El Imperio Español de los Austrias: Auge, Expansión y Declive (Siglos XVI-XVII)

El Imperio de los Austrias: Auge, Expansión y Declive (Siglos XVI-XVII)

El siglo XVI se inicia con un acontecimiento trascendental para la historia de España: la muerte de Isabel la Católica en 1504. A Isabel le sucede en el trono de Castilla su tercera hija, Juana, casada con Felipe de Borgoña, conocido como Felipe el Hermoso. De esta manera, en 1504, Juana y Felipe se convierten en los reyes de Castilla. Sin embargo, su reinado sería efímero, ya que Felipe I fallece apenas dos años después de ascender al trono, y Juana es considerada incapacitada mentalmente para gobernar Castilla.

Ante esta situación, se decide establecer una regencia en Castilla hasta que el hijo de Juana y Felipe alcance la mayoría de edad. Al frente de esta regencia se sitúa Fernando el Católico, rey de Aragón. Esta regencia se extiende por diez años, y su hito más relevante fue la conquista de Navarra por Castilla. Fernando fallece en 1516, y tras una breve regencia del Cardenal Cisneros, el hijo de Juana, Carlos, es proclamado rey de Castilla y Aragón, unificando así los reinos que conformarían España.

Con Carlos I, llega a España la dinastía de los Austrias (o Habsburgo). Esta dinastía gobernaría durante dos siglos a través de cinco monarcas, tradicionalmente divididos en los Austrias Mayores y los Austrias Menores. Los Austrias Mayores representan el crecimiento y la expansión de la dinastía y del Imperio Español, mientras que los Austrias Menores simbolizan su declive.

El Absolutismo Monárquico

El absolutismo se define como la concentración de todo el poder político en manos del rey. Las bases de este sistema fueron sentadas por los Reyes Católicos a través de una serie de reformas destinadas a controlar tanto el Consejo Real como las Cortes. Mediante estas reformas, los Reyes Católicos lograron un mayor control sobre la política, pero también buscaron controlar la sociedad, apoyándose en la Iglesia. Otorgaron a la Iglesia diversos poderes para este fin, destacando la institución de la Inquisición.

Este proceso de centralización no estuvo exento de revueltas. La más destacada fue la Revuelta de los Comuneros, un movimiento que buscaba recuperar la autonomía de las Cortes y la independencia de las ciudades frente al poder real.

Los Austrias Mayores: La Construcción del Imperio Español

Los Austrias Mayores, representados por Carlos I y Felipe II, marcan la creación y el auge del Imperio Español.

Carlos I: El Imperio Universal

Carlos I (también conocido como Carlos V del Sacro Imperio Romano Germánico) unificó diversos territorios gracias a la compleja herencia que recibió de sus abuelos y padres:

  • De su madre, Juana la Loca, heredó el reino de Castilla y sus vastas posesiones en América.
  • De su padre, Felipe el Hermoso, recibió los territorios de Flandes y el Franco Condado.
  • De su abuelo materno, Fernando el Católico, obtuvo la Corona de Aragón y sus territorios en el Mediterráneo (Nápoles, Sicilia, Cerdeña).
  • De su abuelo paterno, Maximiliano I de Habsburgo, recibió el título de emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, lo que le otorgó el control sobre gran parte de Alemania y Austria.

A partir de este momento, tanto Carlos I como su sucesor, Felipe II, expandirían el imperio hasta sus límites conocidos. Carlos I, tras un reinado marcado por constantes conflictos, decidió ceder su corona a su hermano, Fernando I (el título imperial), y a su hijo, Felipe II (los reinos hispánicos y sus posesiones).

Felipe II: El Monarca Prudente y el Cenit Imperial

Felipe II no heredó el título imperial, pero consolidó y expandió el Imperio Español. En 1580, se hizo con el trono de Portugal, anexionando así Portugal y sus extensas colonias repartidas por el mundo, formando la Unión Ibérica.

Gran parte de la riqueza que llegaba a España desde América se perdía: por un lado, debido al contrabando; por otro, a los ataques piratas; pero, sobre todo, estas riquezas se destinaban a sufragar las continuas guerras. Por ello, la población española continuó siendo pobre, y la riqueza no se invirtió en el desarrollo productivo del país.

Desafíos y Enemigos del Imperio

Carlos I y Felipe II compartieron importantes enemigos:

  1. Francia: La rivalidad se centró en el control de Italia, y tanto Carlos como Felipe salieron victoriosos en estos enfrentamientos.
  2. El Imperio Otomano: El objetivo de estos enfrentamientos era asegurar las rutas comerciales del Imperio en el Mediterráneo, donde los barcos aragoneses eran atacados por piratas. Destaca la decisiva Batalla de Lepanto (1571).
  3. El Movimiento Protestante: Fue el principal foco de inversión de esfuerzos económicos y humanos para ambos monarcas, quienes lucharon continuamente contra esta corriente religiosa.

Las Guerras de Religión: La Lucha contra el Protestantismo

El monje Martín Lutero denunció la corrupción de la Iglesia Católica, especialmente la venta de indulgencias. Lutero criticó esta y otras prácticas, publicando sus famosas Noventa y cinco Tesis. Tanto Carlos I como Felipe II buscaron acabar con el movimiento protestante.

Carlos I y la Reforma en Alemania

Carlos I se enfrentó a los príncipes protestantes en Alemania. Muchos de ellos se pasaron al bando protestante y comenzaron a exigir la libertad de culto. Carlos I respondió enviando al ejército. En el primer enfrentamiento, la Batalla de Mühlberg (1547), salió victorioso, pero en el segundo enfrentamiento fue derrotado, lo que le obligó a aprobar la Paz de Augsburgo (1555), que reconocía la libertad de culto para los príncipes (cuius regio, eius religio). Carlos I entró en una profunda depresión, lo que le llevó a abdicar.

Felipe II y la Rebelión en Flandes

Felipe II también se enfrentó al movimiento protestante en Flandes, donde parte del territorio se convirtió al protestantismo y exigió la libertad de culto. Felipe II respondió con la misma firmeza que su padre. Aunque Felipe II venció a los protestantes en varias ocasiones, no solucionó el problema de fondo, lo que derivó en un conflicto continuo en Flandes que se prolongaría durante décadas.

A estas continuas luchas en Flandes se unió el desprestigio del Imperio, acentuado por la gran derrota de Felipe II en su intento de invadir Inglaterra con la Armada Invencible (1588).

La Decadencia del Imperio: Los Austrias Menores (Siglo XVII)

La gran crisis del Imperio Español comienza en el siglo XVII, cuando se hacen evidentes los desgastes económicos acumulados por las guerras de Carlos I y Felipe II. A este desgaste se suma la incapacidad de los tres monarcas de este periodo (Felipe III, Felipe IV y Carlos II) para gobernar eficazmente y solucionar la grave situación. Además, durante sus reinados se generalizó la corrupción.

El contexto internacional se complicó con el estallido en Europa de la Guerra de los Treinta Años (1618-1648), en la que España se vio obligada a participar debido a su alianza con la rama austriaca de los Habsburgo.

Felipe III y el Duque de Lerma

La corrupción fue protagonizada por el valido de Felipe III, el Duque de Lerma, quien tomó una serie de decisiones que profundizaron la crisis del país. Se descubrieron sus manejos y secretos de Estado, lo que llevó a su persecución y, finalmente, a su conversión en cardenal para evitar un juicio. Otra decisión controvertida de este periodo fue la expulsión de los moriscos (1609), que supuso la pérdida de una importante mano de obra y oficios especializados, afectando gravemente la economía agraria.

En los primeros años de la Guerra de los Treinta Años, España y sus aliados salieron victoriosos. La guerra se inició en Alemania como un conflicto entre protestantes y católicos.

Felipe IV y la Gran Crisis de 1640

La gran crisis se agudizó con el heredero de Felipe III, Felipe IV. Aunque intentó solucionar la situación, no lo consiguió. La situación se complicó aún más cuando Francia entró en la Guerra de los Treinta Años apoyando a los protestantes, con el objetivo de evitar que España y Austria recuperaran su poder. De esta manera, España tuvo que enfrentarse a Francia, lo que hizo la situación mucho más difícil.

El momento más crítico para España fue en 1640, cuando se produjeron dos grandes levantamientos:

  1. El primero en Cataluña, provocado por la crisis económica que afectaba a los campesinos y por la presencia de tropas imperiales en la zona. Fue un levantamiento de carácter campesino. Francia aprovechó la situación para intentar conquistar Cataluña. Este grupo de campesinos, conocidos como segadores, crearon un himno que hoy es el himno oficial de Cataluña.
  2. Mientras esto ocurría, otra parte de la península también se levantó: Portugal. Los portugueses proclamaron su independencia y a su propio rey, Juan IV.

España perdió Cataluña (temporalmente) y Portugal, y pocos años después murió el único hijo heredero de Felipe IV, el príncipe Baltasar Carlos, lo que generó una grave crisis sucesoria.

La Paz y el Fin de la Dinastía: Carlos II

La situación comenzó a solucionarse con la firma de la Paz de Westfalia (1648), que puso fin a la Guerra de los Treinta Años en Europa. España aceptó la independencia de las Provincias Unidas (parte de Flandes). Sin embargo, la guerra entre Francia y España por Cataluña continuó. España aprovechó la debilidad de Francia para recuperar Cataluña. En 1659, se firmó la Paz de los Pirineos con Francia, por la cual Francia renunció a Cataluña.

Una vez recuperada Cataluña, Felipe IV intentó recuperar Portugal, pero no lo consiguió.

A Felipe IV le sucedió su hijo, Carlos II (1666-1700). Fue un rey enfermizo, resultado de la continua endogamia de la dinastía Habsburgo. Carlos II no pudo gobernar plenamente, y se creó una regencia cuyo objetivo principal era mantener la integridad del Imperio Español y preparar la sucesión. Carlos II murió en 1700 sin descendencia, poniendo fin a la dinastía de los Austrias en España y abriendo la puerta a la Guerra de Sucesión Española.

Sociedad y Cultura en la España de los Austrias

La Sociedad Moderna: Estamentos y Control Social

La sociedad de la época se estructuraba en tres estamentos principales: la aristocracia, el clero y el pueblo llano. Los dos primeros eran estamentos privilegiados, exentos de impuestos y con acceso a cargos importantes.

El gran cambio que se produjo fue el enorme poder que obtuvo la Iglesia. La Iglesia controló la sociedad a través de la Inquisición e impuso sus valores conservadores. Su influencia triunfó en parte por la crisis generada por el movimiento protestante.

Ante la aparición del protestantismo, en la Iglesia Católica surgieron dos posturas: unos buscaban acabar con la herejía por la fuerza, y otros buscaban negociar y llegar a un acuerdo con los protestantes. Para ello se organizó un Concilio, el Concilio de Trento (1545-1563), al que se invitó a católicos y protestantes. Sin embargo, los protestantes, desconfiando de los católicos, no acudieron. Este desplante reafirmó la posición de los más conservadores, quienes lograron imponer sus ideas en el Concilio de Trento, las cuales poco a poco transformarían la sociedad.

También se produjeron cambios en la religiosidad cristiana: se impuso una nueva imagen de Dios, un Dios castigador que castiga a quienes pecan. Ahora el ser humano temía a Dios. También cambió la representación de Cristo, subrayando el dramatismo de su pasión. Con estas imágenes se buscaba que la población se arrepintiera de sus pecados y sintiera piedad.

La Cultura: El Siglo de Oro Español

En cuanto al arte, durante este periodo florecieron dos estilos nuevos: el Renacentista y el Barroco. Dentro del Renacimiento español, destaca el estilo Herreriano, impulsado por Juan de Herrera, arquitecto de la imponente obra de El Escorial.

El estilo Barroco comienza a desarrollarse en el siglo XVII, y es en este siglo cuando las artes españolas alcanzan su máximo esplendor, especialmente en la literatura y la pintura, periodo conocido como el Siglo de Oro. Las obras de esta época alcanzaron una gran popularidad y se convirtieron en un referente mundial. En la literatura, tuvieron éxito todos los géneros.

En el teatro, destacaron grandes autores como Lope de Vega y Calderón de la Barca. En poesía, brillaron figuras como Quevedo y Góngora.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *