Al-Ándalus al reino de Castilla

2.1. Al Ándalus: la conquista musulmana de la Península Ibérica. Emirato y califato deCórdoba.La conquista de la Península Ibérica forma parte de la rápida expansión territorial islámicaque comenzó a la muerte de Mahoma. Los enfrentamientos entre los visigodos facilitaron la llegada, en el año 711, de tropas musulmanas al mando de Tarik y Muza que derrotaron a don Rodrigo, último rey visigodo, en la Batalla de Guadalete. La ocupación de casi toda la península fue muy rápida ya que apenas hubo resistencia debido a la tolerancia religiosa, el desinterés de la población y los pactos con la nobleza visigoda. Tras la conquista, el territorio, que pasó a llamarse
Al-Ándalus se convirtió en una provincia o emirato dependiente del Imperio islámico de los Omeyas con capital en Damasco.
A mediados del s. VIII, un miembro de esta familia, Abd-al-Rahmán, expulsada del califato por los Abbasíes, llegó a Al Ándalus y lo convirtió en Emirato independiente políticamente de Bagdad. En el año 929, Abd-al-Rahmán III se autoproclamó califa, uniendo a la independencia política la religiosa, y fundó el Califato de Córdoba, la época de mayor esplendor
político y cultural de Al-Ándalus. En torno al año 1.000 destaca la figura del caudillo Almanzor, que frenó la expansión de los reinos cristianos. A su muerte, el califato se fue debilitando por luchas internas y desaparecíó en el año 1031, Al-Ándalus se fragmentó en numerosos reinos de Taifas.



2.2. Al Ándalus: reinos de taifas. Reino nazarí.
Tras la desaparición del Califato de Córdoba, en el 1031, el territorio de Al-Ándalusquedó dividido en numerosos reinos de Taifas. Su número inicial se fue reduciendo por laincorporación de los más pequeños a otros mayores y las disputas entre ellos fueron frecuentes.Aunque eran zonas económica y culturalmente prósperas, su supervivencia dependía del pago de parias o tributos a los reinos cristianos que tenían una clara superioridad militar. A finales del s. XI, ante el avance territorial de los reinos cristianos, que, en 1085, conquistan Toledo, piden ayuda a los almorávides, pueblo que había formado un Imperio en el norte de África, que detienen el avance cristiano tras vencer en la batalla de Sagrajas a Alfonso VI y unifican el territorio andalusí, convirtiéndolo en una provincia de su Imperio. A mitad del s XII los almohades, un nuevo Imperio formado en el norte de África, llegan a la península ysustituyen a los almorávides, frenando la expansión castellana en la batalla de Alarcos. En el año 1212, los almohades son derrotados por una coalición de reinos cristianos en la batalla de las Navas de Tolosa y los territorios andalusíes van cayendo progresivamente en manos de los reinos cristianos. Desde mediados del s. XIII solo sobrevive el reino nazarí de Granada, fundado por Muhammad I en 1232 y que dominaba un territorio que equivalía a las actuales provincias de almería, Granada y Málaga. Se mantuvo intacto durante dos siglos y medio, gracias a las parias que pagaba a Castilla, la compleja topografía del reino que facilitaba su defensa y, sobre todo, por los problemas internos de los reinos cristianos. Su periodo de máximo esplendor coincide con los reinados de Yusuf I y Muhammad V, durante los cuales se construyó la Alhambra. Su economía se basó en una próspera agricultura y una artesanía urbana. Las crisis políticas fueron aprovechadas por los Reyes Católicos para conquistarlo en 1492.


2.3. Al Ándalus: economía, sociedad y cultura.
Al Ándalus tuvo un desarrollo económico muy superior al de los reinos cristianos. La base económica era la agricultura, donde se perfeccionaron las técnicas de regadío y se introdujeron cultivos como el algodón, el arroz, los cítricos o el azafrán. Las ciudades se revitalizaron y eran los centros de una importante producción artesanal (textil, seda, orfebrería, cuero, cerámica, etc.). Existía un activo comercio tanto interior como exterior, se exportaban productos agrícolas y se importaban especias y productos de lujo, el uso de la moneda (dinar de oro y dírham de plata)
estaba generalizado. La estructura social estaba determinada por criterios de carácter religioso que establecían una división entre musulmanes y no musulmanes. Dentro de los musulmanes existían diferencias de tipo étnico o económico: Había una aristocracia de origen árabe y sirio que controlaba los cargos políticos y administrativos, le seguían los bereberes norteafricanos convertidos al Islam y, por último, los muladíes o hispanovisigodos convertidos al Islam. Las minorías no musulmanas pudieron mantener sus leyes y autoridades a cambio del pago de
tributos. Dentro de ellas estaban los judíos y los mozárabes, cristianos en territorio andalusí.En al-Ándalus existíó un elevado desarrollo cultural y científico. Las matemáticas, la astronomía y la medicina tuvieron un gran desarrollo. Destacan figuras como Ibn Hazm, Averroes o Maimónides. La cultura andalusí dejó un gran legado en nuestra lengua, pero el más tangible es el arte: la mezquita de Córdoba, la torre alminar de la mezquita de Sevilla (Giralda), el palacio de la Aljafería o el de la Alhambra son algunos ejemplos.


2.4. Los primeros núcleos de resistencia cristiana. Principales etapas de la Reconquista.Modelos de repoblación.En las zonas montañosas del norte peninsular que habían quedado al margen de la ocupación musulmana se formaron una serie de núcleos de resistencia cristiana: en la zona cantábrica, el reino de Asturias, que en el s. X pasa a denominarse reino de León, y uno de sus condados, Castilla, que se hará independiente en el s. XI. En la zona de los Pirineos, los distintos condados darán lugar al reino de Navarra, el reino de Aragón, y los Condados Catalanes, que fueron independizándose de la monarquía carolingia. Se denomina “Reconquista” al proceso de avance militar e incorporación de los
territorios musulmanes de la Península que llevaron a cabo los reinos cristianos entre los s. VIII y XV. Esta expansión territorial fue acompañada de la repoblación o puesta en explotación de los nuevos territorios. Este proceso pasó por una serie de etapas: Del s. VIII al X los musulmanes eran militarmente superiores a los reinos cristianos que se limitaron a ocupar territorios casi despoblados como la cuenca del Duero. Para repoblar el
territorio, se utilizó el procedimiento de presura, que implicaba la adquisición de la propiedad por el hecho de cultivarla, así se formaron comunidades de pequeños propietarios libres. Del s. XI a la 1a mitad del s. XII. Con el fin del Califato de Córdoba y la aparición de los reinos de Taifas, los reinos cristianos toman la iniciativa militar. Alfonso VI conquista en 1085 Toledo. Los reinos occidentales (León, Castilla y Portugal) llegan hasta el río Tajo y los orientales se extienden hasta el valle del Ebro. En esta etapa predominó la repoblación concejil. Se formaron villas y ciudades que recibían fueros o cartas pueblas con privilegios y libertades para atraer a nuevos pobladores. La pequeña y mediana propiedad fueron las
predominantes. En la segunda mitad del s. XII, la llegada de los almohades y las disputas entre los reinos cristianos frenan el avance conquistador que se limitó a los cursos altos de los ríos Turia, Júcar y Guadiana. En el valle del Guadiana, Teruel y Castellón, zonas extensas, poco pobladas y peligrosas, la conquista y repoblación se encomendó a las Órdenes Militares que se hicieron con grandes latifundios dedicados a la explotación ganadera. S. XIII: la uníón de los reinos cristianos derrota a los almohades en la batalla de las Navas de Tolosa (1212) lo que despeja el camino hacia el valle del Guadalquivir. Aragón, con Jaime I el conquistador se anexiona Baleares y el reino de Valencia, y Castilla culminó con Alfonso X el sabio la conquista de Andalucía y se incorporó el reino de Murcia. A finales del s. XIII toda la península y Baleares está bajo control cristiano. Solo queda en manos musulmanas el reino nazarí de Granada, incorporado por los Reyes Católicos en 1492. En estas zonas, los reyes otorgaron repartimientos a los habían participado en las campañas militares en
función de su posición social lo que llevó también a la aparición de grandes propiedades.


2. 5. Los reinos cristianos en la Edad Media: organización política, régimen señorial y sociedad estamental. En los reinos hispanos medievales el rey ocupaba la cima del poder feudal, era considerado el señor de todos los habitantes de su reino y cabeza del poder político. Le asesoraba
la corte o Curia Regia (reuníón de los magnates del clero y la nobleza). Pero con el crecimiento urbano del s.XIII surgieron nuevas instituciones como los Parlamentos o Cortes, reuniones de los tres estamentos (nobiliario, eclesiástico y ciudadano) con el Rey. Las primeras Cortes se
celebraron en el reino de León en 1188. Mientras que en Castilla tuvieron siempre carácter consultivo, en la corona de Aragón, tenían función legislativa y votaban los impuestos. Como en el resto de Europa, se produjo una feudalización de la sociedad, donde las relaciones políticas se sustituyeron por relaciones personales basadas en vínculos de dependencia a cambio de beneficios. Los señoríos eran territorios concedidos por el rey a un noble o institución para su explotación económica (señoríos territoriales). Pero, poco a poco, los monarcas otorgaron también privilegios de inmunidad (señoríos jurisdiccionales) donde el señor asumía las funciones propias del monarca sobre los pobladores de la zona. El régimen señorial supuso el debilitamiento del poder monárquico y el fortalecimiento de la nobleza laica y eclesial.
La sociedad feudal estaba fuertemente jerarquizada y dividida en estamentos con una estructura piramidal a los que se accedía por nacimiento. En la cúspide estaba el Rey, a continuación los grupos privilegiados (nobleza y clero), exentos del pago de impuestos y con
leyes propias. En la base se encontraba el estado llano, un grupo heterogéneo (campesino, artesano, burgués) que no tenía privilegios y pagaban impuestos. Al margen de esta sociedad estaban dos minorías: los judíos y los mudéjares o musulmanes en territorio cristiano.



2. 6.
Organización política de la Corona de Castilla, de la Corona de Aragón y del Reino de Navarra al final de la Edad Media.
Los dos principales reinos de la península, el reino de Castilla y la Corona de Aragón, representan dos modelos diferentes de organización política e institucional. La Corona de Castilla (surgida tras la uníón definitiva del reino de Castilla y el de León con Fernando III en 1230) era un estado unitario, el rey tenía un poder muy amplio y las Cortes, reuníón de los tres estamentos, eran consultivas y su principal función era aprobar nuevos
impuestos. La administración central estaba compuesta por el Consejo Real, formado por juristas que asesoraban al rey, la Audiencia, órgano supremo de justicia y la Corte. Los reyes regularon el
gobierno municipal a través de regimientos y lo controlaron mediante corregidores. La Corona de Aragón era una confederación de reinos en la que cada uno tenía leyes e instituciones propias pero que compartían un mismo rey. Se trataba además de una monarquía pactista, en la que la autoridad del rey se veía limitada por las Cortes y el respeto a los derechos
de los distintos territorios así como a los de los estamentos privilegiados. Las Cortes de cada reino eran organismos de control de la Corona y el rey estaba obligado a convocarlas, existía además una comisión permanente (Diputación o Generalitat) que supervisaba el cumplimiento de
los acuerdos. En cada reino el rey estaba representado por un gobernador o virrey. Existían además cargos específicos como el Justicia Mayor de Aragón que juzgaba las disputas entre los
nobles y el rey. Por su parte, el Reino de Navarra (bajo influencia francesa hasta el s.XIV) contaba con un Consejo Real y unas Cortes, ante las cuales el rey debía jurar los fueros del reino y en cuyas reuniones se promulgaban leyes. Además, existía el Fuero General, una normativa que limitaba las atribuciones del rey y garantizaba muchos derechos políticos de los súbditos.

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