Comentario de texto el cambio de mentalidad en el segundo franquismo

Desde el comienzo del régimen la política económica estuvo supeditada a la ideología franquista, contraria al liberalismo y el comunismo. El objetivo de la política económica era establecer una política autárquica, sin dependencia del exterior, algo que no era viable en España por la carencia de recursos energéticos. El gobierno llevó a cabo el intervencionismo en la economía. Se intentó regular la producción y se creó el Instituto Nacional de Industria, con el fin de fomentar y nacionalizar la industria.
El Estado intervino regulando toda actividad económica, especialmente el comercio exterior.  Se fijaron los  precios y se establecíó el valor de la peseta por encima de su valor real, lo que elevó notablemente la inflación. La escasez de alimentos obligó a distribuir las cartillas de racionamiento a partir de 1939.

Dicha política económica resulto ser un fracaso. La agricultura recibíó pocas ayudas y no hubo ningún proyecto de reforma agraria. El atraso técnico, la falta de recursos y las medidas autárquicas, provocaron la disminución de la producción. Además la fijación de precios, favorecíó la aparición de un mercado negro y la corrupción. En industria, pese a la creación del INI, no se consiguió crear un sector competitivo. En 1957 Franco nombró un nuevo gobierno, con la entrada de los tecnócratas del Opus Dei. Eran aperturistas en materia económica, aunque compartían la ideología franquista en asuntos político-sociales. España no había recibido la ayuda del Plan Marshall, pero los acuerdos con EEUU, proporcionaron ciertas ayudas al país. Además, el concordato con la Santa Sede, legitimaba el régimen  y reconocía el papel  de la jerarquía eclesiástica en la sociedad española.

En 1959 se aprobó el Plan de Estabilización, cuyo objetivo era liberalizar la economía española e integrarla en el mercado europeo. Los objetivos fueron: equilibrar la balanza de pagos, los precios y reducir la inflación; eliminar el intervencionismo estatal y liberalizar los cambios con el exterior. Para ello, se tomaron diversas medidas como la devaluación de la peseta, la supresión de los controles de la economía o la eliminación de los subsidios a las empresas. Hubo recortes en el gasto público y la limitaron los créditos bancarios. Al principio, las condiciones empeoraron, los salarios disminuyeron, se cerraron empresas y aumentaron el paro y los impuestos. Los efectos positivos se mostraron en la contención de la inflación, el aumento de exportaciones y un mayor equilibrio en la balanza de pagos.  Entre 1964 y 1975, se aprobaron los Planes de Desarrollo.


Se centraron en la industria, que experimentó un crecimiento rápido en el sector automóvilístico, siderúrgico y químico.

El objetivo era favorecer las zonas menos industrializadas, a través de la creación de los polos de desarrollo.
Sin embargo, los recursos se invirtieron en zonas ya industrializadas como Madrid, País Vasco, Cataluña y Valencia. Fallaron los canales de distribución y comercialización de productos. No generó apenas empleos.

En definitiva, este plan resultó un fracaso, ya que no redujo las desigualdades entre las regiones.

Entre 1960 y 1975 España experimentó un gran desarrollo económico, triplicando su renta nacional  Esto provocó una serie de transformaciones sociales: el cambio económico  produjo un fuerte aumento de la población, además se inició un proceso migratorio desde las zonas rurales a las ciudades, promovido por el gobierno para favorecer el crecimiento de la industria y el sector servicios. También se produjo una gran emigración hacia otros países. Esto facilitó el desarrollo, ya que España no era capaz de producir más empleo y, además, los emigrantes españoles enviaban divisas. El aumento del nivel de vida, supuso el crecimiento del consumismo. La mujer se introdujo en el mundo laboral como resultado de un cambio de mentalidad, que fue posible gracias a la llegada de los turistas. La nota negativa del turismo fue un masivo y desordenado urbanismo.

La Ley de Libertad Religiosa la Ley General de Educación ampliaba la escolarización obligatoria hasta los catorce años.

A pesar de la mejora económica, la oposición al franquismo fue creciendo progresivamente. El nuevo movimiento obrero fue organizándose  y creciendo entorno a CCOO. Fueron perseguidos y muchos de ellos encarcelados. A esto, se le sumó la protesta estudiantil, la católica y la extrema izquierda. La Iglesia comenzó a distanciarse cada vez más del régimen y el gobierno puso en funcionamiento la cárcel de Zamora para eclesiásticos. La oposición política estuvo protagonizada por el PCE  y el PSOE,  tanto desde el exilio como a través de sus organizaciones clandestinas. Se celebró el IV Congreso del Movimiento Europeo, al que fue invitada la oposición al régimen. Los movimientos nacionalistas también se enfrentaron al franquismo destacando ERC y PNV. Por último, aparecieron grupos terroristas como ETA, GRAPO o FRAC que lucharon violentamente contra la dictadura.

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