La Crisis del Sistema Político de la Restauración y las Fuerzas de Oposición (1902-1909)
Entre 1902 (coronación de Alfonso XIII) y 1923 (golpe de Estado de Primo de Rivera) se vivió una crisis política permanente, con gobiernos de poca duración y la continua implicación del rey Alfonso XIII en política, influido por la parte más conservadora del ejército. Los partidos dinásticos perdieron a sus líderes (Cánovas, 1897; Sagasta, 1903; Silvela, 1906). El resultado fue el enfrentamiento entre ambos partidos. En el partido conservador destacaron Antonio Maura, Eduardo Dato y Fernández Villaverde; en el Liberal, Moret, Montero Ríos, José Canalejas y Álvaro de Figueroa (Romanones). La ausencia de líderes claros provocó el fraccionamiento parlamentario. El caciquismo perdió influencia en las ciudades grandes. Además, se vivió una etapa de fuertes luchas sociales y nacionalistas, así como problemas con la Iglesia y el ejército.
Los cambios políticos que se pusieron en marcha fueron permanentes, salvo los del Gobierno Largo de Maura.
Evolución Política (1902-1909)
En 1902, la huelga general en Barcelona inició una agitación social (País Vasco, Asturias y Andalucía). Aumentó el número de afiliaciones. Así, se creó el Instituto de Reformas Sociales (1903) y el Instituto Nacional de Previsión (1908); se reguló el trabajo infantil y el descanso dominical.
A nivel religioso, los republicanos, los socialistas y Canalejas trataron de recortar el poder de la Iglesia, tanto en número de congregaciones como en su control de la enseñanza e influencia general en la sociedad.
A nivel militar, el ejército, desde el Desastre del 98, estaba desacreditado. La oficialidad estaba sobredimensionada.
En cuanto a los nacionalismos, en el País Vasco, Sabino Arana suavizó su postura hacia el autonomismo, influido por la reclusión en la cárcel y los intereses económicos estatales de la burguesía industrial y financiera. El conservadurismo católico continuó formando parte de la ideología del PNV.
Cataluña fue la región más afectada tras el Desastre del 98. Se dejó de apoyar a los gobiernos del turno por desacuerdos en política económica. En 1901 se fundó la Lliga Regionalista de Catalunya, con Cambó y Prat de la Riba, que experimentó un gran crecimiento de votos y obtendría el ayuntamiento de Barcelona.
En 1903 se fundó la Unión Republicana, dirigida por Nicolás Salmerón. Con su muerte, en 1908, se crearon el Partido Republicano Radical (Alejandro Lerroux) y el Partido de Unión Republicana Autonomista (Vicente Blasco Ibáñez). En 1909, tras la Semana Trágica, se creó la Conjunción Republicana-Socialista.
En cuanto a los socialistas, el crecimiento de afiliaciones se sostuvo, a nivel político y sindical (UGT). En 1910, Pablo Iglesias fue el primer diputado electo del PSOE.
A finales de 1910, los anarcosindicalistas fundaron la Confederación Nacional del Trabajo (CNT) en Barcelona.
En 1905, durante el gobierno liberal, un conjunto de militares asaltaron la imprenta de La Veu de Catalunya (vinculada a la Lliga) destrozando sus instalaciones. En 1906, consiguieron forzar la Ley de Jurisdicciones, lo que supuso un desprestigio para los liberales.
En 1907 se fundó Solidaritat Catalana, que obtuvo más del 80% de los votos, dejando a los partidos dinásticos sin apenas representación en Cataluña (incluso Lerroux, muy popular entonces entre los obreros de Barcelona, quedó fuera de representación).
Desde ese año tuvo lugar el Gobierno Largo de Maura (1907-1909), quien inició un acercamiento a Cambó. Se puso en marcha una política proteccionista (que se estaba generalizando en la Europa de anteguerra), con la Ley de Protección de la Industria Nacional, el Fomento de las Industrias y Construcciones Marítimas y la reconstrucción naval. Se creó el Instituto Nacional de Previsión en 1908. El proyecto de Reforma de la Administración Local no llegó a tener lugar por el estallido de la Semana Trágica de 1909.
La Intervención en Marruecos, Repercusiones de la Primera Guerra Mundial y la Crisis de 1917
El reinado de Alfonso XIII (1902-1931), que puso fin a la Regencia de su madre María Cristina de Habsburgo, se caracterizó por una crisis política y social permanente. La primera etapa estuvo marcada por el Regeneracionismo (reformas para cambiar la situación del país), que terminó con el asesinato de Canalejas en 1912. La Primera Guerra Mundial comenzó en 1914, y España se mantuvo neutral, con consecuencias sociales y económicas (burguesía enriquecida y trabajadores empobrecidos debido a la subida de los precios). Durante estos años, diversos problemas dieron lugar a tres graves situaciones:
La Crisis Militar
Debido al descontento general entre oficiales peninsulares ante los rápidos ascensos de los soldados destinados en Marruecos. Crearon las Juntas de Defensa (asociaciones militares), cuyo objetivo era oponerse al ascenso militar por méritos y al aumento de sueldo. Durante el gobierno conservador de Eduardo Dato se aprobó la Ley del Ejército (1918), por miedo a un golpe de Estado, lo que otorgó un mayor papel al Ejército en el Gobierno.
La Crisis Política
Con un intento de revolución de la burguesía catalana, ya que las Cortes estaban cerradas desde febrero de 1917. Cambó, dirigente de la Lliga, decidió actuar. El 5 de julio se reunió en Barcelona una minoría de diputados catalanes que buscaban un cambio. Cambó proponía para Cataluña un régimen de autonomía y la reorganización del Estado. Sin embargo, en los meses siguientes la fuerza de la Asamblea de Parlamentarios se fue reduciendo por miedo a la revolución social y a los sindicatos.
La Crisis Social
Con la huelga de marzo de 1917 organizada por UGT y CNT, en un intento de golpe de Estado. Esta debía ser pacífica y extenderse por toda España. El mismo día que se reunió la Asamblea tuvo lugar la huelga de ferroviarios y tranviarios, acabando en una gran cantidad de despidos. A partir de ahí, surgieron huelgas en las principales ciudades industriales y los huelguistas se enfrentaron al ejército, con muertos y heridos en Madrid, Barcelona, Asturias… El ejército, con su participación, quería demostrar que era la garantía social, fiel a la monarquía.
Tras la Crisis de 1917, los problemas del sistema parlamentario español y de los partidos de la Restauración eran evidentes. Además, la Revolución Bolchevique en Rusia (1917) dio impulso al movimiento obrero en todo el mundo. En España, el anarcosindicalismo fue creciendo, y los conflictos laborales eran cada vez más intensos (Andalucía, Cataluña), de ahí que la derecha llamase a estos años el Trienio Bolchevique. En La Canadiense de Barcelona, una empresa eléctrica, hubo una huelga en 1919 que duró cuarenta y cuatro días, contó con el apoyo popular y paralizó la industria catalana; se considera el primer éxito del movimiento obrero en España, pues los trabajadores obtuvieron mejores salarios y una jornada laboral de ocho horas. En Andalucía, las protestas buscaban una reforma agraria. La burguesía respondió organizando grupos armados. El pistolerismo se extendió, especialmente en Barcelona, y aumentó el número de asesinatos. Después de la Revolución Rusa, una facción del PSOE se separó en 1921 creando el PCE (Partido Comunista Español).
Sin embargo, fue en Marruecos donde se produjo la crisis más grave. La Primera Guerra Mundial había supuesto para España un paréntesis en su acción en Marruecos debido a su neutralidad, pero en 1919, una vez acabado el conflicto, Francia inició su expansión en esta zona sin respetar los pactos anteriores con España. En respuesta, el Gobierno español inició en 1919 una toma de posiciones desde Ceuta y Melilla. El general Dámaso Berenguer fue el encargado de la zona occidental, y el general Fernández Silvestre, de la oriental. Esta guerra fue impopular, rechazada por la izquierda y los trabajadores, exceptuando al rey. Al principio no hubo una acción coordinada, aunque ambos ejércitos ocuparon posiciones importantes. Las tropas estaban formadas por soldados, regulares (soldados indígenas) y legionarios. Mientras tanto, Abd el-Krim había movilizado a la resistencia reclutando hombres entre las cabilas, desencadenando la ofensiva desde Alhucemas. Después cercó a las tropas españolas en Annual. El general Silvestre ordenó la retirada de esta plaza, donde murieron 14.000 hombres en junio de 1921. En pocos días se perdió una extensa zona; Melilla se salvó por la llegada de la Legión, y Silvestre murió. En ese mismo mes de agosto de 1921 se designó al general Picasso para que abriera un expediente sobre las responsabilidades de los mandos en el Desastre de Annual. El juicio sobre lo sucedido en Annual permitió a la opinión pública conocer el grado de corrupción en Marruecos (hospitales que eran focos de infección, oficiales que gastaban el doble de lo asignado…). El Informe Picasso fue concluyente: el Desastre de Annual se debió a la irresponsabilidad del alto mando. Unos días después, el Ejército dio un golpe de Estado, al frente del que estaba el general Primo de Rivera.
La Dictadura de Primo de Rivera y el Final del Reinado de Alfonso XIII
El golpe de Estado de Miguel Primo de Rivera el 12 de septiembre de 1923 fue apoyado por el rey Alfonso XIII, encaminándose a establecer una dictadura militar. Se debió al Desastre de Annual y al descontento del Ejército. El Expediente Picasso provocó el rechazo de los grupos más derechistas de las Cortes y de los militares, en especial del general Berenguer, acusado en el expediente de negligencia. El auge del movimiento obrero, de los republicano-socialistas y de la CNT llevó a las clases dirigentes a apoyar a un gobierno autoritario que frenase esos movimientos. Además, el cansancio de las clases medias (gobiernos inestables, corrupción política, subida de precios y cuestión marroquí) hizo que se inclinaran en el mismo sentido, sumado a la influencia del triunfo del fascismo en Italia (Mussolini).
El Directorio Militar (1923-1925)
Tras el golpe, al dictador Primo de Rivera se le concedió el cargo de presidente y de ministro único, siendo asesorado por un Directorio Militar (1923-1925). Llevó a cabo la proclamación del estado de guerra durante dos años, suspendió la Constitución de 1876, disolvió las Cortes, prohibió las actividades de los partidos políticos y sindicatos (gran represión contra CNT y PCE) e implantó la censura de prensa. En Cataluña prohibió el himno, la lengua y el uso de la bandera. En el nuevo gobierno, apoyado por la oligarquía de terratenientes e industriales, los civiles fueron sustituidos por los militares y los ayuntamientos por vocales asociados.
Con la Unión Patriótica (único partido dirigido por un militar) ganó el apoyo de los católicos y conservadores, siguiendo el modelo fascista italiano de Mussolini. Estableció una política de “mano dura” en lo referente al orden público. El gran éxito del Directorio tuvo lugar en África, terminando la resistencia de las cabilas del Rif tras el desembarco franco-español de Alhucemas en 1925. El fin de la guerra en Marruecos (Abd el-Krim entregó la autoridad a Francia) popularizó al dictador y supuso el acuerdo con los militares africanistas.
El Directorio Civil (1925-1930)
El Directorio Civil (1925-1930), presidido por Primo de Rivera, sustituyó al Militar, basándose en el Consejo Fascista. Se trataba de institucionalizar la Dictadura. En 1927, se creó la Asamblea Nacional Consultiva, formada por miembros de la Unión Patriótica elegidos por sufragio censitario. La política económica se caracterizó por el intervencionismo estatal, la imposición de aranceles, la concesión de ayudas a grandes empresas, la creación de monopolios y el fomento de las obras públicas. Se creó un Consejo Nacional del Trabajo y se aprobaron leyes sobre contratos, accidentes laborales, familias numerosas, seguro de maternidad… También estableció la Organización Corporativa del Trabajo, una especie de sindicato que trataba de actuar entre patrones y obreros. En 1926 se formó la Alianza Republicana (Manuel Azaña) y la Derecha Liberal Republicana (Alcalá-Zamora creó esta alternativa republicana conservadora y católica).
Oposición a la Dictadura y Caída
Ante el ascenso de Primo de Rivera, liberales, conservadores, republicanos, socialistas, anarquistas, intelectuales (Unamuno, Ortega y Gasset) y miembros del ejército (pronunciamiento de la Sanjuanada) se oponían a la dictadura. El movimiento estudiantil (Federación Universitaria Española) realizó numerosas manifestaciones desde 1929. Desde el Crac de la Bolsa de Nueva York en octubre, se generó una oleada de huelgas y una caída de la peseta. El 27 de enero de 1930, ya sin apoyos sociales, Primo de Rivera dimitió ante el monarca.
Con el nombramiento del general Berenguer (apoyado por Romanones y De la Cierva) se trató de volver a la normalidad constitucional, dado que los partidos tradicionales, liberales y conservadores, eran incapaces de articular un sistema aceptable, iniciándose así un período llamado Dictablanda. El lento retorno a estas libertades constitucionales fue aprovechado por republicanos, socialistas y otros grupos de oposición que cada vez conseguían más apoyo, quienes firmaron en agosto de 1930 el Pacto de San Sebastián, por el que se comprometían a derrocar la monarquía e instaurar un régimen democrático. Para coordinar la labor de oposición crearon un Comité Revolucionario presidido por Alcalá Zamora. Militares y la CNT empezaron a apoyar la posibilidad republicana, estando Alfonso XIII cada vez más aislado.
La sublevación militar republicana en Jaca del 15 de diciembre de 1930 fracasó, siendo sus líderes juzgados y ejecutados. Miembros del Comité Revolucionario fueron detenidos, en un contexto de descontento antimonárquico. Berenguer dimitió en febrero de 1931, pasando el almirante Aznar a ser el presidente del gobierno. Este convocó elecciones municipales para el 12 de abril. Sin embargo, las elecciones locales se convirtieron en un plebiscito sobre la monarquía. El triunfo aplastante en las ciudades de las candidaturas republicanas y socialistas precipitó la abdicación del rey y la proclamación de la República el 14 de abril de 1931.