Contexto de Tensión y Crisis (1912-1917)
Entre los años 1912 y 1917, diferentes motivos provocaron que fuera creciendo la tensión en el país. La inestabilidad política aumentó ante la disgregación en bandos de los principales partidos, ya que esta situación provocó la formación de gobiernos de coalición débiles y sin mayoría parlamentaria. Incluso se llegó a cerrar periódicamente las Cortes. Y, definitivamente, acabó el turnismo.
Impacto de la Primera Guerra Mundial
Por otra parte, aun siendo neutral en el conflicto, el impacto en España de la Primera Guerra Mundial (1914-1918) generó una gran especulación e inflación. Durante los primeros años, la contienda supuso un empuje económico debido al aumento de las exportaciones a los países combatientes. Sin embargo, esto provocó un aumento de precios y carencia de productos en el interior, lo que desembocó en la crisis de 1917 al contraerse la demanda. Las consecuencias de la crisis fueron notables para los trabajadores, lo que generó una conflictividad social.
La Triple Crisis de 1917: Un Punto de Inflexión
Esta tensión estalló en tres diferentes aspectos:
Malestar Militar: Las Juntas de Defensa
El malestar en el ejército por la inestabilidad política, los bajos salarios y la Ley de Ascensos de Guerra, que favorecía a los africanistas, llevó a algunos grupos sociales a formar Juntas de Defensa. Estas eran agrupaciones de militares encaminadas a la defensa de sus intereses que, al legalizarse, aumentaron las posibilidades de injerencia del ejército en la vida civil.
Crisis Política: La Asamblea de Parlamentarios
La crisis política se manifestó en la creación de la Asamblea de Parlamentarios, por un grupo de diputados descontentos por el cierre de las Cortes. Acudieron, en Barcelona, regionalistas, un sector de los liberales y buena parte de los diputados de la izquierda. La Asamblea reclamó el fin del sistema y la redacción de una nueva Constitución.
Crisis Social: La Huelga General Revolucionaria
Por otra parte, aprovechando la complicada situación, la CNT y la UGT convocaron la Huelga General revolucionaria (13 de agosto), para conseguir un cambio político. Tuvo una dura represión con una cantidad considerable de muertos.
El miedo a la revolución social hizo que la Asamblea se disolviera y que las Juntas apoyaran al gobierno moderado en la represión contra la huelga.
Agudización de la Crisis del Sistema (1917-1923)
Los acontecimientos de 1917 dejaron muy debilitado al sistema. Sus últimos años se caracterizaron por la inestabilidad política, manifestada en la creación de Gobiernos de Concentración, lo cual fue una respuesta de las oligarquías centralistas y regionalistas al movimiento obrero. Estuvieron formados por liberales, conservadores y la Lliga Regionalista de Cataluña y, aunque efectuaron algunas reformas, en general fueron un rotundo fracaso, habiendo trece gobiernos en quince años. Parte de ese fracaso fue responsabilidad del ejército, apoyado por el rey.
Crisis Económica y Conflictividad Social Creciente
Otra característica fue la crisis económica de 1919, debido al fin de la guerra, además del cierre de empresas y la bajada de salarios por la contracción de la demanda.
La creciente conflictividad social, que tanto por la crisis económica como por la influencia de la Revolución Bolchevique, era cada vez mayor. Estaba dirigida por la UGT y la CNT. La fuerza del movimiento obrero provocó fenómenos como el ‘trienio bolchevique’ andaluz (1918-1920), con numerosas huelgas y ocupaciones de tierras. Y, a su vez, el nacimiento del ‘pistolerismo’ en Barcelona, una forma de violencia social ejercida por los patrones contra los sindicalistas.
La Guerra de Marruecos y el Desastre de Annual
Otro de los acontecimientos más importantes fue la Guerra de Marruecos.
Pese a que todo el norte de Marruecos era español en 1918, el Alto Comisario Dámaso Berenguer inició un lento programa de ocupación del territorio. Pero el comandante de Melilla, Fernando Silvestre, avanzó con sus tropas hacia el Rif Occidental, llegando en 1921 a la posición de Annual. Se provocó el Desastre de Annual, además de perderse las posiciones de la zona oriental (salvo Melilla). Tras este desastre militar, el gobierno dimitió y Alfonso XIII encargó a Maura la formación de un gobierno de concentración que salvara a España del difícil momento que atravesaba. Este fue apoyado por las facciones políticas y se planteó como objetivo básico el desquite en el Rif. La conquista del Rif comenzó sin los errores anteriores. Las operaciones militares fueron dirigidas por Berenguer y se recuperó el territorio perdido en julio de 1921. En 1923 se rescataron los prisioneros españoles. Desde entonces se intentó actuar por medio de la vía diplomática, pero fracasó, reiniciándose la guerra en julio de 1923.
Repercusiones y Exigencia de Responsabilidades
Las repercusiones del desastre fueron profundas. El país exigió responsabilidades por lo ocurrido y se iniciaron investigaciones militares (el Informe Picasso) y políticas. En un Consejo de Guerra, se declaró responsables a 27 mandos militares, que sufrieron diversas condenas. En las Cortes, republicanos y socialistas atacaron al sistema, al ejército y al rey, cuya responsabilidad sobre los hechos marroquíes era cada vez más creída por la población. Por último, la reconquista de la zona en el periodo posterior (dictadura de Primo de Rivera) dio un gran prestigio a los militares africanistas, muchos de los cuales serían piezas clave para el golpe de Estado de 1936.
El Colapso Final: El Golpe de Estado de Primo de Rivera (1923)
El deterioro social y político empujó a una parte del ejército, y así, el 13 de septiembre de 1923, el General Primo de Rivera dio un golpe de Estado, suspendiendo la Constitución, supuestamente para salvar la monarquía y el orden social. Acabó así el largo sistema de la Restauración que Cánovas del Castillo había creado e iniciado en 1876.