La Formación de la España Moderna: De los Reyes Católicos a los Borbones

Los Reyes Católicos: Unión Dinástica, Instituciones y la Guerra de Granada

La unión dinástica de las Coronas de Castilla y Aragón se materializó en 1479, cuando Isabel I fue reconocida como reina de Castilla tras vencer a su sobrina Juana la Beltraneja, y su esposo, Fernando II, fue coronado rey de Aragón. Mediante la Concordia de Segovia, ambos monarcas acordaron gobernar conjuntamente, sentando las bases de un Estado moderno y reforzando la monarquía autoritaria.

Los Reyes Católicos persiguieron tres grandes objetivos:

  • Unidad territorial peninsular: Culminada con la conquista de Granada y la posterior anexión de Navarra.
  • Expansión exterior: Con la conquista de las Islas Canarias, enclaves en el norte de África y, sobre todo, el descubrimiento de América.
  • Unidad religiosa: Aumentó la presión sobre judíos y musulmanes para que se convirtieran al cristianismo. Se estableció el Tribunal de la Inquisición para perseguir a los falsos conversos y, en 1492, se decretó la expulsión de los judíos que no aceptaron la conversión.

Es importante destacar que la unión fue únicamente dinástica, ya que cada reino conservó sus propias leyes, instituciones y moneda. Las principales instituciones de gobierno fueron:

  • Cortes: Una en Castilla y una por cada territorio en la Corona de Aragón.
  • Consejos: Órganos especializados como el de Órdenes Militares o el de Hacienda.
  • Secretarios reales: Servían de enlace entre el rey y los Consejos.
  • Chancillerías: Altos tribunales de justicia.

Para representar la autoridad real en los territorios, se instauró la figura del virrey. En Castilla, los ayuntamientos estaban supervisados por los corregidores y, para mantener el orden público en las zonas rurales, se creó la Santa Hermandad.

La política de unificación territorial culminó con la conquista del reino nazarí de Granada. La guerra, iniciada en 1482, finalizó el 2 de enero de 1492 con la rendición de Boabdil. Poco después, comenzaron las presiones para la conversión de los musulmanes. Aquellos que lo hicieron pasaron a denominarse moriscos.

Isabel falleció en 1504, dejando como heredera a su hija Juana. Sería su nieto, Carlos I, quien volvería a unir ambas coronas bajo su persona en 1517.

Exploración, Conquista y Colonización de América

En 1492, los Reyes Católicos firmaron con Cristóbal Colón las Capitulaciones de Santa Fe, un acuerdo por el cual apoyaban su proyecto de llegar a las Indias navegando hacia el oeste.

El 12 de octubre de 1492, la expedición, compuesta por tres naves (la Pinta, la Niña y la Santa María), llegó a las islas Antillas. Colón estableció las primeras bases en La Española y Cuba y realizó tres viajes más. Posteriormente, otros exploradores confirmaron que se trataba de un nuevo continente, que recibiría el nombre de América. Para gestionar y controlar todo el tráfico de personas y mercancías, se creó en Sevilla la Casa de Contratación.

Principales hitos de la exploración y conquista

  • Vasco Núñez de Balboa descubrió el Océano Pacífico atravesando el istmo de Panamá.
  • Fernando de Magallanes y Juan Sebastián Elcano completaron la primera vuelta al mundo.
  • Hernán Cortés conquistó el Imperio Azteca en México y Centroamérica.
  • Francisco Pizarro conquistó el Imperio Inca (actuales Perú, Bolivia, Ecuador y Chile).

Consecuencias

Para los pueblos indígenas, las consecuencias fueron devastadoras: un drástico descenso demográfico, la destrucción de sus culturas y desplazamientos forzosos. Figuras como fray Bartolomé de las Casas denunciaron los abusos, lo que llevó a la Corona a promulgar las Leyes Nuevas para protegerlos, aunque su cumplimiento fue a menudo ignorado.

Para España, se establecieron nuevas rutas comerciales y llegaron cultivos como el tomate, el maíz y la patata. La llegada masiva de oro y plata convirtió a España en la primera potencia mundial, pero también atrajo la atención de piratas y corsarios, obligando a la Corona a defender sus flotas.

Los Austrias del Siglo XVI: Política Interior y Exterior

Carlos I de España y V de Alemania

Carlos I, hijo de Juana I de Castilla y Felipe el Hermoso, accedió al trono en 1517. Su llegada desde Flandes, sin hablar castellano y rodeado de consejeros extranjeros, generó un gran descontento. En 1519, partió para ser coronado emperador del Sacro Imperio Romano Germánico como Carlos V, lo que desencadenó en Castilla la Revuelta de las Comunidades (1520-1521), liderada por figuras como Padilla, Bravo y Maldonado. Paralelamente, en Valencia y Mallorca, estallaron las Germanías. Tras sofocar ambas revueltas, Carlos I reforzó su autoridad y convirtió a Castilla en el centro de su imperio.

En política exterior, sus principales frentes fueron el enfrentamiento con el Imperio Otomano, la rivalidad con Francia por la hegemonía en Italia y el conflicto con los príncipes protestantes en Alemania, que concluyó con la Paz de Augsburgo (1555).

Felipe II

Felipe II heredó los dominios hispánicos en 1556. Su reinado se caracterizó por una hispanización de la política, estableciendo la capital permanente en Madrid en 1561. Uno de sus mayores logros fue la unión ibérica al ser proclamado rey de Portugal en 1581. En el ámbito interno, tuvo que hacer frente a la rebelión de los moriscos de las Alpujarras y a las alteraciones de Aragón.

Su política exterior se centró en la defensa de la hegemonía española y del catolicismo. Se enfrentó a:

  • El Imperio Otomano, obteniendo una gran victoria en la batalla de Lepanto (1571).
  • La rebelión de los Países Bajos, un largo y costoso conflicto.
  • Inglaterra, cuyo enfrentamiento culminó con el fracaso de la Gran Armada (1588).

Los Austrias del Siglo XVII: Decadencia y Crisis

El siglo XVII estuvo marcado por el gobierno de los llamados Austrias Menores (Felipe III, Felipe IV y Carlos II), un periodo de crisis política y decadencia. Durante sus reinados, surgió la figura del valido, un hombre de confianza del rey que ejercía el poder en su nombre.

Felipe III, Felipe IV y el Conde-Duque de Olivares

Los validos más destacados fueron el Duque de Lerma con Felipe III y el Conde-Duque de Olivares con Felipe IV. Olivares intentó mantener la hegemonía española con su proyecto de la Unión de Armas, que pretendía que todos los reinos contribuyeran al esfuerzo bélico. La negativa de Cataluña y Portugal desencadenó la grave crisis de 1640, que derivó en la sublevación de Cataluña y la independencia de Portugal.

Política Exterior y la Guerra de los Treinta Años

Con Felipe IV, España se vio inmersa en la Guerra de los Treinta Años (1618-1648). El conflicto finalizó con la Paz de Westfalia (1648), que supuso la derrota de los Habsburgo y el reconocimiento de la independencia de Holanda. La guerra con Francia continuó hasta la Paz de los Pirineos (1659), tratado que confirmó el fin de la hegemonía española en Europa.

El Reinado de Carlos II y el Problema Sucesorio

El reinado de Carlos II estuvo marcado por la debilidad del monarca y, sobre todo, por el problema sucesorio, ya que no tuvo descendencia. En su testamento, nombró heredero a Felipe de Anjou, nieto de Luis XIV de Francia. Su muerte en 1700 desencadenó la Guerra de Sucesión Española.

Sociedad, Economía y Cultura en la España de los Austrias

El Siglo XVI: Expansión y Renacimiento

El siglo XVI fue una etapa de crecimiento demográfico y económico, impulsado por el comercio con América, monopolizado por la Casa de Contratación de Sevilla. La sociedad era estamental, con una nobleza y un clero privilegiados. Culturalmente, fue la época del Renacimiento, con figuras como Garcilaso de la Vega, Santa Teresa de Jesús, la novela picaresca con El Lazarillo de Tormes, y artistas como El Greco.

El Siglo XVII: Crisis y Siglo de Oro

En contraste, el siglo XVII fue un periodo de profunda crisis demográfica, económica y social, agravada por las guerras, las epidemias y la expulsión de los moriscos (1609). Paradójicamente, esta crisis coincidió con un periodo de máximo esplendor cultural: el Siglo de Oro del Barroco español. En literatura, destacaron Cervantes con Don Quijote, Lope de Vega, Quevedo y Calderón de la Barca. En pintura, fue la era de los grandes maestros como Ribera, Murillo, Zurbarán y, sobre todo, Diego Velázquez.

La Guerra de Sucesión, la Paz de Utrecht y los Pactos de Familia

La Guerra de Sucesión Española (1701-1713) estalló tras la muerte de Carlos II. Enfrentó a los partidarios de Felipe de Anjou (Francia y Castilla) contra los del archiduque Carlos de Austria (Gran Alianza de La Haya y la Corona de Aragón). El conflicto concluyó con la firma de la Paz de Utrecht (1713), que reconoció a Felipe V como rey de España a cambio de importantes concesiones:

  • Cedió a Austria sus posesiones en Flandes e Italia.
  • Cedió a Gran Bretaña Gibraltar y Menorca, además de ventajas comerciales en América (navío de permiso y asiento de negros).

La política exterior española del siglo XVIII, marcada por la rivalidad con Gran Bretaña, se articuló en torno a los Pactos de Familia con Francia. Gracias a ellos, España recuperó territorios en Italia y, tras apoyar la independencia de EE. UU., recuperó Menorca y Florida en la Paz de Versalles (1783).

La Monarquía Borbónica: Centralización y Reformas del Estado

La llegada de los Borbones supuso la implantación del absolutismo monárquico y un profundo proceso de centralización del Estado. La medida más significativa fueron los Decretos de Nueva Planta, que suprimieron las leyes e instituciones propias de la Corona de Aragón, imponiendo el modelo castellano en todo el territorio (a excepción de Navarra y el País Vasco).

Las principales reformas institucionales fueron:

  • Administración territorial: Se dividió el territorio en provincias, gobernadas por un Capitán General, y se creó la figura del intendente para la gestión económica.
  • Administración central: Se crearon las Secretarías de Estado y de Despacho (antecedentes de los ministerios).
  • Relaciones con la Iglesia: Se aplicó una política regalista (defensa de la autoridad del rey sobre la Iglesia), que culminó con la expulsión de los jesuitas durante el reinado de Carlos III.

Las Reformas Borbónicas en los Virreinatos Americanos

Los Borbones aplicaron un amplio programa de reformas en América para reforzar el control político y económico de la metrópoli. Se reorganizó el territorio con nuevos virreinatos e intendencias, se aumentó la presión fiscal y se liberalizó el comercio, acabando con el monopolio de un solo puerto. Estas reformas lograron aumentar los ingresos de la Corona, pero el aumento del control y de los impuestos provocó un gran malestar entre la élite criolla, sentando las bases para los futuros procesos de independencia.

Sociedad, Economía y Cultura en el Siglo de las Luces

Reformas Económicas y Sociales

El siglo XVIII fue un periodo de crecimiento demográfico y de reformas económicas inspiradas por la Ilustración. Se impulsaron proyectos para modernizar la agricultura (informe de Jovellanos), se fomentaron las Reales Fábricas y se mejoró el comercio interior y exterior. Sin embargo, la sociedad española seguía siendo estamental y jerárquica, y las estructuras del Antiguo Régimen permanecían prácticamente intactas.

La Ilustración y el Despotismo Ilustrado de Carlos III

El máximo exponente del Despotismo Ilustrado en España fue Carlos III (1759-1788). Bajo el lema «Todo para el pueblo, pero sin el pueblo», emprendió ambiciosas reformas rodeado de ministros ilustrados. La difusión de las ideas ilustradas se canalizó a través de instituciones como las Reales Academias y las Sociedades Económicas de Amigos del País. En el ámbito cultural, destacaron figuras como Feijoo, Moratín y el pintor Francisco de Goya.

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