La Rebelión de Flandes y los Conflictos en los Países Bajos
El conflicto en los Países Bajos tuvo un fuerte componente nacionalista y por el conflicto religioso, al extenderse el calvinismo en la zona norte. La primera rebelión se produjo en la región de Flandes en 1566 y contó con el apoyo de Francia e Inglaterra, deseosas de minar el poder de la Corona española. Al frente de los rebeldes estuvieron los condes de Horn y de Egmont y, después, Guillermo de Nassau, príncipe de Orange. Para combatirlos, Felipe II envió a los Tercios con sus mejores generales al frente: el duque de Alba, Luis de Requesens, Juan de Austria y Alejandro Farnesio, quienes ejercieron una dura represión.
Finalmente, en 1579, el sur de los Países Bajos (católicos) aceptó la obediencia a Felipe II, pero el norte, las futuras Provincias Unidas de Holanda, mayoritariamente calvinistas, continuó la lucha por la independencia. La rebelión nunca fue controlada, y Felipe II acabó designando a su hija Isabel Clara Eugenia gobernadora con derecho a sucesión. Pero, al no tener esta descendencia, los Países Bajos revirtieron a la Corona española en el siglo XVII y se reabrió el conflicto.
Comunidades y Germanías: Revueltas Internas bajo Carlos I
Recién comenzado el reinado de Carlos I, se produjeron los levantamientos de las Comunidades y de las Germanías, que presentaron el carácter de revueltas políticas, pero también tuvieron un fuerte componente social y antiseñorial.
Las Comunidades de Castilla (1520-1522)
Las Comunidades (1520-1522) surgieron en Castilla, donde, desde la muerte de Isabel, se habían registrado graves problemas sociales y políticos. Las Cortes reclamaron a Carlos I más atención a los asuntos del reino, pero el monarca solo las convocó para pedir dinero para su coronación como emperador. En 1520, el monarca marchó hacia Alemania. Una serie de ciudades (Toledo, Segovia, Ávila, Burgos) se sublevaron contra la monarquía, se constituyeron en gobierno del reino y ofrecieron la corona a la madre de Carlos, Juana. Este movimiento agrupaba a un sector de los hidalgos (Juan de Padilla, Juan Bravo y Francisco Maldonado) y de las clases medias urbanas.
Los comuneros reclamaban:
- La protección de la industria nacional, especialmente la textil.
- El respeto a las leyes del reino.
- Una mayor participación política.
Los sublevados se encontraron pronto con la oposición de la monarquía, de los grandes exportadores de lana y de la gran nobleza terrateniente. El regente Adriano de Utrecht reunió un ejército que derrotó definitivamente a los comuneros en Villalar, y sus principales dirigentes fueron ajusticiados.
Las Germanías (Corona de Aragón)
Las Germanías estallaron paralelamente y afectaron a casi todos los territorios de la Corona de Aragón, aunque los hechos más graves sucedieron en Valencia. En verano de 1519, aprovechando la huida de las autoridades municipales, los agermanados, dirigidos por Joan Llorenç, se hicieron con el control de la ciudad de Valencia.
Las Germanías fueron una revuelta de artesanos, de la pequeña burguesía y de campesinos contra la oligarquía ciudadana, la nobleza y el alto clero. Pedían:
- La democratización de los cargos municipales.
- Una mejora de los arrendamientos campesinos.
- La protección del monarca frente a los abusos de los poderosos.
Pero Carlos I se alió con la nobleza, y los agermanados fueron derrotados en 1521. La revuelta también fracasó en Mallorca y en Cataluña.
Carlos I se alió con la nobleza, y los agermanados fueron derrotados en 1521. La revuelta también fracasó en Mallorca y en Cataluña.
La Guerra de los Treinta Años (1618-1648) y sus Consecuencias para España
La Guerra de los Treinta Años (1618-1648) fue un conflicto de signo religioso, al enfrentar a protestantes y católicos, pero también significó una pugna política contra el dominio en Europa de los Habsburgo austríacos y españoles. Se inició con la rebelión protestante de Bohemia, en el Imperio de los Habsburgo austríacos. España acudió en auxilio del Imperio, mientras que los protestantes estaban apoyados por las Provincias Unidas del Norte, Dinamarca, Suecia y Francia. Al principio, los españoles obtenían victorias, pero muy pronto los Tercios españoles fueron derrotados.
En 1648 se pactó la Paz de Westfalia, donde se aceptó el principio de que los intereses de los Estados y su propia religión prevalecerían sobre el Sacro Imperio Romano Germánico. En 1650, España reconoció la independencia del norte de los Países Bajos, que pasaron a llamarse Provincias Unidas de Holanda, gobernadas por la Casa de Orange. En 1659 se firmó la Paz de los Pirineos, que puso fin a la guerra con Francia. España cedió a Francia el Rosellón y la Cerdaña, haciéndose patente la hegemonía francesa en Europa y el declive de la monarquía española.
Las Revueltas de 1640: Crisis de la Monarquía Hispánica
La guerra consumió enormes recursos y depauperó a Castilla. El Conde-Duque de Olivares pretendía una mayor centralización de la monarquía y una contribución equitativa de todos los reinos al esfuerzo exterior de la Corona, pero sus exigencias acabaron provocando el levantamiento de Cataluña y Portugal en 1640.
La Rebelión de Portugal
En Portugal se proclamó rey al duque de Braganza (Juan IV), y la rebelión, que acabó en 1640, significó la independencia de Portugal de la Corona española.
La Revuelta de Cataluña (Guerra dels Segadors)
La revuelta en Cataluña se originó cuando Olivares abrió un frente militar contra los franceses en los Pirineos, obligando a los catalanes a alojar las tropas y a contribuir al gasto militar, algo a lo que estos anteriormente se habían negado. Los soldados reales cometieron desmanes en Cataluña, lo que provocó la rebelión que culminó con la entrada de los segadores armados en Barcelona durante el Corpus de Sangre (7 de junio de 1640). La revuelta se generalizó en Cataluña, que tuvo el apoyo de Francia, y el conflicto duró más de diez años. Finalizó en 1652 con la rendición de Barcelona al ejército real, que estaba al mando de Juan José de Austria.