La Restauración Borbónica en España: Sistema Político, Turnismo y Caciquismo

Introducción a la Restauración Borbónica

El periodo de la Restauración Borbónica comenzó en 1874 con el pronunciamiento del general Martínez Campos, que puso fin al Sexenio Revolucionario. Este nuevo régimen supuso la restauración de la monarquía en la figura del rey Alfonso XII, el retorno al sistema liberal moderado y el fin de la anterior experiencia democrática.

El gran artífice de este sistema fue Antonio Cánovas del Castillo, quien consolidó el regreso de la monarquía apoyándose en la creación del Partido Alfonsino y en la difusión del Manifiesto de Sandhurst.

Bases del Sistema Político de la Restauración

El sistema político diseñado por Cánovas se fundamentó en una serie de pilares que buscaban garantizar la estabilidad. Se basaba en la idea de una «constitución interna» del país, compuesta por principios considerados inalterables:

  • La monarquía, encarnada en la legítima dinastía borbónica como garante de la estabilidad.
  • La libertad y la propiedad privada como derechos fundamentales del sistema liberal.

La Constitución de 1876

Fue el marco legal del régimen y sus principios fundamentales eran:

  • Régimen liberal doctrinario: Se establecía una soberanía compartida entre el Rey y las Cortes.
  • Confesionalidad católica: El Estado se declaraba católico, aunque se toleraban otros cultos en el ámbito privado.
  • Derechos y libertades: Reconocía derechos individuales como la inviolabilidad del domicilio o la libertad de imprenta, pero su desarrollo y posible restricción quedaban sujetos a leyes posteriores.
  • Papel predominante de la Corona: El Rey sancionaba y promulgaba las leyes, convocaba y disolvía las Cortes y poseía derecho de veto.
  • División de poderes:
    • El poder ejecutivo recaía en el Gobierno, presidido por un jefe designado por el Rey.
    • El poder legislativo residía en unas Cortes bicamerales: el Congreso de los Diputados y el Senado (compuesto por senadores por derecho propio, vitalicios nombrados por el Rey y elegidos por los mayores contribuyentes).
    • El poder judicial recaía en los jueces.
  • Centralismo: Se reforzó el control del Gobierno central sobre las diputaciones provinciales y los ayuntamientos.

El Bipartidismo

El sistema político de la Restauración se basaba en la existencia de dos grandes partidos dinásticos:

  • Partido Conservador: Dirigido por Antonio Cánovas del Castillo, representaba a los sectores más conservadores y tradicionales de la sociedad (aristocracia, alta burguesía) y era partidario del inmovilismo político.
  • Partido Liberal: Liderado por Práxedes Mateo Sagasta, agrupaba a antiguos progresistas y unionistas y era partidario de un reformismo progresista moderado.

Ambos partidos compartían una base social integrada por la burguesía adinerada y terrateniente, los pequeños propietarios agrícolas, el ejército y la Iglesia. Quedaron al margen del sistema canovista fuerzas políticas como el carlismo, el republicanismo, los regionalismos, los nacionalismos y el socialismo.

El Turno Pacífico en el Poder o Turnismo

El turnismo consistía en la alternancia pactada en el Gobierno de los dos partidos dinásticos. Su objetivo era asegurar la estabilidad del régimen, evitando pronunciamientos militares y revueltas populares. Para que funcionara, era imprescindible el fraude electoral, ya que las elecciones no decidían el Gobierno, sino que el Gobierno convocaba elecciones para obtener una mayoría parlamentaria favorable. Las prácticas caciquiles eran la herramienta fundamental para garantizar este resultado.

La Manipulación y el Falseamiento Electoral

El fraude electoral se articulaba a través de varias prácticas:

  • El encasillado: El ministro de la Gobernación elaboraba la lista de los candidatos que debían ser elegidos en cada distrito electoral. Esta lista se negociaba con la oposición y se enviaba a los gobernadores civiles para que la impusieran.
  • El pucherazo: Consistía en la adulteración directa de los resultados electorales, mediante la falsificación del censo (incluyendo a personas fallecidas), la manipulación de las actas, la compra de votos o las amenazas a los electores.

Oligarquía y Caciquismo

El sistema de la Restauración era, en la práctica, un régimen oligárquico, donde el poder estaba controlado por una minoría perteneciente a la élite económica y política. Esta oligarquía necesitaba la figura del cacique para mantener su poder a nivel local.

El cacique era una persona influyente que controlaba una circunscripción electoral, especialmente en las zonas rurales. La población local estaba sometida a sus intereses, ya que controlaba aspectos clave de la vida cotidiana como los sorteos de las quintas (servicio militar), el reparto de contribuciones o el acceso a empleos. A cambio de favores o mediante amenazas, los caciques garantizaban los resultados electorales pactados desde Madrid. Este fenómeno, conocido como caciquismo, afectó a toda España, con especial incidencia en regiones como Andalucía.

El mecanismo funcionaba de la siguiente manera: el Rey designaba al jefe de Gobierno, quien, tras proponer a sus ministros, recibía el decreto de disolución de las Cortes. A continuación, se convocaban elecciones cuyos resultados ya habían sido pactados con la oposición para asegurar la victoria del nuevo Gobierno.

La Obra Política de la Restauración

Política Interior

Los principales hitos en la política interna fueron:

  • Estabilidad política: El sistema de alternancia de partidos y la vigencia de la Constitución de 1876 proporcionaron un largo periodo de estabilidad. Tras la muerte de Alfonso XII en 1885, Cánovas y Sagasta firmaron el Pacto de El Pardo para asegurar la continuidad del régimen durante la regencia de María Cristina de Habsburgo.
  • Pacificación del país: Se puso fin a la Tercera Guerra Carlista (1876), cuya derrota conllevó la abolición de los fueros vascos, aunque se establecieron conciertos económicos.
  • Fin de la Guerra de Cuba: La Paz de Zanjón (1878) puso fin a la Guerra de los Diez Años. El Gobierno se comprometió a abolir la esclavitud en la isla y a realizar reformas políticas, pero el incumplimiento y retraso de estas promesas darían lugar a la insurrección de 1895.
  • Reformismo del Partido Liberal: Durante los gobiernos de Sagasta, se impulsaron reformas importantes, como la creación de comisiones de Reformas Sociales, la abolición definitiva de la esclavitud en Cuba (1886), la aprobación de la Ley de Asociaciones (1887) y la implantación del sufragio universal masculino (1890).
  • Nacimiento de los regionalismos y nacionalismos: Como reacción al centralismo del Estado, comenzaron a surgir movimientos regionalistas y nacionalistas, especialmente en Cataluña, el País Vasco y Galicia.

Política Exterior

La política exterior se caracterizó por un marcado aislacionismo. España optó por no participar en las grandes alianzas europeas ni en conflictos internacionales, centrándose en la preservación de sus posesiones coloniales. Sin embargo, esta etapa culminaría con el Desastre del 98, que supuso la pérdida de Cuba, Puerto Rico y Filipinas y la liquidación del imperio colonial español.

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