. el gobierno de negrín (mayo 1937-marzo 1939). los hechos de

6. TRAYECTORIAS POLITICAS:


La evolución política en las zonas estuvo condicionada por la lucha por el control del poder y con el desarrollo de las operaciones militares.

6.1. La España republicana

El Gobierno de Francisco Largo Caballero
En la retaguardia republicana, las derrotas militares de los primeros meses evidenciaron la necesidad de formar un Gobierno central de unidad, de volver a la autoridad institucional republicana y de crear un ejército regular que sustituyera a las columnas de milicianos.
José dimitió como presidente del Gobierno y fue sustituido por Largo Caballero (dirigente del PSOE). Gobernó desde septiembre de 1936 hasta mayo de 1937 y se hizo cargo del Ministerio de la Guerra. Formó un gobierno de unidad integrado por socialistas, sindicalistas, republicanos, comunistas y dos nacionalistas. El 5 de noviembre de 1936, se incorporaron algunos anarcosindicalistas, como Joan García Oliver, Joan Peiró y Federico Montseny.
Su Gobierno recuperó lentamente los poderes del Estado. Por su disciplina interna y por contar con un importante apoyo de la URRS, el Partido Comunista se fue imponiendo hasta llegar a ser el partido más influyente en el Gobierno.
La marcha de la guerra provocó numerosos enfrentamientos en el seno del Gobierno que discrepaban de algunas decisiones tácticas de Largo Caballero, como la negación de ayuda a Málaga tras el ataque franquista, y de su manera de dirigir el conflicto.
La crisis política se precipitó a partir de mayo de 1937.
Del 2 de mayo se produjeron enfrentamientos armados en Barcelona. Durante seis días se estuvo combatiendo en las calles de la ciudad, lo que causó más de 500 muertos. La crisis se resolvió con el envío por el Gobierno republicano de 5.000 guardias de salto y la consiguiente derrota de la CNT.

El Gobierno de Juan Negrín

En estas circunstancias, los comunistas precipitaron la crisis del Gobierno y pusieron como condiciones para continuar colaborando, la disolución del POUM y la renuncia de Largo Caballero al Ministerio de la Guerra. Éste se denegó y Azaña lo destituyó y encargó la formación de un nuevo gobierno al socialista Juan Negrín.
Con el gobierno de Negrín, la influencia de los comunistas en el Gobierno y en el ejército aumentó paulatinamente. Negrín orientó su política hacia la resistencia a ultranza, a fortalecer el Estado y a potenciar un ejército popular con la ayuda de Indalecio Prieto, Ministro de la Guerra, y del general Vicente Rojo, nuevo jefe del Estado Mayor Central.
Negrín era partidario de resistir hasta el final, confiando en que el inminente estallido que se adivinaba de la guerra mundial favoreciese a la República. Su política se plasmó en <<Los 13 puntos>>, con el que pretendía tantear la posibilidad de un armisticio.
Franco respondió con la exigencia de la rendición incondicional.

6.2 La España

La unificación política
Nadie discutía la primacía militar de Francisco Franco, pero en el terreno político había discrepancias difíciles de conciliar entre Falange Española y de las JONS, totalitaria y antimonárquica, y la Comunión Tradicionalista, monárquica y con un pretendiente carlista a la corona, Javier de Borbón-Parma. Por otra parte, algunos monárquicos alfonsinos, junto con miembros de la CEDA y de Renovación Española, preconizaban el retorno al trono español del derrocado Alfonso XIII, que vivía en el exilio.
El hecho más grave fue un enfrentamiento a tiros, en Salamanca, entre facciones de falangistas, que causó varios muertos. Franco promulgó el 19 de abril de 1937 un decreto de unificación por el que se creaba un partido único al estilo fascista, Falange Española, Tradicionalista y de las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista. Esta unificación causó tensiones en la Falange, como consecuencia, algunos de los líderes de este grupo que se opusieron fueron encarcelados por orden de Franco.
Los antiguos militantes de la CEDA y los grupos monárquicos se sometieron al Movimiento Nacional.
Franco era el jefe indiscutible de este nuevo partido y cerraba el círculo de su poder absoluto: generalísimo del Ejército, jefe de Estado y del Gobierno, y jefe de un partido político único.

Los apoyos ideológicos

Quedaban establecidos los apoyos ideológicos de lo que más tarde sería el franquismo: el pensamiento falangista, el carlismo, que aportaba la tradición y la espiritualidad católica, y el conservadurismo monárquico.
La Iglesia se convirtió en una aliada del nuevo régimen.
Existía una diferencia entre la entrega de la jerarquía española a la causa nacional y la actitud del Vaticano, que en algunos momentos tuvo algunos reparos en aceptar a Franco por la buena relación que tenía con Hitler y Mussolini. También surgieron algunas disensiones dentro de la Iglesia española. Las ejecuciones de sacerdotes vascos por parte de los nacionales provocaron la protesta del Papa, que consiguió detenerlas. El cardenal Gomà intentó explicar la muerte de estos sacerdotes diciendo que habían sido víctimas de sus propios actos.
Los obispos españoles, presididos por el cardenal primado Gomà, en una carta colectiva calificaron el alzamiento militar como una <<cruzada cristiana>>, con lo que legitimaban a los golpistas ante la opinión católica internacional.

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