1.1 – El Paleolítico y el Neolítico: Orígenes de la Sociedad Ibérica
Resumen:
- El Paleolítico: Es el periodo más extenso de la Prehistoria. Se caracterizó por una economía depredadora basada en la caza, la pesca y la recolección. Los grupos humanos eran nómadas y habitaban en cuevas, utilizando herramientas de piedra tallada. Durante esta etapa fundamental se desarrolló la evolución humana, con hallazgos esenciales en Atapuerca (como Homo antecessor y Homo heidelbergensis).
- El Neolítico: Surgió hacia el 5000 a. C., marcando la transición hacia una economía productora gracias a la introducción de la agricultura y la ganadería. Las comunidades se volvieron sedentarias. Aparecieron innovaciones como la cerámica, el tejido y el comercio, perfeccionándose técnicas como la rueda o la navegación. La neolitización se extendió de forma desigual por la Península, originándose en el Mediterráneo oriental.
1.2 – Pueblos Prerromanos y Colonizaciones Mediterráneas en la Península
Resumen:
Antes de la llegada de Roma, la Península albergaba diversas culturas:
- Tartessos: Ubicados en Andalucía occidental, destacaron por su avanzada economía minera y agrícola.
- Íberos: Asentados en el Levante, se organizaban en tribus, poseían escritura propia y construían poblados amurallados.
- Celtas: Localizados en la Meseta y el norte, con una cultura de raíz indoeuropea y asentamientos fortificados llamados castros.
- Celtíberos: Resultado de la fusión cultural entre íberos y celtas.
Las Colonizaciones Mediterráneas
Las costas mediterráneas fueron puntos clave para la llegada de fenicios (fundando Gadir, Malaca), griegos (Emporion, Rhode) y cartagineses. Estos pueblos introdujeron cultivos nuevos, el uso de la moneda, avanzadas técnicas marítimas y la metalurgia del hierro, conectando la Península con las redes comerciales del Mediterráneo.
1.3 – La Hispania Romana: Conquista y Transformación
Resumen:
La conquista romana de Hispania se extendió entre los siglos III y I a. C., tras enfrentamientos con cartagineses, lusitanos (liderados por Viriato), celtíberos (simbolizados por Numancia) y pueblos del norte (cántabros y astures).
Impacto de la Romanización
La romanización transformó profundamente la Península mediante:
- Creación de ciudades romanas y una extensa red de calzadas.
- Establecimiento de una administración provincial estable.
- Difusión del latín, el derecho romano y, posteriormente, el cristianismo.
Hispania aportó al Imperio figuras importantes como los emperadores Trajano, Adriano y Teodosio. La economía se centró en la agricultura (cereales, vid, olivo), la explotación minera (oro, plata, mercurio) y un comercio activo. La huella romana es visible en numerosas obras de ingeniería: acueductos, teatros, murallas y puentes.
1.4 – La Monarquía Visigoda: Unificación y Legado
Resumen:
Tras la decadencia del Imperio romano, los pueblos germánicos penetraron en Hispania. Los visigodos se establecieron inicialmente como aliados de Roma, fundando su reino propio con capital en Toledo a partir del año 507.
Consolidación del Reino
- Unificación territorial: Derrotaron a suevos y expulsaron a los bizantinos, fusionando elementos romanos y germánicos.
- Cohesión religiosa: La adopción del catolicismo bajo el rey Recaredo fortaleció la unidad interna.
- Marco legal: Establecieron una monarquía hereditaria y desarrollaron un cuerpo legal significativo, como el Código de Leovigildo y el Liber Iudiciorum.
El reino visigodo llegó a su fin con la invasión musulmana del año 711.
2.1 – Al-Ándalus: Evolución Política Islámica
Tras la llegada musulmana en 711, la mayor parte de la Península quedó bajo dominio islámico, excepto las zonas septentrionales. La evolución política de Al-Ándalus se desarrolló en varias fases:
Etapas Políticas Clave
- Emirato Dependiente (711-756): Gobernado por emires designados desde Damasco. La expansión se detuvo en Covadonga (722) y Poitiers (732).
- Emirato Independiente (756-929): Abderramán I rompió la dependencia política con Oriente, consolidando el poder a pesar de las tensiones internas.
- Califato de Córdoba (929-1031): Periodo de máximo esplendor bajo Abderramán III y Al-Hakam II. Córdoba se erigió como un centro político y cultural preeminente. La dictadura militar de Almanzor fortaleció el estado, pero su muerte precipitó la crisis.
- Reinos de Taifas (1031-1085): Fragmentación en pequeños estados, ricos pero militarmente débiles, que pagaban tributos (parias) a los reinos cristianos.
- Imperios Norteafricanos: Los Almorávides (1085-1147) y los Almohades (siglo XII) unificaron temporalmente Al-Ándalus, pero finalmente fueron derrotados.
- Reino Nazarí de Granada (1237-1492): El último reducto musulmán, conquistado finalmente por los Reyes Católicos.
2.2 – Economía, Sociedad y Cultura de Al-Ándalus y el Legado Judío
Economía
La agricultura alcanzó un alto nivel gracias al desarrollo del regadío (acequias, norias) y la introducción de nuevos cultivos como el arroz, los cítricos y diversas hortalizas. La ganadería ovina fue importante. Las ciudades funcionaron como centros económicos dinámicos, destacando la artesanía (textil, cuero, vidrio, joyería). El comercio interno y externo floreció gracias a una moneda estable (dinar y dirham), permitiendo a Al-Ándalus dominar el Mediterráneo hasta el siglo XIII.
Sociedad
La sociedad era diversa y fuertemente jerarquizada:
- Musulmanes: Divididos entre árabes (la élite), bereberes, muladíes (cristianos convertidos al islam) y esclavos.
- No musulmanes: Judíos y mozárabes (cristianos bajo dominio musulmán), quienes gozaban de tolerancia religiosa a cambio de pagar impuestos especiales.
Las juderías eran barrios caracterizados por una intensa vida económica y cultural.
Cultura
Al-Ándalus fue pionero en campos como las matemáticas, la medicina, la astronomía, la hidráulica y la filosofía (con figuras como Averroes). Córdoba se consolidó como un faro cultural. En el arte, la arquitectura es su legado más visible, incluyendo obras maestras como la Mezquita de Córdoba, Medina Azahara, la Giralda y la Alhambra.
Legado Judío
La comunidad judía contribuyó significativamente con avances en medicina, filosofía (destacando Maimónides), literatura y la labor de traducción. Sus comunidades dejaron importantes vestigios como sinagogas, juderías y un vocabulario que perdura en el idioma español.
2.3 – Los Reinos Cristianos: Reconquista y Estructura Política
Formación de Reinos
En las zonas cantábricas y pirenaicas surgieron los núcleos iniciales de resistencia y expansión cristiana: Asturias-León, Navarra, Aragón y los condados catalanes.
Organización Política
El rey ejercía un poder limitado, siendo considerado un primus inter pares (el primero entre iguales), heredero del poder visigodo y sustentado por legitimidad religiosa y económica. Para gobernar, se apoyaba en la Curia Regia, antecedente del futuro Consejo Real.
La Reconquista
Este proceso militar y de repoblación (siglos VIII-XV) se vio favorecido por varios factores:
- La división interna de Al-Ándalus.
- El crecimiento demográfico y económico cristiano.
- La obtención de parias y botín de guerra.
- El fuerte espíritu de cruzada.
Etapas Principales de la Expansión
- Valle del Duero (siglos X-XI): Ocupación territorial tras el colapso del Califato.
- Valle del Tajo y Ebro (siglos XI-XII): Conquista de Toledo (1085) y Zaragoza.
- Guadalquivir y Mediterráneo (siglo XIII): Victoria decisiva en las Navas de Tolosa (1212), seguida por la anexión de Córdoba, Sevilla, Valencia y Mallorca.
El Reino Nazarí de Granada fue el último territorio musulmán, resistiendo hasta 1492.
2.4 – Modelos de Repoblación y Sociedad Estamental Medieval
Modelos de Repoblación
La forma en que se ocuparon los territorios conquistados varió según la época y la zona:
- Presura o Aprisio (siglos VIII-X): Ocupación de tierras despobladas en el norte, lo que favoreció la aparición de pequeños propietarios libres (alodios).
- Repoblación Concejiil (siglos XI-XII): Se aplicó en ciudades clave del Tajo y Ebro. Se organizaron concejos con fueros (cartas de derechos) y amplios territorios asociados (alfoz), fomentando comunidades urbanas activas.
- Órdenes Militares (siglo XIII): Aplicado en zonas como La Mancha, Extremadura y Teruel. Las órdenes religiosas organizaron grandes extensiones de tierra, destinadas principalmente a la ganadería (latifundios).
- Repartimientos (siglo XIII en adelante): Tras la conquista de Andalucía y Levante, se distribuyeron grandes lotes de tierra entre la nobleza, la Iglesia y las órdenes militares. En zonas de la Corona de Aragón, se permitió la permanencia de musulmanes como mudéjares.
Sociedad Estamental Cristiana
La sociedad medieval se estructuraba por nacimiento, con una movilidad social casi inexistente:
- Estamentos Privilegiados: La nobleza y el clero. Eran propietarios de la tierra y estaban exentos del pago de impuestos.
- Estamentos No Privilegiados: Constituían la mayoría: campesinos, la emergente burguesía urbana, judíos y mudéjares.
2.5 – La Baja Edad Media en Castilla, Aragón y Navarra (Siglos XIV-XV)
Los siglos XIV y XV estuvieron marcados por una crisis profunda que afectó a toda la Península.
Crisis Demográfica y Económica
Las malas cosechas, las guerras constantes y, sobre todo, la devastadora Peste Negra (a partir de 1348) provocaron una severa despoblación, aumento de precios y el abandono de muchas aldeas.
La nobleza vio disminuir sus rentas, lo que incrementó la presión sobre el campesinado, desencadenando revueltas significativas:
- Remensas en Cataluña: Revueltas campesinas sofocadas finalmente con la Sentencia de Guadalupe (1486).
- Irmandiños en Galicia: Movimientos populares que llegaron a destruir castillos nobiliarios.
Tensiones Sociales
Aumentaron los ataques violentos contra las comunidades judías, destacando el pogrom de Sevilla en 1391.
Crisis Política
- Castilla: Se intensificaron los conflictos entre la Corona y la alta nobleza. La guerra civil entre Pedro I y Enrique de Trastámara culminó con la subida de este último, iniciando la dinastía Trastámara.
- Aragón: Se mantuvo el modelo de monarquía pactista, donde la nobleza limitaba el poder real. La crisis se agravó con la guerra civil catalana (1460-1472).
- Navarra: Sufrió guerras civiles internas y estuvo sometida a la presión política de Castilla y Aragón, lo que facilitó su posterior incorporación a los Reyes Católicos.
