la Restauración

  • Intervencionismo político de Alfonso XIII.
  • División de los partidos del «turno». El sistema político se caracterizó por el bipartidismo y el turnismo, lo que se conseguía con el caciquismo. El desarrollo urbano llevó al debilitamiento del caciquismo.
  • El desarrollo de la oposición política y social al Régimen de la Restauración.
  • El anticlericalismo se extendió.
  • La «cuestión militar» volvió a resurgir ante la humillación del ejército en la Guerra de Cuba.
  • El Desastre del 98 causó una grave crisis moral e ideológica.
  • La consolidación del movimiento nacionalista en Cataluña y el País Vasco.
  • Las luchas sociales se agudizaron.
  • La impopular Guerra de Marruecos, que determinó el estallido de la Semana Trágica y que llevó al Desastre de Annual.

Impacto de la Primera Guerra Mundial y la Crisis de 1917

En julio de 1914 estalló la Primera Guerra Mundial, en la que España se mantuvo neutral, pues ninguna potencia deseaba tenerla como aliada. Esto fue beneficioso para España, que se convirtió en una gran suministradora. Sin embargo, el mal reparto de los beneficios y la creciente inflación llevaron a una compleja crisis en 1917, que afectó tanto al sector militar como al parlamentario y que llevó al estallido de una huelga general en agosto.

Conflictividad Social y el Pistolerismo

En los años posteriores, los sindicatos crecieron a enorme velocidad, debido en parte a la influencia de la Revolución Bolchevique. En Andalucía se dio paso a un periodo de conflictividad extrema, conocido como Trienio Bolchevique (1918-1921). En Barcelona se inició en 1919 una huelga en La Canadiense que duró mes y medio. Después de que el Gobierno no cumpliera su promesa de liberar a los detenidos, los obreros reanudaron la huelga y comenzó un periodo de tensión extrema. Surgió así el llamado pistolerismo: algunos grupos anarquistas atentaron contra los empresarios y las fuerzas del orden; y los patronos contrataron pistoleros a sueldo para atentar contra los obreros.

La Guerra de Marruecos y la Semana Trágica

Paralelamente, España, tras perder las últimas colonias en 1898, consiguió en la Conferencia de Algeciras (1906) compartir con Francia el Protectorado de Marruecos. Los continuos ataques de los rifeños obligaron a mantener una fuerte presencia militar, sobre todo tras la derrota en el Barranco del Lobo (1909). Esta guerra fue muy impopular por varios motivos, entre ellos el sistema de quintas (que hacía que el reclutamiento afectara a los sectores más pobres) y la decisión del presidente Maura de que el ejército destinado allí estuviera compuesto por reservistas.

La movilización contra la guerra se inició en Barcelona el 18 de julio de 1909, justo cuando las tropas estaban embarcando en el puerto de la ciudad. El día 26 se convocó una huelga general y, durante varios días, los incidentes en la calle fueron continuos. El 2 de agosto, el ejército consiguió poner fin a la revuelta. En los días siguientes, centenares de personas fueron detenidas e, incluso, fusiladas. A estos acontecimientos se les conoce como la Semana Trágica.

El Desastre de Annual y el Golpe de Estado de Primo de Rivera

Volviendo a la Guerra de Marruecos, el general Silvestre estuvo al mando en la zona oriental de Marruecos entre 1919 y 1921. Su imprudencia provocó la rebelión de los rifeños y el Desastre de Annual: en julio de 1921, el líder rifeño Abd-el-Krim atacó por sorpresa el puesto de Annual, lo que provocó una desbandada de las tropas mal agrupadas y desorganizadas. La huida desencadenó una matanza en la que murieron miles de soldados y en la que se perdió en 20 días lo conseguido en años.

Las reacciones fueron inmediatas y se creó una comisión parlamentaria para investigar lo sucedido. Esta debía elaborar un informe, conocido como Expediente Picasso, que mostraba enormes irregularidades y ponía en evidencia al mismísimo Alfonso XIII. Sin embargo, el 13 de septiembre de 1923, antes de que el Congreso emitiera un dictamen, el general Miguel Primo de Rivera dio un golpe de Estado y estableció una dictadura militar.

El golpe de Estado intentó ganarse el favor popular criticando a la «vieja política»; es más, en el Manifiesto de los sublevados, Primo de Rivera invocó a la regeneración de España y a su salvación de los «profesionales de la política». El golpe también fue posible por el miedo de la burguesía a una revolución y al aumento del republicanismo y el nacionalismo. Sin embargo, los historiadores coinciden en que lo que más pesó, tanto en el ejército como en la rápida aceptación del rey, fue que las Cortes exigieran responsabilidades por el Desastre de Annual.

La Dictadura de Primo de Rivera (1923-1930)

El monarca se mostró a favor del golpe y, el 15 de septiembre, nombró presidente del Gobierno a Primo de Rivera. La Dictadura duró siete años, divididos en dos periodos: el Directorio Militar (1923-1925) y el Directorio Civil (1925-1930). La idea inicial de Primo de Rivera era que su régimen fuera un periodo transitorio, pero acabaría intentando institucionalizarlo en un Estado fuerte e intervencionista, antiliberal, conservador, monárquico, católico y contrario a cualquier diferenciación regional.

El Directorio Militar (1923-1925)

El mismo día 15, Primo de Rivera creó el Directorio Militar, un gobierno integrado exclusivamente por militares. Este suspendió la Constitución de 1876 y el Parlamento; sustituyó a los gobernadores civiles por militares; suspendió la Mancomunidad de Cataluña; disolvió los ayuntamientos; prohibió los partidos políticos; creó el Somatén y aprobó la Ley de Orden Público, que fue muy represiva. Para acabar con el caciquismo, los alcaldes y concejales fueron sustituidos por juntas compuestas por los mayores contribuyentes de cada localidad; pero esto solo sustituyó a unos caciques por otros. También llevó a cabo una Legislación Social que le dotó de gran popularidad.

Fin de la Guerra de Marruecos: El Desembarco de Alhucemas

Por otra parte, un error del líder rifeño Abd-el-Krim cambió la situación en Marruecos. Este, creyendo derrotados a los españoles, pasó a ocupar territorios del protectorado francés, lo que facilitó la cooperación franco-española. Pronto se organizó un ejército que iniciaría sus operaciones el 8 de septiembre de 1925 con el desembarco de Alhucemas. La ofensiva fue un éxito y la ciudad sagrada de los rifeños cayó conquistada.

El Directorio Civil (1925-1930)

Tras esto, Primo de Rivera decidió prolongar e institucionalizar su régimen, lo que hizo conformando un gobierno de civiles; comenzando así el Directorio Civil.

Sin embargo, varios de sus proyectos, como la Unión Patriótica o la Asamblea Nacional de carácter consultivo, fracasaron por la falta de apoyos. La Unión Patriótica fue un partido gubernamental creado en 1924 que pretendía adoctrinar a una base social de apoyo al régimen. En 1927, el dictador propuso la existencia de una Asamblea Nacional de carácter consultivo que debía estar integrada por representantes de las distintas élites sociales.

Política Social y Económica del Directorio Civil

La política social del Directorio Civil fue mejor. Para acabar con los conflictos sociales se optó por la intervención del Estado en los mismos. En 1926 se creó la Organización Corporativa del Trabajo, un sindicato vertical controlado por el gobierno que pretendía reglamentar salarios, condiciones, horarios, etc. Creó tensiones con el PSOE y la CNT, que se negaron a participar al considerarlo inútil.

Además, durante la dictadura se desarrollaría el llamado Dirigismo Estatal, una política económica mezcla entre el intervencionismo y la inversión estatal. El ministro Calvo Sotelo impulsó los monopolios de los amigos del Dictador. En esta época se crearon Telefónica y Campsa. También se ejecutó el Plan Nacional de Infraestructuras, mediante el que se crearon las Confederaciones Hidrográficas, se invirtió en la red ferroviaria, etc.

El Fin de la Dictadura y la Proclamación de la Segunda República

Cabe destacar que los Felices Años Veinte hicieron que la dictadura pareciera una etapa próspera hasta 1929. Sin embargo, hubo mucho gasto y no se realizó una reforma fiscal que permitiera ingresar; por lo que en 1929 el endeudamiento era extremo, lo que se vería agravado por el Crac de la Bolsa de Nueva York.

Con su salud muy debilitada y el mundo al borde del crack económico, Primo de Rivera se encontró la oposición de los republicanos, los nacionalistas y regionalistas, los grupos de los anteriores gobiernos, la Iglesia, los anarquistas (especialmente la CNT y la FAI) y la de muchos intelectuales. Además, la división en el ejército se fue haciendo más evidente y hasta surgieron intentos golpistas, como la Sanjuanada. La indecisión de Alfonso XIII respecto al proyecto constitucional mostró también la distancia entre el rey y el dictador.

Así, Primo de Rivera les pidió el 26 de enero de 1930 a las Capitanías Generales que le mostraran su adhesión. Ante su negativa, presentó la dimisión y Alfonso XIII nombró jefe de Gobierno al general Berenguer, iniciándose un período conocido satíricamente como la «Dictablanda».

En agosto de 1930, republicanos, socialistas y otros grupos de oposición firmaron el denominado Pacto de San Sebastián, por el que se comprometían a derrocar la monarquía e instaurar un régimen democrático. Para coordinar la labor, crearon un Comité Revolucionario. El 15 de diciembre de 1930, fracasó una sublevación militar republicana en Jaca y la mayor parte del Comité Revolucionario fue detenido.

Berenguer dimitió el 14 de febrero de 1931, dando paso a un nuevo gobierno presidido por el almirante Aznar. El nuevo gabinete convocó elecciones municipales para el 12 de abril, que se convirtieron en un plebiscito sobre la monarquía. El triunfo aplastante de las candidaturas republicanas y socialistas en la mayor parte de las ciudades precipitó la abdicación del rey, su autoexilio y la proclamación de la República el 14 de abril.

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