A principios del siglo XX, Rusia era un enorme imperio:
Se extendía desde los mares Báltico y Negro, y desde la frontera polaca hasta el océano Pacífico.
Gobernada por los zares de la dinastía Romanov.
Su sistema era similar al Antiguo Régimen Europeo, caracterizado por el absolutismo.
Existía un profundo malestar tanto en lo político, debido al autoritarismo, como en lo económico, por la agricultura como actividad principal.
En 1917, las derrotas rusas y el sufrimiento causado por la Primera Guerra Mundial desencadenaron una doble revolución en el Imperio Ruso.
El Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia, formado por mencheviques moderados y bolcheviques radicales, impulsaba el deseo de cambio.
La Revolución Burguesa de Febrero de 1917 en San Petersburgo:
Acabó con la monarquía del zar Nicolás II.
Se implantó una república como sistema político liberal.
Sin embargo, terminaría por caer debido a la continuidad en la guerra y la lentitud en las reformas.
La Revolución Bolchevique de Octubre de 1917, organizada por los marxistas radicales o bolcheviques y liderada por Lenin:
Firmó la paz con Alemania.
Traspasó los latifundios al campesinado.
Estableció el control de las fábricas por los trabajadores.
Nacionalizó la banca y el transporte.
Adoptaron el nombre de Partido Comunista y fundaron la Tercera Internacional (Komintern).
Estas medidas desencadenaron la Guerra Civil Rusa (1918-1921) entre el Ejército Rojo y el Ejército Blanco. La victoria del Ejército Rojo consolidó a Lenin en el poder.
1.2 El Gobierno de Lenin (1921-1924)
Se implementó una nueva organización política y económica.
Se constituyó la URSS (Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas) en 1922.
Formada por Rusia y repúblicas asiáticas, con representación en el Parlamento o Soviet Supremo.
La dirección del Estado recaía en el Partido Comunista, que era el único legal.
Se implementó la Nueva Política Económica (NEP) a partir de 1921.
Para superar la crisis, combinó elementos capitalistas y comunistas.
Permitió el mercado libre al campesinado.
Mantuvo la nacionalización de bancos e industrias estratégicas.
Esto llevó a una lenta pero segura recuperación de la producción y de las condiciones de vida de la población.
1.3 El Gobierno de Stalin (1927-1945)
Tras la retirada del poder y la muerte de Lenin, se inició un periodo de lucha por el poder dentro del Partido Comunista, destacando las figuras de Trotsky y Stalin.
Stalin se impondría, iniciando una nueva etapa para la URSS, caracterizada por:
La desaparición de gran parte de los planteamientos socialistas defendidos por la revolución y por el gobierno de Lenin.
Un sistema político totalitario, dirigido por Stalin al frente del Partido Comunista.
Una dictadura caracterizada por la represión, asesinatos y confinamientos de opositores en campos de concentración (gulags).
Se implantó una economía planificada a través de planes quinquenales.
Se colectivizó la tierra y se puso en manos de cooperativas campesinas (Koljoses) o grandes granjas estatales (Sovjoses).
Se desarrolló la industria pesada.
Se mantuvo la banca y los servicios esenciales en manos del Estado.
Gracias a estas medidas, la URSS se convirtió en una gran potencia económica y militar.
2.0 La Economía en el Período de Entreguerras
2.1 La Economía en el Período entre Guerras
Entre 1924 y 1929, Europa y Estados Unidos experimentaron un período de prosperidad económica, conocido como los «Felices Años Veinte».
Las bases de esta prosperidad fueron:
El desarrollo de la industria, con la fabricación en cadena de productos como automóviles y electrodomésticos.
El incremento del consumo, facilitado por la venta a plazos y los créditos bancarios.
Las inversiones en bolsa, vistas como una manera rápida de conseguir dinero. La creciente demanda impulsaba las cotizaciones y animaba a seguir comprando.
En 1929, la situación cambió drásticamente, produciéndose el Crac de la Bolsa de Nueva York debido a:
Un incremento desmedido de la producción durante la Primera Guerra Mundial.
Después de la Primera Guerra Mundial, la reducción de la demanda generó excedentes, provocando la bajada de precios agrícolas, acumulación de stocks de mercancías y productos industriales sin vender.
En definitiva, existía un exceso de producción en relación con el consumo.
El 24 de octubre de 1929, conocido como el Jueves Negro, la caída del precio de las acciones llevó a los inversores a la venta masiva de 13 millones de acciones, provocando la quiebra de la Bolsa de Nueva York (Wall Street).
La crisis bursátil provocó una depresión económica general en Estados Unidos que se extendería al resto del mundo.
Para solucionar la crisis mundial, se adoptaron varias posturas:
En la mayoría de los países se adoptaron las propuestas realizadas por el economista John Maynard Keynes, que se fundamentaban en la intervención del Estado en la economía para fomentar empresas, inversión, empleo y consumo.
En Estados Unidos, el presidente Franklin Delano Roosevelt desarrolló un programa de recuperación conocido como el New Deal. Este consistía en la puesta en marcha de una política económica intervencionista para acabar con los excedentes, establecer salarios mínimos, implementar medidas contra el desempleo y obligar a los bancos a ofrecer créditos muy baratos, entre otras acciones.