Causas del fracaso del sexenio democrático

Tema 4: El Sexenio Revolucionario (1868-1874): Intentos democratizadores

  1. Introducción

El Sexenio Revolucionario es el período comprendido entre el destronamiento de Isabel II en 1868, y la restauración de la monarquía borbónica, en la figura de su hijo Alfonso XII; en 1874.

La revolución de Septiembre de 1868 abríó un período de reforma social y política que iba más allá del simple cambio de gobierno.
Las fuerzas burguesas, con el apoyo de los sectores populares, iniciaron una experiencia de gobierno democrático que, bajo la forma de monarquía primero, y de república después, intentara dar satisfacción a los intereses de los distintos grupos sociales.

Ahora bien, las dificultades de este período fueron extraordinarias y, en 1874, de nuevo un golpe militar pondría fin a la experiencia democrática y abriría el camino al retorno de los Borbones.

CONCLUSIÓN:


El Sexenio Revolucionario es un acontecimiento extraordinario de nuestra Historia; al sucederse en seis años hasta cuatro sistemas de gobierno (gobierno provisional, monarquía constitucional, república federal y república unitaria); se aprobó una Constitución (1869) y se redactó otra de corte republicano (1873) que no llegó a aprobarse. Se trató de un período tremendamente inestable donde las diversas tendencias políticas irán tratando de imponer su visión de España. Faltó unidad, faltó consenso, tan necesarios en momentos de transición política.

El período se inició con un pronunciamiento, el de Topete en Cádiz, y finalizará de igual forma, con un nuevo pronunciamiento, el de Martínez Campos, para volver de nuevo a la situación de partida: la monarquía borbónica. Otra vez, los militares y su injerencia en la política española, habían sido los protagonistas.

  • Unionistas


    : Serrano
  • Progresistas
    : Prim – Mateo Sagasta – Ruiz Zorrilla
  • Demócratas
    Monárquicos (Cimbrios): Cristino Martos
  • Partido

    Moderado


    Cánovas del Castillo
  • Partido

    Republicano


    Democrático


    Federal (antiguos demócratas): Estanislao Figueras – Pi y Margall – Nícolás Salmerón – Emilio Castelar.


  1. La revolución de 1868: La Gloriosa

  1. Causas de la Revolución

A partir de 1860, la crisis económica y la crisis política se aunaron y provocaron una inestable situación en la España isabelina. La crisis económica vino motivada por la confluencia de varios factores:

  • Crisis financiera:


    originada por la caída del valor de las acciones ferroviarias en la Bolsa, lo que produjo una caída de las cotizaciones de la Deuda Pública y de ciertas entidades financieras.

  • Crisis industrial, sobre todo en Cataluña. La Guerra de Secesión de Estados Unidos había interrumpido la exportación de algodón, con lo que subíó su precio. Las pequeñas industrias del sector no pudieron afrontarlo y cerraron; el paro aumentó y el nivel de vida de las clases trabajadoras descendíó aún más.

  • Crisis de subsistencia:

    desde 1866, provocada esencialmente por una serie de malas cosechas que resultaron en carestía de trigo, alimento básico de la población.

Estas circunstancias, unidas al desgaste de los partidos conservadores, hicieron que hacia1868, gran parte de la población tuviera motivos para alzarse contra el sistema isabelino. Los grandes negociantes, reclamaban medidas para salvar sus inversiones en Bolsa; los industriales reclamaban medidas proteccionistas; los obreros y campesinos denunciaban su miseria y demandaban una acción gubernamental para mejorar su situación.

En 1866 el Gobierno reprimíó duramente una revuelta de los sargentos del cuartel de San Gil, que pedían reformas del sistema político, y fusiló a los implicados. El gobierno siguió haciendo oídos sordos a los problemas del país.

Ante la situación, en 1866 la oposición establecíó una plataforma para acabar con el moderantismo en el poder. Se trata del Pacto de Ostende, firmado en dicha ciudad belga por progresistas y demócratas exiliados para descabalgar a Isabel II del poder. La cuestión de la forma de gobierno –

Monarquía o república

Sería decidida por unas Cortes constituyentes elegidas por sufragio universal. A dicho pacto se adhirieron los unionistas en Noviembre de 1867, tras la muerte de O’Donnell, lo que fue fundamental para el triunfo de la revolución, dado que contaban con muchos de los altos mandos del ejército.
  1. La “Revolución Gloriosa”. El Gobierno Provisional

El 19 de Septiembre de 1868, la escuadra que estaba concentrada en la bahía de Cádiz al mando del brigadier Topete se sublevó, al grito de “Viva España con honra”, contra el gobierno de Isabel II. Prim se reuníó con los sublevados y fue alzando en armas sucesivamente a otras ciudades, en las que se constituyeron Juntas Revolucionarias que organizaron la rebelión y lanzaron llamamientos al pueblo.

La actitud del gobierno y la Corona había provocado su aislamiento: sólo contaban con el apoyo de los más directamente beneficiados por su política, y éstos eran en 1868 muy pocos. Cuando las escasas tropas fieles al gobierno fueron derrotadas en Alcolea, el gobierno no vio más salida que dimitir. Isabel II partíó hacia el exilio.

Durante las primeras semanas, el poder efectivo estuvo en manos de las Juntas Revolucionarias y del movimiento popular, que transformaron un golpe militar en una revolución que destrónó a los Borbones.

Sin embargo, el objetivo inicial de los firmantes del Pacto de Ostende (derrocar a la monarca) ya se había conseguido. En los primeros días de Octubre, éstos tomaron la dirección del movimiento, constituyeron un Gobierno Provisional, disolvieron las Juntas y desarmaron a la Milicia Nacional, frustrando así las aspiraciones de los demócratas (que cambiaron su nombre por el de Partido Republicano Democrático Federal) y republicanos y, sobre todo, de las masas populares.

El Gobierno provisional, a cuyo frente se situaron Serrano y Prim, puso rápidamente en marcha un programa de reformas. Fueron inmediatamente reconocidos el derecho de reuníón y asociación y el sufragio universal, así como la libertad de imprenta; se aprobó la reforma de la enseñanza y la democratización de los Ayuntamientos y Diputaciones. Al mismo tiempo, se convocaron elecciones a Cortes Constituyentes.
Las elecciones, celebradas por primera vez en España por sufragio universal masculino (mayores de 25 años), dieron la victoria a la coalición gubernamental (progresistas y unionistas). Se confirmó en su cargo al General Serrano (regente mientras se buscaba a un nuevo rey, mientras Prim quedaba como jefe de gobierno).

  1. La Constitución de 1869

Inspirada en las precedentes de 1812 y 1837, entre sus carácterísticas esenciales destacan:

  • Una amplia declaración de derechos, como la inviolabilidad de la correspondencia y la libertad de trabajo para los extranjeros.
  • Reconocimiento de la soberanía nacional.
    Se acentúa el papel de las Cortes (elegidas por sufragio universal), asegurando su independencia respecto de la Corona y del Gobierno.
  • El poder ejecutivo lo tenía el rey, concebido como un monarca constitucional, cuyas facultades desempeñaban los ministros, responsables ante las Cámaras del ejercicio de sus funciones.
  • El poder judicial residía en los tribunales de justicia, creados por oposición. La gestión de los intereses de los pueblos y provincias fue asignado a ayuntamientos y diputaciones.
  • En cuanto a la cuestión religiosa, sereconocióel derecho a la libertad de culto, pero se mantuvo la confesionalidad del Estado.

La Constitución de 1869 consolidaba los principios liberales defendidos por los partidos que impulsaron la revolución, pero frustraba algunas las aspiraciones de otros grupos políticos. La forma de gobierno monárquica disgustó a los republicanos, los campesinos no vieron mejorada su situación y el mantenimiento del culto católico no era del agrado de sectores más radicales. El fracaso de las insurrecciones republicanas de 1869 condujo a parte de estos sectores a posiciones cada vez más radicalizadas. La penetración y la expansión en España de las ideas internacionalistas (anarquismo, socialismo, comunismo…), que llegaron a nuestro país a partir de 1868, abrieron una nueva etapa en la organización del proletariado y del campesinado.

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