Al-Andalus: Un territorio de convivencia y esplendor

Al-Andalus es el territorio de la península ibérica ocupado por los árabes desde el año 711 al 1492. Se distinguen las siguientes etapas: Emirato Independiente, Califato de Córdoba, Reinos de Taifas, Época Almorávide, Etapa Almohade y, por último, Reino Nazarí de Granada. Coexistieron durante 8 siglos con los reinos cristianos que se formaron en el norte peninsular, en una convivencia con momentos de paz y guerra. Al-Andalus alcanzó su esplendor durante el Califato de Córdoba en el siglo XI, con una economía urbana, un gran aumento en el comercio, la artesanía y una rica agricultura. Poseían una sociedad heterogénea y bastante tolerante. La huella del arte todavía se aprecia en construcciones como la Alhambra. Mudejares y moriscos: se llamaban mudejares a los musulmanes que conservaron su religión una vez conquistado su territorio por los cristianos. En teoría, se les permitía mantener sus propiedades, religión, lengua, costumbres e instituciones, pero en la práctica no siempre se cumplían estas condiciones. A partir del siglo XIV, la situación empeoró y experimentaron serias restricciones a la libertad de movimientos y sufrieron los efectos de una política cada vez más discriminatoria y segregacionista. A partir del siglo XVI, el incumplimiento de las capitulaciones de Granada (que garantizaban a los musulmanes libertad de culto y conservar las mezquitas) les obligó a convertirse, lo que engendró revueltas como la de Las Alpujarras. A principios del siglo XVII, el rey Felipe II decretó la expulsión de unos trescientos mil moriscos, lo que tuvo grandes repercusiones en Aragón y Valencia, ya que perdieron mano de obra cualificada. Inquisición: tribunal creado por la iglesia a finales del siglo XII para perseguir los casos de herejía y castigarla. Formado por dominicos, las penas eran deportación e encarcelamiento, pero pronto se aplicó la muerte. La Inquisición persiguió la disidencia ideológica o política. Los Reyes Católicos obtuvieron del Papa el permiso de nombrar inquisidores con la intención de perseguir a los conversos judaizantes. Fue un poderoso instrumento de control al servicio del estado monárquico, que trató de conformar un modelo de religiosidad homogéneo en todo el país. Se convirtió en la única institución común en sus reinos y fue abolida en el siglo XIX. Encomienda: forma de explotación de los españoles en tierras americanas. La monarquía otorgaba a los colonizadores un número de indios, la autoridad de gobernarlos y la facultad de recibir de ellos ingresos en forma de trabajo o especie. A principios del siglo XVI, como medio de conseguir mano de obra para las haciendas, esto significaba que los indígenas sufrían continuos abusos por parte de los colonos. La legislación castellana decía que los indígenas eran personas libres, pero al hacerse hereditaria, se convirtió en una esclavitud. Algunos misioneros la criticaron y propusieron una mejora en la población indígena. Quedó abolida en 1720. Repoblación: proceso de colonización y explotación de las tierras ocupadas a los musulmanes en el proceso de reconquista. Las modalidades de repoblación marcaron el tipo de propiedad en la península. En algunas zonas, permanecieron los musulmanes gracias a unas capitulaciones de rendición generosas. Una parte de la tierra fue entregada a los nobles que participaron en la conquista, a las órdenes militares o a grandes concejos. En las fronteras, se otorgaron cartas de población o fueros en las cuales se concedían ventajas y facilidades a quienes las poblaran. Suelen fijarse los límites de los términos, las condiciones de acceso a la tierra, la concesión de franquicias y unas normas básicas sobre la vida municipal. Los fueros son instrumentos jurídicos otorgados por los monarcas para mejorar la vida social. En Aragón, se produjo una unificación que dio lugar a los Fueros de Aragón.

Fin de la hegemonía hispánica: la Paz de Westfalia: durante los reinados de Carlos I y Felipe II, quedó firmemente asentada la hegemonía de España. El reinado de Felipe III transcurrió con calma, pero el de Felipe IV aparecieron problemas interiores (rebeliones en Cataluña y Portugal) y los fracasos de la Guerra de los Treinta Años supusieron su fin. La Paz de Westfalia se firmó en 1648 y marca el final de la Guerra de los Treinta Años. Se inició por motivos religiosos y dinásticos, pero envolvió a toda Europa por la hegemonía política y supuso el fin de los Habsburgo en Europa. España aceptaba la independencia de las Provincias Unidas y los poderes del emperador alemán quedaron más limitados, fraccionándose en una confederación de estados independientes. Francia amplió sus posesiones con Alsacia y Lorena y se convirtió en la potencia hegemónica, pero la guerra entre España y Francia continuó hasta la Paz de los Pirineos, que hizo perder a España Rosellón y Cerdeña. Decretos de Nueva Planta y el fin del foralismo: tras la Guerra de Sucesión, la dinastía francesa de los Borbones ocupó el trono español con Felipe V. Emprendieron reformas político-administrativas inspiradas en el modelo centralista francés. Entre una serie de medidas, las más importantes fueron los Decretos de Nueva Planta, aplicados a los territorios de la Corona de Aragón, que en la Guerra de Sucesión habían luchado en contra de Felipe V. Dichos decretos se aplicaron a Aragón, Valencia, Mallorca y Cataluña, y suprimían los fueros, las cortes y sus diputaciones, los concejos municipales, el cargo de justicia mayor, el sistema fiscal y monetario de cada reino y el Consejo de Aragón. En su lugar, se imponían líneas generales, las leyes, instituciones y cargos de Castilla. La lengua catalana fue relegada a lo privado, donde se prohibía en actos públicos. Para crear un mercado nacional, se suprimieron las aduanas y se encareció el comercio interior. Aun así, la igualdad de los reinos no fue total y en la Corona de Aragón se conservaron buena parte del derecho civil y sus costumbres, ni tampoco el sistema fiscal castellano. Ilustración: movimiento cultural que se extendió por Europa en el siglo XVIII. Se originó en Francia a partir de la obra de filósofos como Rousseau, Voltaire y Montesquieu. Defendía la razón, la ciencia y la educación para lograr la felicidad y el progreso de la sociedad. Se aplicó el método racionalista de la ciencia moderna al estudio de la sociedad y sus creencias religiosas. Sus ideales se difundieron a través de la Enciclopedia, obra que recogía todos los conocimientos. Los ilustrados atacaron al antiguo régimen y prepararon el terreno para las revoluciones burguesas que se iniciaron con la Revolución Francesa. En España, la entrada de estas ideas fue lenta y tardía debido a la falta de una burguesía importante y la resistencia de los sectores eclesiásticos y aristocráticos. Los ilustrados eran un grupo reducido de intelectuales que analizaron los problemas de España y propusieron soluciones para superarlos. Confiaban en el impulso de la monarquía y la capacidad del rey para intervenir en los asuntos eclesiásticos. En el terreno educativo, propusieron una enseñanza útil y práctica a las ciencias nuevas, considerando que esa cultura sacaría al país adelante. En el aspecto económico, criticaron el control que había en las actividades económicas por parte del estado y el desconocimiento de nuevos avances. También defendían los oficios manuales.

Señoríos: territorio perteneciente al señor, que puede ser territorial o jurisdiccional. Los señoríos territoriales eran dominios en los que sus habitantes se encontraban sometidos a sus dueños por relaciones de dependencia, por la explotación de la tierra y estaban obligados a pagar censos en dinero o en forma de especie, y a trabajar las tierras de su señor u otras prestaciones. Los señoríos jurisdiccionales eran dominios territoriales cuyo dueño había obtenido del monarca una concesión especial de inmunidad que le autorizaba a ejercer funciones judiciales y administrativas, y cobrar impuestos o cargas. El señor tenía derecho a la explotación de recursos como la caza y la pesca, y el monopolio de una serie de instalaciones de transformación de los productos agrarios. Fueron abolidos en el siglo XIX por los liberales. Antiguo Régimen: periodo de la historia europea desde el siglo XVI al XVIII que precede a la época de las revoluciones burguesas. Sociedad: es rural y estamental, dividida en estamentos: nobleza, clero y tercer estado. Los estamentos privilegiados (nobleza y clero) tenían numerosos privilegios jurídicos, fiscales y políticos, y eran grupos cerrados a los que se pertenecía por origen. El tercer estado era social y económicamente un grupo más heterogéneo que tenía en común derechos y privilegios, y constituía casi la totalidad de la población. Política: la predominante era la monarquía absoluta, donde el poder del monarca estaba por encima de los tres estamentos y concentraba el poder legislativo, judicial y ejecutivo. Estos poderes concentrados en el rey se justificaban en que habían sido otorgados por Dios. La soberanía pertenecía al monarca, todo el estado residía en él y la voluntad de sus súbditos estaba ensalzada con la suya. Economía: era rural, con una agricultura tradicional y arcaica. Poseía una economía de subsistencia en la que cíclicamente se producían crisis que originaban revueltas populares, a esto se les llama motines de subsistencia. La tierra pertenecía al clero y la nobleza, solo una pequeña parte pertenecía a la propiedad privada, la mayor parte estaba vinculada a un título nobiliario, iglesia, un municipio o a la Corona. La actividad artesanal la controlaban los gremios, quienes monopolizaban y controlaban la producción, pero en el siglo XVIII surgieron las manufacturas, ya no eran los únicos. El sistema económico fue el mercantilismo, que decía que un estado para ser rico debía poseer grandes cantidades de oro y plata, y para ello debía ser más importante las exportaciones sobre las importaciones. Por eso, los Estados tuvieron un fuerte control sobre las manufacturas y el comercio. El fin llegó con el triunfo del liberalismo y del capitalismo.

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