El Reinado de los Reyes Católicos: Unión Dinástica y Expansión de España

Los Pactos de Guisando y la Sucesión al Trono

Enrique IV de Castilla (sin hijos), rey y hermanastro de Isabel de Castilla, decide darle el trono en herencia con diferentes condiciones en la firma de los Pactos de Guisando en 1468. Isabel se compromete a cumplir las condiciones establecidas con la esperanza de ser reina de Castilla muy pronto. Las condiciones son claras: Isabel deberá casarse con quien proponga su hermanastro. De lo contrario, los pactos acordados se podrían romper en cualquier momento. Isabel rechaza la primera proposición de matrimonio con el rey de Portugal, Alfonso V, y acepta casarse con el hijo y heredero de Juan II de Aragón, Fernando.

Juana la Beltraneja y la Disputa por la Corona

En el año 1469 contrajeron matrimonio la princesa Isabel de Castilla y el príncipe Fernando de Aragón. Isabel se casó sin previo aviso al rey de Castilla, rompiendo con los Pactos de Guisando. Enrique IV decide desheredar a Isabel y proclama a su hija, Juana la Beltraneja (1462-1530), en 1470. De forma inesperada, Enrique IV falleció en 1474 e Isabel se proclamó reina de Castilla por lo establecido en los Pactos de Guisando. El conflicto quedó abierto: los partidarios de Juana se enfrentaron a los de Isabel.

La Guerra de Sucesión Castellana

Con el objetivo de tener a Portugal como aliado, Juana la Beltraneja contrajo matrimonio con Alfonso V de Portugal. Esta guerra tendrá doble carácter: de guerra civil y de guerra internacional. La princesa Juana es apoyada por Portugal y Francia, interesadas ambas en debilitar a Castilla y Aragón, respectivamente. La princesa Isabel era apoyada por Aragón.

El Triunfo de Isabel y el Tratado de Alcaçovas

La Batalla de Toro (1476) fue decisiva. En ella, Alfonso V entra en Castilla con sus tropas, pero sufre una derrota contundente. El éxito se inclinó definitivamente a favor de Isabel y Fernando, firmándose con Portugal el Tratado de Alcaçovas (1479), por el que Isabel era reconocida como Reina de Castilla, estableciéndose a su vez el primer reparto del mundo entre ambos reinos.

Fortalecimiento del Estado y el Concordato de Segovia

El 15 de enero de 1475 se celebra el Concordato de Segovia, estableciendo que cada territorio mantenía su organización, sus instituciones, sus fronteras, sus monedas y sus leyes. Esta unión de las dos coronas (Castilla y Aragón) no significó la fusión de los dos reinos. Ahora bien, Castilla desempeñó desde el principio el papel hegemónico. Hubo, en efecto, un desequilibrio a favor de Castilla, una tendencia clara de castellanización.

La Conquista de Granada y el Fin de la Reconquista

Los Reyes Católicos ponían fin a la Reconquista (722-1492) al ocupar el último territorio en poder de los musulmanes en la Península y, por otro lado, avanzaban hacia la unificación territorial de España. La guerra duró diez años (1482-1492). El 2 de enero de 1492, los Reyes Católicos entraron solemnemente en la capital y el rey Boabdil les entregó oficialmente las llaves de la ciudad y de la Alhambra. Isabel y Fernando reciben en 1494 el título de Reyes Católicos por haber finalizado la Reconquista.

Directrices de la Política Exterior

La unión lograda por los Reyes Católicos reforzó la presencia internacional de España. En general, sus directrices fueron:

  • Las buenas relaciones con Portugal.
  • La rivalidad con Francia por Italia.
  • El descubrimiento de América (1492).
  • La conquista de las Canarias (1496).
  • La acción en el norte de África (1510): Ceuta, Melilla, Orán, Argel, Bugía y Trípoli.
  • La conquista de Navarra (1512).

Política Religiosa: La Inquisición

Tras la conquista de Granada se intensifica la política religiosa de los monarcas; la unidad religiosa era considerada necesaria para dar cohesión y fortaleza al Estado. En 1478 se crea el Tribunal de la Inquisición. Al frente de esta organización se encontraba un Inquisidor General, siendo el primero el dominico Fray Tomás de Torquemada, nombrado en 1483. Inicialmente, esta Inquisición solo se ocupaba de los conversos, pero después se ocupó de alumbrados, protestantes, brujería, etc.

Expulsión de los Judíos y Conversión de los Musulmanes

En 1492, la reina Isabel promulgó un decreto de expulsión de todos los judíos que no aceptaran la conversión al cristianismo. Muchos judíos (sefardíes) fieles a su religión prefirieron marcharse. En cuanto a los musulmanes: de acuerdo con la capitulación, se respetaban su religión, leyes, libertades y bienes. En 1499, el Cardenal Cisneros les obligó a bautizarse y esta medida se extendió rápidamente por toda Castilla. Los monarcas dieron a elegir entre el bautismo o la emigración, y la mayoría abandonaron Granada.

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