El Desastre del 98: Fin del Imperio Colonial Español y sus Consecuencias Históricas

El Desastre del 98: Contexto y Definición

El conocido Desastre del 98 se define por los conflictos militares en Cuba y Filipinas, donde España perdió los últimos vestigios de su imperio colonial. Estos procesos bélicos se iniciaron en 1868, coincidiendo con un periodo de inestabilidad política en España. Esta situación generó una profunda conciencia de crisis, conocida como la Crisis o Desastre del 98. En esta crisis confluyeron diversos factores: una guerra colonial, la intervención de Estados Unidos, interesado en el control del Caribe, y la inhibición de las potencias europeas ante los acontecimientos.

Los Últimos Territorios Coloniales Españoles

Los últimos territorios del imperio colonial español eran Cuba y Puerto Rico en el Caribe, las islas Filipinas y un conjunto de islotes y pequeños archipiélagos en el Pacífico.

Economía y Relación con la Metrópoli

La economía de Cuba y Puerto Rico se basaba en la agricultura de exportación, con el azúcar de caña y el tabaco como principales productos. En Cuba se produjo una profunda transformación económica, con casi la mitad de sus exportaciones dirigidas a Estados Unidos. España lograba equilibrar en parte su balanza de pagos gracias a Cuba, de la que recibía azúcar y tabaco, y a la que enviaba tejidos de algodón. En España, la presencia en Cuba era de vital importancia para ciertos sectores económicos.

La dependencia de España se mantuvo por el papel que cumplía como metrópoli, asegurando el control con sus tropas y su administración. La abolición de la esclavitud en la isla fue tardía y, a pesar de los intentos de convertirla en una provincia más de España mediante el envío de emigrantes (sobre todo gallegos), no se le concedió autonomía.

La presión diplomática de Estados Unidos sobre la isla se fue incrementando; obtuvo un arancel favorable para sus productos y financió a los independentistas con la intención de ejercer de árbitro cuando surgiera un conflicto entre Cuba y la metrópoli.

Movimientos Independentistas y Autonomistas

Filipinas: Presencia Española y Soberanía

En Filipinas, la población española era escasa y los capitales invertidos no eran relevantes. La soberanía se había mantenido gracias a una fuerza militar y a la presencia de varias órdenes religiosas en las islas.

Cuba y Puerto Rico: El Inicio de la Insurrección

En 1868 comenzaron en Cuba los movimientos autonomistas con el Grito de Yara, dirigido por Manuel de Céspedes. La Guerra de los Diez Años duró hasta 1878, culminando con la Paz de Zanjón, por la que Martínez Campos se comprometió a conceder a Cuba formas de autogobierno. Surgió entonces el Partido Liberal Cubano (compuesto por sectores de la burguesía criolla) que buscaba la autonomía, frente a otro sector (los latifundistas azucareros) que se opuso a todo tipo de reformas. En Puerto Rico se produjo un proceso similar.

En 1879 estalló la Guerra Chiquita.

El proceso de autonomía propuesto por Antonio Maura llegó demasiado tarde y fue rechazado por el Parlamento español.

Líderes y Organizaciones Independentistas

José Martí fundó el Partido Revolucionario Cubano, partidario de la independencia, y en Filipinas, José Rizal fundó la Liga Filipina.

El Resurgimiento de la Guerra

La guerra estalló de nuevo en Cuba con el Grito de Baire, un levantamiento en la parte oriental de la isla. Se proclamó el Manifiesto de Montecristi, redactado por José Martí y Máximo Gómez, líderes del Partido Revolucionario Cubano y fervientes separatistas.

La insurrección provocó el relevo de Sagasta por Cánovas del Castillo.

La Insurrección en Filipinas

La insurrección filipina comenzó en 1896. El programa de José Rizal y de la Liga Filipina se basaba en la expulsión de los españoles, de las órdenes religiosas y en la confiscación de sus latifundios. El general Polavieja capturó y ejecutó a Rizal, pero la insurrección se mantuvo, obligando al gobierno a enviar nuevos contingentes militares al mando del general Fernando Primo de Rivera.

El asesinato de Cánovas del Castillo significó un cambio crucial en la política hacia Cuba.

La Intervención de Estados Unidos

La situación cambió drásticamente. La destrucción del acorazado estadounidense USS Maine aceleró el camino hacia la guerra.

Estados Unidos intentó comprar la isla. Posteriormente, Estados Unidos emitió un ultimátum a España: Cuba debía ser libre e independiente. España debía retirarse de la isla, y se autorizaba al presidente de EE.UU. a movilizar los recursos militares necesarios para conseguir estos objetivos. Esto provocó en España intensas manifestaciones patrióticas. La guerra era, a todas luces, inevitable.

El Desarrollo del Conflicto y el Tratado de París

La guerra se desarrolló principalmente en las islas Filipinas y en el mar de las Antillas. En la Batalla de Cavite, la flota española fue aplastada. La salida y hundimiento de la flota española en Santiago de Cuba llevó a la rendición de la ciudad. Posteriormente, se firmó el Protocolo de Washington como paso previo a un acuerdo definitivo.

En diciembre de 1898 se firmó el Tratado de París: España reconocía la independencia de Cuba y cedía a Estados Unidos Puerto Rico, la isla de Guam y las Filipinas. En 1899, España vendió al Imperio Alemán los últimos restos de su imperio insular en el Pacífico: las islas Carolinas, las Marianas (excepto Guam) y Palaos. En 1900, las islas Sibutú y Cagayán pasaron a ser posesión de Estados Unidos.

Consecuencias del Desastre del 98

  • Pérdidas humanas significativas: Estimadas en 120.000 muertos (la mayoría por enfermedades infecciosas), y profundos perjuicios psicológicos y morales.
  • Resentimiento militar: Resentimiento de los militares hacia la clase política, especialmente hacia el Partido Liberal y Sagasta, al considerar que habían sido utilizados y responsabilizados de la derrota.
  • Crecimiento del antimilitarismo: Crecimiento de un antimilitarismo popular y la repatriación de soldados heridos y mutilados, lo que incrementó el rechazo hacia el ejército.
  • Impacto económico: En el ámbito económico, la financiación de la guerra permitió acometer reformas en los tributos y en la emisión de deuda, lo que posibilitó un saneamiento de la Hacienda Pública y que el Estado obtuviera superávit a principios del siglo XX. Además, se produjo una repatriación de capitales y, sorprendentemente, no se perdieron los mercados latinoamericanos, aunque productos como el café, cacao o el azúcar debieran comprarse a precios internacionales.
  • Crisis de conciencia nacional: Una profunda crisis de conciencia nacional, que se expresó a través de la obra crítica de grandes escritores de la Generación del 98 como Miguel de Unamuno, Pío Baroja, Ramiro de Maeztu, entre otros.
  • Surgimiento del Regeneracionismo: El surgimiento del Regeneracionismo, un movimiento intelectual y político que propuso reformas y modernización. Tuvo dos vertientes principales: la reforma política, que rechazaba el sistema político y social de la Restauración al considerarlo una lacra para el progreso de España (o, en el caso de los regeneracionistas más extremos, un símbolo fiel de la decadencia moral y espiritual del país), y la reforma educativa. Para el pensamiento regeneracionista, la democracia de las clases medias se había hecho inviable en España porque la voluntad popular había sido anulada por la oligarquía económica y política mediante el caciquismo. El Desastre del 98 evidenció las limitaciones del régimen de la Restauración para afrontar los problemas de la modernización y el progreso de España.
  • Protagonismo de los nacionalismos periféricos: Los nacionalismos periféricos adquirieron un notable protagonismo.
  • Impacto político en la Restauración: El mayor impacto del desastre lo sufrió la política oficial de los partidos del turno durante el reinado de Alfonso XIII, marcando el inicio de su declive.

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